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Historias Urbanas: No me voy a empadronar

No soy la única persona que se cuestiona si tiene sentido marcar una x o una cruz sobre el cartón de lotería que nos entregarán en los centros de votación.

,
Invitado
05 de marzo, 2023
No me voy a empadronar. Literatura, música, historia y asuntos cotidianos, hallará en el blog dominical de José Vicente Solórzano Aguilar.

Aunque tengo años de residir en la capital, sigo domiciliado en mi pueblo y allá voté en el último par de elecciones. Cuestión de pertenencia, con un pie asentado en el área metropolitana, donde se trabaja, y el otro en la tierra natal, donde se espera volver a residir un día de estos y reposar en su cementerio al lado de sus mayores.

El plazo para votar en los comicios generales del 25 de junio se cierra el 25 de marzo, exactamente tres meses antes. El Tribunal Supremo Electoral desplegó puestos en calles concurridas y centros comerciales para que las personas mayores de 18 años actualicen sus datos. También se puede hacer en su portal de Internet, aunque no se tenga la certeza de quedar registrado por las famosas caídas del sistema. El tiempo pasa y estoy decidido a no empadronarme.

No soy la única persona que se cuestiona si tiene sentido marcar una x o una cruz sobre el cartón de lotería que nos entregarán en los centros de votación. La vez anterior respaldé a la lista nacional y los candidatos distritales de Semilla, creyendo que al ser leídos y escribidos, como dicen las gentes de mi barrio, defenderían propuestas que valieran la pena en el Congreso.

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Di mi respaldo al único candidato que se alzó como contendiente serio del narcosombrerudo que va por su cuarta o quinta reelección en mi pueblo, sin oposición seria a la vista. Dibujé la lengua de los Rolling Stones para anular la boleta del Parlamento Centroamericano, y me reservo mencionar por quién aposté para presidente.

Ya lo sabemos: el actual panorama no ofrece opciones que puedan tomarse en serio. Dondequiera que voltee a ver me encuentro con esos personajes de pistola al cinto, cadena de oro al cuello y aficionados a la equitación que abarrotan las ferias de todos los pueblos del país, así carezcan de tradición ganadera. O los que mientan el nombre de Dios a cada rato a sabiendas de que violan la prohibición de mencionarlo en vano, alzándose como los defensores del buen orden familiar cuando su comportamiento de entonces y de ahora los desmiente.

En ningún lugar se encuentran propuestas que ofrezcan soluciones a largo plazo para arreglar las carreteras, mejorar la calidad de la educación pública y doten del equipo que se echa de menos en los hospitales. Ya no digamos la delincuencia, sin que se esperen las acciones al estilo de Nayib Bukele para hacer puntos ante la opinión pública.

La mayoría apunta a que seguirán manteniendo al país en el atraso, a pesar de sus ínfulas de que albergó a la capital de la Audiencia de los Confines y las Provincias Unidas del Centro de América. Guatemala seguirá siendo la hermana mayor seca y amargada, siempre envuelta en ropajes oscuros, cada vez más hipócrita, avara y encorvada. No ejercerá el liderazgo regional que debiera tener y sus relaciones exteriores seguirán siendo un chiste mal contado.

Cuando me autontrevisté, dije que la política se las dejaba a otros columnistas mejor informados. Pero es inevitable mencionarla. Hay que tener idea de dónde irán los tiros a partir del 14 de enero de 2024. Así estamos preparados para lo que venga y hacemos acopio de provisiones para guardarlos en nuestros refugios antiaéreos.

Historias Urbanas: No me voy a empadronar

No soy la única persona que se cuestiona si tiene sentido marcar una x o una cruz sobre el cartón de lotería que nos entregarán en los centros de votación.

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Invitado
05 de marzo, 2023
No me voy a empadronar. Literatura, música, historia y asuntos cotidianos, hallará en el blog dominical de José Vicente Solórzano Aguilar.

Aunque tengo años de residir en la capital, sigo domiciliado en mi pueblo y allá voté en el último par de elecciones. Cuestión de pertenencia, con un pie asentado en el área metropolitana, donde se trabaja, y el otro en la tierra natal, donde se espera volver a residir un día de estos y reposar en su cementerio al lado de sus mayores.

El plazo para votar en los comicios generales del 25 de junio se cierra el 25 de marzo, exactamente tres meses antes. El Tribunal Supremo Electoral desplegó puestos en calles concurridas y centros comerciales para que las personas mayores de 18 años actualicen sus datos. También se puede hacer en su portal de Internet, aunque no se tenga la certeza de quedar registrado por las famosas caídas del sistema. El tiempo pasa y estoy decidido a no empadronarme.

No soy la única persona que se cuestiona si tiene sentido marcar una x o una cruz sobre el cartón de lotería que nos entregarán en los centros de votación. La vez anterior respaldé a la lista nacional y los candidatos distritales de Semilla, creyendo que al ser leídos y escribidos, como dicen las gentes de mi barrio, defenderían propuestas que valieran la pena en el Congreso.

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Ya lo sabemos: el actual panorama no ofrece opciones que puedan tomarse en serio. Dondequiera que voltee a ver me encuentro con esos personajes de pistola al cinto, cadena de oro al cuello y aficionados a la equitación que abarrotan las ferias de todos los pueblos del país, así carezcan de tradición ganadera. O los que mientan el nombre de Dios a cada rato a sabiendas de que violan la prohibición de mencionarlo en vano, alzándose como los defensores del buen orden familiar cuando su comportamiento de entonces y de ahora los desmiente.

En ningún lugar se encuentran propuestas que ofrezcan soluciones a largo plazo para arreglar las carreteras, mejorar la calidad de la educación pública y doten del equipo que se echa de menos en los hospitales. Ya no digamos la delincuencia, sin que se esperen las acciones al estilo de Nayib Bukele para hacer puntos ante la opinión pública.

La mayoría apunta a que seguirán manteniendo al país en el atraso, a pesar de sus ínfulas de que albergó a la capital de la Audiencia de los Confines y las Provincias Unidas del Centro de América. Guatemala seguirá siendo la hermana mayor seca y amargada, siempre envuelta en ropajes oscuros, cada vez más hipócrita, avara y encorvada. No ejercerá el liderazgo regional que debiera tener y sus relaciones exteriores seguirán siendo un chiste mal contado.

Cuando me autontrevisté, dije que la política se las dejaba a otros columnistas mejor informados. Pero es inevitable mencionarla. Hay que tener idea de dónde irán los tiros a partir del 14 de enero de 2024. Así estamos preparados para lo que venga y hacemos acopio de provisiones para guardarlos en nuestros refugios antiaéreos.