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Industria, energía y apagones: el papel de la generación energética en la competencia de un país

En la actualidad Honduras y sus racionamientos eléctricos son el ejemplo de los efectos que una política rígida y falta de inversión puede provocar. En la recta final del proceso electoral actual, esto puede ser un elemento para que los candidatos contemplen e incluyan en sus planes de gobierno.

.
Diego Lechuga
21 de junio, 2023

El 10 de junio, en Honduras, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica anunció que, a partir de ese momento, todos los lunes se anunciarían los apagones programados por horario y zona a realizarse en el país.

Este anuncio se realiza para hacer frente una brecha entre la producción y demanda que se genera en la presente época del año. El racionamiento de la producción sería para atender a una serie de problemas que se han acumulado de forma gradual en el país vecino, incluyendo la falta de inversión en las líneas de transmisión, pero que se han visto agravados con las escasas lluvias de la época que han limitado la generación por hidroeléctrica.

Esta situación, provocada por el fenómeno de “El Niño” también ha afectado a Guatemala al punto que el nivel de las represas de las hidroeléctricas del país está en niveles considerablemente bajos.

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Esta situación ha provocado que el Gobierno de Guatemala considere inclusive el declarar un estado de emergencia para hacer frente a la crisis. Pero, qué tiene que ver esto con la competitividad del país.

En corto, ante un escenario en el que las hidroeléctricas nacionales, que llegan a aportar hasta el 50% de lo que se consume, no son capaces de satisfacer la demanda, se debe de recurrir a otras alternativas de generación.

Aunque la matriz de generación energética de Guatemala es variada, son las fuentes relacionadas a combustibles fósiles como el bunker, gas o carbón, las únicas con capacidad para compensar el faltante derivado a la sequía.

Y, como se ha evidenciado en los últimos años, los combustibles fósiles por el momento no gozan de precios altamente competitivos por lo que se podría esperar un incremento en la tarifa de consumo eléctrico.

Asimismo, aunque las energías renovables como la eólica, solar y geotérmica han tenido un gran avance tanto en cuestión de costos como en desarrollo de infraestructura, aun no son capaces de suplir lo que hoy en día se genera con combustibles fósiles o hidroeléctricas en el país.

Según la International Renewable Energy Agency en su reporte de costos de generación del 2020, aunque la generación fotovoltaica (solar) ha sufrido la disminución de costos más grande entre 2010 y 2020 disminuyendo de un precio promedio de 0.381 USD/kWh a 0.057 USD/kWh, la generación eólica e hidráulica son las que tienen respectivamente los costos más bajos con 0.039 USD/kWh y 0.044 USD/kWh respectivamente.

Este costo de producción le permite inclusive competir contra los valores de producción de lo generado con recursos no renovables. El problema es que la generación con estos métodos implica inversiones cuantiosas y distendidas a lo largo de varios años por lo que una implementación rápida no es posible para hacer frente ante un fenómeno como el actual.

Adicional, a diferencia de una planta de turbinas que utiliza una fuente de combustible como el bunker o gas, no se puede apagar o prender a discreción.

Este último elemento, la capacidad de usarse al antojo para hacer frente a una situación imprevista como la actual, es lo que aún mantiene vigente la competitividad de estas centrales eléctricas; a pesar de los efectos adversos que puedan tener. Esto con el fin de mantener costos y una tarifa relativamente estable tanto para el consumidor como para la industria.

Por poner un ejemplo, una variación del costo de producción del 10% o 30% sería un coste adicional que se trasladaría al consumidor. Sea en su tarifa de consumo individual, o por medio del incremento en los artículos que la industria produce, el individuo siempre será el mayor afectado y como punto de referencia la inflación sufrida en el 2022 fue de poco más de 9.23% y causo grandes estragos en la economía familiar.

Nuevamente regresamos a un tema de competitividad y cómo la falta de esta podría afectar al ciudadano promedio. Entonces con el individuo como prioridad, se debería de buscar una política que permita mantener dicha estabilidad tanto para el consumidor como para la industria contemplando también el poder integrar de forma gradual nuevas fuentes de generación como las renovables.

En la actualidad Honduras y sus racionamientos eléctricos son el ejemplo de los efectos que una política rígida y falta de inversión puede provocar. En la recta final del proceso electoral actual, esto puede ser un elemento para que los candidatos contemplen e incluyan en sus planes de gobierno.

