Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

¡Ah Puchis!: Un grupo de abuelitas guatemaltecas que lleva alegría con sus bailes

Para estas mujeres, más que un grupo de baile, es una misión de vida, llevando luz y alegría a quienes más lo necesitan.

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )
Alicia Utrera
27 de julio, 2023

En un rincón de la Ciudad de Guatemala, entre risas, bailes y tradiciones, un grupo de abuelitas encontró la manera de expresar la música que llevaban dentro. Con paso decidido y con la gracia que solo el tiempo y la experiencia pueden otorgar, se presentan ante el público con un nombre muy peculiar: ¡Ah Puchis!

Las integrantes se describen como “embajadoras de la cultura guatemalteca”, con un repertorio de bailes folclóricos en donde cada paso en el escenario es un tributo a las raíces y tradiciones del país. Su vitalidad les hace no limitarse a un estilo de música, bailan cumbia colombiana, incluso, reggaetón.

El nacimiento de este grupo tiene su origen en una de las iniciativas del Ministerio de Cultura y Deportes. Zoila de Contreras, quien en ese momento coordinaba el programa, se encargó de dar vida al conjunto de baile.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER DE VIVE

Un día, mientras se encontraba en el Palacio Nacional de la Cultura, alguien —según contó Zoila al resto de integrantes— le obsequió un disco de Leonel Vaccaro, un destacado cantante guatemalteco. Sorprendida, exclamó espontáneamente “¡Ah, puchis!”.

Esa frase, llena de autenticidad, se grabó en su mente y cuando llegó el momento de sugerir un nombre para el grupo, sin dudarlo, expresó: “¡Ah Puchis!”. Desde entonces, este grupo de mujeres de la tercera edad, como buenas embajadoras de la cultura guatemalteca, sube a diferentes escenarios del país, llevando la esencia cultural de su tierra. 

 

El grupo de baile ¡Ah Puchis! es un ejemplo de que la edad no es un impedimento para vibrar con la danza guatemalteca. En cada coreografía, derriban la timidez y aflora la energía que habita en sus corazones. La música y el arte fluyen por sus venas, recordando que la juventud del espíritu y la pasión son atemporales.

Una inyección de energía y felicidad

¡Ah Puchis!, ha sido una inyección de energía positiva para algunas de sus integrantes, ayudándolas a superar diversas situaciones de salud y encontrando una vitalidad nueva tanto física como psicológica.

Muchas describen haber encontrado en la danza una manera de liberar tensiones y alegría.

“El baile me cambió la vida y me llenó de energía. Cumplí sueños también, ya que gracias al grupo tuve la oportunidad de conocer diferentes departamentos de Guatemala”, mencionó Elena Velásquez, una de las integrantes. 

Además, para estas mujeres, ¡Ah Puchis!, se convirtió en su hogar y en una fuente de inmensas satisfacciones. Varias de ellas, aseguran que formar parte de este grupo “ha sido lo mejor que han tenido en su vida”.

Todas concuerdan que los aplausos del público son su mayor motivación. Ya que al escuchar el reconocimiento de la audiencia se sienten realizadas como personas y bailarinas, encontrando una fuente constante de alegría y bienestar. 

Cada aplauso en el escenario se traduce en lágrimas de emoción. Estar en ¡Ah Puchis!, es un motivo de felicidad y realización personal”, expresó la integrante Liliana Velásquez

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )

Llevando magia, ritmo y alegría

Cada paso que dan sobre un escenario las bailarinas de ¡Ah Puchis! se convierten en una fuente inagotable de alegría y esperanza para quienes tienen la oportunidad de disfrutar sus presentaciones. Llenas de vitalidad y dispuestas a entregar lo mejor de sí, estas abuelitas conquistan los corazones de muchos, llevando su arte y pasión a varios lugares del país.

Entre sus diversas experiencias, destacan presentaciones en las cárceles, tanto de hombres como de mujeres. Con valentía y entusiasmo, cruzaron los muros para compartir su arte con aquellos que están privados de libertad

La música y el baile lograron romper barreras, y las sonrisas de los reclusos se unieron al ritmo de la melodía, sintiendo un destello de alegría en medio de la adversidad.

Sin embargo, su labor no se detiene ahí, también se presentaron en el Hospital Nacional de Salud Mental, Federico Mora. Con cada representación, han sido capaces de tocar los corazones de pacientes que necesitan un rayo de luz en sus días más oscuros.

Sus actuaciones han sido motivo de emoción, llenando el ambiente con una magia que solo el arte puede proporcionar.

