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La causalidad, ¿un axioma? 2nda parte

Los conceptos axiomáticos son conceptos de primer nivel en el sentido de que los hechos que integran son dados en la percepción. De hecho, estos hechos están presentes en todo acto de consciencia, por eso es por lo que son axiomáticos.

.
Warren Orbaugh |
15 de mayo, 2023

En mi entrega anterior invité a aquellos que consideren que se puede y se debe revisar una filosofía, a reflexionar sobre un tema de interés para el estudioso serio del Objetivismo: ¿es el principio de causalidad un axioma o no? El argumento de que no lo es lo plantea Leonard Peikoff en su curso sobre Objetivismo de los noventa y en su libro Objectivism: The Philosophy of Ayn Rand (OPAR). La cuestión se centra en si el corolario de un axioma es a la vez un axioma o no.

Peikoff dice: «El corolario de un axioma no es en sí mismo un axioma; no es evidente aparte del principio en su raíz (un axioma, en contraste, no depende de un contexto antecedente).» [Leonard Peikoff, OPAR, 15].

Rand, por el contrario, dice que el corolario de un axioma es otro axioma: «La existencia existe –y el acto de pescar ese enunciado implica dos axiomas corolarios: que existe algo que uno percibe y que uno existe poseyendo consciencia, siendo la consciencia la facultad de percibir lo que existe.» [Ayn Rand. AS, 942]

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Pero Peikoff contradice su afirmación inicial más adelante en OPAR:

«La validez de los sentidos es un axioma. Como el hecho de la consciencia, el axioma está fuera del ámbito de la prueba porque es una precondición de toda prueba… La validez de los sentidos no es un axioma independiente; es un corolario del hecho de la consciencia.» [Leonard Peikoff. OPAR, 39]. Hay que destacar que el hecho de la consciencia es un axioma corolario del axioma del enunciado ‘la existencia existe’.

Harry Bingswanger también sostiene que el corolario de un axioma es a la vez un axioma y lo explica en How We Know:

«En consecuencia, el hecho de que los sentidos proveen conocimiento de la realidad es axiomático. El asunto de la “validez” de los sentidos ni siquiera surge: el conocimiento sensorial es conocimiento –lo que significa que tiene el estado corolario del axioma de la consciencia.

La naturaleza axiomática del conocimiento sensorial es confirmada por el argumento de reafirmación por negación, la prueba del axioma. Para hacer cualquier enunciado negando los sentidos, uno tiene que entender los términos que usa el enunciado –“sentidos”, “inválido”, etcétera. Pero el significado de estos términos se aprende, directa o indirectamente, en base a la percepción… Así, el ataque a los sentidos constituye robar el concepto en una escala sin paralelo.» [Harry Binswanger. How We Know, 59].

Y en el 2003, explica Peikoff en su curso ‘Induction in Physics and Philosophy’, que describe como la solución Objetivista al problema de la inducción, que el niño tiene la experiencia pura de causalidad y no derivada de un contexto antecedente del que depende. Harriman vuelve a exponer el argumento en el libro The Logical Leap:

«Digamos, un niñito empuja una pelota y ésta rueda alejándose. ¿Cómo formulamos (en términos conceptuales como adultos) lo que el niñito percibe aquí de hecho sin el beneficio del lenguaje? He aquí tres formulaciones: “Hice rodar la pelota al empujarla”; “El que yo la empujara hizo que la pelota rodara”; “Yo cause que la pelota rodara al empujarla.”

Estas tres formulaciones son lógicamente equivalentes; cada una implica a las otras; cada una identifica el mismo hecho autoevidente (desde perspectivas ligeramente diferentes). Sólo el tercer enunciado menciona el concepto de “causa”. Pero el contenido de ese concepto esta ya presente en las otras; se encuentra presente en el significado mismo de “rodar” un objeto. Rodar un objeto es causar que ruede por algún medio. La experiencia de rodar una pelota, por tanto, es la experiencia de causar que algo pase. Es una pura experiencia de causalidad, sin la cual jamás se puede llegar al concepto de “causa”.  La experiencia es directamente perceptual… Y si rodar es un objeto de experiencia directa, como claramente es, entonces causar, también, es un objeto de experiencia directa.

