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Protestas en Guatemala, de las vuvuzelas a la violencia

.
Luis Figueroa |
12 de octubre, 2023

Aquí va un vistazo de pájaro de cómo se han ido modificando los sucesos en Guatemala.

Las protestas comenzaron con grupos pequeños reunidos en la Plaza de la Constitución y frente al Ministerio Público -aparentemente- contra las actuaciones de este último en el contexto de los resultados de las elecciones; y en defensa del estado de derecho y de la democracia.

En el fondo, sin embargo, el Movimiento Semilla es investigado por el Ministerio Público a causa de posibles irregularidades e incluso posibles delitos que habría cometido para su inscripción como partido político, irregularidades y delitos que ni el Registro de Ciudadanos, ni el Tribunal Supremo Electoral abordaron cuando les correspondía hacerlo. ¿Te acuerdas cuando Samuel Pérez dijo que durante el gobierno de Semilla si no conseguían en el Congreso las reformas que querían, iban a sacar a la gente a la calle? Pues eso. En el corto plazo el objetivo de los bloqueos es evitar que Semilla sea investigado por el Ministerio Público. De ahí que se exija la renuncia, o la remoción de la jefa del Ministerio Público y del jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad; y recuerda que el MP es el ente investigador de procesos penales, de acuerdo con la Constitución.  En el mediano plazo los bloqueos son "ensayo con vestuario" para cuando el gobierno de Semilla quiera una asamblea nacional constituyente a la medida posible de la multitud de grupos de interés que integran ese movimiento. Llegado el momento, encontrarán poca resistencia para cambiar estructuras porque la gente recordará lo que está ocurriendo ahora y no querrá vivirlo de nuevo.

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Aquellas protestas primeras, sin embargo, nunca “levantaron vuelo”. A pesar de que su causa (la defensa de la democracia, más no la ocultación de los posibles delitos en la organización y registro de Semilla) podría ser considerada como justa por muchas personas, se hizo evidente que “la gente” no se iba a unir a las protestas y que los dirigentes de estas no tenían la capacidad de convocar a manifestaciones orgánicas multitudinarias.

Las manifestaciones en las que la gente confía son de naturaleza diferente.  ¿Recuerdas los 18 Viernes de Luto en el Obelisco en 2001, ¡Nada de violencia!  La gente que acudía -en familia-  hasta dejaba limpio el lugar.  Ese año también hubo un medio paro nacional que fue medio paro porque, como fue orgánico, la mara trabajaba a puerta cerrada; pero…¿sabes qué? ¡Nada de violencia! ¡Nadie era forzado a no trabajar! En 2009 hubo varios días de manifestaciones y varios sábados de protestas -en familia- en el contexto de la muerte de Rodrigo Rosemberg, ¡Nada de violencia a pesar de las provocaciones! La Plaza de la Constitución quedaba limpia después de aquellas jornadas. En 2015 la renuncia de Otto Pérez a la presidencia de la República fue precedida por varios sábados de manifestaciones -en familia- en las que tampoco hubo palos, fuego, ni piedras, ni bloqueos.  Contrasta aquello con las acciones y los movimientos de 2023: bloqueos, amenazas del uso de la fuerza, violencia y vandalismo.

En 2023, pesar de la falta de apoyo, el paso siguiente de los organizadores de los bloqueos fue la convocatoria a un “paro nacional “que iba a fracasar porque es un hecho que la gente no confía en la dirigencia que lo convocó; de modo que “tres doritos después” el supuesto paro fue sustituido por bloqueos.

La ventaja del bloqueo, frente al paro, es que no es lo mismo tener vídeos de filas y filas y filas de camionetas, camiones, automóviles y motos varadas en carreteras; que tenerlos de “cuatro gatos” sonando vuvuzelas en una calle.  Además, esto último es muy desgastante y no tiene impacto mediático, a pesar del apoyo mediático.

