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Montaner: Un Grande entre los Grandes

Carlos Alberto Montaner y Julio Ligorría
Julio Ligorría
30 de junio, 2023

Lo bueno de los abanderados, de los pioneros, es que portan con gallardía la responsabilidad de abrir brecha y señalar, la senda que nos lleva a destino seguro. Algo así, como encontrar a un Quijote de carne y hueso, nos ocurrió a muchos cuando, hace más de treinta años,  comenzamos a conocer la obra de Carlos Alberto Montaner. Nacido en Cuba y exilado por defender la libertad no solo de sus compatriotas, sino la de muchos que entendimos la libertad como una extensión de la vida, Montaner no temió nunca pensar, soñar ni escribir.

Orientados por el compromiso de este extraordinario pensador, muchos fuimos buscando un espacio cada vez más valioso dentro del mundo de la política y la apreciación social con una principal referencia: nacemos libres y tenemos, por tanto, derecho a disentir, apoyar y opinar. Es de nuestra naturaleza reclamar el ejercicio de la libertad en todo momento, y todo aquello que nos coarte en esa práctica, atenta contra nuestra esencia.

Fácil decirlo desde huellas diferentes a las de Montaner. A contrapelo de muchos que lo aplaudimos, él sacrificó todo para comenzar una interminable cruzada mundial y denunciar, auxiliado por su pluma, las atrocidades vividas por un pueblo que hoy no sería valorado como incansable luchador si no fuera por este afable hombre de letras y valiente patriota. Soñó sin espacio para claudicar, y con esa actitud se arriesgó en más de una oportunidad para tocar puertas, gestionando con plena fe ante el rugiente tirano para que, como mínimo, escuchara y diera un hálito de esperanza a la libertad en Cuba.

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Es más que oportuno compartir aquí una historia que da testimonio de la grandeza de Carlos Alberto Montaner. A lo largo del año 1994 Montaner desarrollo un esfuerzo que pocos conocen pero que el que esto escribe tuvo el privilegio de presenciar en butaca de primera fila. Montaner dedico todas sus capacidades para seducir y convencer a la compleja y dividida diáspora cubana en el exilio, para que se unieran alrededor de una propuesta que tenía toda la lógica política en aquellos momentos, siguiendo con la saga de las cumbres de Esquipulas que habían llevado la paz a la región centroamericana, Montaner proponía el establecimiento de un ejercicio similar para Cuba a partir de la creación de un frente común integrado por los socialdemócratas, los socialcristianos y los liberales cubanos –incluso la Fundación Cubanoamericana que no participó dio su discreto apoyo no oponiéndose, su líder Jorge Mas Canosa se lo ofreció personalmente a Carlos Alberto-  cuando había logrado el difícil consenso, Montaner se dio a la tarea de buscar la mejor manera de dar a conocer la propuesta de apertura del diálogo con el régimen de Fidel Castro. 

Audaz en su concepción, Carlos Alberto abordó a los presidentes de Centroamérica y el Caribe con el apoyo inicial del entonces presidente de Guatemala Ramiro de León Carpio – un ex procurador de Derechos Humanos- a quien la idea le pareció excelente, fue entonces cuando se inicio la solicitud de respaldo a todos los presidentes de la región para plantear la necesidad del diálogo  en Cuba, durante la Cumbre de Las Américas, a celebrarse en diciembre de ese año. Todos los presidentes centroamericanos dieron su apoyo. Eran tiempos en que el diálogo era más que apreciado en la región, por lo cual los argumentos de Carlos Alberto tuvieron el apoyo de los jefes de gobierno. Todo iba bien, hasta que el mismo día de la conferencia en el hotel Biltmore de Miami, sede de la cumbre liderada por el presidente norteamericano Bill Clinton, la embajadora de Estados Unidos en Guatemala Marilyn McAfee, pidió al Presidente De León que no apoyará esa iniciativa de diálogo con el castrismo, el Presidente de León Carpio muy molesto me llamo y me pidió que como amigo de ambos, comunicará a Montaner que se debía suspender la conferencia, que los presidentes la dejaban en “stand by”. Fue un día muy triste para la libertad y la esperanza democrática, nunca supimos quien dio instrucciones a la embajadora McAfee o si ella actúo por iniciativa propia. La historia consigna que, en efecto, los respaldos alcanzados se dejaron por un lado y el gobierno cubano siguió su ruta de opresión sin obstáculo alguno.  

