Edgar López y López murió acribillado y calcinado el 22 de enero de 2021 junto a otras 18 personas en un poblado de Camargo, Tamaulipas, México.
Es sábado 13 de marzo. En Chicajalaj, una aldea de Comitancillo, San Marcos, las mujeres preparan todo para cocinar un caldo de res, un platillo tradicional en Guatemala. Lo comerán como almuerzo, antes de salir a la Iglesia Católica de la localidad, donde se hará una misa de cuerpo presente.
Esta será la última vez que los restos humanos de Edgar estén en la iglesia por la que tanto trabajó, dijo en el velorio y con la voz entrecortada, su cuñado Cristino Miranda.
Edgar será recordado como una persona de fe. Durante los 22 años que vivió en Carthage, Misisipi, Estados Unidos, fue un líder, le gustaba coordinar actividades para que los niños y jóvenes se acercaran a Dios, comentó Odel Medina, párroco de Santa Ana en Carthage.
Medina acompañó a la familia López en Guatemala. Llegó hasta Chicajalaj en representación de todas las personas de Carthage que lo querían y que no pudieron viajar por su situación migratoria, pues la mayoría son indocumentadas.
“Estamos llamados a estar aquí, para honrar la memoria de Edgar, pero también la de todos los que fallecieron”, dijo el sacerdote de nacionalidad nicaragüense a “Noticias Comitán En Directo”, un medio de comunicación en San Marcos.
Quería reencontrase con su familia
Edgar tenía 49 años cuando fue retornado a Guatemala. Regresó en julio de 2020, después de que se declaró culpable de reingresar ilegalmente a Estados Unidos en 1998, según reportó el medio digital “Vice”.
El 12 de enero de 2021 salió de Chicajalaj, buscaba reencontrarse con su esposa Sonia Cardona, con sus tres hijos y cuatro nietos. Pero su ilusión se quedó en sentimiento, pues lo asesinaron y quemaron junto a otros 15 guatemaltecos. Todos querían cruzar la frontera de Estados Unidos.
Sus restos llegaron el viernes 12 de marzo al comando aéreo central de la Fuerza Aérea Guatemalteca (FAG). Su cuñado Marcelino y el padre Odel estuvieron en el acto de repatriación, en el que participó el presidente Alejandro Giammattei, el canciller Pedro Brolo, diputados de San Marcos y funcionarios de México.
Critica política migratoria
Los cuerpos de los guatemaltecos fueron llevados, en caravana, a sus comunidades. A las 11 víctimas de Comitancillo, San Marcos, les organizaron una misa en el estadio de la localidad.
Durante la homilía el sacerdote José Luis Miranda, de la Red Jesuita, lamentó la muerte de las personas. Al mismo tiempo, cuestionó la política migratoria de Estados Unidos. Lo hizo porque Edgar fue retornado a Guatemala después de que fue detenido en una redada realizada en una procesadora de pollo.
“Es injusto que un hermano nuestro haya sido detenido cuando no le hacía daño a nadie. Por esa redada hoy lo tenemos aquí -muerto-”, dijo el padre.
La redada en que detuvieron a Edgar ocurrió en 2019. Fue una de las más grandes durante el gobierno del presidente Donald Trump, según “Vice”.
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Edgar será recordado como una persona de fe. Durante los 22 años que vivió en Carthage, Misisipi, Estados Unidos, fue un líder, le gustaba coordinar actividades para que los niños y jóvenes se acercaran a Dios, comentó Odel Medina, párroco de Santa Ana en Carthage.
Medina acompañó a la familia López en Guatemala. Llegó hasta Chicajalaj en representación de todas las personas de Carthage que lo querían y que no pudieron viajar por su situación migratoria, pues la mayoría son indocumentadas.
“Estamos llamados a estar aquí, para honrar la memoria de Edgar, pero también la de todos los que fallecieron”, dijo el sacerdote de nacionalidad nicaragüense a “Noticias Comitán En Directo”, un medio de comunicación en San Marcos.
Quería reencontrase con su familia
Edgar tenía 49 años cuando fue retornado a Guatemala. Regresó en julio de 2020, después de que se declaró culpable de reingresar ilegalmente a Estados Unidos en 1998, según reportó el medio digital “Vice”.
El 12 de enero de 2021 salió de Chicajalaj, buscaba reencontrarse con su esposa Sonia Cardona, con sus tres hijos y cuatro nietos. Pero su ilusión se quedó en sentimiento, pues lo asesinaron y quemaron junto a otros 15 guatemaltecos. Todos querían cruzar la frontera de Estados Unidos.
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“Es injusto que un hermano nuestro haya sido detenido cuando no le hacía daño a nadie. Por esa redada hoy lo tenemos aquí -muerto-”, dijo el padre.
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