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Dario Morales: “Me impresiona la estabilidad de las tarifas eléctricas en Guatemala”

Dario Morales participó como ponente en el Summit de Energía Renovable. Foto: Cortesía AGER
Braulio Palacios
06 de febrero, 2024

El primer director ejecutivo de la Asociación Chilena de Energía Solar (Acesol), Dario Morales, visitó Guatemala para participar en la primera edición del Summit de Energía Renovable (SER), que organizó la Asociación de Generadores con Energía Renovable (AGER). 

 

República Empresa conversó con Morales para conocer la transición energética en el país sudamericano, donde es una nación referente en renovables con energía solar y eólica. Asimismo, el experto destacó la importancia de contar con certeza jurídica y una Política Energética. Con ambas, se puede atraer inversión privada y empujar el uso de fuentes renovables para generar electricidad. 

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Un poco de contexto, ¿de qué trata su ponencia en el SER?  

 

— La idea es poder compartir algunas de las experiencias, tanto positivas como negativas, que ha vivido Chile en cuanto al desarrollo e implementación de su política energética, que hoy día nos permite tener una cierta posición de liderazgo, por lo menos en el cono sur, en la relación de adopción de tecnologías renovables variables, tanto eólicas como solar.  

 

Este desarrollo ha sido posible a partir de la implementación de políticas de Estado, donde los distintos agentes, academia, industria, sociedad civil y también, por supuesto, las autoridades. Fuimos en algún momento, al igual como lo ha hecho Guatemala, capaces de ponernos de acuerdo hacia un objetivo común, que es la carbononeutralidad de nuestra economía.  

 

Es seguro que tenemos todas las industrias del sector eléctrico, en cada uno de los países, empezaron con la adhesión de los fósiles. Todos hemos estado en este paso de la transición.  

Dario Morales, primer director ejecutivo de Asesol. Foto: AGER
  

 

¿Cómo le ha ido en la implementación de la energía solar en Chile?  

 

— Al igual que la mayoría de los países del mundo, durante prácticamente todo el siglo XX, y los primeros 15 años del siglo XXI, las matrices eléctricas estaban dominadas por dos grandes familias tecnológicas. Me refiero a la hidroelectricidad y los combustibles fósiles, en sus diversas versiones, generación diésel, carbón y gas natural. Y eso tiene una cierta comodidad del aprendizaje de haber pasado más de 100 años operando el sistema eléctrico de alguna forma.  

 

El cambio climático, la crisis climática, la transición energética nos imponen desafíos de manera de repensar cómo operan los sistemas eléctricos. Y las energías renovables, en un comienzo, fueron miradas con mucho temor, porque eran una fuente de incertidumbre en la operación de los sistemas eléctricos.  

 

La experiencia ha demostrado, y en particular parte de lo que quiero compartir, es que las energías renovables variables, como el sol y el viento, son una realidad. Alcanzan altas tasas de penetración, son económicas, son eficientes y son parte fundamental de las herramientas que como países tenemos para luchar al cambio climático.  

 

A partir de lo que ustedes han vivido en Chile, ¿qué podrían recomendar a Guatemala para poder darle un poco más de espacio a esas fuentes?  

 

— Bueno, es difícil hacer una recomendación porque son países distintos, culturas distintas, pero tenemos algo en común. Chile, al igual que Guatemala, no tenemos fuentes energéticas fósiles, no tenemos las fuentes energéticas primarias del pasado, como alguien decía por ahí. Pero sí somos ricos en las fuentes energéticas del futuro. Hidroelectricidad, geotermia, sol y viento son necesariamente las tecnologías que van a liderar la segunda mitad de este siglo.  

 

Además, tenemos una gran oportunidad, y la oportunidad es poder aprovecharlas adecuadamente, aprovechar que esas tecnologías generan empleos, empleos de alta calificación, de alta sofisticación. Son modulares, permiten llevar la energía directamente hacia los consumidores.  

 

Una planta fotovoltaica o los paneles fotovoltaicos que se usan en una planta de gran escala son exactamente los mismos que podemos poner en nuestros techos. Se pueden aprovechar muchas economías de escala.  

