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Fanny D. Estrada, directora de Relaciones Institucionales de AGEXPORT. Foto: Emanuel Figueroa/República

Fanny D. Estrada: “Para generar millones de empleos formales debemos ser un país competitivo” 

La directora de Relaciones Institucionales de AGEXPORT cumplió medio siglo de estar involucrada en el mundo del comercio. Con 40 años en la institución, es una referente para las exportaciones guatemaltecas. 

La directora de Relaciones Institucionales de AGEXPORT, Fanny D. Estrada, cumplió recientemente 50 años de estar inmersa en el mundo del comercio. Sus inicios se remontan a 1974, cuando pidió hacer prácticas laborales en el Instituto de Comercialización Agrícola (INDECA).  

Sin saberlo, esa modesta solicitud la llevaría a estar en otras instituciones que marcaron la génesis de lo que ahora se conoce como la Asociación Guatemalteca de Exportadores (AGEXPORT). Sus más de 40 años en la entidad la vuelven una de las principales promotoras de las exportaciones como un modelo de generación de millones de empleos formales. 

República Empresa tuvo la oportunidad de conversar con Estrada, desde sus modestos inicios, cuando apenas reconocía lo que era un Tratado de Libre Comercio, hasta convertirse en la que muchos consideran —incluso ella misma— la “memoria histórica” de AGEXPORT.  

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¿Es consciente de que tiene 50 años de estar involucrada con el comercio exterior del país?    

—Sabes, hasta ahora, caigo en cuenta de que es medio siglo. Ha sido tan emocionante y tan bonito. A nivel profesional muy satisfactorio. Eso es lo que uno sueña en la vida, uno se prepara para salir adelante.   A mí se me dio la oportunidad de hacer esto. Es medio siglo, pero no lo he sentido así. Y te digo, al día de hoy, me siento con la misma pasión e interés. Tengo la misma visión de que en Guatemala hay mucho que hacer, pero en 50 años he tenido la oportunidad de ver que podemos lograrlo.    

Foto: Emanuel Figueroa/República

El comercio es un mundo constante de propuestas, de entusiasmo, de sacar ideas, de ir al exterior, de ir a vender, de resolver problemas… Cada cuatro años, cuando entra un nuevo gobierno, trasladas la convicción de que la exportación es una solución para el país. Así pasó el tiempo y no te das cuenta, se fueron 50 años. Son muchos años, y en medio de todo eso, nacieron mis cinco hijos. Ahora tengo 11 nietos, claro, un hijo más: AGEXPORT.     

El 15 de enero se cumplieron los 50 años de su acercamiento al mundo del comercio exterior, seguramente nunca se imaginó lo que pasaría desde aquel lejano 1974…    

— Si uno es una persona con actitud positiva, con deseo de aprender, con deseo de estudiar, hay que aprovechar cada oportunidad que a uno se le presenta. Al final se vuelve una cuestión de liderazgo. Uno ni se da cuenta, por lo menos yo no me he dado cuenta. Simplemente va ocurriendo.   Pero el otro día alguien me pidió que mirara para atrás y que visualizara cómo había sido la cosa. Y uno empieza a pensar, sobre todo cuando uno ve que vas logrando poquito a poco sumar una corriente, donde se van sumando más personas por hacer algo bueno para el país. Si te fijas, es un movimiento de personas, ¿no? Y entonces y luego logras que te escuchen, que sigan un poco las orientaciones que uno le va dando.    

Y yo creo que hay varias cosas. Lo primero es la empatía. Cada vez que alguien tiene un problema, que siente que se está ahogando, si uno no se pone en sus zapatos y uno no conecta y a uno no le duele lo mismo que le está doliendo a él, es muy difícil aportarle una solución. Entonces, cuando tienes empatía, pero además tienes mucha escucha, no es escuchar exactamente lo que te está diciendo, que es lo que lo está molestando. Inmediatamente, viene una fuerza interior muy grande que te impulsa a apoyar y ayudar. 

Sé que conoce mucho de tratados de libre comercio. ¿Hay uno en particular que usted considere el “más valioso” para nuestra economía?    

— Sin duda el que involucra a los dos socios comerciales más importantes para el país. EE. UU. Es el principal socio comercial, y le sigue Centroamérica…   

¿Hablamos del DR-CAFTA?   

— Sí. Y es interesante porque en los últimos años compiten por el primer lugar. El año pasado, por primera vez, pudo que Centroamérica supere en exportaciones a EE. UU. Compiten; 33%, va uno, 33 va el otro.  El otro socio importante es Europa. Me impresiona mucho cómo exportábamos en el pasado 4% del comercio a ese mercado, pero solo se firmó el ADA (Acuerdo de Asociación) y todo cambió. Hoy exportamos casi el 13. Vamos encaminados al 14.   

México, por ejemplo, que es otro socio comercial, exportamos 4% hace 40 años y le seguimos exportando el mismo cuatro. Ahí podría ser el motivo de otra entrevista porque la diferencia es entre uno y otro. Se supone que somos vecinos y consumimos el mismo tipo de productos. En cambio, hay mercados tan sofisticados, como el americano, el europeo, el canadiense. Quiere decir que somos buenos. Cuando uno ve que somos tan exitosos en EE. UU., en Europa, uno dice, de verdad, en Guatemala se saben hacer las cosas bien.  Los tratados de libre comercio son una de las cosas más apasionantes de vivir porque reflejan una sociedad.  

