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Aumenta producción y consumo de drogas, según la ONU

Eder Juarez
04 de marzo, 2015

“Los problemas de seguridad relacionados con el negocio de las drogas, como los altos niveles de violencia, el blanqueo de dinero, la corrupción y otras actividades ilícitas son cuestiones acuciantes para los países de Centroamérica y el Caribe”, señala la JIFE, un organismo autónomo dentro del sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

El informe emitido por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE),  y que coincidió con la visita del vicepresidente Joe Biden a Guatemala, insiste en que la región es “explotada” por grupos criminales locales e internacionales como rutas de tránsito de drogas desde los países productores de Sudamérica hacia los consumidores de los países ricos de Europa y Estados Unidos.

De hecho, la JIFE estima que el 80% de la cocaína que entra clandestinamente en EEUU pasa por Centroamérica. Los altos beneficios que genera el narcotráfico, especialmente de esa droga, provoca una feroz competencia entre distintas bandas y ha hecho crecer la violencia.

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“Las zonas más preocupantes en lo que respecta a la violencia están en el litoral de Honduras, en ambos lados de la frontera entre Guatemala y Honduras, y en Guatemala a lo largo de las fronteras con Belice y México”, detalla la Junta.

El documento se refiere a los cálculos que hablan de la existencia de unas 900 bandas criminales o “maras” en Centroamérica, con unos 70 mil miembros. “En El Salvador, Guatemala y Honduras, el 15% de los homicidios guardan relación con esas bandas, que tienen vínculos importantes con actividades de tráfico de drogas”, advierte la JIFE justo cuando Biden se reunió con los mandatarios de los tres países para hablar sobre el Plan de la Prosperidad, donde EEUU aportará US$1 millardo.

El informe señala que el tráfico de cocaína ha aumentado, sobre todo en la frontera entre Guatemala y Honduras, debido a la intensificación de la lucha contra la droga en México. Además del tráfico de cocaína, el cultivo de adormidera, de la que se extrae el opio y la heroína, preocupa cada vez a los Gobiernos de la región.

“No se ha comprobado que el problema de la droga sea causante de la creciente violencia”

Por su parte María del Carmen Aceña, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), indica que, según datos a los que se han tenido acceso, la mayoría de la cocaína viene de Venezuela y el norte de Colombia. Anteriormente las rutas se hacían desde el caribe y una vez controlada dicha ruta se pasaron directamente por San Pedro Sula, Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice.

Según Aceña, la droga que pasa por los países de la región es la debilidad que se tiene de las instituciones, y al no tener policías especializados cuidado en las fronteras. Además de la pobreza que hace que las personas sean más vulnerables y busquen una actividad económica ilícita.

Agrega que no se ha podido comprobar que el consumo y producción de droga en la región sea la causante de la creciente violencia. En Medillin, Colombia, después de dos años de investigación llegaron a la conclusión que el 30% de los homicidios tenían relación con la droga, mientras que en Guatemala a ciencia cierta no se conoce cuánto de los homicidios tienen relación directa con el tráfico de drogas.

“Lo que sí se sabe es que hay todo un proceso paralelo ilegal, que genera incentivos perversos, eso a nivel económico”, señala la analista.

Aumenta producción y consumo de drogas, según la ONU

Eder Juarez
04 de marzo, 2015

“Los problemas de seguridad relacionados con el negocio de las drogas, como los altos niveles de violencia, el blanqueo de dinero, la corrupción y otras actividades ilícitas son cuestiones acuciantes para los países de Centroamérica y el Caribe”, señala la JIFE, un organismo autónomo dentro del sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

El informe emitido por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE),  y que coincidió con la visita del vicepresidente Joe Biden a Guatemala, insiste en que la región es “explotada” por grupos criminales locales e internacionales como rutas de tránsito de drogas desde los países productores de Sudamérica hacia los consumidores de los países ricos de Europa y Estados Unidos.

De hecho, la JIFE estima que el 80% de la cocaína que entra clandestinamente en EEUU pasa por Centroamérica. Los altos beneficios que genera el narcotráfico, especialmente de esa droga, provoca una feroz competencia entre distintas bandas y ha hecho crecer la violencia.

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“Las zonas más preocupantes en lo que respecta a la violencia están en el litoral de Honduras, en ambos lados de la frontera entre Guatemala y Honduras, y en Guatemala a lo largo de las fronteras con Belice y México”, detalla la Junta.

El documento se refiere a los cálculos que hablan de la existencia de unas 900 bandas criminales o “maras” en Centroamérica, con unos 70 mil miembros. “En El Salvador, Guatemala y Honduras, el 15% de los homicidios guardan relación con esas bandas, que tienen vínculos importantes con actividades de tráfico de drogas”, advierte la JIFE justo cuando Biden se reunió con los mandatarios de los tres países para hablar sobre el Plan de la Prosperidad, donde EEUU aportará US$1 millardo.

El informe señala que el tráfico de cocaína ha aumentado, sobre todo en la frontera entre Guatemala y Honduras, debido a la intensificación de la lucha contra la droga en México. Además del tráfico de cocaína, el cultivo de adormidera, de la que se extrae el opio y la heroína, preocupa cada vez a los Gobiernos de la región.

“No se ha comprobado que el problema de la droga sea causante de la creciente violencia”

Por su parte María del Carmen Aceña, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), indica que, según datos a los que se han tenido acceso, la mayoría de la cocaína viene de Venezuela y el norte de Colombia. Anteriormente las rutas se hacían desde el caribe y una vez controlada dicha ruta se pasaron directamente por San Pedro Sula, Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice.

Según Aceña, la droga que pasa por los países de la región es la debilidad que se tiene de las instituciones, y al no tener policías especializados cuidado en las fronteras. Además de la pobreza que hace que las personas sean más vulnerables y busquen una actividad económica ilícita.

Agrega que no se ha podido comprobar que el consumo y producción de droga en la región sea la causante de la creciente violencia. En Medillin, Colombia, después de dos años de investigación llegaron a la conclusión que el 30% de los homicidios tenían relación con la droga, mientras que en Guatemala a ciencia cierta no se conoce cuánto de los homicidios tienen relación directa con el tráfico de drogas.

“Lo que sí se sabe es que hay todo un proceso paralelo ilegal, que genera incentivos perversos, eso a nivel económico”, señala la analista.