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Bukele acabó con la oposición legislativa

Ilustración por Gabo®
Rafael Párraga
21 de febrero, 2024

Dos semanas después de las elecciones, se oficializó la virtual eliminación de la oposición en el legislativo salvadoreño. 

Panorama general. La Asamblea Legislativa (AL) se conformará con 54 diputados de Nuevas Ideas (NI, atrapalotodo); dos del Partido de Concertación Nacional (PCN, derecha-oficialista); uno del Partido Demócrata Cristiano (PDC, socialdemócrata-oficialista); dos de Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha), y uno de Vamos (centro). 

  • De acuerdo con la información oficial, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda) no tendrá representación parlamentaria por primera vez desde 1994.  

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  • Las elecciones ponen fin a un periodo de 43 años desde el inicio de la rivalidad ARENA-FMLN, que resultó en 30 años de bipartidismo, pero cuya relevancia era ya nula desde 2021. 

En perspectiva. El bloque oficialista estará conformado por 57 diputados (95%), mientras que la oposición solamente contará con tres. La nueva aritmética legislativa le da al presidente Bukele la mayoría simple y las dos mayorías calificadas.  

  • El Ejecutivo controlará la emisión de deuda; aprobación de préstamos; elecciones de funcionarios de segundo grado —Fiscal General, TSE, Corte Suprema de Justicia y Corte de Cuentas—; aprobación de tratados internacionales, y la prórroga del Régimen de Excepción, entre otros.  

  • Con la actual legislatura —igualmente dominada por el oficialismo—, Bukele podría impulsar y aprobar una nueva constitución y que sea ratificada por la entrante, todo para el 1 de mayo.  

Entre líneas. Las reformas electorales del régimen lograron su cometido: sobrerrepresentar al partido oficialista. De acuerdo con el jefe de la unidad de datos de La Prensa Gráfica, Edwin Segura, el cambio del sistema incrementó el número de diputados de NI en un 17%. La eliminación de los residuos de la fórmula electoral hace que el oficialismo se vea sobrerrepresentado.  

  • La reforma se hizo para evitar perder la supremacía legislativa absoluta, puesto que los diputados de Bukele obtuvieron, aproximadamente, un millón de votos menos que los 2.7 que recibió el presidente.  

  • De no haberse cambiado el calendario electoral –para hacer coincidir las elecciones presidenciales con las legislativas– su bancada hubiese sido mucho menor. 

  • Permitir el voto en el exterior para el departamento de San Salvador fue lo que eliminó de la AL al FMLN, que hubiese logrado la diputación de Anabel Belloso de no ser por los más de 200 mil votos provenientes del extranjero—abrumadoramente a favor de NI—.  

Sí, pero. Los partidos opositores (ARENA, Vamos y Nuestro Tiempo) han solicitado la nulidad de las elecciones debido a las anomalías del proceso. Con todas las instancias de apelación controladas por Bukele, ello parece imposible. Entre el cierre de la votación y el inicio del escrutinio —donde se abrieron las urnas por la falta de actas, debido a los fallos en el sistema del TSE— se manipuló el proceso electoral.  

  • El TSE perdió la custodia de las cajas con los votos, lo que una magistrada admitió a los partidos de oposición, afirmando que esto probablemente se hizo adrede, para manipular los resultados.  

  • Durante el escrutinio, muchas urnas contabilizaron más papeletas que votos registrados el día de la elección, además de marcas hechas con plumón, cuando los paquetes electorales solamente incluían crayones. 

  • Los alegatos de fraude han sido respaldados por las denuncias de varias misiones de observación, sin embargo, el amplio margen de victoria y la popularidad de Bukele dificulta que mecanismos internacionales –como la OEA– tomen medidas como invocar la Carta Democrática Interamericana.  

En el radar. Mientras que la popularidad del presidente Bukele es innegable —creciendo en más de un millón de votos desde su elección legítima en 2019—, el proceso fue manipulado desde antes del 4 de febrero, con el fin de consolidar su poder absoluto y permitirle un control del Estado que abre las puertas, entre otras cosas, a la reelección indefinida.  

  • Los partidos opositores parecen haberse unido en lo que la oposición salvadoreña espera que sea un eventual nuevo partido político, como alternativa.  

  • No obstante, El Salvador empieza una era de cierre de espacios políticos para sectores subrepresentados de la sociedad, bajo un régimen militarizado: condiciones políticas similares a las de la época preguerra civil. 

