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Esbozo del gobierno de Arévalo

Ilustración: Gabriel López
Alejandro Palmieri
09 de enero, 2024

Ayer fueron presentados quienes encabezarán las catorce carteras del Organismo Ejecutivo, en el gobierno de Bernardo Arévalo. El evento ocurrió en el Teatro Nacional y, más allá de que el lugar dio la impresión de una puesta en escena –en política, la forma es el fondo– la trayectoria de quienes formarán parte del gabinete permite esbozar al próximo gobierno.

La primera impresión al conocer los nombres fue que la retórica de campaña queda atrás; pragmatismo. Lo que bien pudo ser un gabinete copado por fundadores y directivos del partido Movimiento Semilla, ha resultado –a la luz de los datos provistos– una moderada mezcla de líneas ideológicas, y de capacidades en la administración pública. 

El cargo de ministro de Estado es, por definición, político; por ello no se puede decir que los nombrados son “más bien técnicos que políticos”. En todo caso, calificarles de tecnócratas es más preciso. 

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Arévalo se hace acompañar de 7 hombres y 7 mujeres, en un guiño al progresismo que ve valor en la simple paridad numérica de género; trascendiendo esa incidencia, cuando menos a criterio del presidente electo, los anunciados llenan los requisitos constitucionales de capacidad, idoneidad y honradez. En su desempeño demostrarán –o no– si la apuesta de Arévalo fue correcta.

Sin entrar al detalle de cada uno de los futuros ministros –se hace en un espacio distinto– merecen mención Anabella Giracca (fundadora de Semilla) y Jonathan Menkos (excandidato vicepresidencial y diputado electo por ese partido) como figuras plenamente identificadas con el partido. 

En el caso de la futura ministra de Educación –y por la definición ideológica del partido– es de esperar que pretenda insertar los postulados del progresismo en el currículo educativo. Cabe recordar que, según mediciones hechas oportunamente, si bien Semilla ganó la presidencia y 23 diputaciones, la mayoría de sus votantes no se identifican como progresistas.

Menkos, futuro ministro de Finanzas, ha formado parte de entidades como el ICEFI que se identifica como un “centro de pensamiento” enfocado en el tema fiscal. No será sorpresa que pretenda aumentar la carga impositiva, sin que esto implique, necesariamente, la creación de nuevos impuestos. Por declaraciones de campaña de Arévalo, más bien lo que buscará es ampliar la base tributaria (cobrarle impuestos a quienes ahora no pagan).

Otras dos mujeres del futuro gabinete han causado ruido entre quienes apoyaron Arévalo en las urnas: Anayté Guardado en Energía y Minas, y Jazmín de la Vega en Comunicaciones. Ambas vienen del sector privado, lo que ha chocado con los radicales de Semilla y, cuando menos en redes sociales, con buena parte de sus votantes, que seguramente esperaban distinto. A la interrogante de quienes cuestionan la inclusión en el gabinete de ellas dos, se ofrece la explicación de que es precisamente en el sector privado en donde se encuentran los mejores cuadros; es encomiable que acepten el reto del servicio público.

Bernardo Arévalo, Karin Herrera, ministros, secretarios de estado y demás funcionarios designados tendrán responsabilidad civil por sus actos durante 20 años luego de dejar el cargo, según el artículo 155 de la Constitución. Por ahora solo han sido anunciados los ministros y falta ver quienes más integrarán el gabinete de gobierno, así como quienes dirigirán las varias entidades descentralizadas en donde el Ejecutivo tiene potestad de nombramiento.

En una semana tomará posesión el nuevo gobierno y entonces, ya no serán suficientes los anuncios de nombramientos, sino que se espera ejecución.

 

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Esbozo del gobierno de Arévalo

Ilustración: Gabriel López
Alejandro Palmieri
09 de enero, 2024

Ayer fueron presentados quienes encabezarán las catorce carteras del Organismo Ejecutivo, en el gobierno de Bernardo Arévalo. El evento ocurrió en el Teatro Nacional y, más allá de que el lugar dio la impresión de una puesta en escena –en política, la forma es el fondo– la trayectoria de quienes formarán parte del gabinete permite esbozar al próximo gobierno.

La primera impresión al conocer los nombres fue que la retórica de campaña queda atrás; pragmatismo. Lo que bien pudo ser un gabinete copado por fundadores y directivos del partido Movimiento Semilla, ha resultado –a la luz de los datos provistos– una moderada mezcla de líneas ideológicas, y de capacidades en la administración pública. 

El cargo de ministro de Estado es, por definición, político; por ello no se puede decir que los nombrados son “más bien técnicos que políticos”. En todo caso, calificarles de tecnócratas es más preciso. 

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Arévalo se hace acompañar de 7 hombres y 7 mujeres, en un guiño al progresismo que ve valor en la simple paridad numérica de género; trascendiendo esa incidencia, cuando menos a criterio del presidente electo, los anunciados llenan los requisitos constitucionales de capacidad, idoneidad y honradez. En su desempeño demostrarán –o no– si la apuesta de Arévalo fue correcta.

Sin entrar al detalle de cada uno de los futuros ministros –se hace en un espacio distinto– merecen mención Anabella Giracca (fundadora de Semilla) y Jonathan Menkos (excandidato vicepresidencial y diputado electo por ese partido) como figuras plenamente identificadas con el partido. 

En el caso de la futura ministra de Educación –y por la definición ideológica del partido– es de esperar que pretenda insertar los postulados del progresismo en el currículo educativo. Cabe recordar que, según mediciones hechas oportunamente, si bien Semilla ganó la presidencia y 23 diputaciones, la mayoría de sus votantes no se identifican como progresistas.

Menkos, futuro ministro de Finanzas, ha formado parte de entidades como el ICEFI que se identifica como un “centro de pensamiento” enfocado en el tema fiscal. No será sorpresa que pretenda aumentar la carga impositiva, sin que esto implique, necesariamente, la creación de nuevos impuestos. Por declaraciones de campaña de Arévalo, más bien lo que buscará es ampliar la base tributaria (cobrarle impuestos a quienes ahora no pagan).

Otras dos mujeres del futuro gabinete han causado ruido entre quienes apoyaron Arévalo en las urnas: Anayté Guardado en Energía y Minas, y Jazmín de la Vega en Comunicaciones. Ambas vienen del sector privado, lo que ha chocado con los radicales de Semilla y, cuando menos en redes sociales, con buena parte de sus votantes, que seguramente esperaban distinto. A la interrogante de quienes cuestionan la inclusión en el gabinete de ellas dos, se ofrece la explicación de que es precisamente en el sector privado en donde se encuentran los mejores cuadros; es encomiable que acepten el reto del servicio público.

Bernardo Arévalo, Karin Herrera, ministros, secretarios de estado y demás funcionarios designados tendrán responsabilidad civil por sus actos durante 20 años luego de dejar el cargo, según el artículo 155 de la Constitución. Por ahora solo han sido anunciados los ministros y falta ver quienes más integrarán el gabinete de gobierno, así como quienes dirigirán las varias entidades descentralizadas en donde el Ejecutivo tiene potestad de nombramiento.

En una semana tomará posesión el nuevo gobierno y entonces, ya no serán suficientes los anuncios de nombramientos, sino que se espera ejecución.