Consideremos otro ejemplo: un niñito sediento bebe un vaso con agua y su sed desaparece. ¿Qué es lo que percibe? “Me deshice de mi sed por medio de beber agua… Al beber agua mi sed desapareció… Yo causé que mi sed desapareciera bebiendo agua…” Otra vez, el contenido de “causa” está presente en la experiencia misma. El calmar la sed de uno mismo es un objeto de experiencia (introspectiva) directa. Es una experiencia de una cosa causando otra, ya que calmar la sed es causar un efecto. Por tanto, la experiencia de calmar la sed es la percepción de causar.» [David Harriman. The Logical Leap, 23].

Los conceptos axiomáticos son conceptos de primer nivel en el sentido de que los hechos que integran son dados en la percepción. De hecho, estos hechos están presentes en todo acto de consciencia, por eso es por lo que son axiomáticos. Todo acto de consciencia consiste en darse cuenta de la identidad de algo que existe. El darse cuenta de lo que algo es involucra como se ve, como huele, como sabe, como se siente, que causa. Su identidad no se establece hasta pescar estos aspectos del ente. ¿No es acaso parte de la identidad del balón el que ruede? ¿No es parte de la identidad del sonajero el que haga ruido al ser agitado? ¿Acaso no es el olor de la rosa un aspecto de su identidad? Es tan crucial este aspecto que si vemos algo que parece rosa pero no huele a rosa, sabemos que no es rosa sino una flor artificial. No se da por tanto la secuencia de saber lo que una cosa es como contexto antecedente para luego determinar lo que hace y causa, sino por el contrario, saber lo que hace y causa es necesario para con los demás atributos saber lo que algo es, es decir para identificarlo.  Como aspectos involucrados en toda experiencia, los axiomas están implícitos desde que comienza la consciencia, hasta que termina.

La importancia del axioma de causalidad queda patente en el axioma de inducción que Peikoff describe en su curso ‘Inducción en Física y Filosofía’ y que Harriman pone en su libro del 2010, The Logical Leap:

«Las generalizaciones de primer-nivel son a la inducción lo que la percepción sensorial es al conocimiento en general; son los “axiomas de inducción” … Una “generalización de primer-nivel” es aquella derivada directamente de la observación perceptual, sin la necesidad de ninguna generalización antecedente… Empecemos por notar que toda generalización –de primer-nivel y superior– es una afirmación de conexión causal. Toda afirma (o implica) que una entidad de cierto tipo necesariamente actúa de cierta manera bajo ciertas condiciones, que es en esencia la ley de causalidad… Una generalización es la conceptualización de causa y efecto; es decir, la inducción puede describirse como la omisión de medidas aplicada a la conexión causal… Resumamos ahora en relación con los axiomas de inducción. Cuando uno hace inducción de primer nivel identifica su experiencia concreta de causa y efecto en términos de palabras, su captación perceptual de relaciones causales se convierte por tanto en una comprensión conceptual de ésta, es decir, en una generalización. Y como la aplicación de conceptos de primer-nivel es automática y autoevidente, los dos aspectos de una generalización de primer-nivel –el perceptual y el conceptual –son cada uno, para la mente humana, autoevidentes.» [David Harriman. The Logical Leap, 19, 28].

Ahora, ¿cómo puede una generalización de primer-nivel, que es a la vez una afirmación de la ley de causalidad ser un axioma si la ley de causalidad no lo es?

Por último, el axioma de causalidad cumple con pasar la prueba del axioma que describe Binswanger citando a Ayn Rand:

«Esta prueba para establecer que es axiomático se llama “reafirmación por negación”, porque el hablante tiene que reafirmar implícitamente el axioma en su intento de negarlo. ‘Un axioma es una proposición que derrota a sus oponentes por el hecho que tienen que aceptarla y usara en el proceso de cualquier intento de negarla.’ [AS, 1040].» [Harry Binswanger. How We Know, 24].

Dicho de otra forma, la causa del enunciado que pretende negar la causalidad es quien profiere dicho argumento – esta persona es la causa eficiente –, por lo que al hacerlo acepta tácitamente la causalidad.

Luego la causalidad sí es un concepto axiomático.

