“Bite me ha hecho resiliente, me ha dado más confianza, me ha permitido desarrollar mis ideas, pasión, liderazgo y me ha ayudado a crecer a pasos agigantados”, de esta forma describe Astrid Lottmann el impacto que su emprendimiento ha tenido en su vida.
La marca es una tienda de productos libres de azúcar, harinas y cualquier preservante, que nació hace 12 años en una cocina. Por una necesidad personal comenzó a desarrollar sus propios snacks saludables, sin aditivos, ni azúcares agregados para impactar en su salud.
Sin embargo, al poco tiempo Bite comenzó a venderse en quioscos de diversas empresas: “Luego pusimos la tienda en línea y entramos a redes sociales bastante temprano. Aunque mi idea y sueño era llegar a los supermercados”.
Tres años cumpliendo el sueño
Astrid, una mujer apasionada, valiente y perseverante desde el inicio de su emprendimiento tuvo claro en donde visualizaba sus productos: los anaqueles de un supermercado.
“Creo que es lo más difícil que he hecho, saqué la Licencia Sanitaria en 2014 y los Registros en 2015, pensando que iba a poder vender en supermercados, sin embargo, tuve que renovarlos por segunda vez en 2020 y recién ingresé a ellos”, recuerda Lottmann, fueron cinco años en los que insistió de forma continua hasta lograr que su emprendimiento llegará a este tipo de establecimientos.
Desde su perspectiva, por muchos años Bite fue un producto adelantado a su época, por ejemplo, se encargaron de desarrollar y comercializar la primera mantequilla de almendra del país. Parte de ello le llevó a entender la importancia de saber qué cada supermercado tiene sus proyectos, metas y necesidades”.
Un producto alineado
“Si tu producto no está alineado a lo que el super busca, no les va a funcionar. Para entrar a ese sector hay que tomar en cuenta servicio de colocación, costes de distribución e impulsación en la tienda. Son gastos necesarios para dar a conocer la marca, porque llegar a poner un producto entre los miles que hay, no es nada”, asevera la fundadora de Bite.
Parte importante de este proceso es hablar con los compradores, conocer lo que el supermercado está buscando, y tener en mente que la inversión es alta debido al cash-flow, que es la cantidad total de dinero que entra y sale de los negocios.
Actualmente las barras, crunchy snacks y mantequillas de Bite se comercializan en las cadenas más importantes de supermercados en el país y en tiendas de suplementos naturales.
De la cocina a la fabrica
Bite tiene sus inicios en las puertas de una cocina en 2011, un camino que comenzó con Astrid siendo la encargada de crear los productos de su emprendimiento, el éxito y trabajo en los últimos años le ha permitido crecer el negocio para generar 11 empleos directos y 7 indirectos.
Su producción se ha trasladado a una fábrica, un espacio que además de desarrollar alimentos, también produce ideas: “Tenemos una gerente de producción, ella y yo trabajamos en conjunto, hacemos formulaciones, pruebas, batches y así han surgido algunos de nuestros nuevos productos”, relata, -justamente unos minutos después uno de los colaboradores de Bite se acerca a Lottmann para entregarle una cuchara con un producto prueba que están realizando-.
Detrás de esta idea de negocio existe una motivación de impactar en las personas por medio de la visión de salud. La Organización Mundial de la Salud establece que la principal causa de muerte en el mundo es la cardiopatía isquémica (16%), que suele tener relación con el estilo de vida de las personas, la marca busca promover la salud y ofrecer opciones alineadas a ello dentro del mercado alimenticio del país.
“No decimos que comer una barra Bite hará que alguien se cure de estas enfermedades, no lo decimos, ni promovemos, creemos que lo que hacemos es impactar en las personas al compartir la historia de porqué hacemos lo que hacemos”.
Primera ganadora de Entre Jaguares
Un hito importante en la historia de Astrid y Bite es haber sido la primera ganadora del concurso para emprendedores en Guatemala: Entre Jaguares, en 2022.
“Me enteré por redes sociales y estuve dudosa de participar. Entre tú, yo y los que nos lean, yo tengo la antisuerte -ríe-, siempre soy la única que nunca gana nada. Entrar a la plataforma me generaba muchos nervios por las preguntas técnicas y saber que mi preparación no fue en administración de empresas, pero al final era hablar sobre lo que venía haciendo durante años, todos los días”, señala.
Bite fue el emprendimiento ganador de la primera edición del concurso. Cuando lo recuerda a Astrid se le dibuja una sonrisa en el rostro y sus ojos denotan un pequeño brillo: “Ganar fue emocionante, pero recuerdo que estar en el proceso de campaña fue el momento en que caí en cuenta la dimensión de esa experiencia. Saber que estaba haciendo la primera campaña de mi emprendimiento, simplemente wow”.
Disfrutar el proceso
Para la segunda edición de Entre Jaguares fueron seleccionados 18 emprendimientos, entre más de 500 aplicaciones, y Astrid no dejó pasar la oportunidad para dejar una serie de consejos a los jaguares que están viviendo la experiencia.
Para ella ser parte de esta plataforma multicanal es un proceso que agrega mucho valor a los emprendimientos, tener a alguien de afuera que tiene conocimiento en materia, una visión con ojos frescos y sobre todo expertos en estas unidades económicas.
“Los cuestionamientos ayudan mucho, porque uno corrige, pule, cambia y mejora. Yo les digo que se dejen aconsejar, cuestionar, aprendan todo lo que puedan y confíen en que tiene las respuestas y si no, que bueno que se los preguntaron porque así las generan”.