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El cachudo

Aunque ya haya pasado el 7 de diciembre, siempre es un buen momento para reflexionar, tomar la decisión y quemar todo aquello que impida construir un mejor futuro para todos.

Carolina Castellanos |
10 de diciembre, 2021

Siguiendo con los chapinismos y a propósito de la quema del diablo, se me ocurre que deberíamos complementar esta tradición chamuscando algunos cachudos cuya presencia ya se volvió permanente. Supongo que usted, estimado lector, ya pensó en esos 160 personajes que se sientan en un hemiciclo algunas veces por semana y discuten una serie de temas de trascendental importancia. Como no debemos quemar gente, Guatemala Inmortal ya hizo su versión de este deseo y chamuscó a 112 piñatas del cachudo, representando a igual número de diputados que aprobaron el extremadamente irreal presupuesto de gobierno para 2,022. ¡Bien hecho!

Siguiendo con ese hemiciclo, podríamos quemar un montón de iniciativas de ley que andan circulando por allí. Algunas de ellas son la 5999 Ley de Apoyo Social Temporal a los Consumidores de Gas Propano, que describe perfectamente lo que significa “pan par hoy y hambre para mañana”. La 6001 crea una ley de Desarrollo de Competencias para el Empleo Formal. ¿Por qué necesitamos una ley para que haya desarrollo de competencias? La 5910 crea la Secretaria de Asuntos Espaciales (SEAE). Sin comentarios…

Sigamos. La 5906 crea la Ley de Cine de Guatemala. Para no discriminar, hagamos una para teatro, otra para bailarines, otra para payasos… Aquí va una increíble: la 5920, Ley de Consolidación de la Paz y Reconciliación. ¿Necesitamos una ley para que tengamos paz y nos reconciliemos? ¿Y si mejor meten presos a los dirigentes de CODECA, CUC, CONIC y demás por violar nuestros derechos como ciudadanos, generar odio y resentimiento entre los guatemaltecos?

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Las iniativas de campeonato: la 5940 crearía una ley para garantizar la Protección Integral de la Niñez y Adolescencia contra los Trastornos de la Identidad de Género, y la 5272, iniciativa que dispone aprobar Ley para la Protección de la Vida y la Familia que no es más que un marco legal para promover el aborto.

¿No le parece que todas esas, y otro montón, son candidatas ideales para quemarlas? El cachudo debe estar sentado, hasta con la canilla cruzada, al lado de cada diputado dictándole qué poner en estas “ocurrencias”. 

Fuera del “congrueso”, hay otro montón de cosas que me encantaría chamuscar. Empezaría por el montón de “oficinitas” ubicadas en cada dependencia del gobierno que no sirven para nada. El presupuesto es el primo hermano del cachudo pues es un entramado de partidas presupuestarias que ni los mismos diputados entienden, excepto aquellas que tienen destinos específicos y propósitos oscuros.

También quemaría ese montón de “buenas intenciones” para reducir la desnutrición, la pobreza, el subdesarrollo y tantos otros problemas. Quemaría la ley que permitió formar sindicatos en el gobierno. Éstos se dedican a esquilmar recursos, sobornar, corromper e impedir que los despidan. Mucho del retraso y subdesarrollo del país se debe a estas nefastas organizaciones burocráticas. 

El mero cachudo está en todos lados, en cada atraco, robo, asesinato, abuso y privilegio. También lo está en cada funcionario, juez, policía, maestro y todo aquél que olvidó cuál es su función, que se le paga por hacerlo y que ese dinero proviene del trabajo y esfuerzo de toda la iniciativa privada.

Todos tenemos al cachudo de cerca, acechando y aprovechando meterse en cada rincón de nuestra vida. Lamentablemente, no solo está en el gobierno. Todos tenemos muchas cosas que quemar. Aunque ya haya pasado el 7 de diciembre, siempre es un buen momento para reflexionar, tomar la decisión y quemar todo aquello que impida construir un mejor futuro para todos.

