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Juan Aristi B.: “Los bancos acompañan solo la transición energética”

Juan Aristi Baquero, partner de McKinsey & Company. Foto: M. J. Aresti/R
Braulio Palacios y María José Aresti
26 de marzo, 2024

Juan Aristi Baquero, partner de McKinsey & Company, conversó con República Empresa sobre el rol de las instituciones financieras en la transición energética que viven muchas industrias.  

Las economías se encaminan a tener más atributos de sostenibilidad, principalmente por los compromisos voluntarios adoptados por actores público-privados.  

Alcanzar objetivos “carbono cero” requiere de productos financieros específicos. Los bancos están preparados para ofrecerlos. Con todo, su labor se limita al financiamiento. Según el experto, la sostenibilidad se vincula más a los clientes de las diferentes industrias.  

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Este año, hubo varios congresos relacionados con la sostenibilidad en Guatemala. ¿Es coincidencia que se aborde tanto la temática? 

— Se ha convertido en un tema importante en la estrategia de las corporaciones y los gobiernos. En particular, de instituciones financieras y bancos. Empezó desarrollándose de manera más rápida en Europa a partir de los acuerdos de París (COP 2015) y el acuerdo de Net Zero en el 2050.  

En Latinoamérica, en los dos últimos años, hemos visto que ha comenzado a convertirse en parte de la agenda de las instituciones.  

Los créditos verdes tienen fama de ser “más baratos”. ¿Cree que eso tuvo que ver con su reciente boom? 

— La tasa en un crédito verde no es muy grande. Nuestros estudios indican que, entre un bono verde y uno normal, la diferencia es de 10 y 20 puntos básicos (0,1 ó 0,2%). Es muy poco comparado con una tasa del 4 al 8%. En general, el precio no es la más importante.  

La demanda se relaciona con identificar que una actividad es “verde” y tiene la posibilidad de bajar sus emisiones. Es crucial que prestamista y prestatario identifiquen muy bien si lo es o no. Uno de los riesgos en temas de sostenibilidad es el greenwashing: “hacer ecológico” algo que no lo es.  

La sostenibilidad es fácil de vincular con varios sectores, no así con lo financiero. ¿Por qué? 

— Es un tema cada vez más relevante en la agenda de las instituciones financieras. Por eso hicimos una investigación y publicamos un artículo.  

Los bancos le dan importancia, pese a ello, solo acompañan la transición energética. Brindan el financiamiento que los clientes necesitan, pero la sostenibilidad se vincula más a los sectores productivos. Es ahí donde realmente se producen las emisiones. 

Juan Aristi Baquero, partner de McKinsey & Company. Foto: M. J. Aresti/R

¿Cree que las instituciones financieras en Latinoamérica tienen la capacidad de atender la demanda de transiciones?  

— Sí. Vemos que capacitan a sus equipos de riesgo para servir a aquellas que necesitan productos financieros específicos, bonos verdes o préstamos ligados a la transición.  

Otro punto importante es que la transición crea cambios en la economía y riesgos. Si una empresa que necesita hacer una transición es incapaz de hacerlo, pierde cuota de mercado. Incluso, puede llegar a una bancarrota.  

El banco en ese caso puede encontrarse con lo que llamamos “riesgo de transición (energética)”. Es algo que los bancos y las empresas financieras tienen que empezar a valorar, entender y analizar.  

Cómo hacen con un cliente particular…  

— Claro, analizan los estados financieros, etc., pero sabiendo que esa transición energética está ocurriendo. Sobre este punto veo dos cosas. El banco debe tener la capacidad de analizar la industria del cliente y, a la vez, las tendencias de esa industria. 

Y luego, están los riesgos climáticos, de tipo físico. Por el cambio climático, hay eventos severos o frecuentes, como inundaciones, incendios u otros. O puede haber cambios crónicos en el medioambiente que afecten a la productividad agrícola, por ejemplo.  

Si el banco presta dinero a un ingenio que tiene menos productividad por temas de clima, puede llegar a ser un riesgo de crédito. Las instituciones financieras en el mundo están desarrollando métodos de análisis para entender mejor los riesgos de transición, que son los primeros que hablamos, y los riesgos físicos.  

¿Han estudiado el mercado financiero guatemalteco? 

— No hemos hecho uno específico. El que mencioné es latinoamericano. La sostenibilidad ha entrado en la agenda de las instituciones financieras en Latinoamérica más tarde que en Europa o EE. UU.  

Sí vemos varias tendencias. En parte, por necesidades de clientes, y su transición, regulaciones o estándares. Asimismo, los riesgos físicos a los que están más expuestos ciertos países. En Latinoamérica, hay 12 de los países con mayor exposición a catástrofes naturales del mundo. Guatemala es uno de ellos. 

