En un recorrido que República.gt realizó a las instalaciones del Instituto Central para Varones se constató rajaduras en la infraestructura, las paredes manchadas, el techo con hoyos. Además, se observó un criadero de mosquitos que pone en riesgo la salud de los estudiantes. Dentro del establecimiento se encontraban dos madres de familia y al entrevistarlas se mostraron preocupadas por la situación que viven sus hijos. “No vemos que haya entusiasmo en nuestro hijos al quedarse a oscuras en cuatro paredes, porque en las aulas no hay ventanas”, expresó una de las señoras. Esto en referencia a que los alumnos reciben clases prácticamente encerrados, ya que las ventanas están selladas y no se sabe por qué, la única ventilación que tienen los estudiantes es la que entra por la puerta. “Quiero que mis hijos estén en un ambiente donde sea adecuado sus estudios, no en esas cuevas”, dijo otra de las madres.
El director del establecimiento, Gustavo Suntecún, dice que seguramente el Instituto Central para Varones será sede para las votaciones en septiembre, pero de no haber atención inmediata de parte de las autoridades del Ministerio de Educación en esas condiciones precarias tendrá que votar la población.
Por aparte, La Escuela de Niñas #10 Manuel Cabral también carece de escritorios y de un buen techado. El invierno afectará al establecimiento porque hay goteras, nos cuenta Olga Marina Quevedo, directora del centro educativo.
Panorama desalentador
Ese panorama desalentador se presenta en establecimientos educativos públicos ubicados en pleno Centro Histórico de la ciudad capital, pero en el interior de la República el problema es mayor, ya que alrededor de 388 centros educativos todavía no han sido remozados desde el terremoto del 7 de noviembre de 2012, aunado a los estragos que causó el fuerte sismo del 7 de julio del año pasado, principalmente en San Marcos.
En otros casos ni siquiera hay docentes en los establecimientos, por lo que en muchas ocasiones los pocos maestros que hay deben atender hasta 55 alumnos por aula en la primaria. Antes esa situación, docentes y padres de familia han presentado solicitudes pidiendo apoyo, pero las autoridades no han tenido la capacidad de solventar la situación. Cuando dio inicio el ciclo escolar 2015, con una afluencia de 3 millones 100 mil estudiantes, la ministra de Educación, Cynthia del Águila, aseguró que el ciclo lectivo iniciaría sin complicaciones; sin embargo, se observó padres de familia durmiendo afuera de los establecimientos para lograr un cupo para sus hijos.
A eso se suma que se asignó el mismo presupuesto del año pasado para la refacción de los estudiantes, es decir Q1.11 millones en la capital y Q1.58 millones en el área rural. En tanto, para la compra de útiles escolares se asignaron Q55 millones.
Compra millonaria de mochilas sin licitar
Al ser cuestionada, la titular de la Cartera Educativa justificó la compra asegurando que la adquisición se hizo de esa manera porque en septiembre de 2014 hubo una licitación, pero no hubo ningún oferente, por lo que si se hubiera utilizado la Ley de Compra y Contrataciones las mochilas se habrían entregado hasta junio.
Más salario, pero menos calidad educativa
Las medidas de protesta y suspensión de clases por parte de los docentes provocan que miles de niños pierdan valiosos días de clases, lo que incide en el bajo nivel educativo de Guatemala, por lo que analistas opinan que así como los maestros solicitan aumentos salariales, de esa misma forma deberían tener un mejor desempeño en sus labores, pero no es así, ya que en lugar de cumplir con su trabajo salen a protestar. Y este 2015 no debería prestarse para suspender las clases tomando en cuenta que es año electoral y la mayoría de establecimientos serán sede de votación.
Un lento crecimiento en la educación
A decir de Ana María Hernández, analista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), “seguimos siendo un país donde la educación crece lentamente, porque eso demuestran los resultados a pesar de los esfuerzos que se han realizado en esta y anteriores administraciones”.
Enfatiza que necesitamos crecer en educación mínimo en un 6% anualmente para poder mejorar significativamente de aquí a dos décadas. Ana María Hernández también opina que el tema de falta de recursos en el área educativa no solamente le compete al Ministerio de Educación, sino también al Organismo Ejecutivo, incluso el Legislativo, para que pueda declararse una especie de urgencia nacional y el Ejecutivo ejerza cierta presión, y así haya forma de destinar más fondos para trabajar de manera coordinada.