La causalidad, ¿un axioma? 2nda parte

Los conceptos axiomáticos son conceptos de primer nivel en el sentido de que los hechos que integran son dados en la percepción. De hecho, estos hechos están presentes en todo acto de consciencia, por eso es por lo que son axiomáticos.

Warren Orbaugh |
15 de mayo, 2023
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En mi entrega anterior invité a aquellos que consideren que se puede y se debe revisar una filosofía, a reflexionar sobre un tema de interés para el estudioso serio del Objetivismo: ¿es el principio de causalidad un axioma o no? El argumento de que no lo es lo plantea Leonard Peikoff en su curso sobre Objetivismo de los noventa y en su libro Objectivism: The Philosophy of Ayn Rand (OPAR). La cuestión se centra en si el corolario de un axioma es a la vez un axioma o no.

Peikoff dice: «El corolario de un axioma no es en sí mismo un axioma; no es evidente aparte del principio en su raíz (un axioma, en contraste, no depende de un contexto antecedente).» [Leonard Peikoff, OPAR, 15].

Rand, por el contrario, dice que el corolario de un axioma es otro axioma: «La existencia existe –y el acto de pescar ese enunciado implica dos axiomas corolarios: que existe algo que uno percibe y que uno existe poseyendo consciencia, siendo la consciencia la facultad de percibir lo que existe.» [Ayn Rand. AS, 942]

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Pero Peikoff contradice su afirmación inicial más adelante en OPAR:

«La validez de los sentidos es un axioma. Como el hecho de la consciencia, el axioma está fuera del ámbito de la prueba porque es una precondición de toda prueba… La validez de los sentidos no es un axioma independiente; es un corolario del hecho de la consciencia.» [Leonard Peikoff. OPAR, 39]. Hay que destacar que el hecho de la consciencia es un axioma corolario del axioma del enunciado ‘la existencia existe’.

Harry Bingswanger también sostiene que el corolario de un axioma es a la vez un axioma y lo explica en How We Know:

«En consecuencia, el hecho de que los sentidos proveen conocimiento de la realidad es axiomático. El asunto de la “validez” de los sentidos ni siquiera surge: el conocimiento sensorial es conocimiento –lo que significa que tiene el estado corolario del axioma de la consciencia.

La naturaleza axiomática del conocimiento sensorial es confirmada por el argumento de reafirmación por negación, la prueba del axioma. Para hacer cualquier enunciado negando los sentidos, uno tiene que entender los términos que usa el enunciado –“sentidos”, “inválido”, etcétera. Pero el significado de estos términos se aprende, directa o indirectamente, en base a la percepción… Así, el ataque a los sentidos constituye robar el concepto en una escala sin paralelo.» [Harry Binswanger. How We Know, 59].

Y en el 2003, explica Peikoff en su curso ‘Induction in Physics and Philosophy’, que describe como la solución Objetivista al problema de la inducción, que el niño tiene la experiencia pura de causalidad y no derivada de un contexto antecedente del que depende. Harriman vuelve a exponer el argumento en el libro The Logical Leap:

«Digamos, un niñito empuja una pelota y ésta rueda alejándose. ¿Cómo formulamos (en términos conceptuales como adultos) lo que el niñito percibe aquí de hecho sin el beneficio del lenguaje? He aquí tres formulaciones: “Hice rodar la pelota al empujarla”; “El que yo la empujara hizo que la pelota rodara”; “Yo cause que la pelota rodara al empujarla.”

Estas tres formulaciones son lógicamente equivalentes; cada una implica a las otras; cada una identifica el mismo hecho autoevidente (desde perspectivas ligeramente diferentes). Sólo el tercer enunciado menciona el concepto de “causa”. Pero el contenido de ese concepto esta ya presente en las otras; se encuentra presente en el significado mismo de “rodar” un objeto. Rodar un objeto es causar que ruede por algún medio. La experiencia de rodar una pelota, por tanto, es la experiencia de causar que algo pase. Es una pura experiencia de causalidad, sin la cual jamás se puede llegar al concepto de “causa”.  La experiencia es directamente perceptual… Y si rodar es un objeto de experiencia directa, como claramente es, entonces causar, también, es un objeto de experiencia directa.