 

Para Chile, el tema de las tarifas y la independencia energética son factores estratégicos, y las energías renovables son una fuente de independencia energética, de bajos precios y de muchos beneficios económicos y sociales.  

Para cumplir sus metas climáticas, Chile debe invertir unos US$30.000M en generación y transmisión hacia finales de esta década. Foto: AGER

¿Cómo les ha ido en Chile con la atracción de inversiones en energía solar?  

 

— Bastante bien. Hoy día, Chile está iniciando un proceso de cierre de centrales de carbón. Todo el parque central a carbón se está decomisionando de manera voluntaria por parte de las empresas propietarias, y eso está abriendo espacios para una mayor penetración de inversiones renovables. 

 

Como país, si queremos cumplir nuestras metas climáticas, tenemos que invertir sobre US$30.000M en generación y transmisión hacia finales de esta década. Y, por lo tanto, al igual que en Guatemala, y lo he escuchado muchas veces durante este seminario, la certeza jurídica es para las inversiones de largo plazo es fundamental.  

 

Es muy importante que nuestros países podamos seguir fomentando esa certeza jurídica porque estos son activos, son instalaciones, tienen una alta inversión. Muy bajos costos de operación y una vida útil muy larga. Por lo tanto, el inversionista también necesita y requiere de esa certeza jurídica.  

 

Guatemala tiene nuevo gobierno, ustedes lo vivieron años atrás. ¿Hubo alguna política o cambio relevante con la llegada del presidente Boric?   

 

— En 2015, a partir del liderazgo del de la autoridad de la época, Chile comenzó un proceso en el sector energía. Ha sido un proceso que ha mostrado la luz de cómo poder construir políticas de Estado. Se crea un documento que se llama Energía 2050, que trata de conciliar las visiones de la Academia, la industria, la sociedad civil y las autoridades en una visión del desarrollo energético del país para los próximos 25 años.  

 

Afortunadamente, los sucesivos gobiernos también. En Chile, al igual que en Guatemala, los gobiernos cambian cada cuatro años. Han tomado esa Política Energética como un faro para seguir avanzando en políticas ya no de gobiernos, sino de Estado. Naturalmente, cada Gobierno pone matices en esa Política, lo que está muy bien. Los gobiernos son elegidos por los ciudadanos precisamente para poner esos matices.  

 

Sin embargo, la necesidad de contar con una Política de Estado en materia energética es fundamental para poder atraer inversión y virar desde el modelo antiguo, que es una matriz, basada en combustibles fósiles, hacia un modelo moderno, basada en energías renovables.  

 

¿Qué se escucha en Chile sobre el sector eléctrico en Guatemala y su Ley General de Electricidad? 

 

— La regulación del sector eléctrico de Guatemala tiene algunos elementos muy similares a la regulación chilena. En 1982, Chile privatiza completamente su sector energético eléctrico. Eso de alguna manera sirve es modelo para el desarrollo de los mercados privados en el resto del mundo.  

 

Es interesante ver cómo a partir de esas raíces comunes, el sector eléctrico chileno y guatemalteco también se va generando ciertas diferencias propias debido a los problemas individuales de cada país, la cultura y el desarrollo de inversiones.  

Sin duda, lo que yo he podido ver hoy día en el Summit es que, a partir de esa Ley, que entrega certeza jurídica, se permite atraer inversión privada. Ese sector energético es regulado para asegurar la calidad de suministros a los ciudadanos y el Estado pueda dedicar esos recursos y esos esfuerzos a resolver otros problemas sociales. Eso es fundamental para asegurar que un sector como el energético tenga las inversiones que permitan entregar una calidad de energía de suministro que la población se merece a tarifas razonables.  

 

A mí me impresiona mucho la estabilidad, sin perjuicio de la variabilidad, que se han mostrado en algunas presentaciones, que tienen las tarifas eléctricas en Guatemala. Sin duda, las energías renovables van a contribuir a la estabilidad tarifaria porque ya van a dejar de depender de los precios internacionales en los mercados de los combustibles fósiles. 