Información fotografía: Foto de Thomas Kelley en Unsplash

 

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Industria, energía y apagones: el papel de la generación energética en la competencia de un país

En la actualidad Honduras y sus racionamientos eléctricos son el ejemplo de los efectos que una política rígida y falta de inversión puede provocar. En la recta final del proceso electoral actual, esto puede ser un elemento para que los candidatos contemplen e incluyan en sus planes de gobierno.

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Diego Lechuga
21 de junio, 2023

El 10 de junio, en Honduras, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica anunció que, a partir de ese momento, todos los lunes se anunciarían los apagones programados por horario y zona a realizarse en el país.

Este anuncio se realiza para hacer frente una brecha entre la producción y demanda que se genera en la presente época del año. El racionamiento de la producción sería para atender a una serie de problemas que se han acumulado de forma gradual en el país vecino, incluyendo la falta de inversión en las líneas de transmisión, pero que se han visto agravados con las escasas lluvias de la época que han limitado la generación por hidroeléctrica.

Esta situación, provocada por el fenómeno de “El Niño” también ha afectado a Guatemala al punto que el nivel de las represas de las hidroeléctricas del país está en niveles considerablemente bajos.

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Esta situación ha provocado que el Gobierno de Guatemala considere inclusive el declarar un estado de emergencia para hacer frente a la crisis. Pero, qué tiene que ver esto con la competitividad del país.

En corto, ante un escenario en el que las hidroeléctricas nacionales, que llegan a aportar hasta el 50% de lo que se consume, no son capaces de satisfacer la demanda, se debe de recurrir a otras alternativas de generación.

Aunque la matriz de generación energética de Guatemala es variada, son las fuentes relacionadas a combustibles fósiles como el bunker, gas o carbón, las únicas con capacidad para compensar el faltante derivado a la sequía.

Y, como se ha evidenciado en los últimos años, los combustibles fósiles por el momento no gozan de precios altamente competitivos por lo que se podría esperar un incremento en la tarifa de consumo eléctrico.

Asimismo, aunque las energías renovables como la eólica, solar y geotérmica han tenido un gran avance tanto en cuestión de costos como en desarrollo de infraestructura, aun no son capaces de suplir lo que hoy en día se genera con combustibles fósiles o hidroeléctricas en el país.

Según la International Renewable Energy Agency en su reporte de costos de generación del 2020, aunque la generación fotovoltaica (solar) ha sufrido la disminución de costos más grande entre 2010 y 2020 disminuyendo de un precio promedio de 0.381 USD/kWh a 0.057 USD/kWh, la generación eólica e hidráulica son las que tienen respectivamente los costos más bajos con 0.039 USD/kWh y 0.044 USD/kWh respectivamente.

Este costo de producción le permite inclusive competir contra los valores de producción de lo generado con recursos no renovables. El problema es que la generación con estos métodos implica inversiones cuantiosas y distendidas a lo largo de varios años por lo que una implementación rápida no es posible para hacer frente ante un fenómeno como el actual.

Adicional, a diferencia de una planta de turbinas que utiliza una fuente de combustible como el bunker o gas, no se puede apagar o prender a discreción.

Este último elemento, la capacidad de usarse al antojo para hacer frente a una situación imprevista como la actual, es lo que aún mantiene vigente la competitividad de estas centrales eléctricas; a pesar de los efectos adversos que puedan tener. Esto con el fin de mantener costos y una tarifa relativamente estable tanto para el consumidor como para la industria.

Por poner un ejemplo, una variación del costo de producción del 10% o 30% sería un coste adicional que se trasladaría al consumidor. Sea en su tarifa de consumo individual, o por medio del incremento en los artículos que la industria produce, el individuo siempre será el mayor afectado y como punto de referencia la inflación sufrida en el 2022 fue de poco más de 9.23% y causo grandes estragos en la economía familiar.

Nuevamente regresamos a un tema de competitividad y cómo la falta de esta podría afectar al ciudadano promedio. Entonces con el individuo como prioridad, se debería de buscar una política que permita mantener dicha estabilidad tanto para el consumidor como para la industria contemplando también el poder integrar de forma gradual nuevas fuentes de generación como las renovables.

En la actualidad Honduras y sus racionamientos eléctricos son el ejemplo de los efectos que una política rígida y falta de inversión puede provocar. En la recta final del proceso electoral actual, esto puede ser un elemento para que los candidatos contemplen e incluyan en sus planes de gobierno.

Información fotografía: Foto de Thomas Kelley en Unsplash