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🔵 Milei y Bukele: el triunfo del discurso antisistema y la amenaza del populismo

El desencanto con la democracia en América Latina y el mundo ha dado entrada a una nueva clase política que cobró fuerza con la victoria electoral de Donald Trump en el año 2016. 

Ilustración por Gabo®
Rafael Párraga
16 de agosto, 2023

Ahora, después de 7 años, el fenómeno parece haberse convertido en la nueva forma de hacer política. Parecen estar de moda los candidatos “ajenos al sistema”, que vienen a sustituir a una clase política tradicional, quienes traen supuestamente soluciones a los males de la sociedad. Javier Milei y Nayib Bukele son dos de los casos más emblemáticos. Uno en el poder y otro en las puertas del mismo, ambos contra el sistema, pero adentrados en él, para cambiarlo. 

Panorama general. La victoria de Milei en las PASO sumó un nuevo nombre a la larga lista de líderes antisistema en América Latina. Mientras que el fenómeno ya es bastante conocido, analistas y expertos siguen viéndose sorprendidos cuando las élites políticas reciben un golpe de realidad con figuras “antisistema” como se suele llamarlos.  Así como pasó con Nayib Bukele en 2019, Javier Milei ahora amenaza con derrumbar el bipartidismo histórico en Argentina. 

  • Ambos líderes ganaron relevancia con un mensaje común en contra de la clase política tradicional en sus países. Bukele contra ARENA y el FMLN en El Salvador; Javier Milei contra el kirchnerismo y el Pro en Argentina. 

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  • La idea central de ambos ha sido la misma: los problemas del país no se han solucionado con ellos —los políticos tradicionales— en el poder, al contrario, han empeorado, por lo cuál, es tiempo de un cambio. 

  • Mientras que en un inicio muchos les tomaron como una broma, ahora se sabe que fue un error subestimar el desencanto de la ciudadanía con la clase política tradicional. 

La clave. Una de las grandes similitudes de ambos ha sido su rápido crecimiento dentro de un sistema históricamente cerrado. Esto debido, principalmente, a la intensidad y agresividad de sus mensajes. 

  • En El Salvador, Bukele ganó las elecciones presidenciales en primera vuelta, con un 53.1 % de los votos, en un país dónde los dos partidos tradicionales solían disputarse apenas por encima del 40 % entre ellos.

  • En Argentina, Milei ganó las PASO con un 30 % de los votos, siendo la primera vez que una tercera alternativa supera a los dos partidos tradicionales. 

  • Ambos, Milei y Bukele, irrumpieron en política con un discurso incendiario, obteniendo resultados imprevisibles debido a una pérdida de confianza con el sistema y su mensaje de reformarlo desde adentro. 

Entre líneas. Los discursos antisistema son un peligro para la institucionalidad republicana. A través de ellos se suele llevar al poder a líderes populistas, que dinamitan las instituciones y llevan a modelos autoritarios. 

  • Los líderes populistas se denominan a sí mismos como salvadores de los sistemas democráticos. Afirman ser los únicos capaces de arreglar los problemas del mismo, pero al llegar al poder son los primeros en destruirlo. 

  • Milei contra “la casta” y Bukele contra “los mismos de siempre”, son ejemplos de discursos radicales antisistema, con los cuales hay que tener especial precaución. 

  • Bukele ya ha destruido muchas instituciones republicanas durante su mandato; Milei tiene una oportunidad para intentar limpiar la corrupción de la burocracia argentina, sin caer en los mismos vicios. 

Sí, pero. Aunque Milei y Bukele son similares en muchos aspectos, tienen diferencias fundamentales que llenan de esperanza a los argentinos. Detrás de su figura se encuentran ambiciosos proyectos de reformas, especialmente económicas, que nunca existieron en la campaña de Bukele. 

  • Milei propone reformas de choque, como la abolición del Banco Central y la reducción del gasto para controlar la inflación. Bukele, por su parte, se enfocó siempre en promesas abstractas de erradicar la corrupción e invertir en proyectos de infraestructura que, cuatro años después, no han llegado.

  • El proyecto de Milei incluye, a su vez, propuestas de privatización, como al sistema de pensiones y medidas para permitir el flujo de divisas, como la eliminación del cepo al dólar e, incluso, la dolarización del país. 

  • En el caso de Bukele, su política se ha basado siempre en la idea de convertir a El Salvador en un país atractivo para la inversión extranjera, logrando lo contrario en la práctica por la falta de certeza jurídica y política de su modelo autoritario, a pesar de las mejoras en materia de seguridad.

En conclusión. Javier Milei afronta retos similares a los que Bukele tenía al inicio de su gestión. Aunque hay muchas similitudes en sus formas de llegar al poder, existe una serie de diferencias importantes que permiten asumir que no seguirán la misma ruta al gobernar. El discurso antisistema y la ruptura con los protocolos tradicionales para diferenciarse de la clase política son herramientas efectivas para llegar al poder, pero suelen ser indicadores peligrosos a la hora de ejercerlo. El gobierno de Milei podría establecer un precedente para cambiar esa lamentable tradición. 