Montaner el cubano, el ciudadano del mundo, el inagotable libertario sembraba así una semilla que florecerá por muchos años en todos los rincones de nuestra Latinoamérica. Sus acciones a lo largo del tiempo subrayan el compromiso de los verdaderos liberales con el derecho que nos asiste a todos para construir un mundo de libertad, más allá del tiempo, más allá de todo revés.  

Para infortunio de la libertad, es justamente en estos tiempos políticos altamente convulsos en el mundo hispanoparlante, cuando el gran Quijote anuncia que se retira por motivos de salud.

Su pensamiento está plasmado en miles de artículos y decenas de libros. Su voz queda en miles de horas de conferencias, programas, cursos e intervenciones donde la eterna batalla por la libertad dominó el escenario con el razonamiento y el amor por la especie humana. Y no me equivoco: la labor de Montaner perdurará por más tiempo del que hoy podemos imaginar, así lo vio el Dr. Manuel Ayau, cuando le pidió a Montaner que aceptará el doctorado honoris causa de la prestigiosa Universidad Francisco Marroquín de Guatemala.

Comencé estas líneas diciendo que lo bueno de un pionero, es la hidalguía y el compromiso con que encabezan las cruzadas. Termino diciendo que lo malo, es el momento de su retiro, de su salida de escenario, porque el espacio vacío será imposible de llenar. Nos deja, como paliativo, su forma de pensar, su inspiración y la enseñanza que la libertad ha de defenderse con el alma, con la mente y con el valor desde el inicio hasta el final.

Muchas gracias Carlos Alberto, amigo, maestro y líder de indiscutible inspiración. Quedas acá, vigente y más activo que nunca, señalando el camino con tu pensamiento siempre vivo. Decenas de anécdotas personales alimentan hoy mi agradecimiento, mi admiración y mi aprecio por uno de los prohombres de la libertad en nuestra Hispanoamérica. Carlos Alberto Montaner, un grande entre los grandes.

Montaner: Un Grande entre los Grandes

Julio Ligorría
30 de junio, 2023
Carlos Alberto Montaner y Julio Ligorría

Lo bueno de los abanderados, de los pioneros, es que portan con gallardía la responsabilidad de abrir brecha y señalar, la senda que nos lleva a destino seguro. Algo así, como encontrar a un Quijote de carne y hueso, nos ocurrió a muchos cuando, hace más de treinta años,  comenzamos a conocer la obra de Carlos Alberto Montaner. Nacido en Cuba y exilado por defender la libertad no solo de sus compatriotas, sino la de muchos que entendimos la libertad como una extensión de la vida, Montaner no temió nunca pensar, soñar ni escribir.

Orientados por el compromiso de este extraordinario pensador, muchos fuimos buscando un espacio cada vez más valioso dentro del mundo de la política y la apreciación social con una principal referencia: nacemos libres y tenemos, por tanto, derecho a disentir, apoyar y opinar. Es de nuestra naturaleza reclamar el ejercicio de la libertad en todo momento, y todo aquello que nos coarte en esa práctica, atenta contra nuestra esencia.

Fácil decirlo desde huellas diferentes a las de Montaner. A contrapelo de muchos que lo aplaudimos, él sacrificó todo para comenzar una interminable cruzada mundial y denunciar, auxiliado por su pluma, las atrocidades vividas por un pueblo que hoy no sería valorado como incansable luchador si no fuera por este afable hombre de letras y valiente patriota. Soñó sin espacio para claudicar, y con esa actitud se arriesgó en más de una oportunidad para tocar puertas, gestionando con plena fe ante el rugiente tirano para que, como mínimo, escuchara y diera un hálito de esperanza a la libertad en Cuba.