La primera edición del Summit de Energía Renovable (SER) se realizó el 31 de enero en la Ciudad de Guatemala. Foto: AGER

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Dario Morales: “Me impresiona la estabilidad de las tarifas eléctricas en Guatemala”

Dario Morales participó como ponente en el Summit de Energía Renovable. Foto: Cortesía AGER
Braulio Palacios
06 de febrero, 2024

El primer director ejecutivo de la Asociación Chilena de Energía Solar (Acesol), Dario Morales, visitó Guatemala para participar en la primera edición del Summit de Energía Renovable (SER), que organizó la Asociación de Generadores con Energía Renovable (AGER). 

 

República Empresa conversó con Morales para conocer la transición energética en el país sudamericano, donde es una nación referente en renovables con energía solar y eólica. Asimismo, el experto destacó la importancia de contar con certeza jurídica y una Política Energética. Con ambas, se puede atraer inversión privada y empujar el uso de fuentes renovables para generar electricidad. 

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Un poco de contexto, ¿de qué trata su ponencia en el SER?  

 

— La idea es poder compartir algunas de las experiencias, tanto positivas como negativas, que ha vivido Chile en cuanto al desarrollo e implementación de su política energética, que hoy día nos permite tener una cierta posición de liderazgo, por lo menos en el cono sur, en la relación de adopción de tecnologías renovables variables, tanto eólicas como solar.  

 

Este desarrollo ha sido posible a partir de la implementación de políticas de Estado, donde los distintos agentes, academia, industria, sociedad civil y también, por supuesto, las autoridades. Fuimos en algún momento, al igual como lo ha hecho Guatemala, capaces de ponernos de acuerdo hacia un objetivo común, que es la carbononeutralidad de nuestra economía.  

 

Es seguro que tenemos todas las industrias del sector eléctrico, en cada uno de los países, empezaron con la adhesión de los fósiles. Todos hemos estado en este paso de la transición.  

Dario Morales, primer director ejecutivo de Asesol. Foto: AGER
  

 

¿Cómo le ha ido en la implementación de la energía solar en Chile?  

 

— Al igual que la mayoría de los países del mundo, durante prácticamente todo el siglo XX, y los primeros 15 años del siglo XXI, las matrices eléctricas estaban dominadas por dos grandes familias tecnológicas. Me refiero a la hidroelectricidad y los combustibles fósiles, en sus diversas versiones, generación diésel, carbón y gas natural. Y eso tiene una cierta comodidad del aprendizaje de haber pasado más de 100 años operando el sistema eléctrico de alguna forma.  

 

El cambio climático, la crisis climática, la transición energética nos imponen desafíos de manera de repensar cómo operan los sistemas eléctricos. Y las energías renovables, en un comienzo, fueron miradas con mucho temor, porque eran una fuente de incertidumbre en la operación de los sistemas eléctricos.  

 

La experiencia ha demostrado, y en particular parte de lo que quiero compartir, es que las energías renovables variables, como el sol y el viento, son una realidad. Alcanzan altas tasas de penetración, son económicas, son eficientes y son parte fundamental de las herramientas que como países tenemos para luchar al cambio climático.  

 

A partir de lo que ustedes han vivido en Chile, ¿qué podrían recomendar a Guatemala para poder darle un poco más de espacio a esas fuentes?  

 

— Bueno, es difícil hacer una recomendación porque son países distintos, culturas distintas, pero tenemos algo en común. Chile, al igual que Guatemala, no tenemos fuentes energéticas fósiles, no tenemos las fuentes energéticas primarias del pasado, como alguien decía por ahí. Pero sí somos ricos en las fuentes energéticas del futuro. Hidroelectricidad, geotermia, sol y viento son necesariamente las tecnologías que van a liderar la segunda mitad de este siglo.  

 

Además, tenemos una gran oportunidad, y la oportunidad es poder aprovecharlas adecuadamente, aprovechar que esas tecnologías generan empleos, empleos de alta calificación, de alta sofisticación. Son modulares, permiten llevar la energía directamente hacia los consumidores.  

 

Una planta fotovoltaica o los paneles fotovoltaicos que se usan en una planta de gran escala son exactamente los mismos que podemos poner en nuestros techos. Se pueden aprovechar muchas economías de escala.  