Pero “la gente” no quiere paro, ni bloqueos, así que mayoritariamente no hubo apoyo y la dirigencia tuvo que acudir a la violencia.  Acudió a amenazas de usar la fuerza, y hasta al uso de la violencia para que mercados y comercios no abran sus puertas. Para que la gente no pueda movilizarse, ni ir a trabajar, ni a hacer lo suyo.  Para sacrificar a quien haya que sacrificar…”por la causa”.  El bloqueo, digan lo que digan sus apologistas, es un acto de coacción (violencia) porque impide que las personas consigan sus objetivos pacíficos y voluntarios (como ir a trabajar, o desplazarse de un lugar a otro).  ¿Cómo lo consiguen? Al poner obstáculos en el camino y, francamente, al amenazar a quienes osen remover esos obstáculos.

Todo esto crea mucho descontento, incertidumbre, miedo y temor; pero no importa porque ese es el caldo de cultivo para lo que viene.  Además, es una guerra de resistencia…repito…es una guerra de resistencia en la que los financistas y los “pezzonovanti” de los bloqueos no tienen mucho que perder porque: son invisibles y no están en las primeras líneas de los bloqueos y de los actos de violencia contra quienes no están interesados en unirse; si las cosas se salen de control “fue Fuenteovejuna”…o los infiltrados; (que suelen ser pagados, locales, o extranjeros); si hay muertos, o heridos, los medios masivos de comunicación, los “influencers” y todo aquel que haga opinión pública y crea que los bloqueos son justificados convertirán en mártires a aquellos muertos, o heridos y, ¿qué puede ser mejor para “la causa”?; porque, “si les suena la flauta” los titiriteros -nacionales y extranjeros- que están detrás de los bloqueos y la violencia tendrán su venganza por la no renovación del mandato de la CICIG, por la derrota en el enfrentamiento armado de 36 años y por la Liberación en 1954; además…no me digas que esto no huele a “los primeros tanes” para cuando el gobierno del Movimiento Semilla considere que es oportuna la asamblea constituyente que quieren algunos de sus grupos integrantes.

Para generar más el descontento -porque el estado de derecho y la democracia no alcanzan- se han añadido otros elementos a las protestas; y también son contra los ricos, los privilegiados y por el color de la piel. Los bloqueos son para el cambio de estructuras, y se dejan oír las voces por la asamblea constituyente.

Debido a que la mayoría de la gente no se ha recuperado emocional, ni económicamente de los encierros forzados del 2020 y a que “la Magdalena no está para tafetanes”, el descontento es creciente y la tolerancia para con los bloqueos se va reduciendo; de modo que los bloqueadores han cambiado sus estrategias en el frente.  Por ejemplo, hacen bailar a la gente para permitirles el paso y bailan en grupos. Videos de esos bailes van y vienen por Tik Tok y otras redes sociales para lavarles la cara a los bloqueos y dar la apariencia de fiestas populares.  Sin embargo, los bailes forzados humillan a las personas.  La opinión pública -local y extranjera- ve bailes y jolgorio; mientras que los organizadores de los bloqueos -¡Armados!- bloquearon el suministro de agua para la gente en la ciudad de Guatemala.

No son alegres los bloqueos

En ese contexto, los bloqueadores son presentados como alegres protagonistas y defensores de la democracia; en tanto quienes objetan la violencia son presentados como antagonistas en la narrativa de Semilla y de quienes los apoyan.

Para poner perspectiva, hay vídeos de cómo es que, en lugares como Santa María Cauqué, los organizadores de los bloqueos fuerzan a la gente a bloquear a cambio de dejarlos pasar sus productos.  Hay un vídeo bien “cringe” para los organizadores de los bloqueos en el que el candidato de Semilla, a alcalde de La Antigua, dice: “¿En qué revolución no ha habido muertos?”  (Pausa para asimilar eso).  ¿Sabes qué es una joya para entender lo que está pasando y sus raíces? El vídeo en el que Thelma Aldana se muestra como la madrina de la inamovilidad del jefe del Ministerio Público, que confirma que “la causa de la causa es la causa de lo causado”, como dijo Tomás de Aquino.