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Bukele acabó con la oposición legislativa

Ilustración por Gabo®
Rafael Párraga
21 de febrero, 2024

Dos semanas después de las elecciones, se oficializó la virtual eliminación de la oposición en el legislativo salvadoreño. 

Panorama general. La Asamblea Legislativa (AL) se conformará con 54 diputados de Nuevas Ideas (NI, atrapalotodo); dos del Partido de Concertación Nacional (PCN, derecha-oficialista); uno del Partido Demócrata Cristiano (PDC, socialdemócrata-oficialista); dos de Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha), y uno de Vamos (centro). 

  • De acuerdo con la información oficial, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda) no tendrá representación parlamentaria por primera vez desde 1994.  

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  • Las elecciones ponen fin a un periodo de 43 años desde el inicio de la rivalidad ARENA-FMLN, que resultó en 30 años de bipartidismo, pero cuya relevancia era ya nula desde 2021. 

En perspectiva. El bloque oficialista estará conformado por 57 diputados (95%), mientras que la oposición solamente contará con tres. La nueva aritmética legislativa le da al presidente Bukele la mayoría simple y las dos mayorías calificadas.  

  • El Ejecutivo controlará la emisión de deuda; aprobación de préstamos; elecciones de funcionarios de segundo grado —Fiscal General, TSE, Corte Suprema de Justicia y Corte de Cuentas—; aprobación de tratados internacionales, y la prórroga del Régimen de Excepción, entre otros.  

  • Con la actual legislatura —igualmente dominada por el oficialismo—, Bukele podría impulsar y aprobar una nueva constitución y que sea ratificada por la entrante, todo para el 1 de mayo.  

Entre líneas. Las reformas electorales del régimen lograron su cometido: sobrerrepresentar al partido oficialista. De acuerdo con el jefe de la unidad de datos de La Prensa Gráfica, Edwin Segura, el cambio del sistema incrementó el número de diputados de NI en un 17%. La eliminación de los residuos de la fórmula electoral hace que el oficialismo se vea sobrerrepresentado.  

  • La reforma se hizo para evitar perder la supremacía legislativa absoluta, puesto que los diputados de Bukele obtuvieron, aproximadamente, un millón de votos menos que los 2.7 que recibió el presidente.  

  • De no haberse cambiado el calendario electoral –para hacer coincidir las elecciones presidenciales con las legislativas– su bancada hubiese sido mucho menor. 

  • Permitir el voto en el exterior para el departamento de San Salvador fue lo que eliminó de la AL al FMLN, que hubiese logrado la diputación de Anabel Belloso de no ser por los más de 200 mil votos provenientes del extranjero—abrumadoramente a favor de NI—.  

Sí, pero. Los partidos opositores (ARENA, Vamos y Nuestro Tiempo) han solicitado la nulidad de las elecciones debido a las anomalías del proceso. Con todas las instancias de apelación controladas por Bukele, ello parece imposible. Entre el cierre de la votación y el inicio del escrutinio —donde se abrieron las urnas por la falta de actas, debido a los fallos en el sistema del TSE— se manipuló el proceso electoral.  

  • El TSE perdió la custodia de las cajas con los votos, lo que una magistrada admitió a los partidos de oposición, afirmando que esto probablemente se hizo adrede, para manipular los resultados.  

  • Durante el escrutinio, muchas urnas contabilizaron más papeletas que votos registrados el día de la elección, además de marcas hechas con plumón, cuando los paquetes electorales solamente incluían crayones. 

  • Los alegatos de fraude han sido respaldados por las denuncias de varias misiones de observación, sin embargo, el amplio margen de victoria y la popularidad de Bukele dificulta que mecanismos internacionales –como la OEA– tomen medidas como invocar la Carta Democrática Interamericana.  

En el radar. Mientras que la popularidad del presidente Bukele es innegable —creciendo en más de un millón de votos desde su elección legítima en 2019—, el proceso fue manipulado desde antes del 4 de febrero, con el fin de consolidar su poder absoluto y permitirle un control del Estado que abre las puertas, entre otras cosas, a la reelección indefinida.  

  • Los partidos opositores parecen haberse unido en lo que la oposición salvadoreña espera que sea un eventual nuevo partido político, como alternativa.  

  • No obstante, El Salvador empieza una era de cierre de espacios políticos para sectores subrepresentados de la sociedad, bajo un régimen militarizado: condiciones políticas similares a las de la época preguerra civil.