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¿De qué forma se pierde la representatividad?

Redacción
19 de octubre, 2021

Cada vez estamos más cerca del próximo proceso electoral y más lejos de una reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. En el 2016 se perdió una oportunidad de oro para hacer cambios sustanciales por culpa de una mala comprensión acerca del sistema electoral y de las formas en las que la representatividad esta corrompida. Para comprender mejor de qué forma se pierde la representatividad en nuestra democracia, el autor Bruce Bueno de Mezquita nos da un marco útil de análisis.

El autor argumenta que en cualquier sistema político existen intercambiables, esenciales y una coalición ganadora. El problema de la representatividad se encuentra en que la coalición ganadora nace de un grupo pequeño de esenciales y este grupo pequeño de esenciales se origina de un gran grupo de intercambiables. De esta forma, Bueno de Mesquita explica por qué surgen y se mantienen en el poder las dictaduras.

Este marco teórico, simplificado por mí, puede ser aplicado a nuestro contexto electoral de varias formas. Por un lado, analizándolo desde dentro de un partido político, la coalición ganadora son aquellos candidatos que son postulados para las elecciones. Los esenciales en este caso son aquellos que deciden quiénes irán en esos listados. Y los intercambiables son los afiliados, que se llaman así porque su poder es intercambiable por el de otro afiliado.

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En este esquema de poder, la coalición ganadora, es decir los candidatos, depende de un pequeño número de personas esenciales, principalmente los miembros del Comité Ejecutivo del partido político. Los afiliados son muchos y son intercambiables, al final los que importan son aquellos que asisten a las asambleas en donde el partido político tiene organización, siendo muchas veces el mínimo de municipios y departamentos que estipula la ley.

De esta forma, prácticamente la totalidad de candidatos responden ante un pequeño número de personas que deciden quiénes compondrán las listas y el orden de las mismas. Este esquema “cuasi dictatorial” se aleja por completo del modelo democrático, en donde la coalición ganadora es amplia y depende de un gran número de esenciales, que a la vez se componen de igual cantidad de intercambiables.

Geométricamente podemos identificar el primer caso expuesto con un triángulo. Los intercambiables que forman la base son muchos, y los esenciales y la coalición ganadora cada vez son menos. En el modelo democrático, la figura se asemeja más a un cuadrado, en donde la coalición dominante es similar a los esenciales y los esenciales son similares a los intercambiables.

En el segundo caso, el democrático, los afiliados tienen mayor capacidad de elegir sus candidatos. Para alcanzar este modelo es necesario ampliar el grupo de esenciales, es decir, aquellos que deciden quiénes van en las listas y el orden de estas.

Primero, se debe permitir a los partidos nombrar candidatos solamente en aquellas circunscripciones en donde tengan organización. De esta forma son siempre los afiliados los que deben elegir las listas y no un pequeño grupo de miembros dentro del Comité Ejecutivo. Segundo, se debe abrir la forma en la que se vota por las personas que conformarán las listas de candidatos. De esta forma, será difícil que un pequeño grupo de personas imponga la lista ganadora en las asambleas.

Si vemos este modelo de una forma más amplia con respecto a nuestro sistema electoral, encontramos un fenómeno similar. Los intercambiables son todos los votantes, los esenciales son los partidos políticos y la coalición ganadora los diputados electos. Aplicando el mismo modelo de análisis, se debería buscar ampliar la oferta electoral por medio de disminuir las barreras de entrada y mejorar la forma de elección por medio de listas más abiertas.

¿De qué forma se pierde la representatividad? Ocurre cuando dejamos en pocas manos, decisiones que deben ser tomadas por muchas más personas. Aplíquese este concepto a muchas más dinámicas políticas, y tendremos una forma más sencilla de comprender el problema de la representatividad.

¿De qué forma se pierde la representatividad?

Redacción
19 de octubre, 2021

Cada vez estamos más cerca del próximo proceso electoral y más lejos de una reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. En el 2016 se perdió una oportunidad de oro para hacer cambios sustanciales por culpa de una mala comprensión acerca del sistema electoral y de las formas en las que la representatividad esta corrompida. Para comprender mejor de qué forma se pierde la representatividad en nuestra democracia, el autor Bruce Bueno de Mezquita nos da un marco útil de análisis.

El autor argumenta que en cualquier sistema político existen intercambiables, esenciales y una coalición ganadora. El problema de la representatividad se encuentra en que la coalición ganadora nace de un grupo pequeño de esenciales y este grupo pequeño de esenciales se origina de un gran grupo de intercambiables. De esta forma, Bueno de Mesquita explica por qué surgen y se mantienen en el poder las dictaduras.

Este marco teórico, simplificado por mí, puede ser aplicado a nuestro contexto electoral de varias formas. Por un lado, analizándolo desde dentro de un partido político, la coalición ganadora son aquellos candidatos que son postulados para las elecciones. Los esenciales en este caso son aquellos que deciden quiénes irán en esos listados. Y los intercambiables son los afiliados, que se llaman así porque su poder es intercambiable por el de otro afiliado.

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En este esquema de poder, la coalición ganadora, es decir los candidatos, depende de un pequeño número de personas esenciales, principalmente los miembros del Comité Ejecutivo del partido político. Los afiliados son muchos y son intercambiables, al final los que importan son aquellos que asisten a las asambleas en donde el partido político tiene organización, siendo muchas veces el mínimo de municipios y departamentos que estipula la ley.

De esta forma, prácticamente la totalidad de candidatos responden ante un pequeño número de personas que deciden quiénes compondrán las listas y el orden de las mismas. Este esquema “cuasi dictatorial” se aleja por completo del modelo democrático, en donde la coalición ganadora es amplia y depende de un gran número de esenciales, que a la vez se componen de igual cantidad de intercambiables.

Geométricamente podemos identificar el primer caso expuesto con un triángulo. Los intercambiables que forman la base son muchos, y los esenciales y la coalición ganadora cada vez son menos. En el modelo democrático, la figura se asemeja más a un cuadrado, en donde la coalición dominante es similar a los esenciales y los esenciales son similares a los intercambiables.

En el segundo caso, el democrático, los afiliados tienen mayor capacidad de elegir sus candidatos. Para alcanzar este modelo es necesario ampliar el grupo de esenciales, es decir, aquellos que deciden quiénes van en las listas y el orden de estas.

Primero, se debe permitir a los partidos nombrar candidatos solamente en aquellas circunscripciones en donde tengan organización. De esta forma son siempre los afiliados los que deben elegir las listas y no un pequeño grupo de miembros dentro del Comité Ejecutivo. Segundo, se debe abrir la forma en la que se vota por las personas que conformarán las listas de candidatos. De esta forma, será difícil que un pequeño grupo de personas imponga la lista ganadora en las asambleas.

Si vemos este modelo de una forma más amplia con respecto a nuestro sistema electoral, encontramos un fenómeno similar. Los intercambiables son todos los votantes, los esenciales son los partidos políticos y la coalición ganadora los diputados electos. Aplicando el mismo modelo de análisis, se debería buscar ampliar la oferta electoral por medio de disminuir las barreras de entrada y mejorar la forma de elección por medio de listas más abiertas.

¿De qué forma se pierde la representatividad? Ocurre cuando dejamos en pocas manos, decisiones que deben ser tomadas por muchas más personas. Aplíquese este concepto a muchas más dinámicas políticas, y tendremos una forma más sencilla de comprender el problema de la representatividad.