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China 2023, o ​​la fuerza menguante del dragón

China es prueba tangible del potencial de cambio rápido y de gran alcance en un mundo interconectado, e ilustra la profunda influencia que la metamorfosis de una nación puede tener en el destino de sus individuos. 

China 2023, o ​​la fuerza menguante del dragón.
Sofía Marty
30 de agosto, 2023

La transformación de China en las últimas décadas es un testimonio del poder impredecible de la ambición y la innovación humanas. De ser una nación caracterizada por políticas cerradas y estancamiento económico, el ascenso de China como gigante económico mundial ha desafiado las expectativas y ha reescrito las reglas del comercio y la diplomacia internacionales. 

El asombroso crecimiento de su economía, que ha pasado del aislamiento a la dominación en el mercado mundial, tuvo como acierto haber sacado de la pobreza a cientos de millones de sus ciudadanos, y para ello, reinventó los contornos mismos del panorama económico mundial. 

Un crecimiento de tal magnitud no se construye sin costos o sacrificios

Para el resto del mundo, el despertar del dragón se ha convertido en una amenaza. Su mano de obra barata, que roza la esclavitud, se ha traducido en la pérdida de miles de empleos en el mundo occidental, con precios con los que nadie que respete los derechos laborales podría competir.

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Haciendo uso de un desvergonzado modelo mercantilista que se impone sin reparos sobre otras naciones, China ha hecho, en el trascurso de estas últimas dos décadas, mucho, mucho dinero, y con el enriquecimiento rápido suele venir una buena cuota de poder.

El ascenso de China a la escena mundial ha provocado una honda recomposición de la dinámica de poder, desafiando las nociones tradicionales de libertad y ejerciendo un impacto sísmico sobre Estados Unidos y el mundo en general. 

¿Existe, acaso, alguna compatibilidad entre el modelo autoritario chino con los principios democráticos de Occidente? La asimetría china ha ensombrecido la idea, antaño incuestionable, de que el crecimiento económico y las libertades personales van de la mano. Cada vez que China utiliza sus tentáculos geopolíticos para ampliar su influencia y remodelar las normas mundiales, obliga a Estados Unidos a un incómodo ajuste de cuentas. La asertividad sin complejos del gobierno chino no solo desafía los ideales que Estados Unidos aprecia, sino que también sirve como toque de clarín para salvaguardar sus valores y libertades en la escena mundial. 

Y de esto último, quien más sabe es Taiwán, sobre quien la sombra todopoderosa del Partido Comunista Chino recae con más peso.  Las agresivas maniobras de China, que incluyen el aislamiento diplomático y tácticas coercitivas, dibujan un sombrío panorama para una nación que durante mucho tiempo se ha erigido en bastión de los valores democráticos en la región.

Al igual que la ucraniana, la lucha de Taiwán no es solo por su propia supervivencia; es una prueba de fuego para la determinación de la comunidad internacional de defender los ideales democráticos y oponerse al monstruo de la autocracia.

China también esconde monstruos pospandémicos en el closet

Las exportaciones chinas cayeron en picado un 14,5% entre julio de 2022 y julio 2023. Parece que nos espera un viaje económico agitado. Y eso no es todo: agarren a sus carteras, porque la nación se desliza hacia la deflación más rápido de lo que se puede decir “recesión”. 

Y eso no es todo: la tasa de desempleo juvenil se ha disparado hasta un espectacular 21,3% en junio. La situación es tan preocupante que la respuesta de Beijing ha sido prohibir la publicación de estas sombrías cifras en los próximos meses. 

Además, los créditos se han desplomado de nuevo a niveles de 2009, e incluso los grandes se tambalean. Los gigantes inmobiliarios Country Garden y Evergrande son como piezas de ajedrez al borde del jaque mate: un movimiento en falso y se acabó la partida. 

Un importante actor financiero, Zhongrong International Trust, está mostrando serias señales de alarma, frenando pagos a algunos de sus clientes más importantes, por valor de 19. 000 millones de dólares. 

El yuan, la moneda china, está cayendo en picada frente al dólar, alcanzando su nivel más bajo en 16 años. Es como ver un thriller financiero en tiempo real, sobre todo si sumamos la desesperación china por materializar BRICS tan pronto como sea posible.

En un giro que nadie vio venir, la corona de China como la nación más poblada de la Tierra ha sido birlada por la India. El cambio de población viene acompañado de un crecimiento de la economía india, lo que no es poca cosa. Pero aquí está el truco: la escasez de mano de obra en China podría convertirse en un grave problema en el futuro. Es como las sillas musicales, pero con puestos de trabajo, y la música está a punto de parar.

Luego está el elefante financiero en la habitación: la deuda interna. Lleva años acumulándose y su peso está empezando a resquebrajar los cimientos. Las grandes ciudades se resienten y luchan por mantener las luces encendidas y los servicios en funcionamiento. Es una cuerda floja, y un paso en falso podría hacer que todo se viniera abajo. 

¿Y Taiwán? Pues resulta que, inteligentemente, la isla se escuda en Estados Unidos y sus aliados, y ostenta una importante presencia americana. Xi Jinping se dispararía los dedos del pie si intentase realizar una “gran Putin”.

Así, tan acelerada como su “milagroso” crecimiento, la caída de China puede estar gestándose ante nuestros ojos, y la historia haría, una vez más, un despliegue de impredecibilidad que, es cierto, asusta. Pero también estimula, y de eso se trata.

