Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Incubando una buena resaca para el 2015

Redacción República
13 de diciembre, 2014

Ya repuesta de la primera impresión, aclimatada y acostumbrada a la comida chapina otra vez, estaba entregada a mis observaciones del panorama político y nacional, pero de pronto algo cambió. Amigos y familiares me tienen de aquí para allá en celebraciones. Esta pujante y creciente ciudad bulle de actividad, todo el mundo de arriba abajo comprando y disfrutando de la vida, olvidándose un poco de las penas que les atormentan.

En todos los ámbitos, desde los más sencillos hasta los más snobs, la gente siente el deseo de reunirse. Todos hacen sus “convivios”, que son fiestas navideñas algunas veces patrocinadas por las empresas o instituciones, otras financiadas por cada asistente. Allí se come y se bebe, se rifan regalos, a veces se baila y a veces los asistentes reciben las famosas “canastas navideñas”. Las hay de todo tipo, desde las que traen delicadezas gourmet y finos licores, hasta las que vienen en recipientes plásticos y traen cosas más sencillas y útiles, incluidos víveres.

Quedarse al margen es ser un forever alone, así que me monté en la ola, pues también sirve para hacer interesantes observaciones. Los guatemaltecos hacemos de tripas corazón y fácilmente entramos en ambiente. Son muchos los que sueltan la lengua en cuanto se toman unos traguitos. Y vaya si no me entero de cada cosa…

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

(Nota mental: debo aumentar el tiempo que le dedico al gym para poder bajar todo lo que estoy comiendo y bebiendo en tantas invitaciones. Ya no me va a quedar el vestido Dior vintage que traje para la Noche Buena).

Preocupa tanta distracción, dicen que durante esta algarabía decembrina los “mañosos” se dedican a ver cómo meten goles confiados en que la opinión pública a está distraída y enfiestada. Ojo con la elección de contralor general de cuentas, cualquier día sin previo aviso arman su chambre en el Congreso y ni cuenta nos damos.

Pero volviendo a las fiestas, para la desgracia de los intérpretes de la canción “caballito de palo”, luego de que la vicepresidenta la bailara en pleno parque central, con un ídem entre las piernas, cada vez que la tocan en las fiestas la gente se recuerda de ella. Así, empiezan los lamentos acerca de lo que nos toca vivir como ciudadanos.

Y es que cuando se creía que ya no podía ser más infortunada en sus comentarios, se difundió lo que dijo del ahora tristemente célebre Hospital Federico Mora, luego de que captó la atención mundial luego de ser presentado en un documental de un canal internacional. ¿Qué diantres tiene esta mujer en la cabeza? ¿Es que los políticos no reciben formación en dicción, elocuencia y diplomacia para ostentar cargos públicos importantes?

Basta ver las imágenes del susodicho hospital para darse cuenta que no es “re bonito”, más bien es “re deprimente”. Si ella realmente piensa eso, ¿por qué no se interna un par de meses para ver si se cura de sus traumas (como el de querer seguir siendo joven y bella)? Pero claro, lo que dice no es más que un burdo inento de tapar el sol con el dedo.

Si lo que quieren es mejorar la imagen de su administración, deberían tener otra estrategia más inteligente que dar declaraciones improvisadas.

Un gobierno que se alaba a sí mismo en medio de la crítica generalizada es incoherente. Esta semana que pasó mientras las redes sociales estaban que ardían con las muladas oficiales, paralelamente el Gobierno inició la Semana de la Transparencia para celebrar el Día Internacional contra la Corrupción… ¡Eso es de lo más irónico! En pomposos actos oficiales, hicieron un recuento de sus supuestos logros, graduando a sus flamantes Agentes de transparencia. ¡Sí! ¿cómo no? ¿Acaso ellos van a denunciar la mano que los alimenta y firma sus cheques? Eso hay que verlo…

La única transparencia que veo es la de la ropa de mal gusto que usan ciertas funcionarias. Hay que ver esos atuendos tan cursis, dignos de No te lo pongas. La Fashion Police debería tener una sección como la  Interpol para castigar tanta contaminación visual.

Si las iniciativas oficiales de transparencia fueran sinceras, no hubieran aprobado un presupuesto de la nación de la manera que lo hicieron. Todo este teatro es más grotesco por venir de una señora que se ha negado a entregar de manera reiterada su estado patrimonial usando argucias legales. Hay que ver tanta desfachatez, se nota que algo esconde. Ella, que en su momento de mayor soberbia ofreció al presidente del vecino del Norte que le enseñaba cómo hacerlo. El burro, o burra, hablando de orejas.

