Luego de salir de la universidad, Boris Reyes y su hermano buscaron ‘trascender más allá de solo ser profesionales’. Fue así como luego de una lluvia de ideas, sondeo de mercado, visitas al supermercado y buscar nichos en dónde no existiera una oferta de productos nacionales, lograron desarrollar Cardon.

“Nos surgió la ‘espinita’ de emprender algo, y lo primero fue determinar si sería un producto o servicio. Encontramos el chocolate, y pese a que somos productores de cacao, tenemos muy pocas marcas a nivel nacional”, comentó Boris Reyes, fundador de Cardo, en una entrevista para República Emprendimiento.

Una vez que definieron el producto, llegaron a la conclusión de nombrar la marca Cardon, derivado de uno de sus apellidos: Cardona. La decisión les permitió facilitar el proceso en el Registro de la Propiedad Intelectual.

“Pensamos mucho en nombre, porque queríamos que fuera sencillo de pronunciar. Definimos los sabores a prueba y error con nuestros clientes y así nació nuestro producto estrella: Las guindas cubiertas con chocolate”, agregó.

¿Cuáles han sido los retos que has tenido para que tu emprendimiento se mantenga y cómo los resolviste?

— El mayor reto es mantenerse en el mercado. Nosotros llegamos a crear nueve sabores de productos, hoy en día solo tenemos cuatro y son dos los que más se venden. Entonces el mayor reto es permanecer en el mercado, y tener un producto líder.

En ese sentido, fuimos muy exhaustivos en buscar e investigar el mercado, tendencias en otros países, cuál sería el producto estrella. Al inicio fue prueba, error y trabajar en el producto, y hoy en día somos el único que ofrece guindas cubiertas de chocolate en el mercado.

En nuestros inicios el producto era muy grande, costoso y solo se vendía en temporadas altas. Entonces nos tocó rediseñar la idea, recibir la retroalimentación, ver el consumo, y tratar cada detalle. Hoy en día nunca hemos pensado en masificar nuestro concepto.  

¿Cómo esperas que ser parte de Entre Jaguares ayude y potencialice tu emprendimiento?

— He estado trabajando mucho en el aspecto de marketing en redes sociales. Durante la pandemia dejé a un lado el tema digital, y por eso esperamos que con Entre Jaguares podamos redefinir ese aspecto, por medio de los pitch y mentorías.

Sabemos que si no estamos en redes sociales no existimos. Es un canal para potencializar la venta.

Con la participación en el programa, ¿cuál es la lección más importante que como emprendedor quieres dejar a otros?

— Nunca desmayar. Considero que estamos en el mejor mercado de la región, incluyendo sur de México, Panamá, y El Caribe, por eso es importante ser realistas con las ideas que creamos, y buscar ideas acordes al mercado. Uno a veces se enamora de la idea, pero es importante saber que no siempre la acepta el mercado.

Entonces creo que es importante hacer un análisis especifico, bien detallado, para ver si uno logra lo más importante: Llegar al corazón de un nicho de personas.

Adicional, hay que trabajar para mantener una curva de crecimiento, realista, no tan alta, paso a paso, con un análisis hormiga de lo que uno está haciendo.

Es importante recibir retroalimentación, aunque sea de conocidos, pero con objetividad. Con eso uno logra definir bien, dar pasos pequeños, pero firmes.

En resumen, hay que tener constancia y trabajar la inteligencia emocional porque al inicio uno toma personal los rechazos o no tener ventas.

Finalmente, ¿recomendarías Entre Jaguares a otros emprendedores?

— La verdad es que sí es una buena oportunidad, porque en mi caso me había apartado un poco de ver nuevos emprendimientos, qué hacemos los guatemaltecos, y los apoyos que existen.

La mejor y mayor razón es porque no podemos ir solos, yo hice amigos en Entre Jaguares, y es importante tener una red de emprendimientos que nos permita de manera sana compartir nuestras experiencias.

Mi mensaje final es resaltar la importancia de trabajar un emprendimiento desde el punto de vista legal, porque como los trámites pueden ser muy burocráticos, se van dejando fuera de lo que es un emprendimiento. Entonces se puede llegar a sentir que no es un emprendimiento tan ejecutable porque le hace falta darle una figura de legalidad.