 

Para Chile, el tema de las tarifas y la independencia energética son factores estratégicos, y las energías renovables son una fuente de independencia energética, de bajos precios y de muchos beneficios económicos y sociales.  

Para cumplir sus metas climáticas, Chile debe invertir unos US$30.000M en generación y transmisión hacia finales de esta década. Foto: AGER

¿Cómo les ha ido en Chile con la atracción de inversiones en energía solar?  

 

— Bastante bien. Hoy día, Chile está iniciando un proceso de cierre de centrales de carbón. Todo el parque central a carbón se está decomisionando de manera voluntaria por parte de las empresas propietarias, y eso está abriendo espacios para una mayor penetración de inversiones renovables. 

 

Como país, si queremos cumplir nuestras metas climáticas, tenemos que invertir sobre US$30.000M en generación y transmisión hacia finales de esta década. Y, por lo tanto, al igual que en Guatemala, y lo he escuchado muchas veces durante este seminario, la certeza jurídica es para las inversiones de largo plazo es fundamental.  

 

Es muy importante que nuestros países podamos seguir fomentando esa certeza jurídica porque estos son activos, son instalaciones, tienen una alta inversión. Muy bajos costos de operación y una vida útil muy larga. Por lo tanto, el inversionista también necesita y requiere de esa certeza jurídica.  

 

Guatemala tiene nuevo gobierno, ustedes lo vivieron años atrás. ¿Hubo alguna política o cambio relevante con la llegada del presidente Boric?   

 

— En 2015, a partir del liderazgo del de la autoridad de la época, Chile comenzó un proceso en el sector energía. Ha sido un proceso que ha mostrado la luz de cómo poder construir políticas de Estado. Se crea un documento que se llama Energía 2050, que trata de conciliar las visiones de la Academia, la industria, la sociedad civil y las autoridades en una visión del desarrollo energético del país para los próximos 25 años.  

 

Afortunadamente, los sucesivos gobiernos también. En Chile, al igual que en Guatemala, los gobiernos cambian cada cuatro años. Han tomado esa Política Energética como un faro para seguir avanzando en políticas ya no de gobiernos, sino de Estado. Naturalmente, cada Gobierno pone matices en esa Política, lo que está muy bien. Los gobiernos son elegidos por los ciudadanos precisamente para poner esos matices.  

 

Sin embargo, la necesidad de contar con una Política de Estado en materia energética es fundamental para poder atraer inversión y virar desde el modelo antiguo, que es una matriz, basada en combustibles fósiles, hacia un modelo moderno, basada en energías renovables.  

 

¿Qué se escucha en Chile sobre el sector eléctrico en Guatemala y su Ley General de Electricidad? 

 

— La regulación del sector eléctrico de Guatemala tiene algunos elementos muy similares a la regulación chilena. En 1982, Chile privatiza completamente su sector energético eléctrico. Eso de alguna manera sirve es modelo para el desarrollo de los mercados privados en el resto del mundo.  

 

Es interesante ver cómo a partir de esas raíces comunes, el sector eléctrico chileno y guatemalteco también se va generando ciertas diferencias propias debido a los problemas individuales de cada país, la cultura y el desarrollo de inversiones.  

Sin duda, lo que yo he podido ver hoy día en el Summit es que, a partir de esa Ley, que entrega certeza jurídica, se permite atraer inversión privada. Ese sector energético es regulado para asegurar la calidad de suministros a los ciudadanos y el Estado pueda dedicar esos recursos y esos esfuerzos a resolver otros problemas sociales. Eso es fundamental para asegurar que un sector como el energético tenga las inversiones que permitan entregar una calidad de energía de suministro que la población se merece a tarifas razonables.  

 

A mí me impresiona mucho la estabilidad, sin perjuicio de la variabilidad, que se han mostrado en algunas presentaciones, que tienen las tarifas eléctricas en Guatemala. Sin duda, las energías renovables van a contribuir a la estabilidad tarifaria porque ya van a dejar de depender de los precios internacionales en los mercados de los combustibles fósiles. 

La primera edición del Summit de Energía Renovable (SER) se realizó el 31 de enero en la Ciudad de Guatemala. Foto: AGER