Uno de los momentos más inolvidables para este grupo de bailarinas fue cuando emprendieron una gira de 16 días junto a un grupo de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC).

Durante esta travesía, acompañaron a los agentes en su misión de entregar regalos a niños y formaron parte de la obra “Un Sueño Navideño” para llevarles una experiencia mágica.   

Un día, en el trayecto, se toparon a un grupo de niños trabajando en el asfalto (tapan agujeros en las carreteras a cambio de una moneda, comida o cualquier ayuda) y no dudaron también en incluirlos dentro de la actividad.

Los recuerdos de aquel día, que se llenó de las sonrisas de esos pequeños, hicieron que los ojos de Liliana Velásquez se llenaran de lágrimas, conmovida por la felicidad que pudieron compartir con aquellos chicos.

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )

Asimismo, el grupo tuvo una experiencia especial con aproximadamente 80 niños que luchan contra el VIH. En un mundo donde existe un tabú alrededor de esta enfermedad, ¡Ah Puchis!, no dudó en brindarles su cariño y atención, demostrando que el arte puede ser un remedio para el alma, eliminando prejuicios y extendiendo la compasión.

Para estas mujeres apasionadas, lo que han vivido ha sido más que un grupo de baile, se ha convertido en una misión de vida, llevando luz y alegría a quienes más lo necesitan.

Amor y dedicación en cada traje

Con una meticulosa atención a los detalles, un diseñador es quien realiza los bocetos de cada pieza, teniendo en cuenta las particularidades de cada una de las integrantes. La edad, estatura y peso de las bailarinas son consideraciones fundamentales para que se sientan cómodas y seguras en cada presentación.

Así, el proceso de creación se convierte en una conversación entre el artista y el grupo, donde cada sugerencia y opinión es escuchada con atención, y juntos, toman la decisión final.

Sin embargo, a pesar de ser parte de una iniciativa programa del Ministerio de Cultura y Deportes, ¡Ah Puchis!, no recibe ayuda económica del estado para la adquisición de sus trajes. Por lo que cada una de las bailarinas debe costearse sus indumentarias.

Aun cuando la financiación de su vestuario es un reto constante, estas mujeres encuentran en su danza una fuente inagotable de inspiración y felicidad. Sueñan con un día recibir el apoyo de un patrocinador que permita aliviar la carga económica, pero mientras tanto, saben que el valor de su labor no tiene precio.

A pesar de las limitaciones, su espíritu no se apaga, y cada traje es un recordatorio del amor y la dedicación que ponen en cada movimiento sobre el escenario. 

Un viaje de risas y emociones: Las anécdotas de ¡Ah Puchis!

Entre risas y suspiros, las integrantes del grupo compartieron con emoción las anécdotas en su recorrido como embajadoras de la cultura guatemalteca a través de la danza.

Cada experiencia, buena o mala, ha dejado una huella imborrable en sus corazones, convirtiendo sus viajes en una montaña rusa de emociones que han fortalecido aún más su lazo como grupo.

Carmen Linares, una de las bailarinas, relató con nostalgia cómo han enfrentado desafíos en su travesía. Aunque en ocasiones han tenido que dormir en el suelo y enfrentar el frío sin abrigo adecuado, estas dificultades se han transformado en bellos recuerdos, recordándoles lo lejos que han llegado y todo lo que han superado.

“Cada video que vemos nos hace llorar porque recordamos lo que pasamos para estar ahí. Hemos pasado muchas cosas, pero todas han sido parte de nuestra valiosa experiencia”, resaltó Ana María.

Las vivencias no solo han sido sobre los escenarios, sino también en los traslados. 

Elena Velázquez recordó con entusiasmo el viaje a Livingston, donde cruzaron el lago de Izabal en una lancha. Las maletas saltaban mientras reían y sentían las estrellas tan cerca como nunca antes. En ese mágico lugar, como ella describió, se sintieron tratadas como famosas artistas. 

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )

El anhelo de brillar fuera de Guatemala

En el corazón de ¡Ah Puchis!, habita el anhelo de trascender las fronteras de Guatemala y llevar su talento más allá de la tierra que tanto aman

Estas abuelitas sueñan con mostrar al resto del mundo la riqueza y belleza de su danza folclórica, deseando que alguien descubra y apoye su talento para cumplir esa misión.

La esperanza las acompaña en cada presentación, en cada gesto que hacen al bailar. El brillo en sus ojos se intensificó al imaginar las luces de un escenario lejano, y el eco de aplausos que aún no han escuchado, pero que anhelan sentir en lo más profundo de sus almas.

