Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

El país celebra el Día del Trabajo con 4.8 millones de subempleados

Redacción
30 de abril, 2014
Hoy se celebra el Día del Trabajo y más que una celebración con la tradicional marcha que recorre las calles del Centro Histórico, la fecha debe servir para reflexionar, sobre la necesidad que tiene el país de generar políticas de empleo, que reviertan las estadísticas de desempleo y subempleo en Guatemala. 
Según los datos oficiales, hay unos 4.8 millones de guatemaltecos en edad de trabajar que laboran por su cuenta y con ingresos por debajo del salario mínimo. Ante la falta de políticas para generar los suficientes empleos el sector informal sigue creciendo.
La Población Económicamente Activa (PEA) ronda en aproximadamente en 6 millones de personas en edad de trabajar, de las cuales solo un millón 200 mil están cubiertas por el Seguro Social (20%) que es unas de las principales referencias para hablar de empleo formal, asegura Luis Linares, coordinador e investigador de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES). 
Se estima que la PEA crece un 2.2 por ciento anualmente, lo cual significa que unas 150 mil personas se incorporan cada año. La economía solo es capaz de generar unos 40 mil empleos y el resto, la mayoría, se incorpora a la economía informal para sobrevivir. 
Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) el Producto Interno Bruto no crece ni siquiera el 1% anualmente en términos reales como para generar suficientes puestos de trabajo para emplear a los nuevos de la PEA. 
Cristhians Castillo, investigador del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (IPNUSAC) señala que ante la falta de empleo uno de los motores que está sosteniendo la economía, son las remesas que mandan los guatemaltecos que han sido marginados por el mercado laboral guatemalteco y buscan en Estados Unidos fuentes de subsistencia para sus familias. 
El otro motor es la economía informal que aunque no tributa ni tiene acceso a la seguridad social, sirve a los guatemaltecos para sobrevivir ante la falta de condiciones para acceder a un empleo formal y digno. 
Según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (Enei 2013), la economía informal era del 69.2 por ciento en el 2013.
Y aunque la economía tiene un alto déficit de empleo y un gran porcentaje sobreviviendo en el subsector informal, esto genera un desajuste general en las condiciones de vida de miles de guatemaltecos que no pueden acceder a un empleo formal y gozar de beneficios de un trabajo en relación de dependencia, como seguridad social y prestaciones laborales. 
Hay niños, adolescentes y jóvenes que, dada su situación socioeconómica, abandonan la escuela y, para contribuir al sustento de sus familias, se ven obligados a trabajar en empleos precarios, sin estabilidad, salarios justos y prestaciones sociales. 
Las mujeres adolescentes y jóvenes enfrentan el riesgo de embarazos no planificados o a edades tempranas, lo cual limita su educación y su participación económica, excluyéndolas del mercado laboral.
 
