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El Salvador, un país seguro pero cada vez más pobre

Ilustración por Gabo®
Rafael Párraga
07 de febrero, 2024

Nayib Bukele afirma buscar convertir a El Salvador en un nuevo Singapur, pero sus políticas son muy distintas y dan resultados inversos a los de la Perla asiática. 
 

Panorama general. La reelección de Bukele llama la atención de analistas, más no de inversionistas. Contrario a la apuesta del gobierno, la política de mano dura contra las pandillas no ha dado resultados en materia económica. Lejos de atraer inversión al país centroamericano, El Salvador atraviesa una crisis económica solamente sostenida por la deuda privada y las remesas.  

  • En 2022, la canasta básica urbana aumentó en un 12%, pasando de costar US$214.14 en 2021 a US$240.44. Hace diez años, el precio estaba alrededor de US$173.93.   

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  • Desde la llegada de Bukele al poder, más de 170 mil salvadoreños cayeron por debajo de la línea de la pobreza extrema.

 

  • El gobierno enfoca la mayor parte de su presupuesto en pagar la deuda pública, que representa un 75% de su PIB, lo que ha llevado a tener que recurrir tanto a más deuda pública como privada para pagarla. 

Entre líneas. Bukele presume de liderar “el país más seguro del hemisferio occidental”, algo que ha conseguido a través de un régimen de excepción inicialmente aprobado en marzo de 2022 y que se ha prorrogado recurrentemente, desde entonces. En su cuenta de X, Bukele publicó en 2021 la palabra “Singapur”, alimentando la opinión de los analistas que insinúan que el mandatario busca imitar el modelo de crecimiento económico a través del autoritarismo.
 

Cómo funciona. Tras su independencia de Malasia en 1965, Singapur logró un milagro económico que le llevó de ser una isla muy pobre a ser el cuarto país más rico del mundo en términos de poder adquisitivo y el que más millonarios per cápita produce. El liderazgo de Lee Kwan Yew fue clave para la hazaña, instaurando un sistema autocrático de supresión de libertades individuales, pero una apertura importante de mercado, además de un marco jurídico e institucional estable y un sistema de derechos de propiedad claros. 

  • Singapur está ubicado en un puesto geográficamente estratégico para la ruta comercial entre China, India y el sudeste asiático.

 

  • Además de la geografía, Yew implementó un modelo de tolerancia cero y supresión contra la corrupción, con el fin de crear una burocracia pequeña pero muy eficiente.  

 

  • Singapur también invirtió fuertemente en la construcción de vivienda y unos sistemas fuertes de salud y educación, permitiendo el desarrollo de capital humano.  

Sí, pero. Hasta el momento, Singapur y El Salvador tienen solamente un factor en común: la seguridad. El modelo militarizado de Bukele sigue los pasos de Yew, sin embargo, ignora todos los demás puntos. La apuesta económica de Bukele ha sido convertir al país en un paraíso fiscal para activos digitales, atrayendo la inversión de empresas enfocadas en la tecnología blockchain que no pueden operar en otros países, en algunos casos por acusaciones de fraude.  

  • El gobierno de Bukele ha reducido el presupuesto de hasta 13 hospitales para poder pagar la deuda pública, además de confiscar hasta un 25% de los ahorros de pensiones privadas debido a la crisis de liquidez de las arcas del Estado salvadoreño.  

 

  • Adicionalmente, la bancada legislativa oficialista ha hecho tambalear el clima de inversión del país por medidas como la ley que permite la expropiación de bienes inmuebles, aprobada en 2021.  

En perspectiva. Singapur se enfocó en generar una industria exportadora, eliminar la corrupción, fortalecer la salud y la educación, establecer un marco de certeza jurídica y derechos de propiedad, abrir su mercado para la inversión, pero también en reprimir el crimen y a la oposición política a través de un régimen dictatorial; Bukele busca replicar sus resultados copiando solamente los últimos dos puntos.  

  • Bukele es incapaz de atraer inversión al país, debido al temor de los inversionistas a la incertidumbre de un régimen que no cuenta con un Estado de Derecho y que ejerce el poder autocrático a voluntad del soberano y no de la ley.  

 

  • En Nicaragua, Ortega trabajó en un sistema corporativista, donde el Estado protegía al sector privado y les otorgaba privilegios para permitirles operar y atraer inversión. Sin embargo, a raíz de las protestas de 2018 y el involucramiento del sector privado en ellas, suprimió toda la empresa privada nicaragüense, encarceló a empresarios importantes y disolvió las gremiales empresariales.  

 

  • El trauma de la experiencia con Nicaragua ha evitado que los empresarios de la región cometan el mismo error, dejando a Bukele lejos del milagro económico que espera generar.  

En síntesis. La crisis económica de El Salvador es el gran reto de la segunda administración de Bukele. Mientras que el modelo autocrático ha podido solventar el problema de las pandillas, Bukele no puede esperar los resultados de Singapur sin una política de seguridad institucional y permanente. El uso del régimen de excepción como instrumento de política pública alimenta la incertidumbre que ahuyenta la inversión. 

