Hoy les escribo con el corazón abatido por la emergencia que enfrentamos como nación. Los incendios forestales en Guatemala han tomado un rumbo devastador, desencadenando una serie de eventos que nos obligan a unirnos en solidaridad y acción inmediata.

Desde el 1 de diciembre de 2023 hasta la fecha, hemos sido testigos de la propagación implacable de 421 incendios, de los cuales 291 han consumido áreas forestales, totalizando la angustiante cifra de 1,293 hectáreas devastadas. La dimensión de esta tragedia no solo se mide en la pérdida de biodiversidad y la destrucción del pulmón verde de nuestro país, sino también en la amenaza directa que representa para nuestras comunidades y la calidad de vida de los guatemaltecos.

La situación se torna aún más crítica al observar la distribución geográfica de estos incendios. Departamentos como Guatemala, Quiché, Huehuetenango, Zacapa y Jalapa lideran lamentablemente la lista, reportando 68, 44, 34, 28 y 25 incendios respectivamente. El sufrimiento se materializa en números, pero también en la realidad palpable de cada hectárea reducida a cenizas.

La gravedad de la situación se concentra en lugares emblemáticos como el volcán de Agua, en Sacatepéquez, así como en Totonicapán, Quetzaltenango y Huehuetenango, lugares que han visto cómo la furia de las llamas amenaza con borrar paisajes únicos y valiosos para nuestra identidad.

Hoy, en el centro de esta tragedia, nos encontramos con valientes ciudadanos, brigadistas y personal de primera respuesta que, con recursos limitados y condiciones adversas, luchan día y noche para sofocar estos incendios que se esparcen por montañas y cerros, desafiando las capacidades logísticas y operativas de los cuerpos de socorro.

Los números actuales revelan que de los 27 incendios activos, 14 están controlados, pero aún en fase de liquidación, mientras que 13 continúan sin control, destacando el del volcán de Agua, que se reporta controlado en un 60%, pero aún pendiente de liquidación, según el informe de las autoridades.

Ante esta situación crítica, se solicitó con urgencia la colaboración internacional. Se ha hecho un llamado a Honduras para el apoyo con aeronaves y a Estados Unidos para equipos de protección y herramientas especializadas que permitan a nuestros bomberos combatir eficazmente estos incendios.

Es imperativo destacar que, según el informe de Conred, el 90% de estos incendios son provocados. Esto nos plantea la urgente necesidad de abordar no solo las consecuencias inmediatas, sino también las causas subyacentes, promoviendo la conciencia y la responsabilidad ciudadana en la preservación de nuestro entorno.

Quisiera rendir un tributo especial a los ciudadanos, brigadistas, al personal de primera respuesta y a los líderes comunitarios que, con valentía y determinación, están desarrollando acciones de supresión necesarias en esta batalla contra las llamas. Su sacrificio y dedicación son ejemplos vivos de heroísmo en medio de la adversidad.

A pesar de estos esfuerzos titánicos, la realidad nos exige mirar más allá de la emergencia actual. El informe de Conred nos advierte que en las próximas semanas podríamos enfrentar más incendios forestales, considerando el aumento continuo de las temperaturas y la experiencia previa que nos indica que abril y mayo son meses críticos en relación a incendios.

Es fundamental que cada uno de nosotros asuma la responsabilidad de cuidar nuestro entorno, promoviendo prácticas sostenibles y siendo conscientes de las consecuencias de nuestras acciones en el medio ambiente.

Hoy, más que nunca, necesitamos unirnos como país para proteger nuestra tierra, nuestra biodiversidad y nuestras comunidades. Insto a todos los guatemaltecos a ser parte de esta lucha, a ser guardianes de nuestra Madre Tierra y a trabajar juntos para construir un futuro sostenible para las generaciones venideras.

¡Guatemala, unidos contra el fuego, por la vida y la naturaleza!