Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Creatividad como forma de vida

Redacción República
06 de junio, 2014
Aunque el sol esté sofocante o la lluvia no cese, Antonio Gómez Ramírez, de 22 años de edad, más conocido como Anthony Ramírez, se desplaza por una calle que quizá recorrió 100 veces al día, o tal vez más. Esa calle que un día es del centro histórico, otro el de algún departamento. Algo que disfruta hacer para dar a conocer su creatividad, una de sus principales cualidades. Con ella ha logrado plasmar el sueño que siempre tuvo de niño, dibujar. 
“A los cuatro años de edad me encerraba en un cuarto para combinar los colores de témperas y acuarelas para dibujar y pintar”, recuerda Anthony, y enfatiza que desde entonces supo que el arte, de la mano con la creatividad, sería su forma de vida, lo que quería seguir descubriendo para conocer lo que había detrás de ese mundo, el que para muchos pasa desapercibido. 
“Mi primer experimento fue dibujar el rostro de mi mamá, pero lo que hice ni siquiera cara parecía”, dice entre risas el entrevistado, pero recalca que con la práctica fue perfeccionando su habilidad artística. 
Su destreza para dibujar la terminó de pulir cuando descubrió unas piezas de aluminio donde además de hacer figuras también podía escribir frases, algo que le gustó, por lo que pensó en generar ingresos a través de eso. Fue así como Anthony descubrió que a la gente le gustaban los detalles, y se le ocurrió la idea de hacer pulseras con hilos de colores, lo que fusionó con las piezas de aluminio, pero su experimento no fue tan sencillo al principio. 
Anthony recuerda que su idea fue objeto de burlas, ya que por la poca experiencia que tenía, tanto las pulseras como los textos que imprimía le salían torcidos. 
“¿Qué es eso?, no sirve. Un quetzal te doy”, le dijeron las primeras personas a las que el artista les ofreció su producto creativo. “Ahora mis clientes hasta me dan propina o me invitan a comer”, expresa Anthony con mucha humildad, y agrega que se siente satisfecho y realizado de que ahora la gente valore el trabajo que hace, lo que describe como un arte. 
La idea del joven artista ha tenido tanto éxito que en un día vende hasta 50 pulseras, obteniendo ingresos diarios de al menos Q300. Junto con su familia ha logrado hacer de su idea creativa la fuente de sus ingresos. 
Se graba su nombre y algo más 
Desde un nombre impronunciable hasta frases como “soy 100% marihuanero” o “prohibido tocar, es propiedad privada”, sin faltar los “te amo” y el “tú y yo por siempre”, Anthony los plasma en una pieza de aluminio colocada encima de la pulsera que previamente elaboró con un par de hilos de colores. La gente luce su creatividad en la muñeca. Pero no sólo imprime palabras, también dibujos, cualquiera que el cliente le pida. 
Sin importar cuál sea el gusto de cada persona, el artista saca de la mochila su “maquinita” en forma de marcador, toma la pulsera que escogió la persona y en cuestión de dos minutos ya está grabada la frase o el dibujo que le solicitaron. Mientras lo hace puede verse la dedicación y el amor por su labor artística.
“Me fascina hacer esto; para mí no es un trabajo, sino una aventura. Nunca sé con qué o quién me voy a encontrar”, expresa Anthony Ramírez. 
                                                            
Una búsqueda que valió la pena 
El objetivo de Anthony y su familia al salir de Panajachel, Sololá, de donde son originarios, fue buscar mejores oportunidades para que la idea de negocio que emprendieron fuera exitosa. Lo lograron hacer realidad porque su producto tiene mucha demanda, ya que muchas personas hacen pedidos de las pulseras, incluso para venderlas en el extranjero, según cuenta. Además, hacen giras en el interior del país, principalmente en las ferias patronales, para expandir su negocio. 
El joven artista junto a sus papás y cuatro hermanos, son de inspiración para que otras personas exploten su creatividad y hagan de esa cualidad su forma de vida.