Pero la corrupción campea por todos lados, en lo público y en lo privado, no hay que confundirse. Entre tanta charla uno se entera de todo. Mientras esperaba mi turno para mi masaje con piedras calientes, me contaron de dirigentes “populares” que se vienen enriqueciendo desde hace años.

Un ejemplo es un tal don Pascuas, que luego de 13 años de recibir dinero de la cooperación internacional ha logrado salir de pobre. “¿Pero si ante las cámaras sale como un modesto campesino?”, le digo a mi amiga, a lo que ella me responde que precisamente él ante la opinión pública sigue siendo ciudadano de a pie, porque ni carro tiene, para que no se rompa el encanto y poder seguir recibiendo su ayuda internacional.

Pero a su organización no le va mal: tienen 36 automóviles y su familia tiene no solamente propiedades sino también jugosos negocios incluso con el gobierno. Mientras, el susodicho dirigente puede vivir holgadamente, siendo únicamente su trabajo dirigir a su institución. ¿Cómo es esto posible?

Luego de tomar un té verde, mi amiga se va y me deja pensando en que todos lados se cuecen habas. Antes de empezar a arreglarme para ir a otro convivio, esta vez convocado por un organismo internacional, medito que incluso organizaciones que iniciaron con buenas intenciones y en la que muchos confiaban, se han ido envenenando por culpa de la ambición. Hay que fiscalizar, poner el dedo en la llaga, !actuar!

Pero mientras tanto, sigamos brindando, que las penas con vino son buenas. Gastemos hasta lo que no tenemos (¿han visto el gentío de en los centros comerciales?), creamos esas campañas de amor y paz, de armonía. La resaca (goma como decimos acá) va a ser dura, amigos. No solo las deudas que se acumulan, igual que los kilos alrededor de la cintura, sino que seguiremos con las mismas autoridades y dirigentes mediocres, que durante el feriado seguro harán más transas y ellos sí empezarán un próspero año nuevo.

Incubando una buena resaca para el 2015

Redacción República
13 de diciembre, 2014

Ya repuesta de la primera impresión, aclimatada y acostumbrada a la comida chapina otra vez, estaba entregada a mis observaciones del panorama político y nacional, pero de pronto algo cambió. Amigos y familiares me tienen de aquí para allá en celebraciones. Esta pujante y creciente ciudad bulle de actividad, todo el mundo de arriba abajo comprando y disfrutando de la vida, olvidándose un poco de las penas que les atormentan.

En todos los ámbitos, desde los más sencillos hasta los más snobs, la gente siente el deseo de reunirse. Todos hacen sus “convivios”, que son fiestas navideñas algunas veces patrocinadas por las empresas o instituciones, otras financiadas por cada asistente. Allí se come y se bebe, se rifan regalos, a veces se baila y a veces los asistentes reciben las famosas “canastas navideñas”. Las hay de todo tipo, desde las que traen delicadezas gourmet y finos licores, hasta las que vienen en recipientes plásticos y traen cosas más sencillas y útiles, incluidos víveres.

Quedarse al margen es ser un forever alone, así que me monté en la ola, pues también sirve para hacer interesantes observaciones. Los guatemaltecos hacemos de tripas corazón y fácilmente entramos en ambiente. Son muchos los que sueltan la lengua en cuanto se toman unos traguitos. Y vaya si no me entero de cada cosa…

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

(Nota mental: debo aumentar el tiempo que le dedico al gym para poder bajar todo lo que estoy comiendo y bebiendo en tantas invitaciones. Ya no me va a quedar el vestido Dior vintage que traje para la Noche Buena).

Preocupa tanta distracción, dicen que durante esta algarabía decembrina los “mañosos” se dedican a ver cómo meten goles confiados en que la opinión pública a está distraída y enfiestada. Ojo con la elección de contralor general de cuentas, cualquier día sin previo aviso arman su chambre en el Congreso y ni cuenta nos damos.

Pero volviendo a las fiestas, para la desgracia de los intérpretes de la canción “caballito de palo”, luego de que la vicepresidenta la bailara en pleno parque central, con un ídem entre las piernas, cada vez que la tocan en las fiestas la gente se recuerda de ella. Así, empiezan los lamentos acerca de lo que nos toca vivir como ciudadanos.

