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Antigua Guatemala: ¿la próxima ciudad sin autos?

Si bien, la idea de convertirse en una "ciudad sin autos" puede parecer ambiciosa, los ejemplos de Oslo y Pontevedra demuestran que es posible transformar las ciudades para priorizar a las personas sobre los automóviles.

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Anelisse Reyes |
23 de febrero, 2024

El anuncio del alcalde de Antigua Guatemala, Juan Manuel Asturias, de implementar restricciones a la circulación de vehículos durante la Cuaresma y Semana Santa 2024, plantea la pregunta de si la ciudad colonial podría eventualmente convertirse en una "ciudad sin autos". Este concepto, ya probado en lugares como Oslo en Noruega y Pontevedra en España, busca priorizar el transporte sostenible sobre los automóviles privados individuales, con el objetivo de abordar la congestión, la contaminación y la falta de espacio público.

¿La intención es lo que cuenta?

Una “ciudad sin autos” busca crear un entorno que favorezca el transporte sostenible y devolver las calles a las personas. En Oslo, políticas como "Vision Zero" han llevado a una reducción significativa de accidentes de tráfico y a una mejora en la calidad de vida de los residentes. Además, se ha priorizado la infraestructura amigable con el uso de medios de transporte alternativos, como las bicicletas. De manera similar, Pontevedra ha experimentado un cambio notable desde la implementación de medidas para limitar el acceso vehicular en el centro de la ciudad. Con la peatonalización de ciertas calles y la introducción de zonas de velocidad reducida, la ciudad ha logrado reducir la congestión y atraer a más turistas.

En un escenario ideal, la transformación de Antigua Guatemala en una “ciudad sin autos” traería una serie de ventajas. La reducción del tráfico vehicular conduciría a una disminución en los accidentes de tránsito, lo que haría que las calles fueran más seguras para los peatones. Asimismo, se crearía un entorno urbano más atractivo, con una mayor disponibilidad de espacios públicos para la recreación y el encuentro comunitario. Por último, la reducción de la dependencia del automóvil conduciría, a largo plazo, a una disminución en los costos de infraestructura, ya que se necesitaría menos mantenimiento de carreteras y estacionamientos.

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No es tan sencillo

Sin embargo, la transición hacia una “ciudad sin autos” también presenta desafíos. Es probable que haya resistencia por parte de los residentes y negocios que dependen del transporte vehicular. Además, la implementación de restricciones de tráfico también podría generar inconvenientes y costos adicionales para algunos sectores de la población, especialmente aquellos con necesidades de movilidad específicas. Finalmente, la transición requeriría una inversión considerable en infraestructura y transporte público, lo que podría generar tensiones financieras y logísticas.

Concluyendo

En el caso de Antigua Guatemala, la implementación de restricciones a vehículos durante la Cuaresma y Semana Santa podría ser un primer paso hacia un modelo más sostenible de movilidad urbana. Esto no solo ayudaría a preservar las tradiciones y la solemnidad de los eventos religiosos, sino que también contribuiría a crear un entorno más seguro y atractivo para residentes y visitantes.

Si bien, la idea de convertirse en una "ciudad sin autos" puede parecer ambiciosa, los ejemplos de Oslo y Pontevedra demuestran que es posible transformar las ciudades para priorizar a las personas sobre los automóviles. Con un enfoque gradual y medidas adecuadas, Antigua Guatemala podría seguir este camino hacia un futuro más sostenible y habitable.

Antigua Guatemala: ¿la próxima ciudad sin autos?

Si bien, la idea de convertirse en una "ciudad sin autos" puede parecer ambiciosa, los ejemplos de Oslo y Pontevedra demuestran que es posible transformar las ciudades para priorizar a las personas sobre los automóviles.

Anelisse Reyes |
23 de febrero, 2024
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El anuncio del alcalde de Antigua Guatemala, Juan Manuel Asturias, de implementar restricciones a la circulación de vehículos durante la Cuaresma y Semana Santa 2024, plantea la pregunta de si la ciudad colonial podría eventualmente convertirse en una "ciudad sin autos". Este concepto, ya probado en lugares como Oslo en Noruega y Pontevedra en España, busca priorizar el transporte sostenible sobre los automóviles privados individuales, con el objetivo de abordar la congestión, la contaminación y la falta de espacio público.

¿La intención es lo que cuenta?

Una “ciudad sin autos” busca crear un entorno que favorezca el transporte sostenible y devolver las calles a las personas. En Oslo, políticas como "Vision Zero" han llevado a una reducción significativa de accidentes de tráfico y a una mejora en la calidad de vida de los residentes. Además, se ha priorizado la infraestructura amigable con el uso de medios de transporte alternativos, como las bicicletas. De manera similar, Pontevedra ha experimentado un cambio notable desde la implementación de medidas para limitar el acceso vehicular en el centro de la ciudad. Con la peatonalización de ciertas calles y la introducción de zonas de velocidad reducida, la ciudad ha logrado reducir la congestión y atraer a más turistas.

En un escenario ideal, la transformación de Antigua Guatemala en una “ciudad sin autos” traería una serie de ventajas. La reducción del tráfico vehicular conduciría a una disminución en los accidentes de tránsito, lo que haría que las calles fueran más seguras para los peatones. Asimismo, se crearía un entorno urbano más atractivo, con una mayor disponibilidad de espacios públicos para la recreación y el encuentro comunitario. Por último, la reducción de la dependencia del automóvil conduciría, a largo plazo, a una disminución en los costos de infraestructura, ya que se necesitaría menos mantenimiento de carreteras y estacionamientos.

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No es tan sencillo

Sin embargo, la transición hacia una “ciudad sin autos” también presenta desafíos. Es probable que haya resistencia por parte de los residentes y negocios que dependen del transporte vehicular. Además, la implementación de restricciones de tráfico también podría generar inconvenientes y costos adicionales para algunos sectores de la población, especialmente aquellos con necesidades de movilidad específicas. Finalmente, la transición requeriría una inversión considerable en infraestructura y transporte público, lo que podría generar tensiones financieras y logísticas.

Concluyendo

En el caso de Antigua Guatemala, la implementación de restricciones a vehículos durante la Cuaresma y Semana Santa podría ser un primer paso hacia un modelo más sostenible de movilidad urbana. Esto no solo ayudaría a preservar las tradiciones y la solemnidad de los eventos religiosos, sino que también contribuiría a crear un entorno más seguro y atractivo para residentes y visitantes.

Si bien, la idea de convertirse en una "ciudad sin autos" puede parecer ambiciosa, los ejemplos de Oslo y Pontevedra demuestran que es posible transformar las ciudades para priorizar a las personas sobre los automóviles. Con un enfoque gradual y medidas adecuadas, Antigua Guatemala podría seguir este camino hacia un futuro más sostenible y habitable.