Al distorsionarse la ruta hacia el empleo decente por cualquiera de los factores mencionados, se corre el riesgo de aumentar la pobreza y exclusión de las generaciones previas. En otros casos, esta situación conduce a las personas a la migración ilegal en condiciones adversas, a la informalidad o a un riesgo social de caer en actividades delictivas, señala un informe del PNUD, titulado, Los rostros jóvenes de empleo precario en Guatemala publicado en 2013. 
El empleo decente es, entonces a juicio de los analistas entrevistados, la puerta de acceso a la inclusión social, a la construcción de ciudadanía y al desarrollo humano. 
Adicionalmente tenemos una serie de problemas que inhibe la atracción de inversión, como la inseguridad. Debido a este panorama tan negativo para la atracción de la inversión, las empresas solo pueden ofrecer 25 mil puestos de trabajo formal cada año. El resto de la población económicamente activa, se incorpora a la economía informal, señala el investigador de IPNUSAC. 
Este déficit ha motivado al sector empresarial a invertir en políticas de desarrollo y capital humano. En el Encuentro Nacional de Empresarios (ENADE 2012), se inició una propuesta de generación de empleo bajo el lema “Démosle Chance a Guate’ y se empezó una agenda de trabajo para algunos sectores productivos a través del Consejo Privado de Competitividad. 
Adicionalmente, el sector privado junto al Ministerio de Economía y el Programa Nacional de Competitividad, vienen trabajando en mejorar el clima de negocios para generar más inversiones. Esto se tradujo en el éxito del foro de inversión, Guatemala Investment Summit 2013, que promovió inversiones y la generación de empleo formal. 
Este tipo de acciones y esfuerzos son positivos, pero tienden a ser muy reducidos y focalizados ante la ausencia de políticas de Estado y la falta de un plan de vuelo y coordinación entre las instituciones para impulsar una política de empleo, señala Luis Linares. 
De igual manera, se pronuncia Castillo, quien subraya que el Gobierno declaró el 2013, como año de la transparencia y el empleo, cuando presentó un paquete de leyes. Sin embargo, a la fecha ni siquiera han sido aprobadas por el Congreso. 
Datos de la última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), muestran que del 100 por ciento de la población ocupada de jóvenes, entre los 15 y 24 años, tres cuartas partes tienen empleo en el sector informal de la economía. El 39% de este porcentaje tiene educación primaria, el 26.1%, secundaria y apenas el 1% superior. Del 25% restante con empleo formal, el 6.5% tiene educación primaria, el 15.9% secundaria y el 3.9% superior. 
La encuesta concluía que de cada cinco jóvenes con nivel educativo secundario, dos estaban incorporados en el mercado formal y tres en el informal, en situación de precariedad laboral. 
Esta situación ha llevado al fenómeno que los analistas llama NINIS, jóvenes que no estudian ni trabajan. Y eso es consecuencia de la falta de empleo porque se trata de jóvenes que no pueden seguir estudiando por la pobreza o la desintegración de sus familias, señala Luis Linares, quien calcula en unos 100 mil jóvenes que están en esa situación. 
La falta de oportunidades de trabajo empuja a esos jóvenes a delinquir ya que el sistema no les ofrece las suficientes oportunidades de inclusión económica y social, añade Linares.
En ese marco crítico se celebra hoy el Día del Trabajo, y el país se encuentra muy distante de cumplir con el concepto de “empleo decente”, propuesto por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que alude a un trabajo productivo con remuneración justa, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para el trabajo y su familia.

.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER DE EMPRESA

El país celebra el Día del Trabajo con 4.8 millones de subempleados

Redacción
30 de abril, 2014
Hoy se celebra el Día del Trabajo y más que una celebración con la tradicional marcha que recorre las calles del Centro Histórico, la fecha debe servir para reflexionar, sobre la necesidad que tiene el país de generar políticas de empleo, que reviertan las estadísticas de desempleo y subempleo en Guatemala. 
Según los datos oficiales, hay unos 4.8 millones de guatemaltecos en edad de trabajar que laboran por su cuenta y con ingresos por debajo del salario mínimo. Ante la falta de políticas para generar los suficientes empleos el sector informal sigue creciendo.
La Población Económicamente Activa (PEA) ronda en aproximadamente en 6 millones de personas en edad de trabajar, de las cuales solo un millón 200 mil están cubiertas por el Seguro Social (20%) que es unas de las principales referencias para hablar de empleo formal, asegura Luis Linares, coordinador e investigador de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES). 
Se estima que la PEA crece un 2.2 por ciento anualmente, lo cual significa que unas 150 mil personas se incorporan cada año. La economía solo es capaz de generar unos 40 mil empleos y el resto, la mayoría, se incorpora a la economía informal para sobrevivir. 
Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) el Producto Interno Bruto no crece ni siquiera el 1% anualmente en términos reales como para generar suficientes puestos de trabajo para emplear a los nuevos de la PEA. 
Cristhians Castillo, investigador del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (IPNUSAC) señala que ante la falta de empleo uno de los motores que está sosteniendo la economía, son las remesas que mandan los guatemaltecos que han sido marginados por el mercado laboral guatemalteco y buscan en Estados Unidos fuentes de subsistencia para sus familias. 
El otro motor es la economía informal que aunque no tributa ni tiene acceso a la seguridad social, sirve a los guatemaltecos para sobrevivir ante la falta de condiciones para acceder a un empleo formal y digno. 
Según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (Enei 2013), la economía informal era del 69.2 por ciento en el 2013.
Y aunque la economía tiene un alto déficit de empleo y un gran porcentaje sobreviviendo en el subsector informal, esto genera un desajuste general en las condiciones de vida de miles de guatemaltecos que no pueden acceder a un empleo formal y gozar de beneficios de un trabajo en relación de dependencia, como seguridad social y prestaciones laborales. 
Hay niños, adolescentes y jóvenes que, dada su situación socioeconómica, abandonan la escuela y, para contribuir al sustento de sus familias, se ven obligados a trabajar en empleos precarios, sin estabilidad, salarios justos y prestaciones sociales. 
Las mujeres adolescentes y jóvenes enfrentan el riesgo de embarazos no planificados o a edades tempranas, lo cual limita su educación y su participación económica, excluyéndolas del mercado laboral.
 
