El sector de la Construcción está en caída libre y sigue sin tocar fondo. Si Guatemala ocupaba el puesto 61 en 2014 para obtener una licencia de construcción a nivel mundial, en 2015 enfiló sobre el rocoso desfiladero hasta el puesto 104 y rebotó al 106 en 2016.
La estrepitosa caída fue por la romería para cumplir los requisitos establecidos en los permisos de construcción. La simplificación se dio a principios del presente año, pero el departamento de Regulación de los Programas de Salud y Ambiente del Ministerio de Salud, emitió un acuerdo que hace más largo el trámite. El recorrido consta de 17 oficinas entre ministerios y municipalidad para que en poco más de un año se obtenga el visto bueno.
Para el presidente de la Cámara de la Construcción, José González Campo es “un panorama decepcionante”, y el panorama es desalentador y solo genera “frustración”.
Informes del Banco de Guatemala muestran que el sector de la construcción aporta un 2.8 por ciento al Producto Interno Bruto (PIB) total, porcentaje que cada vez es menor debido a la poca o nula estimulación de las inversiones en esta actividad, pese a que es considerada como un motor para reactivar la economía en general.
Este deterioro se puede observar en el siguiente gráfico.
Según cifras de la CGC, el Estado ha dejado de percibir más de Q2 mil 145 millones entre IVA, ISR, USI y pago de licencias a municipalidades por no agilizar los procedimientos.
“Qué más puede suceder si se aprueba la reforma fiscal”, González Campo considera que es complicado porque si ahora hay crisis, con más impuestos se afecta el acceso a la vivienda, de hacer ampliaciones o mejoras a sus viviendas, que son actividades que generan empleo.
El drama no termina ahí. Ahora, con la propuesta de la Reforma Fiscal, el tono del problema se acentúa más. En la propuesta presentada por el Ministerio de Finanzas, específicamente en el Libro III: se propone “actualizar” el Impuesto sobre la Distribución de Cemento, llevándolo de Q1.50 a Q5.00 por saco.
Esta decisión, según las autoridades, busca fortalecer los programas de vivienda popular para las personas necesitadas, pues toda la recaudación se asignará para el financiamiento del Fondo para la Vivienda.
Sin embargo, la escalada de precios recorrerá todos los productos de la construcción y aunque el Gobierno asegura lo contrario, el consumidor tendrá que asumir todos los costos adicionales. Si se aprueba este incremento del impuesto al saco de cemento, Guatemala tendrá la carga tributaria más alta de Centroamérica, lo cual incentivará el contrabando.
Este gráfico muestra la carga tributaria en cada nación de la región, incluso en México, donde no existe impuesto específico al cemento, tal como ocurre en Honduras.
Mario Orellana, gerente general de Cementos Progreso, considera que la reforma fiscal encarece los materiales de construcción y afecta “la construcción informal, al menudeo”, financiada por las remesas familiares, y si se suman los otros incrementos a los impuestos, como a los combustibles y minerales, “el aumento lo resentirá la población”.
Lejos de más impuestos, los empresarios plantean siete puntos a las autoridades para reactivar la economía por medio de la construcción, promoviendo los siguientes cambios:
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