Hay instituciones regionales que han adquirido compromisos para reducir su huella de carbono. El 40% de los activos bancarios son de compañías comprometidas con los acuerdos de París. En Guatemala es el 20. Centroamérica, aunque se mueve, va detrás del resto de la región. 

Si las empresas y gobiernos adoptan compromisos ecológicos, sus economías lo reflejarán. Pedir créditos verdes se volverá la norma…  

— Lo lógico es que vayamos haciéndolo en esa línea. Al final, para una institución financiera es difícil ser “net zero” si no lo es la economía de un país. Significaría dejar clientes de lado y concentrarse únicamente en un nicho de bajas emisiones. Son parte de un cambio que tiene que afectar a toda la economía.  

El Acuerdo de París es voluntario. Varios actores productivos se adhieren. La idea es que más sectores se añadan. No solo empresas individuales, también gremios. Eso es lo que está ocurriendo en países más avanzados.  

Juan Aristi Baquero, partner de McKinsey & Company. Foto: M. J. Aresti/R

¿Qué les diría a los escépticos de la sostenibilidad, principalmente en el ámbito empresarial?  

— Desde nuestra perspectiva, las instituciones financieras han hecho de la sostenibilidad una de las líneas de la estrategia. En esta transformación económica profunda hay muchos actores que deben remar en la misma dirección. También es un viaje que no siempre irá hacia delante, por momento habrá pausas.  

En los últimos años, hubo muchos beneficios a causa de la guerra en Ucrania. Eso despertó el interés de accionistas e inversores. La narrativa respecto a esos activos era que iban a la baja. De repente, hay un momento de grandes beneficios y una especie de parón en lo referente a la sostenibilidad. Ya en la COP24 hubo un compromiso más tangible sobre una ‘transition out of fossil fuel’.  

Nos movemos en la dirección adecuada, pero es un proceso complejo. Es una combinación donde es más difícil para una empresa asumir compromisos medioambientales si no hay demanda del consumidor y una regulación. Las empresas van a responder como actores… al final depende de los incentivos. Las empresas responderán como actores racionales. Es decir, irán en esa dirección si hay demandas desde los consumidores, sociedad civil, regulaciones, etc.  

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Juan Aristi B.: “Los bancos acompañan solo la transición energética”

Juan Aristi Baquero, partner de McKinsey & Company. Foto: M. J. Aresti/R
Braulio Palacios y María José Aresti
26 de marzo, 2024

Juan Aristi Baquero, partner de McKinsey & Company, conversó con República Empresa sobre el rol de las instituciones financieras en la transición energética que viven muchas industrias.  

Las economías se encaminan a tener más atributos de sostenibilidad, principalmente por los compromisos voluntarios adoptados por actores público-privados.  

Alcanzar objetivos “carbono cero” requiere de productos financieros específicos. Los bancos están preparados para ofrecerlos. Con todo, su labor se limita al financiamiento. Según el experto, la sostenibilidad se vincula más a los clientes de las diferentes industrias.  

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Este año, hubo varios congresos relacionados con la sostenibilidad en Guatemala. ¿Es coincidencia que se aborde tanto la temática? 

— Se ha convertido en un tema importante en la estrategia de las corporaciones y los gobiernos. En particular, de instituciones financieras y bancos. Empezó desarrollándose de manera más rápida en Europa a partir de los acuerdos de París (COP 2015) y el acuerdo de Net Zero en el 2050.  

En Latinoamérica, en los dos últimos años, hemos visto que ha comenzado a convertirse en parte de la agenda de las instituciones.  

Los créditos verdes tienen fama de ser “más baratos”. ¿Cree que eso tuvo que ver con su reciente boom? 

— La tasa en un crédito verde no es muy grande. Nuestros estudios indican que, entre un bono verde y uno normal, la diferencia es de 10 y 20 puntos básicos (0,1 ó 0,2%). Es muy poco comparado con una tasa del 4 al 8%. En general, el precio no es la más importante.  

La demanda se relaciona con identificar que una actividad es “verde” y tiene la posibilidad de bajar sus emisiones. Es crucial que prestamista y prestatario identifiquen muy bien si lo es o no. Uno de los riesgos en temas de sostenibilidad es el greenwashing: “hacer ecológico” algo que no lo es.  

La sostenibilidad es fácil de vincular con varios sectores, no así con lo financiero. ¿Por qué? 

— Es un tema cada vez más relevante en la agenda de las instituciones financieras. Por eso hicimos una investigación y publicamos un artículo.  