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🔵 Milei y Bukele: el triunfo del discurso antisistema y la amenaza del populismo

El desencanto con la democracia en América Latina y el mundo ha dado entrada a una nueva clase política que cobró fuerza con la victoria electoral de Donald Trump en el año 2016. 

Ilustración por Gabo®
Rafael Párraga
16 de agosto, 2023

Ahora, después de 7 años, el fenómeno parece haberse convertido en la nueva forma de hacer política. Parecen estar de moda los candidatos “ajenos al sistema”, que vienen a sustituir a una clase política tradicional, quienes traen supuestamente soluciones a los males de la sociedad. Javier Milei y Nayib Bukele son dos de los casos más emblemáticos. Uno en el poder y otro en las puertas del mismo, ambos contra el sistema, pero adentrados en él, para cambiarlo. 

Panorama general. La victoria de Milei en las PASO sumó un nuevo nombre a la larga lista de líderes antisistema en América Latina. Mientras que el fenómeno ya es bastante conocido, analistas y expertos siguen viéndose sorprendidos cuando las élites políticas reciben un golpe de realidad con figuras “antisistema” como se suele llamarlos.  Así como pasó con Nayib Bukele en 2019, Javier Milei ahora amenaza con derrumbar el bipartidismo histórico en Argentina. 

  • Ambos líderes ganaron relevancia con un mensaje común en contra de la clase política tradicional en sus países. Bukele contra ARENA y el FMLN en El Salvador; Javier Milei contra el kirchnerismo y el Pro en Argentina. 

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  • La idea central de ambos ha sido la misma: los problemas del país no se han solucionado con ellos —los políticos tradicionales— en el poder, al contrario, han empeorado, por lo cuál, es tiempo de un cambio. 

  • Mientras que en un inicio muchos les tomaron como una broma, ahora se sabe que fue un error subestimar el desencanto de la ciudadanía con la clase política tradicional. 

La clave. Una de las grandes similitudes de ambos ha sido su rápido crecimiento dentro de un sistema históricamente cerrado. Esto debido, principalmente, a la intensidad y agresividad de sus mensajes. 

  • En El Salvador, Bukele ganó las elecciones presidenciales en primera vuelta, con un 53.1 % de los votos, en un país dónde los dos partidos tradicionales solían disputarse apenas por encima del 40 % entre ellos.

  • En Argentina, Milei ganó las PASO con un 30 % de los votos, siendo la primera vez que una tercera alternativa supera a los dos partidos tradicionales. 

  • Ambos, Milei y Bukele, irrumpieron en política con un discurso incendiario, obteniendo resultados imprevisibles debido a una pérdida de confianza con el sistema y su mensaje de reformarlo desde adentro. 

Entre líneas. Los discursos antisistema son un peligro para la institucionalidad republicana. A través de ellos se suele llevar al poder a líderes populistas, que dinamitan las instituciones y llevan a modelos autoritarios. 

  • Los líderes populistas se denominan a sí mismos como salvadores de los sistemas democráticos. Afirman ser los únicos capaces de arreglar los problemas del mismo, pero al llegar al poder son los primeros en destruirlo. 

  • Milei contra “la casta” y Bukele contra “los mismos de siempre”, son ejemplos de discursos radicales antisistema, con los cuales hay que tener especial precaución. 

  • Bukele ya ha destruido muchas instituciones republicanas durante su mandato; Milei tiene una oportunidad para intentar limpiar la corrupción de la burocracia argentina, sin caer en los mismos vicios. 

Sí, pero. Aunque Milei y Bukele son similares en muchos aspectos, tienen diferencias fundamentales que llenan de esperanza a los argentinos. Detrás de su figura se encuentran ambiciosos proyectos de reformas, especialmente económicas, que nunca existieron en la campaña de Bukele. 

  • Milei propone reformas de choque, como la abolición del Banco Central y la reducción del gasto para controlar la inflación. Bukele, por su parte, se enfocó siempre en promesas abstractas de erradicar la corrupción e invertir en proyectos de infraestructura que, cuatro años después, no han llegado.

  • El proyecto de Milei incluye, a su vez, propuestas de privatización, como al sistema de pensiones y medidas para permitir el flujo de divisas, como la eliminación del cepo al dólar e, incluso, la dolarización del país. 

  • En el caso de Bukele, su política se ha basado siempre en la idea de convertir a El Salvador en un país atractivo para la inversión extranjera, logrando lo contrario en la práctica por la falta de certeza jurídica y política de su modelo autoritario, a pesar de las mejoras en materia de seguridad.

En conclusión. Javier Milei afronta retos similares a los que Bukele tenía al inicio de su gestión. Aunque hay muchas similitudes en sus formas de llegar al poder, existe una serie de diferencias importantes que permiten asumir que no seguirán la misma ruta al gobernar. El discurso antisistema y la ruptura con los protocolos tradicionales para diferenciarse de la clase política son herramientas efectivas para llegar al poder, pero suelen ser indicadores peligrosos a la hora de ejercerlo. El gobierno de Milei podría establecer un precedente para cambiar esa lamentable tradición.