China 2023, o ​​la fuerza menguante del dragón

China es prueba tangible del potencial de cambio rápido y de gran alcance en un mundo interconectado, e ilustra la profunda influencia que la metamorfosis de una nación puede tener en el destino de sus individuos. 

China 2023, o ​​la fuerza menguante del dragón.
Sofía Marty
30 de agosto, 2023

La transformación de China en las últimas décadas es un testimonio del poder impredecible de la ambición y la innovación humanas. De ser una nación caracterizada por políticas cerradas y estancamiento económico, el ascenso de China como gigante económico mundial ha desafiado las expectativas y ha reescrito las reglas del comercio y la diplomacia internacionales. 

El asombroso crecimiento de su economía, que ha pasado del aislamiento a la dominación en el mercado mundial, tuvo como acierto haber sacado de la pobreza a cientos de millones de sus ciudadanos, y para ello, reinventó los contornos mismos del panorama económico mundial. 

Un crecimiento de tal magnitud no se construye sin costos o sacrificios

Para el resto del mundo, el despertar del dragón se ha convertido en una amenaza. Su mano de obra barata, que roza la esclavitud, se ha traducido en la pérdida de miles de empleos en el mundo occidental, con precios con los que nadie que respete los derechos laborales podría competir.

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Haciendo uso de un desvergonzado modelo mercantilista que se impone sin reparos sobre otras naciones, China ha hecho, en el trascurso de estas últimas dos décadas, mucho, mucho dinero, y con el enriquecimiento rápido suele venir una buena cuota de poder.

El ascenso de China a la escena mundial ha provocado una honda recomposición de la dinámica de poder, desafiando las nociones tradicionales de libertad y ejerciendo un impacto sísmico sobre Estados Unidos y el mundo en general. 

¿Existe, acaso, alguna compatibilidad entre el modelo autoritario chino con los principios democráticos de Occidente? La asimetría china ha ensombrecido la idea, antaño incuestionable, de que el crecimiento económico y las libertades personales van de la mano. Cada vez que China utiliza sus tentáculos geopolíticos para ampliar su influencia y remodelar las normas mundiales, obliga a Estados Unidos a un incómodo ajuste de cuentas. La asertividad sin complejos del gobierno chino no solo desafía los ideales que Estados Unidos aprecia, sino que también sirve como toque de clarín para salvaguardar sus valores y libertades en la escena mundial. 

Y de esto último, quien más sabe es Taiwán, sobre quien la sombra todopoderosa del Partido Comunista Chino recae con más peso.  Las agresivas maniobras de China, que incluyen el aislamiento diplomático y tácticas coercitivas, dibujan un sombrío panorama para una nación que durante mucho tiempo se ha erigido en bastión de los valores democráticos en la región.

Al igual que la ucraniana, la lucha de Taiwán no es solo por su propia supervivencia; es una prueba de fuego para la determinación de la comunidad internacional de defender los ideales democráticos y oponerse al monstruo de la autocracia.

China también esconde monstruos pospandémicos en el closet

Las exportaciones chinas cayeron en picado un 14,5% entre julio de 2022 y julio 2023. Parece que nos espera un viaje económico agitado. Y eso no es todo: agarren a sus carteras, porque la nación se desliza hacia la deflación más rápido de lo que se puede decir “recesión”. 

Y eso no es todo: la tasa de desempleo juvenil se ha disparado hasta un espectacular 21,3% en junio. La situación es tan preocupante que la respuesta de Beijing ha sido prohibir la publicación de estas sombrías cifras en los próximos meses. 

Además, los créditos se han desplomado de nuevo a niveles de 2009, e incluso los grandes se tambalean. Los gigantes inmobiliarios Country Garden y Evergrande son como piezas de ajedrez al borde del jaque mate: un movimiento en falso y se acabó la partida. 

Un importante actor financiero, Zhongrong International Trust, está mostrando serias señales de alarma, frenando pagos a algunos de sus clientes más importantes, por valor de 19. 000 millones de dólares. 

El yuan, la moneda china, está cayendo en picada frente al dólar, alcanzando su nivel más bajo en 16 años. Es como ver un thriller financiero en tiempo real, sobre todo si sumamos la desesperación china por materializar BRICS tan pronto como sea posible.

En un giro que nadie vio venir, la corona de China como la nación más poblada de la Tierra ha sido birlada por la India. El cambio de población viene acompañado de un crecimiento de la economía india, lo que no es poca cosa. Pero aquí está el truco: la escasez de mano de obra en China podría convertirse en un grave problema en el futuro. Es como las sillas musicales, pero con puestos de trabajo, y la música está a punto de parar.

Luego está el elefante financiero en la habitación: la deuda interna. Lleva años acumulándose y su peso está empezando a resquebrajar los cimientos. Las grandes ciudades se resienten y luchan por mantener las luces encendidas y los servicios en funcionamiento. Es una cuerda floja, y un paso en falso podría hacer que todo se viniera abajo. 

¿Y Taiwán? Pues resulta que, inteligentemente, la isla se escuda en Estados Unidos y sus aliados, y ostenta una importante presencia americana. Xi Jinping se dispararía los dedos del pie si intentase realizar una “gran Putin”.

Así, tan acelerada como su “milagroso” crecimiento, la caída de China puede estar gestándose ante nuestros ojos, y la historia haría, una vez más, un despliegue de impredecibilidad que, es cierto, asusta. Pero también estimula, y de eso se trata.