El cachudo

Aunque ya haya pasado el 7 de diciembre, siempre es un buen momento para reflexionar, tomar la decisión y quemar todo aquello que impida construir un mejor futuro para todos.

Carolina Castellanos |
10 de diciembre, 2021

Siguiendo con los chapinismos y a propósito de la quema del diablo, se me ocurre que deberíamos complementar esta tradición chamuscando algunos cachudos cuya presencia ya se volvió permanente. Supongo que usted, estimado lector, ya pensó en esos 160 personajes que se sientan en un hemiciclo algunas veces por semana y discuten una serie de temas de trascendental importancia. Como no debemos quemar gente, Guatemala Inmortal ya hizo su versión de este deseo y chamuscó a 112 piñatas del cachudo, representando a igual número de diputados que aprobaron el extremadamente irreal presupuesto de gobierno para 2,022. ¡Bien hecho!

Siguiendo con ese hemiciclo, podríamos quemar un montón de iniciativas de ley que andan circulando por allí. Algunas de ellas son la 5999 Ley de Apoyo Social Temporal a los Consumidores de Gas Propano, que describe perfectamente lo que significa “pan par hoy y hambre para mañana”. La 6001 crea una ley de Desarrollo de Competencias para el Empleo Formal. ¿Por qué necesitamos una ley para que haya desarrollo de competencias? La 5910 crea la Secretaria de Asuntos Espaciales (SEAE). Sin comentarios…

Sigamos. La 5906 crea la Ley de Cine de Guatemala. Para no discriminar, hagamos una para teatro, otra para bailarines, otra para payasos… Aquí va una increíble: la 5920, Ley de Consolidación de la Paz y Reconciliación. ¿Necesitamos una ley para que tengamos paz y nos reconciliemos? ¿Y si mejor meten presos a los dirigentes de CODECA, CUC, CONIC y demás por violar nuestros derechos como ciudadanos, generar odio y resentimiento entre los guatemaltecos?

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Las iniativas de campeonato: la 5940 crearía una ley para garantizar la Protección Integral de la Niñez y Adolescencia contra los Trastornos de la Identidad de Género, y la 5272, iniciativa que dispone aprobar Ley para la Protección de la Vida y la Familia que no es más que un marco legal para promover el aborto.

¿No le parece que todas esas, y otro montón, son candidatas ideales para quemarlas? El cachudo debe estar sentado, hasta con la canilla cruzada, al lado de cada diputado dictándole qué poner en estas “ocurrencias”. 

Fuera del “congrueso”, hay otro montón de cosas que me encantaría chamuscar. Empezaría por el montón de “oficinitas” ubicadas en cada dependencia del gobierno que no sirven para nada. El presupuesto es el primo hermano del cachudo pues es un entramado de partidas presupuestarias que ni los mismos diputados entienden, excepto aquellas que tienen destinos específicos y propósitos oscuros.

También quemaría ese montón de “buenas intenciones” para reducir la desnutrición, la pobreza, el subdesarrollo y tantos otros problemas. Quemaría la ley que permitió formar sindicatos en el gobierno. Éstos se dedican a esquilmar recursos, sobornar, corromper e impedir que los despidan. Mucho del retraso y subdesarrollo del país se debe a estas nefastas organizaciones burocráticas. 

El mero cachudo está en todos lados, en cada atraco, robo, asesinato, abuso y privilegio. También lo está en cada funcionario, juez, policía, maestro y todo aquél que olvidó cuál es su función, que se le paga por hacerlo y que ese dinero proviene del trabajo y esfuerzo de toda la iniciativa privada.

Todos tenemos al cachudo de cerca, acechando y aprovechando meterse en cada rincón de nuestra vida. Lamentablemente, no solo está en el gobierno. Todos tenemos muchas cosas que quemar. Aunque ya haya pasado el 7 de diciembre, siempre es un buen momento para reflexionar, tomar la decisión y quemar todo aquello que impida construir un mejor futuro para todos.