Los TLC son para abrir puertas, para que nosotros podamos ir mejor a vender y colocar nuestros productos, pero es “dando y dando”. Si abro mi mercado, tú haces lo mismo. Y, entonces, ahí es donde las negociaciones se vuelven tan apasionantes. Energética, diría yo.  Claro, yo estoy cómodamente en mi mercado, y obviamente, no quiero que alguien me quite mi lugar. Y para competir yo tengo que superarme, ser mejor que él. Ser mejor que otros para mantener mis posiciones. Entonces, cuando se negocia, tenéis esas grandes fuerzas. Los exportadores queremos que nos abran el mercado, pero el mundo nos va a pedir también que hagamos lo mismo. Es por eso que los tratados tardan tanto tiempo en firmarse, se complican, pero es apasionante vivirlos.     

Guatemala envía más de 4.000 productos al mundo, ¿hay alguno que recuerde cómo empezó a exportarse?   

— Hay productos líderes. El primer producto de exportación del país, superando al café y lo demás, son los textiles. Pero uno que responde a tu pregunta es el mango. Para exportar cada producto agrícola a cualquier otro país, necesitas una autorización del otro país; es parte de las reglas de la OMC. El mango era un producto que necesitaba una autorización para ir a EE. UU.   Un día llegan a mi oficina dos personas y me dicen: ‘Fanny, queremos exportar mango a EE. UU., pero para hacerlo necesitamos cumplir con un montón de requisitos’. Y me empiezan a enlistar los requerimientos. Me pareció muy complicado lo que me decían. Respetuosamente, les respondí que como institución no apoyábamos a personas individuales, solo grupos de, mínimo, cinco personas. Eso fue un jueves. El lunes tenía a los cinco empresarios en mi oficina.  

Foto: Emanuel Figueroa/República

Dentro del grupo estaba una persona muy respetada y de mucha credibilidad: Mariano Ventura. Dentro de mí, dije: ‘Si Mariano Ventura tiene interés, pues tiene sentido esta cosa’. Para no hacer más larga la historia, cumplimos con todo y hoy Guatemala es un gran exportador de mango para EE. UU.     

¿Recuerda en qué año pasó?    

— No tengo la fecha exacta, pero te diría que fue en los 90. Es una historia lindísima. Estos visionarios ahora son miembros del World Mango Board. Ahora se exporta mango en distintas modalidades: congelado, en pastas, en fresco… Es uno de los proyectos que seguimos apostando para aumentar las exportaciones.    

¿Cómo se llega a la conclusión de que las exportaciones son la ruta para dar empleo y generar desarrollo?    

— Alrededor de esa pregunta está el mensaje que he luchado por trasladar en los últimos 50 años. Y vuelvo a explicarlo. Para empezar, Guatemala es un microbio en el contexto internacional del comercio, yo lo he calculado como el 0.0018%. Entonces, cuando un país tiene una población abundante y economía pequeña, tiene que buscar la forma de darle empleo a toda esa población.

Ahora, el país necesita por lo menos nueve millones de puestos de trabajo formales. ¿Cuál es la solución? Bueno, la respuesta es ser competitivos. Ser mejor entre los mejores, ser muy buenos, cumplidores, respetando y cumpliendo las exigencias internacionales, teniendo buenos costos y buen servicio. Si esa es la solución, ¿cómo hacemos para bajar los costos? Pues haciéndole fácil la vida al emprendedor, al productor, bajándole los costos de la logística, el transporte, poniéndole recursos humanos capacitados, teniendo tecnología, energía eléctrica de bajo costo, telecomunicaciones de bajo costo.  

Foto: Emanuel Figueroa/República

La competitividad es otro mensaje importante. No solo es para competir en otros mercados. Los TLC abrieron el mercado guatemalteco y aquí encuentras productos de miles de países con los que debes competir en tu mercado de origen.    

Ese nivel de comprensión es el que sostiene que la exportación es la vía para generar empleo. Para hacer crecer las exportaciones debemos ser un país competitivo. La competitividad la hacemos entre todos, gobierno, empresarios, colaboradores y sociedad civil, poniendo lo mejor cada uno, preparándome lo mejor. Si somos un país competitivo, vamos a salir adelante.   

Seguramente ha viajado a muchos países. Cuando encuentra un producto guatemalteco en esos mercados, ¿cómo lo vive?   

— No te imaginas la emoción y la cantidad de fotos que tomo. Las esparzo de inmediato, las envío a Guatemala, obviamente. Entiendo perfectamente lo que implicó que ese producto llegara a ese mercado. La verdad es que son héroes los que logran colocar sus productos por todo el mundo. Tengo la dicha de conocer a muchos exportadores y les digo: ‘Mira dónde encontré tu producto’. Es una gran felicidad. Uno se dice ‘valió la pena todo el sacrificio’.