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Es más que oportuno compartir aquí una historia que da testimonio de la grandeza de Carlos Alberto Montaner. A lo largo del año 1994 Montaner desarrollo un esfuerzo que pocos conocen pero que el que esto escribe tuvo el privilegio de presenciar en butaca de primera fila. Montaner dedico todas sus capacidades para seducir y convencer a la compleja y dividida diáspora cubana en el exilio, para que se unieran alrededor de una propuesta que tenía toda la lógica política en aquellos momentos, siguiendo con la saga de las cumbres de Esquipulas que habían llevado la paz a la región centroamericana, Montaner proponía el establecimiento de un ejercicio similar para Cuba a partir de la creación de un frente común integrado por los socialdemócratas, los socialcristianos y los liberales cubanos –incluso la Fundación Cubanoamericana que no participó dio su discreto apoyo no oponiéndose, su líder Jorge Mas Canosa se lo ofreció personalmente a Carlos Alberto-  cuando había logrado el difícil consenso, Montaner se dio a la tarea de buscar la mejor manera de dar a conocer la propuesta de apertura del diálogo con el régimen de Fidel Castro. 

Audaz en su concepción, Carlos Alberto abordó a los presidentes de Centroamérica y el Caribe con el apoyo inicial del entonces presidente de Guatemala Ramiro de León Carpio – un ex procurador de Derechos Humanos- a quien la idea le pareció excelente, fue entonces cuando se inicio la solicitud de respaldo a todos los presidentes de la región para plantear la necesidad del diálogo  en Cuba, durante la Cumbre de Las Américas, a celebrarse en diciembre de ese año. Todos los presidentes centroamericanos dieron su apoyo. Eran tiempos en que el diálogo era más que apreciado en la región, por lo cual los argumentos de Carlos Alberto tuvieron el apoyo de los jefes de gobierno. Todo iba bien, hasta que el mismo día de la conferencia en el hotel Biltmore de Miami, sede de la cumbre liderada por el presidente norteamericano Bill Clinton, la embajadora de Estados Unidos en Guatemala Marilyn McAfee, pidió al Presidente De León que no apoyará esa iniciativa de diálogo con el castrismo, el Presidente de León Carpio muy molesto me llamo y me pidió que como amigo de ambos, comunicará a Montaner que se debía suspender la conferencia, que los presidentes la dejaban en “stand by”. Fue un día muy triste para la libertad y la esperanza democrática, nunca supimos quien dio instrucciones a la embajadora McAfee o si ella actúo por iniciativa propia. La historia consigna que, en efecto, los respaldos alcanzados se dejaron por un lado y el gobierno cubano siguió su ruta de opresión sin obstáculo alguno.  

Montaner el cubano, el ciudadano del mundo, el inagotable libertario sembraba así una semilla que florecerá por muchos años en todos los rincones de nuestra Latinoamérica. Sus acciones a lo largo del tiempo subrayan el compromiso de los verdaderos liberales con el derecho que nos asiste a todos para construir un mundo de libertad, más allá del tiempo, más allá de todo revés.  

Para infortunio de la libertad, es justamente en estos tiempos políticos altamente convulsos en el mundo hispanoparlante, cuando el gran Quijote anuncia que se retira por motivos de salud.

Su pensamiento está plasmado en miles de artículos y decenas de libros. Su voz queda en miles de horas de conferencias, programas, cursos e intervenciones donde la eterna batalla por la libertad dominó el escenario con el razonamiento y el amor por la especie humana. Y no me equivoco: la labor de Montaner perdurará por más tiempo del que hoy podemos imaginar, así lo vio el Dr. Manuel Ayau, cuando le pidió a Montaner que aceptará el doctorado honoris causa de la prestigiosa Universidad Francisco Marroquín de Guatemala.

Comencé estas líneas diciendo que lo bueno de un pionero, es la hidalguía y el compromiso con que encabezan las cruzadas. Termino diciendo que lo malo, es el momento de su retiro, de su salida de escenario, porque el espacio vacío será imposible de llenar. Nos deja, como paliativo, su forma de pensar, su inspiración y la enseñanza que la libertad ha de defenderse con el alma, con la mente y con el valor desde el inicio hasta el final.

Muchas gracias Carlos Alberto, amigo, maestro y líder de indiscutible inspiración. Quedas acá, vigente y más activo que nunca, señalando el camino con tu pensamiento siempre vivo. Decenas de anécdotas personales alimentan hoy mi agradecimiento, mi admiración y mi aprecio por uno de los prohombres de la libertad en nuestra Hispanoamérica. Carlos Alberto Montaner, un grande entre los grandes.