Los bancos le dan importancia, pese a ello, solo acompañan la transición energética. Brindan el financiamiento que los clientes necesitan, pero la sostenibilidad se vincula más a los sectores productivos. Es ahí donde realmente se producen las emisiones. 

Juan Aristi Baquero, partner de McKinsey & Company. Foto: M. J. Aresti/R

¿Cree que las instituciones financieras en Latinoamérica tienen la capacidad de atender la demanda de transiciones?  

— Sí. Vemos que capacitan a sus equipos de riesgo para servir a aquellas que necesitan productos financieros específicos, bonos verdes o préstamos ligados a la transición.  

Otro punto importante es que la transición crea cambios en la economía y riesgos. Si una empresa que necesita hacer una transición es incapaz de hacerlo, pierde cuota de mercado. Incluso, puede llegar a una bancarrota.  

El banco en ese caso puede encontrarse con lo que llamamos “riesgo de transición (energética)”. Es algo que los bancos y las empresas financieras tienen que empezar a valorar, entender y analizar.  

Cómo hacen con un cliente particular…  

— Claro, analizan los estados financieros, etc., pero sabiendo que esa transición energética está ocurriendo. Sobre este punto veo dos cosas. El banco debe tener la capacidad de analizar la industria del cliente y, a la vez, las tendencias de esa industria. 

Y luego, están los riesgos climáticos, de tipo físico. Por el cambio climático, hay eventos severos o frecuentes, como inundaciones, incendios u otros. O puede haber cambios crónicos en el medioambiente que afecten a la productividad agrícola, por ejemplo.  

Si el banco presta dinero a un ingenio que tiene menos productividad por temas de clima, puede llegar a ser un riesgo de crédito. Las instituciones financieras en el mundo están desarrollando métodos de análisis para entender mejor los riesgos de transición, que son los primeros que hablamos, y los riesgos físicos.  

¿Han estudiado el mercado financiero guatemalteco? 

— No hemos hecho uno específico. El que mencioné es latinoamericano. La sostenibilidad ha entrado en la agenda de las instituciones financieras en Latinoamérica más tarde que en Europa o EE. UU.  

Sí vemos varias tendencias. En parte, por necesidades de clientes, y su transición, regulaciones o estándares. Asimismo, los riesgos físicos a los que están más expuestos ciertos países. En Latinoamérica, hay 12 de los países con mayor exposición a catástrofes naturales del mundo. Guatemala es uno de ellos. 

Hay instituciones regionales que han adquirido compromisos para reducir su huella de carbono. El 40% de los activos bancarios son de compañías comprometidas con los acuerdos de París. En Guatemala es el 20. Centroamérica, aunque se mueve, va detrás del resto de la región. 

Si las empresas y gobiernos adoptan compromisos ecológicos, sus economías lo reflejarán. Pedir créditos verdes se volverá la norma…  

— Lo lógico es que vayamos haciéndolo en esa línea. Al final, para una institución financiera es difícil ser “net zero” si no lo es la economía de un país. Significaría dejar clientes de lado y concentrarse únicamente en un nicho de bajas emisiones. Son parte de un cambio que tiene que afectar a toda la economía.  

El Acuerdo de París es voluntario. Varios actores productivos se adhieren. La idea es que más sectores se añadan. No solo empresas individuales, también gremios. Eso es lo que está ocurriendo en países más avanzados.  

Juan Aristi Baquero, partner de McKinsey & Company. Foto: M. J. Aresti/R

¿Qué les diría a los escépticos de la sostenibilidad, principalmente en el ámbito empresarial?  

— Desde nuestra perspectiva, las instituciones financieras han hecho de la sostenibilidad una de las líneas de la estrategia. En esta transformación económica profunda hay muchos actores que deben remar en la misma dirección. También es un viaje que no siempre irá hacia delante, por momento habrá pausas.  

En los últimos años, hubo muchos beneficios a causa de la guerra en Ucrania. Eso despertó el interés de accionistas e inversores. La narrativa respecto a esos activos era que iban a la baja. De repente, hay un momento de grandes beneficios y una especie de parón en lo referente a la sostenibilidad. Ya en la COP24 hubo un compromiso más tangible sobre una ‘transition out of fossil fuel’.  

Nos movemos en la dirección adecuada, pero es un proceso complejo. Es una combinación donde es más difícil para una empresa asumir compromisos medioambientales si no hay demanda del consumidor y una regulación. Las empresas van a responder como actores… al final depende de los incentivos. Las empresas responderán como actores racionales. Es decir, irán en esa dirección si hay demandas desde los consumidores, sociedad civil, regulaciones, etc.