Luego de quedarse sin empleo, Erick López y su esposa, Gaby, se unieron a la empresa familiar, Laboratorio La Farma, en la que vieron la oportunidad de desarrollar la marca de Polanco.

“Polanco se comienza a vender por medio de catálogos a mujeres emprendedoras y pequeñas distribuidoras. Fue así como lavanderías y pequeños hoteles comenzaron a adquirir el producto de 2013 a 2015. Empieza a desarrollarse como marca privada, hubo interés de marcas grandes y así empezamos a maquilar”, detalló Erick López, director comercial y PMO en Polanco, en una entrevista para República Emprendimiento.

Una vez dentro, la meta de Erick estaba clara: Desarrollar un proyecto de exportaciones a nivel Centroamérica con Polanco y fortalecer las ventas digitales. Eso los llevó a ser reconocidos el 2022 por Cámara de Industria de Guatemala como el “Emprendimiento del Año”.

Actualmente, cuentan con más de 150 productos que se distribuyen en toda la región centroamericana, y tras la pandemia los mismos se volvieron productos de primera necesidad. El proyecto de expansión de la marca abarca seis países regionales, entre ellos Estados Unidos y Curazao.

¿Cuáles han sido los retos que has tenido para que tu emprendimiento se mantenga y cómo lo resolvieron?

— El primero fue diseñar productos que fueran acorde a las necesidades del consumidor, tanto en desempeño, precio y presentación. Las personas cuando ven nuestro producto lo relacionan con un ahorro y con buen desempeño. El reto número uno fue lograr consolidar un portafolio de productos que fuera enfocado en el consumidor.

Otro reto fue desligarnos durante la pandemia de la dependencia de los contratos a maquilas, porque ahí estaba el corte de nuestro negocio, se pagaba la planilla de nuestros trabajadores, la bodega, básicamente todo dependía de esa venta y operaciones, era más del 80 % de facturación.

En ese momento nos tocó prácticamente volver a empezar, pero seguimos creyendo en el negocio y los productos. Hoy en día hemos recuperado y superado el volumen que teníamos con nuestra propia marca.

Ya Polanco está en los puntos de venta más importantes de Guatemala, sin embargo, aún necesitamos posicionarla en el mercado, por eso creo que partiendo de ahí podemos llegar muy lejos.

También está el de entrar a un mercado de exportación con valor de Q1,2 millones en la región, y solo exportan tres empresas. En ese momento me puse a investigar qué era lo que necesitaba, requisitos legales, impuestos, etc., y pese a que es un camino complejo, para ello uno tiene que conocer bien sus productos, la estrategia de precios, contra qué competidor vas, preferencias del consumidor.

¿Cómo esperan que ser parte de Entre Jaguares ayude y potencialice su emprendimiento?

— Cuando uno lee sobre ‘las cuatro P del marketing’, te dicen que necesitas plaza, producto, precio y el último es promoción. Nosotros hemos ido en ese orden trabajando en nuestra trayectoria.

Somos una marca registrada en toda Centroamérica a excepción de Honduras, pero tenemos sub distribuidores, distribuidores, representantes de marca en estos países que compran constantemente, socios que están comprometidos en cada uno de estos países, representantes y existe una voluntad desarrollando la marca en estos mercados.

A lo que voy con esto, es que nos falta la publicidad, y los emprendimientos necesitan estar en los lugares. Por eso, el premio de Entre Jaguares nos permitirá estar en ese Mupi, rótulo o banner para que la gente cuando vaya al supermercado nos encuentre.

Con la participación del programa, ¿cuál es la lección más importante que como emprendedor quiere dejar a otros?

— Una de ellas es la motivación de querer superarse y querer llevar más allá, algo que nace de una pequeña idea. Hay que dejar en claro que no hay idea pequeña, ni competidor pequeño.

Otra lección muy importante es aprender de los demás. Yo no me imaginaba más allá de las grandes marcas, quienes eran nuestros competidores, pero cuando uno comienza a investigar, se mete de lleno y comienza a ver contra quién está compitiendo, es admirable ver los emprendimientos que hay en Guatemala.

De una empresa para la que trabajamos aprendí que había 10 reglas de oro, una era copiar con orgullo, uno tampoco tiene que inventar el agua azucarada. Entonces, si vemos que alguien está haciendo algo bueno, nosotros ser conscientes que también podemos, por medio de la innovación.

Finalmente, me gustaría decirles que tirando la toalla nunca ha llevado a nadie a algún lugar o meta. Nada es fácil en la vida, ni en los negocios, y de las malas situaciones he aprendido que siempre se puede sacar una oportunidad.

Finalmente, ¿recomendaría Entre Jaguares a otros emprendedores?

— Sí, porque son pocas las iniciativas que apoyan al emprendedor en Guatemala, y más de esta magnitud. Entre Jaguares tiene la fusión de la iniciativa privada, con la gubernamental, la exposición en medios de comunicación y la oportunidad de desenvolverte profesionalmente.

Como me decía un jefe, ‘no es solo poner el huevo, hay que cacarearlo’, y desde 2020 nos hemos enfocado en hacer eso con nuestro emprendimiento. En darlo a conocer a las personas, en redes sociales, y en puntos de venta, pero Entre Jaguares nos va a dar la exposición que necesitamos.