La magia de sus trajes y la elegancia de sus movimientos tienen la intención de llegar a oídos y corazones de personas de todo el mundo. 

Sin embargo, mientras esa “invitación especial llega”, recuerdan con melancolía el día que estuvieron cerca de dar el paso a un escenario internacional. Recibieron una invitación para participar en un festival en México.

La emoción en el grupo fue grande, no cabían de la emoción. Imaginaron el vuelo que las llevaría a tierras mexicanas, donde podrían compartir sus danzas con nuevos públicos. Sin embargo, la falta de recursos económicos no permitió hacer el viaje.

Si bien los organizadores del festival ofrecían cubrir los gastos del hospedaje y la alimentación, el pago de los pasajes aéreos corría a cuentas de las bailarinas.

No contaban con un patrocinador que les brindara el apoyo para financiar los boletos, y algunas de las integrantes enfrentaron dificultades económicas significativas que les impedían costearlos.

La tristeza se asomó en sus miradas al contar el relato, pero a pesar de la desfavorable situación, continúan luchando con la esperanza intacta, perseverando en su objetivo de traspasar fronteras con su arte. 

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )

Un mensaje para todos los jóvenes 

Además de bailarinas, estas mujeres también son abuelitas —todas las integrantes tienen nietos, incluso, algunas son bisabuelas—, quienes han encontrado en su pasión por el baile una manera de trascender el tiempo y conectar con las nuevas generaciones.

A través de sus enseñanzas, danzan con el corazón y transmiten la esencia de la cultura guatemalteca, inspirando a los jóvenes a abrazar sus raíces y llevar consigo la herencia de sus antepasados.

“Ustedes, los niños de ahora, son los llamados a tomar nuestras raíces y hacer que nos sintamos orgullosos de lo que somos”, enfatizó Liliana Vásquez.

“Guatemala es un país lleno de colores y sabores. Son ustedes los embajadores destinados a llevar esta riqueza al mundo. La tecnología debe ser una herramienta para difundir la cultura guatemalteca”, fue el mensaje de Liliana que envió sus nietos y los demás jóvenes de Guatemala.

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER DE VIVE

¡Ah Puchis!: Un grupo de abuelitas guatemaltecas que lleva alegría con sus bailes

Para estas mujeres, más que un grupo de baile, es una misión de vida, llevando luz y alegría a quienes más lo necesitan.

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )
Alicia Utrera
27 de julio, 2023

En un rincón de la Ciudad de Guatemala, entre risas, bailes y tradiciones, un grupo de abuelitas encontró la manera de expresar la música que llevaban dentro. Con paso decidido y con la gracia que solo el tiempo y la experiencia pueden otorgar, se presentan ante el público con un nombre muy peculiar: ¡Ah Puchis!

Las integrantes se describen como “embajadoras de la cultura guatemalteca”, con un repertorio de bailes folclóricos en donde cada paso en el escenario es un tributo a las raíces y tradiciones del país. Su vitalidad les hace no limitarse a un estilo de música, bailan cumbia colombiana, incluso, reggaetón.

El nacimiento de este grupo tiene su origen en una de las iniciativas del Ministerio de Cultura y Deportes. Zoila de Contreras, quien en ese momento coordinaba el programa, se encargó de dar vida al conjunto de baile.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER DE VIVE

Un día, mientras se encontraba en el Palacio Nacional de la Cultura, alguien —según contó Zoila al resto de integrantes— le obsequió un disco de Leonel Vaccaro, un destacado cantante guatemalteco. Sorprendida, exclamó espontáneamente “¡Ah, puchis!”.

Esa frase, llena de autenticidad, se grabó en su mente y cuando llegó el momento de sugerir un nombre para el grupo, sin dudarlo, expresó: “¡Ah Puchis!”. Desde entonces, este grupo de mujeres de la tercera edad, como buenas embajadoras de la cultura guatemalteca, sube a diferentes escenarios del país, llevando la esencia cultural de su tierra. 

 

El grupo de baile ¡Ah Puchis! es un ejemplo de que la edad no es un impedimento para vibrar con la danza guatemalteca. En cada coreografía, derriban la timidez y aflora la energía que habita en sus corazones. La música y el arte fluyen por sus venas, recordando que la juventud del espíritu y la pasión son atemporales.

Una inyección de energía y felicidad

¡Ah Puchis!, ha sido una inyección de energía positiva para algunas de sus integrantes, ayudándolas a superar diversas situaciones de salud y encontrando una vitalidad nueva tanto física como psicológica.

