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Semilla: ¿cómo perder el poder en 100 días?

El fracaso de la presencia en el Congreso está directamente ligada a las acciones del presidente, pues degolló el partido.

AFP Photo / Presidencia de Guatemala
Reynaldo Rodríguez |
08 de mayo, 2024

Aunque el cielo les sonrió en su momento, el (ex)partido Semilla no avistó el kairos para izar sus velas. El antivoto de una población cansada de las élites políticas habituales marcó el tiempo para su victoria. Sin embargo, la victoria de Semilla no fue sino una gran cruzada por su consolidación. El poder que les confería su legitimidad debido a su victoria aplanadora en la segunda vuelta, aunado a la cantidad de curules obtenidos, se sostenía de una base endeble.

Perder su estatus como partido les limitó la posibilidad de presidir comisiones en el Congreso. Además, sus congresistas tampoco pudieron participar de la Junta Directiva del Congreso. No solo eso, Samuel Pérez no alcanzó los votos para ingresar a la Junta Monetaria. El presidente Arévalo no alcanzó los votos para un estado de calamidad. El partido oficialista parece encontrarse a merced de Allan Rodríguez y la oposición.

La caída de Semilla, así de rápida como su ascenso al poder, la explicaría por una falta de presencia en el Congreso, peleas entre sus facciones internas y las débiles acciones del presidente fuera de su partido.

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En primer lugar, los partidos políticos que se encuentran en el Congreso tienen diversos mecanismos para disputar el poder. En esta legislatura, el presidente del Congreso, Nery Ramos, se ha presentado como altamente democrático, concediendo la palabra generosamente. Sin embargo, el partido en poder no toma la palabra en las sesiones. Este partido se encuentra en una especie de hermetismo, conversando entre sí, sin las interferencias feroces que se esperan de aquellos a los cuales reposan en los hombros del poder.

Semilla se sienta en la silla del poder, pero no hay báculo lo suficientemente grande que le otorgue la sabiduría de gobernar. Así se pierde el poder en 100 días.

El fracaso de la presencia en el Congreso está directamente ligada a las acciones del presidente, pues degolló el partido.

Samuel Pérez, desde su nacimiento como la cara del partido Semilla, siempre tomó el puesto del tábano. Samuel tomo el rol de látigo, enfrentándose con las otras figuras políticas y posicionándose al otro lado del espectro como figura fuera de la vieja política. Su liderazgo dentro del partido no se veía afectado por la postulación de Arévalo a la presidencia, pues ese espacio solo había que suplirlo con alguien que lo llenara. Sin embargo, al alcanzar la presidencia Arévalo, la relación entre el presidente y el congresista destrozó la inercia del partido.

Es evidente que el presidente, un “viejo lobo de mar” en la política y la diplomacia, un socialdemócrata moderado, es ideológicamente distante del congresista, más allegado a la izquierda progresista socialdemócrata. Por lo tanto, parece haber degollado a su partido, quitando a Samuel del liderazgo para tomarlo él en el asiento del Ejecutivo.

Ahora bien, el otro problema que tiene Semilla es que tienen un presidente que no gobierna. En tiempos anteriores, se le aludía al monarca constitucional que reinaba, mas no gobernaba. Así ha sido Arévalo, que no ha podido ejecutar el presupuesto, puesto que tiene una burocracia que no es propia, sino del partido exoficialista. Además, no ha tenido la sabiduría práctica de tomar acción legítima contra Consuelo Porras. En la sesión ordinaria de este martes, se ausentó la mayoría del Congreso, demostrando que las acciones del presidente les son irrelevantes.

Semilla se sienta en la silla del poder, pero no hay báculo lo suficientemente grande que le otorgue la sabiduría de gobernar. Así se pierde el poder en 100 días.

Semilla: ¿cómo perder el poder en 100 días?

El fracaso de la presencia en el Congreso está directamente ligada a las acciones del presidente, pues degolló el partido.

Reynaldo Rodríguez |
08 de mayo, 2024
AFP Photo / Presidencia de Guatemala

Aunque el cielo les sonrió en su momento, el (ex)partido Semilla no avistó el kairos para izar sus velas. El antivoto de una población cansada de las élites políticas habituales marcó el tiempo para su victoria. Sin embargo, la victoria de Semilla no fue sino una gran cruzada por su consolidación. El poder que les confería su legitimidad debido a su victoria aplanadora en la segunda vuelta, aunado a la cantidad de curules obtenidos, se sostenía de una base endeble.

Perder su estatus como partido les limitó la posibilidad de presidir comisiones en el Congreso. Además, sus congresistas tampoco pudieron participar de la Junta Directiva del Congreso. No solo eso, Samuel Pérez no alcanzó los votos para ingresar a la Junta Monetaria. El presidente Arévalo no alcanzó los votos para un estado de calamidad. El partido oficialista parece encontrarse a merced de Allan Rodríguez y la oposición.

La caída de Semilla, así de rápida como su ascenso al poder, la explicaría por una falta de presencia en el Congreso, peleas entre sus facciones internas y las débiles acciones del presidente fuera de su partido.

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En primer lugar, los partidos políticos que se encuentran en el Congreso tienen diversos mecanismos para disputar el poder. En esta legislatura, el presidente del Congreso, Nery Ramos, se ha presentado como altamente democrático, concediendo la palabra generosamente. Sin embargo, el partido en poder no toma la palabra en las sesiones. Este partido se encuentra en una especie de hermetismo, conversando entre sí, sin las interferencias feroces que se esperan de aquellos a los cuales reposan en los hombros del poder.

Semilla se sienta en la silla del poder, pero no hay báculo lo suficientemente grande que le otorgue la sabiduría de gobernar. Así se pierde el poder en 100 días.

El fracaso de la presencia en el Congreso está directamente ligada a las acciones del presidente, pues degolló el partido.

Samuel Pérez, desde su nacimiento como la cara del partido Semilla, siempre tomó el puesto del tábano. Samuel tomo el rol de látigo, enfrentándose con las otras figuras políticas y posicionándose al otro lado del espectro como figura fuera de la vieja política. Su liderazgo dentro del partido no se veía afectado por la postulación de Arévalo a la presidencia, pues ese espacio solo había que suplirlo con alguien que lo llenara. Sin embargo, al alcanzar la presidencia Arévalo, la relación entre el presidente y el congresista destrozó la inercia del partido.

Es evidente que el presidente, un “viejo lobo de mar” en la política y la diplomacia, un socialdemócrata moderado, es ideológicamente distante del congresista, más allegado a la izquierda progresista socialdemócrata. Por lo tanto, parece haber degollado a su partido, quitando a Samuel del liderazgo para tomarlo él en el asiento del Ejecutivo.

Ahora bien, el otro problema que tiene Semilla es que tienen un presidente que no gobierna. En tiempos anteriores, se le aludía al monarca constitucional que reinaba, mas no gobernaba. Así ha sido Arévalo, que no ha podido ejecutar el presupuesto, puesto que tiene una burocracia que no es propia, sino del partido exoficialista. Además, no ha tenido la sabiduría práctica de tomar acción legítima contra Consuelo Porras. En la sesión ordinaria de este martes, se ausentó la mayoría del Congreso, demostrando que las acciones del presidente les son irrelevantes.

Semilla se sienta en la silla del poder, pero no hay báculo lo suficientemente grande que le otorgue la sabiduría de gobernar. Así se pierde el poder en 100 días.