Después de la jornada de votaciones del domingo 25 de junio, las sorpresas no faltaron. Conforme pasan los días y los candidatos que competirán en segunda vuelta por la presidencia del país, Sandra Torres y Bernardo Arévalo, pasarán de redoblar sus esfuerzos de comunicación para dar a conocer sus propuestas de campaña.

Las propuestas grandilocuentes y discursos enfocados en segmentos de la población marginada o con intereses en particular, no faltarán por parte de ambos candidatos. No obstante, el tema de la seguridad, o falta de esta, en el país aún es muy relevante aunque electoralmente sea más interesante enfocarse en proyectos de gran envergadura que en un tema ya conocido.

Por ello el presente artículo tiene como objetivo dimensionar el impacto que tiene la inseguridad en el día a día y que al ser la violencia algo ya enraizado, hemos dejado de prestarle atención.

Sin embargo, aunque las extorsiones y asesinatos son la cara más violenta y visible la delincuencia en el país no lo son todo y no es el punto focal de este artículo.

Sobre estos temas ya existen infinidad de publicaciones. No obstante, ¿consideraría el tráfico vehicular como una consecuencia de la falta de seguridad? En principio no, pero para entenderlo, es mejor preguntarse cuantos viajes que pudo haber realizado caminando no los hizo, o los hizo en carro, por temor a ser asaltado.

Asimismo hay que preguntarse cuántas veces pudiendo usar una calle vacía en la noche prefirió la ruta más transitada por temor a un robo. Se que existen otros factores como transporte público e infraestructura que poseen mayor relevancia en este tema, no obstante, la inseguridad también aporta su granito.

Y así como el tráfico, cuántas otras actividades se ven afectadas por la inseguridad, derivado de la incapacidad del Estado de hacer cumplir la ley, y no nos percatamos.

Porque, de qué sirve proponer nuevas leyes con enfoques específicos si las más primordiales como las relacionadas a la seguridad y aplicables a todos los guatemaltecos no se cumplen.

Para dimensionar esto, en el Índice de Libertad Económica, los indicadores de “Derechos de Propiedad” y “Efectividad Judicial” son los peor evaluados para Guatemala y los que arrastran al país en el desempeño de este ranking.

Por ello antes de pensar en programas de asistencia o grandes proyectos de reforma, es necesario hacer cumplir con uno de los elementos esenciales del esencial del Contrato Social: garantizar la seguridad para la población.

Y me refiero a seguridad en su aspecto más amplio y no solo ante la delincuencia, como seguridad para emprender, para movilizarse o para las inversiones extranjeras. Porqué así como el tráfico, cuántas otras actividades no se ven afectadas por la inseguridad en el país.

Cuántas personas no se animarían a emprender si tuvieran la certeza que no serán extorsionadas o cuantos lugares se podrían convertir en destinos turísticos si no hubiera delincuencia.

Es impresionante el impacto que tiene la falta de cumplimiento de la ley y la poca capacidad del Estado para asegurar la certera aplicación de esta. Para los detallistas ya habrán visto que la foto de portada es del Aeropuerto La Aurora, por lo que, si en un lugar tan expuesto como este no es capaz de cumplirse la más básica de las reglas, que se puede esperar del resto.

Por ello termino haciendo un recordatorio que antes de proponer reformas o nuevas leyes que implican un gasto político enorme, es indispensable hacer cumplir las que ya se tiene y fortalecer el brazo tangible del Estado; es decir instituciones como la Policía Nacional Civil.

Porque alcanzar un verdadero Estado de Derecho en Guatemala no solo mejoraría la calificación del país en infinidad de índices, sino que sería la acción que mayor y más rápido impacto positivo tendría en la población.