Muchas describen haber encontrado en la danza una manera de liberar tensiones y alegría.

“El baile me cambió la vida y me llenó de energía. Cumplí sueños también, ya que gracias al grupo tuve la oportunidad de conocer diferentes departamentos de Guatemala”, mencionó Elena Velásquez, una de las integrantes. 

Además, para estas mujeres, ¡Ah Puchis!, se convirtió en su hogar y en una fuente de inmensas satisfacciones. Varias de ellas, aseguran que formar parte de este grupo “ha sido lo mejor que han tenido en su vida”.

Todas concuerdan que los aplausos del público son su mayor motivación. Ya que al escuchar el reconocimiento de la audiencia se sienten realizadas como personas y bailarinas, encontrando una fuente constante de alegría y bienestar. 

Cada aplauso en el escenario se traduce en lágrimas de emoción. Estar en ¡Ah Puchis!, es un motivo de felicidad y realización personal”, expresó la integrante Liliana Velásquez

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )

Llevando magia, ritmo y alegría

Cada paso que dan sobre un escenario las bailarinas de ¡Ah Puchis! se convierten en una fuente inagotable de alegría y esperanza para quienes tienen la oportunidad de disfrutar sus presentaciones. Llenas de vitalidad y dispuestas a entregar lo mejor de sí, estas abuelitas conquistan los corazones de muchos, llevando su arte y pasión a varios lugares del país.

Entre sus diversas experiencias, destacan presentaciones en las cárceles, tanto de hombres como de mujeres. Con valentía y entusiasmo, cruzaron los muros para compartir su arte con aquellos que están privados de libertad

La música y el baile lograron romper barreras, y las sonrisas de los reclusos se unieron al ritmo de la melodía, sintiendo un destello de alegría en medio de la adversidad.

Sin embargo, su labor no se detiene ahí, también se presentaron en el Hospital Nacional de Salud Mental, Federico Mora. Con cada representación, han sido capaces de tocar los corazones de pacientes que necesitan un rayo de luz en sus días más oscuros.

Sus actuaciones han sido motivo de emoción, llenando el ambiente con una magia que solo el arte puede proporcionar.

Uno de los momentos más inolvidables para este grupo de bailarinas fue cuando emprendieron una gira de 16 días junto a un grupo de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC).

Durante esta travesía, acompañaron a los agentes en su misión de entregar regalos a niños y formaron parte de la obra “Un Sueño Navideño” para llevarles una experiencia mágica.   

Un día, en el trayecto, se toparon a un grupo de niños trabajando en el asfalto (tapan agujeros en las carreteras a cambio de una moneda, comida o cualquier ayuda) y no dudaron también en incluirlos dentro de la actividad.

Los recuerdos de aquel día, que se llenó de las sonrisas de esos pequeños, hicieron que los ojos de Liliana Velásquez se llenaran de lágrimas, conmovida por la felicidad que pudieron compartir con aquellos chicos.

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )

Asimismo, el grupo tuvo una experiencia especial con aproximadamente 80 niños que luchan contra el VIH. En un mundo donde existe un tabú alrededor de esta enfermedad, ¡Ah Puchis!, no dudó en brindarles su cariño y atención, demostrando que el arte puede ser un remedio para el alma, eliminando prejuicios y extendiendo la compasión.

Para estas mujeres apasionadas, lo que han vivido ha sido más que un grupo de baile, se ha convertido en una misión de vida, llevando luz y alegría a quienes más lo necesitan.

Amor y dedicación en cada traje

Con una meticulosa atención a los detalles, un diseñador es quien realiza los bocetos de cada pieza, teniendo en cuenta las particularidades de cada una de las integrantes. La edad, estatura y peso de las bailarinas son consideraciones fundamentales para que se sientan cómodas y seguras en cada presentación.

Así, el proceso de creación se convierte en una conversación entre el artista y el grupo, donde cada sugerencia y opinión es escuchada con atención, y juntos, toman la decisión final.

Sin embargo, a pesar de ser parte de una iniciativa programa del Ministerio de Cultura y Deportes, ¡Ah Puchis!, no recibe ayuda económica del estado para la adquisición de sus trajes. Por lo que cada una de las bailarinas debe costearse sus indumentarias.

Aun cuando la financiación de su vestuario es un reto constante, estas mujeres encuentran en su danza una fuente inagotable de inspiración y felicidad. Sueñan con un día recibir el apoyo de un patrocinador que permita aliviar la carga económica, pero mientras tanto, saben que el valor de su labor no tiene precio.