*Colaboración: Estefanía Godoy
En un recorrido que República.gt realizó a las instalaciones del Instituto Central para Varones se constató rajaduras en la infraestructura, las paredes manchadas, el techo con hoyos. Además, se observó un criadero de mosquitos que pone en riesgo la salud de los estudiantes. Dentro del establecimiento se encontraban dos madres de familia y al entrevistarlas se mostraron preocupadas por la situación que viven sus hijos. “No vemos que haya entusiasmo en nuestro hijos al quedarse a oscuras en cuatro paredes, porque en las aulas no hay ventanas”, expresó una de las señoras. Esto en referencia a que los alumnos reciben clases prácticamente encerrados, ya que las ventanas están selladas y no se sabe por qué, la única ventilación que tienen los estudiantes es la que entra por la puerta. “Quiero que mis hijos estén en un ambiente donde sea adecuado sus estudios, no en esas cuevas”, dijo otra de las madres.
El director del establecimiento, Gustavo Suntecún, dice que seguramente el Instituto Central para Varones será sede para las votaciones en septiembre, pero de no haber atención inmediata de parte de las autoridades del Ministerio de Educación en esas condiciones precarias tendrá que votar la población.
Por aparte, La Escuela de Niñas #10 Manuel Cabral también carece de escritorios y de un buen techado. El invierno afectará al establecimiento porque hay goteras, nos cuenta Olga Marina Quevedo, directora del centro educativo.
Panorama desalentador
Ese panorama desalentador se presenta en establecimientos educativos públicos ubicados en pleno Centro Histórico de la ciudad capital, pero en el interior de la República el problema es mayor, ya que alrededor de 388 centros educativos todavía no han sido remozados desde el terremoto del 7 de noviembre de 2012, aunado a los estragos que causó el fuerte sismo del 7 de julio del año pasado, principalmente en San Marcos.
En otros casos ni siquiera hay docentes en los establecimientos, por lo que en muchas ocasiones los pocos maestros que hay deben atender hasta 55 alumnos por aula en la primaria. Antes esa situación, docentes y padres de familia han presentado solicitudes pidiendo apoyo, pero las autoridades no han tenido la capacidad de solventar la situación. Cuando dio inicio el ciclo escolar 2015, con una afluencia de 3 millones 100 mil estudiantes, la ministra de Educación, Cynthia del Águila, aseguró que el ciclo lectivo iniciaría sin complicaciones; sin embargo, se observó padres de familia durmiendo afuera de los establecimientos para lograr un cupo para sus hijos.
A eso se suma que se asignó el mismo presupuesto del año pasado para la refacción de los estudiantes, es decir Q1.11 millones en la capital y Q1.58 millones en el área rural. En tanto, para la compra de útiles escolares se asignaron Q55 millones.
Compra millonaria de mochilas sin licitar
Al ser cuestionada, la titular de la Cartera Educativa justificó la compra asegurando que la adquisición se hizo de esa manera porque en septiembre de 2014 hubo una licitación, pero no hubo ningún oferente, por lo que si se hubiera utilizado la Ley de Compra y Contrataciones las mochilas se habrían entregado hasta junio.
Más salario, pero menos calidad educativa
Las medidas de protesta y suspensión de clases por parte de los docentes provocan que miles de niños pierdan valiosos días de clases, lo que incide en el bajo nivel educativo de Guatemala, por lo que analistas opinan que así como los maestros solicitan aumentos salariales, de esa misma forma deberían tener un mejor desempeño en sus labores, pero no es así, ya que en lugar de cumplir con su trabajo salen a protestar. Y este 2015 no debería prestarse para suspender las clases tomando en cuenta que es año electoral y la mayoría de establecimientos serán sede de votación.
Un lento crecimiento en la educación
A decir de Ana María Hernández, analista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), “seguimos siendo un país donde la educación crece lentamente, porque eso demuestran los resultados a pesar de los esfuerzos que se han realizado en esta y anteriores administraciones”.
Enfatiza que necesitamos crecer en educación mínimo en un 6% anualmente para poder mejorar significativamente de aquí a dos décadas. Ana María Hernández también opina que el tema de falta de recursos en el área educativa no solamente le compete al Ministerio de Educación, sino también al Organismo Ejecutivo, incluso el Legislativo, para que pueda declararse una especie de urgencia nacional y el Ejecutivo ejerza cierta presión, y así haya forma de destinar más fondos para trabajar de manera coordinada.
*Colaboración: Estefanía Godoy