Consideremos otro ejemplo: un niñito sediento bebe un vaso con agua y su sed desaparece. ¿Qué es lo que percibe? “Me deshice de mi sed por medio de beber agua… Al beber agua mi sed desapareció… Yo causé que mi sed desapareciera bebiendo agua…” Otra vez, el contenido de “causa” está presente en la experiencia misma. El calmar la sed de uno mismo es un objeto de experiencia (introspectiva) directa. Es una experiencia de una cosa causando otra, ya que calmar la sed es causar un efecto. Por tanto, la experiencia de calmar la sed es la percepción de causar.» [David Harriman. The Logical Leap, 23].

Los conceptos axiomáticos son conceptos de primer nivel en el sentido de que los hechos que integran son dados en la percepción. De hecho, estos hechos están presentes en todo acto de consciencia, por eso es por lo que son axiomáticos. Todo acto de consciencia consiste en darse cuenta de la identidad de algo que existe. El darse cuenta de lo que algo es involucra como se ve, como huele, como sabe, como se siente, que causa. Su identidad no se establece hasta pescar estos aspectos del ente. ¿No es acaso parte de la identidad del balón el que ruede? ¿No es parte de la identidad del sonajero el que haga ruido al ser agitado? ¿Acaso no es el olor de la rosa un aspecto de su identidad? Es tan crucial este aspecto que si vemos algo que parece rosa pero no huele a rosa, sabemos que no es rosa sino una flor artificial. No se da por tanto la secuencia de saber lo que una cosa es como contexto antecedente para luego determinar lo que hace y causa, sino por el contrario, saber lo que hace y causa es necesario para con los demás atributos saber lo que algo es, es decir para identificarlo.  Como aspectos involucrados en toda experiencia, los axiomas están implícitos desde que comienza la consciencia, hasta que termina.

La importancia del axioma de causalidad queda patente en el axioma de inducción que Peikoff describe en su curso ‘Inducción en Física y Filosofía’ y que Harriman pone en su libro del 2010, The Logical Leap:

«Las generalizaciones de primer-nivel son a la inducción lo que la percepción sensorial es al conocimiento en general; son los “axiomas de inducción” … Una “generalización de primer-nivel” es aquella derivada directamente de la observación perceptual, sin la necesidad de ninguna generalización antecedente… Empecemos por notar que toda generalización –de primer-nivel y superior– es una afirmación de conexión causal. Toda afirma (o implica) que una entidad de cierto tipo necesariamente actúa de cierta manera bajo ciertas condiciones, que es en esencia la ley de causalidad… Una generalización es la conceptualización de causa y efecto; es decir, la inducción puede describirse como la omisión de medidas aplicada a la conexión causal… Resumamos ahora en relación con los axiomas de inducción. Cuando uno hace inducción de primer nivel identifica su experiencia concreta de causa y efecto en términos de palabras, su captación perceptual de relaciones causales se convierte por tanto en una comprensión conceptual de ésta, es decir, en una generalización. Y como la aplicación de conceptos de primer-nivel es automática y autoevidente, los dos aspectos de una generalización de primer-nivel –el perceptual y el conceptual –son cada uno, para la mente humana, autoevidentes.» [David Harriman. The Logical Leap, 19, 28].

Ahora, ¿cómo puede una generalización de primer-nivel, que es a la vez una afirmación de la ley de causalidad ser un axioma si la ley de causalidad no lo es?

Por último, el axioma de causalidad cumple con pasar la prueba del axioma que describe Binswanger citando a Ayn Rand:

«Esta prueba para establecer que es axiomático se llama “reafirmación por negación”, porque el hablante tiene que reafirmar implícitamente el axioma en su intento de negarlo. ‘Un axioma es una proposición que derrota a sus oponentes por el hecho que tienen que aceptarla y usara en el proceso de cualquier intento de negarla.’ [AS, 1040].» [Harry Binswanger. How We Know, 24].

Dicho de otra forma, la causa del enunciado que pretende negar la causalidad es quien profiere dicho argumento – esta persona es la causa eficiente –, por lo que al hacerlo acepta tácitamente la causalidad.

Luego la causalidad sí es un concepto axiomático.