Un colega me dijo, hoy: “No estás muy optimista, ¿verdad?”  Y le contesté que, como soy optimista moderado, creo que aún “no se ha cruzado el Rubicón”.  Y mi pregunta es…con los precios de las verduras por los cielos, ¿habrá fiambre para los chapines este 1 de noviembre?

Si te interesan estos temas visita luisfi61.com/

Protestas en Guatemala, de las vuvuzelas a la violencia

Luis Figueroa |
12 de octubre, 2023
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Aquí va un vistazo de pájaro de cómo se han ido modificando los sucesos en Guatemala.

Las protestas comenzaron con grupos pequeños reunidos en la Plaza de la Constitución y frente al Ministerio Público -aparentemente- contra las actuaciones de este último en el contexto de los resultados de las elecciones; y en defensa del estado de derecho y de la democracia.

En el fondo, sin embargo, el Movimiento Semilla es investigado por el Ministerio Público a causa de posibles irregularidades e incluso posibles delitos que habría cometido para su inscripción como partido político, irregularidades y delitos que ni el Registro de Ciudadanos, ni el Tribunal Supremo Electoral abordaron cuando les correspondía hacerlo. ¿Te acuerdas cuando Samuel Pérez dijo que durante el gobierno de Semilla si no conseguían en el Congreso las reformas que querían, iban a sacar a la gente a la calle? Pues eso. En el corto plazo el objetivo de los bloqueos es evitar que Semilla sea investigado por el Ministerio Público. De ahí que se exija la renuncia, o la remoción de la jefa del Ministerio Público y del jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad; y recuerda que el MP es el ente investigador de procesos penales, de acuerdo con la Constitución.  En el mediano plazo los bloqueos son "ensayo con vestuario" para cuando el gobierno de Semilla quiera una asamblea nacional constituyente a la medida posible de la multitud de grupos de interés que integran ese movimiento. Llegado el momento, encontrarán poca resistencia para cambiar estructuras porque la gente recordará lo que está ocurriendo ahora y no querrá vivirlo de nuevo.

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Las manifestaciones en las que la gente confía son de naturaleza diferente.  ¿Recuerdas los 18 Viernes de Luto en el Obelisco en 2001, ¡Nada de violencia!  La gente que acudía -en familia-  hasta dejaba limpio el lugar.  Ese año también hubo un medio paro nacional que fue medio paro porque, como fue orgánico, la mara trabajaba a puerta cerrada; pero…¿sabes qué? ¡Nada de violencia! ¡Nadie era forzado a no trabajar! En 2009 hubo varios días de manifestaciones y varios sábados de protestas -en familia- en el contexto de la muerte de Rodrigo Rosemberg, ¡Nada de violencia a pesar de las provocaciones! La Plaza de la Constitución quedaba limpia después de aquellas jornadas. En 2015 la renuncia de Otto Pérez a la presidencia de la República fue precedida por varios sábados de manifestaciones -en familia- en las que tampoco hubo palos, fuego, ni piedras, ni bloqueos.  Contrasta aquello con las acciones y los movimientos de 2023: bloqueos, amenazas del uso de la fuerza, violencia y vandalismo.

En 2023, pesar de la falta de apoyo, el paso siguiente de los organizadores de los bloqueos fue la convocatoria a un “paro nacional “que iba a fracasar porque es un hecho que la gente no confía en la dirigencia que lo convocó; de modo que “tres doritos después” el supuesto paro fue sustituido por bloqueos.

La ventaja del bloqueo, frente al paro, es que no es lo mismo tener vídeos de filas y filas y filas de camionetas, camiones, automóviles y motos varadas en carreteras; que tenerlos de “cuatro gatos” sonando vuvuzelas en una calle.  Además, esto último es muy desgastante y no tiene impacto mediático, a pesar del apoyo mediático.