Y es que cuando se creía que ya no podía ser más infortunada en sus comentarios, se difundió lo que dijo del ahora tristemente célebre Hospital Federico Mora, luego de que captó la atención mundial luego de ser presentado en un documental de un canal internacional. ¿Qué diantres tiene esta mujer en la cabeza? ¿Es que los políticos no reciben formación en dicción, elocuencia y diplomacia para ostentar cargos públicos importantes?

Basta ver las imágenes del susodicho hospital para darse cuenta que no es “re bonito”, más bien es “re deprimente”. Si ella realmente piensa eso, ¿por qué no se interna un par de meses para ver si se cura de sus traumas (como el de querer seguir siendo joven y bella)? Pero claro, lo que dice no es más que un burdo inento de tapar el sol con el dedo.

Si lo que quieren es mejorar la imagen de su administración, deberían tener otra estrategia más inteligente que dar declaraciones improvisadas.

Un gobierno que se alaba a sí mismo en medio de la crítica generalizada es incoherente. Esta semana que pasó mientras las redes sociales estaban que ardían con las muladas oficiales, paralelamente el Gobierno inició la Semana de la Transparencia para celebrar el Día Internacional contra la Corrupción… ¡Eso es de lo más irónico! En pomposos actos oficiales, hicieron un recuento de sus supuestos logros, graduando a sus flamantes Agentes de transparencia. ¡Sí! ¿cómo no? ¿Acaso ellos van a denunciar la mano que los alimenta y firma sus cheques? Eso hay que verlo…

La única transparencia que veo es la de la ropa de mal gusto que usan ciertas funcionarias. Hay que ver esos atuendos tan cursis, dignos de No te lo pongas. La Fashion Police debería tener una sección como la  Interpol para castigar tanta contaminación visual.

Si las iniciativas oficiales de transparencia fueran sinceras, no hubieran aprobado un presupuesto de la nación de la manera que lo hicieron. Todo este teatro es más grotesco por venir de una señora que se ha negado a entregar de manera reiterada su estado patrimonial usando argucias legales. Hay que ver tanta desfachatez, se nota que algo esconde. Ella, que en su momento de mayor soberbia ofreció al presidente del vecino del Norte que le enseñaba cómo hacerlo. El burro, o burra, hablando de orejas.

Pero la corrupción campea por todos lados, en lo público y en lo privado, no hay que confundirse. Entre tanta charla uno se entera de todo. Mientras esperaba mi turno para mi masaje con piedras calientes, me contaron de dirigentes “populares” que se vienen enriqueciendo desde hace años.

Un ejemplo es un tal don Pascuas, que luego de 13 años de recibir dinero de la cooperación internacional ha logrado salir de pobre. “¿Pero si ante las cámaras sale como un modesto campesino?”, le digo a mi amiga, a lo que ella me responde que precisamente él ante la opinión pública sigue siendo ciudadano de a pie, porque ni carro tiene, para que no se rompa el encanto y poder seguir recibiendo su ayuda internacional.

Pero a su organización no le va mal: tienen 36 automóviles y su familia tiene no solamente propiedades sino también jugosos negocios incluso con el gobierno. Mientras, el susodicho dirigente puede vivir holgadamente, siendo únicamente su trabajo dirigir a su institución. ¿Cómo es esto posible?

Luego de tomar un té verde, mi amiga se va y me deja pensando en que todos lados se cuecen habas. Antes de empezar a arreglarme para ir a otro convivio, esta vez convocado por un organismo internacional, medito que incluso organizaciones que iniciaron con buenas intenciones y en la que muchos confiaban, se han ido envenenando por culpa de la ambición. Hay que fiscalizar, poner el dedo en la llaga, !actuar!

Pero mientras tanto, sigamos brindando, que las penas con vino son buenas. Gastemos hasta lo que no tenemos (¿han visto el gentío de en los centros comerciales?), creamos esas campañas de amor y paz, de armonía. La resaca (goma como decimos acá) va a ser dura, amigos. No solo las deudas que se acumulan, igual que los kilos alrededor de la cintura, sino que seguiremos con las mismas autoridades y dirigentes mediocres, que durante el feriado seguro harán más transas y ellos sí empezarán un próspero año nuevo.