Creatividad como forma de vida

Redacción República
06 de junio, 2014
Aunque el sol esté sofocante o la lluvia no cese, Antonio Gómez Ramírez, de 22 años de edad, más conocido como Anthony Ramírez, se desplaza por una calle que quizá recorrió 100 veces al día, o tal vez más. Esa calle que un día es del centro histórico, otro el de algún departamento. Algo que disfruta hacer para dar a conocer su creatividad, una de sus principales cualidades. Con ella ha logrado plasmar el sueño que siempre tuvo de niño, dibujar. 
“A los cuatro años de edad me encerraba en un cuarto para combinar los colores de témperas y acuarelas para dibujar y pintar”, recuerda Anthony, y enfatiza que desde entonces supo que el arte, de la mano con la creatividad, sería su forma de vida, lo que quería seguir descubriendo para conocer lo que había detrás de ese mundo, el que para muchos pasa desapercibido. 
“Mi primer experimento fue dibujar el rostro de mi mamá, pero lo que hice ni siquiera cara parecía”, dice entre risas el entrevistado, pero recalca que con la práctica fue perfeccionando su habilidad artística. 
Su destreza para dibujar la terminó de pulir cuando descubrió unas piezas de aluminio donde además de hacer figuras también podía escribir frases, algo que le gustó, por lo que pensó en generar ingresos a través de eso. Fue así como Anthony descubrió que a la gente le gustaban los detalles, y se le ocurrió la idea de hacer pulseras con hilos de colores, lo que fusionó con las piezas de aluminio, pero su experimento no fue tan sencillo al principio. 
Anthony recuerda que su idea fue objeto de burlas, ya que por la poca experiencia que tenía, tanto las pulseras como los textos que imprimía le salían torcidos. 
“¿Qué es eso?, no sirve. Un quetzal te doy”, le dijeron las primeras personas a las que el artista les ofreció su producto creativo. “Ahora mis clientes hasta me dan propina o me invitan a comer”, expresa Anthony con mucha humildad, y agrega que se siente satisfecho y realizado de que ahora la gente valore el trabajo que hace, lo que describe como un arte. 
La idea del joven artista ha tenido tanto éxito que en un día vende hasta 50 pulseras, obteniendo ingresos diarios de al menos Q300. Junto con su familia ha logrado hacer de su idea creativa la fuente de sus ingresos. 
Se graba su nombre y algo más 
Desde un nombre impronunciable hasta frases como “soy 100% marihuanero” o “prohibido tocar, es propiedad privada”, sin faltar los “te amo” y el “tú y yo por siempre”, Anthony los plasma en una pieza de aluminio colocada encima de la pulsera que previamente elaboró con un par de hilos de colores. La gente luce su creatividad en la muñeca. Pero no sólo imprime palabras, también dibujos, cualquiera que el cliente le pida. 
Sin importar cuál sea el gusto de cada persona, el artista saca de la mochila su “maquinita” en forma de marcador, toma la pulsera que escogió la persona y en cuestión de dos minutos ya está grabada la frase o el dibujo que le solicitaron. Mientras lo hace puede verse la dedicación y el amor por su labor artística.
“Me fascina hacer esto; para mí no es un trabajo, sino una aventura. Nunca sé con qué o quién me voy a encontrar”, expresa Anthony Ramírez. 
                                                            
Una búsqueda que valió la pena 
El objetivo de Anthony y su familia al salir de Panajachel, Sololá, de donde son originarios, fue buscar mejores oportunidades para que la idea de negocio que emprendieron fuera exitosa. Lo lograron hacer realidad porque su producto tiene mucha demanda, ya que muchas personas hacen pedidos de las pulseras, incluso para venderlas en el extranjero, según cuenta. Además, hacen giras en el interior del país, principalmente en las ferias patronales, para expandir su negocio. 
El joven artista junto a sus papás y cuatro hermanos, son de inspiración para que otras personas exploten su creatividad y hagan de esa cualidad su forma de vida.