A pesar de las limitaciones, su espíritu no se apaga, y cada traje es un recordatorio del amor y la dedicación que ponen en cada movimiento sobre el escenario. 

Un viaje de risas y emociones: Las anécdotas de ¡Ah Puchis!

Entre risas y suspiros, las integrantes del grupo compartieron con emoción las anécdotas en su recorrido como embajadoras de la cultura guatemalteca a través de la danza.

Cada experiencia, buena o mala, ha dejado una huella imborrable en sus corazones, convirtiendo sus viajes en una montaña rusa de emociones que han fortalecido aún más su lazo como grupo.

Carmen Linares, una de las bailarinas, relató con nostalgia cómo han enfrentado desafíos en su travesía. Aunque en ocasiones han tenido que dormir en el suelo y enfrentar el frío sin abrigo adecuado, estas dificultades se han transformado en bellos recuerdos, recordándoles lo lejos que han llegado y todo lo que han superado.

“Cada video que vemos nos hace llorar porque recordamos lo que pasamos para estar ahí. Hemos pasado muchas cosas, pero todas han sido parte de nuestra valiosa experiencia”, resaltó Ana María.

Las vivencias no solo han sido sobre los escenarios, sino también en los traslados. 

Elena Velázquez recordó con entusiasmo el viaje a Livingston, donde cruzaron el lago de Izabal en una lancha. Las maletas saltaban mientras reían y sentían las estrellas tan cerca como nunca antes. En ese mágico lugar, como ella describió, se sintieron tratadas como famosas artistas. 

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )

El anhelo de brillar fuera de Guatemala

En el corazón de ¡Ah Puchis!, habita el anhelo de trascender las fronteras de Guatemala y llevar su talento más allá de la tierra que tanto aman

Estas abuelitas sueñan con mostrar al resto del mundo la riqueza y belleza de su danza folclórica, deseando que alguien descubra y apoye su talento para cumplir esa misión.

La esperanza las acompaña en cada presentación, en cada gesto que hacen al bailar. El brillo en sus ojos se intensificó al imaginar las luces de un escenario lejano, y el eco de aplausos que aún no han escuchado, pero que anhelan sentir en lo más profundo de sus almas.

La magia de sus trajes y la elegancia de sus movimientos tienen la intención de llegar a oídos y corazones de personas de todo el mundo. 

Sin embargo, mientras esa “invitación especial llega”, recuerdan con melancolía el día que estuvieron cerca de dar el paso a un escenario internacional. Recibieron una invitación para participar en un festival en México.

La emoción en el grupo fue grande, no cabían de la emoción. Imaginaron el vuelo que las llevaría a tierras mexicanas, donde podrían compartir sus danzas con nuevos públicos. Sin embargo, la falta de recursos económicos no permitió hacer el viaje.

Si bien los organizadores del festival ofrecían cubrir los gastos del hospedaje y la alimentación, el pago de los pasajes aéreos corría a cuentas de las bailarinas.

No contaban con un patrocinador que les brindara el apoyo para financiar los boletos, y algunas de las integrantes enfrentaron dificultades económicas significativas que les impedían costearlos.

La tristeza se asomó en sus miradas al contar el relato, pero a pesar de la desfavorable situación, continúan luchando con la esperanza intacta, perseverando en su objetivo de traspasar fronteras con su arte. 

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )

Un mensaje para todos los jóvenes 

Además de bailarinas, estas mujeres también son abuelitas —todas las integrantes tienen nietos, incluso, algunas son bisabuelas—, quienes han encontrado en su pasión por el baile una manera de trascender el tiempo y conectar con las nuevas generaciones.

A través de sus enseñanzas, danzan con el corazón y transmiten la esencia de la cultura guatemalteca, inspirando a los jóvenes a abrazar sus raíces y llevar consigo la herencia de sus antepasados.

“Ustedes, los niños de ahora, son los llamados a tomar nuestras raíces y hacer que nos sintamos orgullosos de lo que somos”, enfatizó Liliana Vásquez.

“Guatemala es un país lleno de colores y sabores. Son ustedes los embajadores destinados a llevar esta riqueza al mundo. La tecnología debe ser una herramienta para difundir la cultura guatemalteca”, fue el mensaje de Liliana que envió sus nietos y los demás jóvenes de Guatemala.

Grupo de bailarinas guatemaltecas ¡Ah Puchis! (Fotografía: ¡Ah Puchis! )