Pero “la gente” no quiere paro, ni bloqueos, así que mayoritariamente no hubo apoyo y la dirigencia tuvo que acudir a la violencia.  Acudió a amenazas de usar la fuerza, y hasta al uso de la violencia para que mercados y comercios no abran sus puertas. Para que la gente no pueda movilizarse, ni ir a trabajar, ni a hacer lo suyo.  Para sacrificar a quien haya que sacrificar…”por la causa”.  El bloqueo, digan lo que digan sus apologistas, es un acto de coacción (violencia) porque impide que las personas consigan sus objetivos pacíficos y voluntarios (como ir a trabajar, o desplazarse de un lugar a otro).  ¿Cómo lo consiguen? Al poner obstáculos en el camino y, francamente, al amenazar a quienes osen remover esos obstáculos.

Todo esto crea mucho descontento, incertidumbre, miedo y temor; pero no importa porque ese es el caldo de cultivo para lo que viene.  Además, es una guerra de resistencia…repito…es una guerra de resistencia en la que los financistas y los “pezzonovanti” de los bloqueos no tienen mucho que perder porque: son invisibles y no están en las primeras líneas de los bloqueos y de los actos de violencia contra quienes no están interesados en unirse; si las cosas se salen de control “fue Fuenteovejuna”…o los infiltrados; (que suelen ser pagados, locales, o extranjeros); si hay muertos, o heridos, los medios masivos de comunicación, los “influencers” y todo aquel que haga opinión pública y crea que los bloqueos son justificados convertirán en mártires a aquellos muertos, o heridos y, ¿qué puede ser mejor para “la causa”?; porque, “si les suena la flauta” los titiriteros -nacionales y extranjeros- que están detrás de los bloqueos y la violencia tendrán su venganza por la no renovación del mandato de la CICIG, por la derrota en el enfrentamiento armado de 36 años y por la Liberación en 1954; además…no me digas que esto no huele a “los primeros tanes” para cuando el gobierno del Movimiento Semilla considere que es oportuna la asamblea constituyente que quieren algunos de sus grupos integrantes.

Para generar más el descontento -porque el estado de derecho y la democracia no alcanzan- se han añadido otros elementos a las protestas; y también son contra los ricos, los privilegiados y por el color de la piel. Los bloqueos son para el cambio de estructuras, y se dejan oír las voces por la asamblea constituyente.

Debido a que la mayoría de la gente no se ha recuperado emocional, ni económicamente de los encierros forzados del 2020 y a que “la Magdalena no está para tafetanes”, el descontento es creciente y la tolerancia para con los bloqueos se va reduciendo; de modo que los bloqueadores han cambiado sus estrategias en el frente.  Por ejemplo, hacen bailar a la gente para permitirles el paso y bailan en grupos. Videos de esos bailes van y vienen por Tik Tok y otras redes sociales para lavarles la cara a los bloqueos y dar la apariencia de fiestas populares.  Sin embargo, los bailes forzados humillan a las personas.  La opinión pública -local y extranjera- ve bailes y jolgorio; mientras que los organizadores de los bloqueos -¡Armados!- bloquearon el suministro de agua para la gente en la ciudad de Guatemala.

No son alegres los bloqueos

En ese contexto, los bloqueadores son presentados como alegres protagonistas y defensores de la democracia; en tanto quienes objetan la violencia son presentados como antagonistas en la narrativa de Semilla y de quienes los apoyan.

Para poner perspectiva, hay vídeos de cómo es que, en lugares como Santa María Cauqué, los organizadores de los bloqueos fuerzan a la gente a bloquear a cambio de dejarlos pasar sus productos.  Hay un vídeo bien “cringe” para los organizadores de los bloqueos en el que el candidato de Semilla, a alcalde de La Antigua, dice: “¿En qué revolución no ha habido muertos?”  (Pausa para asimilar eso).  ¿Sabes qué es una joya para entender lo que está pasando y sus raíces? El vídeo en el que Thelma Aldana se muestra como la madrina de la inamovilidad del jefe del Ministerio Público, que confirma que “la causa de la causa es la causa de lo causado”, como dijo Tomás de Aquino.

Un colega me dijo, hoy: “No estás muy optimista, ¿verdad?”  Y le contesté que, como soy optimista moderado, creo que aún “no se ha cruzado el Rubicón”.  Y mi pregunta es…con los precios de las verduras por los cielos, ¿habrá fiambre para los chapines este 1 de noviembre?

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