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El Salvador, un país seguro pero cada vez más pobre

Ilustración por Gabo®
Rafael Párraga
07 de febrero, 2024

Nayib Bukele afirma buscar convertir a El Salvador en un nuevo Singapur, pero sus políticas son muy distintas y dan resultados inversos a los de la Perla asiática. 
 

Panorama general. La reelección de Bukele llama la atención de analistas, más no de inversionistas. Contrario a la apuesta del gobierno, la política de mano dura contra las pandillas no ha dado resultados en materia económica. Lejos de atraer inversión al país centroamericano, El Salvador atraviesa una crisis económica solamente sostenida por la deuda privada y las remesas.  

  • En 2022, la canasta básica urbana aumentó en un 12%, pasando de costar US$214.14 en 2021 a US$240.44. Hace diez años, el precio estaba alrededor de US$173.93.   

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  • Desde la llegada de Bukele al poder, más de 170 mil salvadoreños cayeron por debajo de la línea de la pobreza extrema.

 

  • El gobierno enfoca la mayor parte de su presupuesto en pagar la deuda pública, que representa un 75% de su PIB, lo que ha llevado a tener que recurrir tanto a más deuda pública como privada para pagarla. 

Entre líneas. Bukele presume de liderar “el país más seguro del hemisferio occidental”, algo que ha conseguido a través de un régimen de excepción inicialmente aprobado en marzo de 2022 y que se ha prorrogado recurrentemente, desde entonces. En su cuenta de X, Bukele publicó en 2021 la palabra “Singapur”, alimentando la opinión de los analistas que insinúan que el mandatario busca imitar el modelo de crecimiento económico a través del autoritarismo.
 

Cómo funciona. Tras su independencia de Malasia en 1965, Singapur logró un milagro económico que le llevó de ser una isla muy pobre a ser el cuarto país más rico del mundo en términos de poder adquisitivo y el que más millonarios per cápita produce. El liderazgo de Lee Kwan Yew fue clave para la hazaña, instaurando un sistema autocrático de supresión de libertades individuales, pero una apertura importante de mercado, además de un marco jurídico e institucional estable y un sistema de derechos de propiedad claros. 

  • Singapur está ubicado en un puesto geográficamente estratégico para la ruta comercial entre China, India y el sudeste asiático.

 

  • Además de la geografía, Yew implementó un modelo de tolerancia cero y supresión contra la corrupción, con el fin de crear una burocracia pequeña pero muy eficiente.  

 

  • Singapur también invirtió fuertemente en la construcción de vivienda y unos sistemas fuertes de salud y educación, permitiendo el desarrollo de capital humano.  

Sí, pero. Hasta el momento, Singapur y El Salvador tienen solamente un factor en común: la seguridad. El modelo militarizado de Bukele sigue los pasos de Yew, sin embargo, ignora todos los demás puntos. La apuesta económica de Bukele ha sido convertir al país en un paraíso fiscal para activos digitales, atrayendo la inversión de empresas enfocadas en la tecnología blockchain que no pueden operar en otros países, en algunos casos por acusaciones de fraude.  

  • El gobierno de Bukele ha reducido el presupuesto de hasta 13 hospitales para poder pagar la deuda pública, además de confiscar hasta un 25% de los ahorros de pensiones privadas debido a la crisis de liquidez de las arcas del Estado salvadoreño.  

 

  • Adicionalmente, la bancada legislativa oficialista ha hecho tambalear el clima de inversión del país por medidas como la ley que permite la expropiación de bienes inmuebles, aprobada en 2021.  

En perspectiva. Singapur se enfocó en generar una industria exportadora, eliminar la corrupción, fortalecer la salud y la educación, establecer un marco de certeza jurídica y derechos de propiedad, abrir su mercado para la inversión, pero también en reprimir el crimen y a la oposición política a través de un régimen dictatorial; Bukele busca replicar sus resultados copiando solamente los últimos dos puntos.  

  • Bukele es incapaz de atraer inversión al país, debido al temor de los inversionistas a la incertidumbre de un régimen que no cuenta con un Estado de Derecho y que ejerce el poder autocrático a voluntad del soberano y no de la ley.  

 

  • En Nicaragua, Ortega trabajó en un sistema corporativista, donde el Estado protegía al sector privado y les otorgaba privilegios para permitirles operar y atraer inversión. Sin embargo, a raíz de las protestas de 2018 y el involucramiento del sector privado en ellas, suprimió toda la empresa privada nicaragüense, encarceló a empresarios importantes y disolvió las gremiales empresariales.  

 

  • El trauma de la experiencia con Nicaragua ha evitado que los empresarios de la región cometan el mismo error, dejando a Bukele lejos del milagro económico que espera generar.  

En síntesis. La crisis económica de El Salvador es el gran reto de la segunda administración de Bukele. Mientras que el modelo autocrático ha podido solventar el problema de las pandillas, Bukele no puede esperar los resultados de Singapur sin una política de seguridad institucional y permanente. El uso del régimen de excepción como instrumento de política pública alimenta la incertidumbre que ahuyenta la inversión.