Al distorsionarse la ruta hacia el empleo decente por cualquiera de los factores mencionados, se corre el riesgo de aumentar la pobreza y exclusión de las generaciones previas. En otros casos, esta situación conduce a las personas a la migración ilegal en condiciones adversas, a la informalidad o a un riesgo social de caer en actividades delictivas, señala un informe del PNUD, titulado, Los rostros jóvenes de empleo precario en Guatemala publicado en 2013. 
El empleo decente es, entonces a juicio de los analistas entrevistados, la puerta de acceso a la inclusión social, a la construcción de ciudadanía y al desarrollo humano. 
Adicionalmente tenemos una serie de problemas que inhibe la atracción de inversión, como la inseguridad. Debido a este panorama tan negativo para la atracción de la inversión, las empresas solo pueden ofrecer 25 mil puestos de trabajo formal cada año. El resto de la población económicamente activa, se incorpora a la economía informal, señala el investigador de IPNUSAC. 
Este déficit ha motivado al sector empresarial a invertir en políticas de desarrollo y capital humano. En el Encuentro Nacional de Empresarios (ENADE 2012), se inició una propuesta de generación de empleo bajo el lema “Démosle Chance a Guate’ y se empezó una agenda de trabajo para algunos sectores productivos a través del Consejo Privado de Competitividad. 
Adicionalmente, el sector privado junto al Ministerio de Economía y el Programa Nacional de Competitividad, vienen trabajando en mejorar el clima de negocios para generar más inversiones. Esto se tradujo en el éxito del foro de inversión, Guatemala Investment Summit 2013, que promovió inversiones y la generación de empleo formal. 
Este tipo de acciones y esfuerzos son positivos, pero tienden a ser muy reducidos y focalizados ante la ausencia de políticas de Estado y la falta de un plan de vuelo y coordinación entre las instituciones para impulsar una política de empleo, señala Luis Linares. 
De igual manera, se pronuncia Castillo, quien subraya que el Gobierno declaró el 2013, como año de la transparencia y el empleo, cuando presentó un paquete de leyes. Sin embargo, a la fecha ni siquiera han sido aprobadas por el Congreso. 
Datos de la última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), muestran que del 100 por ciento de la población ocupada de jóvenes, entre los 15 y 24 años, tres cuartas partes tienen empleo en el sector informal de la economía. El 39% de este porcentaje tiene educación primaria, el 26.1%, secundaria y apenas el 1% superior. Del 25% restante con empleo formal, el 6.5% tiene educación primaria, el 15.9% secundaria y el 3.9% superior. 
La encuesta concluía que de cada cinco jóvenes con nivel educativo secundario, dos estaban incorporados en el mercado formal y tres en el informal, en situación de precariedad laboral. 
Esta situación ha llevado al fenómeno que los analistas llama NINIS, jóvenes que no estudian ni trabajan. Y eso es consecuencia de la falta de empleo porque se trata de jóvenes que no pueden seguir estudiando por la pobreza o la desintegración de sus familias, señala Luis Linares, quien calcula en unos 100 mil jóvenes que están en esa situación. 
La falta de oportunidades de trabajo empuja a esos jóvenes a delinquir ya que el sistema no les ofrece las suficientes oportunidades de inclusión económica y social, añade Linares.
En ese marco crítico se celebra hoy el Día del Trabajo, y el país se encuentra muy distante de cumplir con el concepto de “empleo decente”, propuesto por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que alude a un trabajo productivo con remuneración justa, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para el trabajo y su familia.

.