El 15 de marzo, con muchos ojos puestos sobre el acontecimiento, el Ministerio de Economía presentó el Plan de Acción para la Economía de Guatemala, abordando, de forma atinada a mi parecer, varios ejes fundamentales que tienen como objetivo incidir de forma precisa y rápida en mejorar las condiciones de vida de las personas, tanto quienes tienen la responsabilidad de administrar un negocio, como quienes son emprendedores o buscan un empleo formal.

El Plan de Acción hace un punteo sobre 12 temas que merecerán una evaluación constante por parte de los equipos de trabajo, pero que son una guía para identificar cuáles son las prioridades que se han planteado en materia económica para el 2024. Si tuviera que simplificar el mensaje del Ministerio, diría que sus actividades irán destinadas a fortalecer la institución en la prestación de servicios a empresas (apoyo a MIPYMES, emprendedores y consumidores); consolidar la presencia del país como un socio comercial clave en mercados estratégicos, y generar condiciones óptimas en Guatemala para incrementar la atracción de inversiones, generando empleo en los territorios de mayor potencial y atractivo.

Este mensaje, así como los que se han hecho explícitos en eventos con cooperantes y aliados internacionales (Atlantic Council, Council of the Americas, e Iniciativa Huge, entro otros), muestran que hay una intención clara del Ministerio de apuntalar a indicadores muy concretos. No obstante, al revisar la Política General de Gobierno 2024-2028, en ninguno de los “10 Ejes Estratégicos para el Buen Vivir” se destaca con este detalle de claridad un abordaje evidente de los retos en materia económica que tiene el país. Toca escarbar bastante para encontrar términos como inversión y competitividad mezclados con objetivos de Desarrollo Social, Infraestructura, y Brecha Digital.

¿Hay intención de mantener la inercia y mejorar estos números? Este es el reto que tiene el Gobierno actual. Los mensajes del Ministerio de Economía han sido esperanzadores, pero en los primeros 100 días de gestión pareciera que la economía del país no se encuentra entre las principales prioridades.

Las tres calificadoras de riesgo país han ajustado sus perspectivas sobre el país, considerando que, a futuro, el desempeño de la economía se vislumbra alentador. De igual manera, el Índice de Confianza en la Actividad Económica que publica mensualmente el Banco de Guatemala ha alcanzado niveles de optimismo que no se registraban en años, contrastando radicalmente con el pesimismo que se veía en los seis meses del período electoral. A esto se suman valores sin precedentes en atracción de Inversión Extranjera (encima de los US$ 1,552 millones en 2023, con una tendencia al alza en los últimos 3 años) y nuevos afiliados cotizantes al IGSS (encima de los 75 mil afiliados en 2023, con un promedio superior a los 88 mil en los últimos 3 años).

¿Hay intención de mantener la inercia y mejorar estos números? Este es el reto que tiene el Gobierno actual. Los mensajes del Ministerio de Economía han sido esperanzadores, pero en los primeros 100 días de gestión pareciera que la economía del país no se encuentra entre las principales prioridades, llevándonos a reflexionar si será posible o no apalancarse en las buenas señales que está dando el país o si simplemente será un registro histórico difícil de superar.