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“El caso de United Airlines”

Ramon Parellada
14 de abril, 2017

El domingo pasado un pasajero de United Airlines fue bajado a la fuerza de un vuelo que saldría de Chicago.  La noticia se hizo viral porque el pasajero, que estaba ya sentado en su asiento asignado antes que despegara el avión se negó a dejar su asiento indicando que era médico y tenía que atender pacientes al día siguiente.  El personal de United Airlines llamó a la seguridad del aeropuerto y lo bajaron por la fuerza.   Un video donde se ve al pasajero sangrando se hizo viral y causó la indignación de todo el mundo.

         Al día siguiente, las acciones de United cayeron un 4% aunque al final del día se recuperaron.   El presidente de United Airlines, Oscar Muñoz, salió disculpándose debido a que tenía que reacomodar pasajeros.   A mucha gente molestó esta explicación ya que no hay motivo para que saquen a un pasajero que compró su boleto, tenía su asiento asignado y ya había abordado al avión esperando que éste saliera. 

         No importa al final si se trató de que habían vendido de más asientos o si tuvieron que bajar a cuatro pasajeros porque miembros de la tripulación de otro vuelo tenían que viajar en este mismo avión.  El asunto es que primero dejaron que funcionara el mercado ofreciendo dinero para quienes quisieran voluntariamente ceder su lugar.  Pero al llegar a cierto tope optaron por la fuerza ya que a ningún pasajero les pareció que lo ofrecido cubría su costo de oportunidad que según las noticias era de $.800.00 en ese momento.

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         El punto es que lo que pasó con United Airlines pasa con cualquier otra aerolínea del mundo entero ya que por ley tienen el derecho de sacar a la fuerza a cualquier pasajero por la causa que ellos, los de la aerolínea consideren justificable.  El problema es que podrían hacerlo voluntariamente si las ofertas de la cantidad de dinero hubieran podido seguir incrementándose, pero las aerolíneas, en complicidad con el gobierno Federal de Estados Unidos, han acordado un tope y al llegar a ese tope optan por la fuerza.

         De nuevo vemos que estos abusos de parte de las aerolíneas están amparados por el gobierno y legalmente pueden hacerlo.  Es puro mercantilismo en acción.   Y por eso este caso violento es pura coerción legalizada.  Coerción que no tendría una aerolínea sin el apoyo total del aparato de coerción por excelencia que es el gobierno.  Si a Ud. le ocurre algo similar le sugiero que haga caso y se baje por el avión, aunque sea injusto y aunque esté molesto, pero no podrá hacer nada ya que la ley les ampara.

         La solución la propuso Julian Simon hace muchos años cuando e dio cuenta de que las aerolíneas tenían el problema del espacio limitado en los aviones y a veces sobrevendían los pasajes precisamente porque hay un porcentaje que normalmente decido no volar a última hora.  Eso lo hacía para optimizar el número de asientos en cada vuelo.  Pero el inconveniente era que tenían que dejar en tierra a pasajeros muy molestos porque no se les permitía abordar.

         A mí me ocurrió una vez, hace años, en Iberia.  Venía de regreso de un vuelo de España y simplemente no nos dejaron abordar indicando claramente que la culpa no era nuestra, sino que habían sobrevendido el vuelo.  Nos colocaron en otro vuelo y nos compensaron, pero no nos dieron opción a venir en el vuelo que teníamos y perdimos tiempo.

         La forma de solucionar este problema de dejar a pasajeros por la fuerza es precisamente el sistema voluntario de ofertas monetarias que el profesor Simon había diseñado para que voluntariamente la gente que quisiera pudiera dejar ese espacio para otros.  Esas ofertas funcionan bastante bien.  El problema es que las aerolíneas tienen este tope.  United Airlines no hubiera tenido problema si hubiera seguido pujando hacia arriba la oferta monetaria para que los cuatro pasajeros se bajaran voluntariamente.  No sabemos que pasajeros hubieran sentido que el costo de oportunidad de lo ofertado hubiera sido mayor que quedarse en el vuelo, pasar la noche en Chicago y volar al día siguiente.  Lo cierto es que siempre se llega a algún punto en que alguien considera más valioso lo ofrecido que la alternativa y todos hubieran estado contentos.   

         Si de algo ha de servir este caso es para que eliminen esas trabas y que las aerolíneas sigan utilizando el mecanismo más eficiente que existe que es el mercado libre.  De esta forma, los pasajeros estarían contentos, la aerolínea no tendría que salir pidiendo disculpas, ni perdería tanto valor por un incidente de este tipo, ni tendría que recurrir a la policía para usar la fuerza y en el futuro ganaría más clientes que estarían contentos.

         Hoy solo hablo de este caso donde la colusión entre las aerolíneas y el gobierno sustituye por la fuerza al mercado libre donde las transacciones son voluntaria y pacíficas además de ser más eficientes.   En otra ocasión escribiré sobre el mercado de cielos que en general es muy cerrado en muchos lugares del mundo.  Es un mercantilismo horrible donde las aerolíneas de cada país buscan para sí mismas el apoyo del gobierno para que puedan sobrevivir a costa de los pasajeros y no sirviendo como debe ser a los pasajeros.  Por suerte han comenzado a surgir aerolíneas muy competitivas y de bajo costo en algunos países donde más se están acercando a cielos abiertos, aunque todavía falta mucho para ello.  En Centro América hemos visto como los precios en los pasajes a Costa Rica han caído enormemente gracias a Volaris que vino a competir con bajos precios.   Lo mismo en los pasajes a ciertos lugares de México y Estados Unidos.  En Europa, varias aerolíneas de bajo costo vuelan a aeropuertos secundarios por unos pocos euros.   

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

 

        

 

“El caso de United Airlines”

Ramon Parellada
14 de abril, 2017

El domingo pasado un pasajero de United Airlines fue bajado a la fuerza de un vuelo que saldría de Chicago.  La noticia se hizo viral porque el pasajero, que estaba ya sentado en su asiento asignado antes que despegara el avión se negó a dejar su asiento indicando que era médico y tenía que atender pacientes al día siguiente.  El personal de United Airlines llamó a la seguridad del aeropuerto y lo bajaron por la fuerza.   Un video donde se ve al pasajero sangrando se hizo viral y causó la indignación de todo el mundo.

         Al día siguiente, las acciones de United cayeron un 4% aunque al final del día se recuperaron.   El presidente de United Airlines, Oscar Muñoz, salió disculpándose debido a que tenía que reacomodar pasajeros.   A mucha gente molestó esta explicación ya que no hay motivo para que saquen a un pasajero que compró su boleto, tenía su asiento asignado y ya había abordado al avión esperando que éste saliera. 

         No importa al final si se trató de que habían vendido de más asientos o si tuvieron que bajar a cuatro pasajeros porque miembros de la tripulación de otro vuelo tenían que viajar en este mismo avión.  El asunto es que primero dejaron que funcionara el mercado ofreciendo dinero para quienes quisieran voluntariamente ceder su lugar.  Pero al llegar a cierto tope optaron por la fuerza ya que a ningún pasajero les pareció que lo ofrecido cubría su costo de oportunidad que según las noticias era de $.800.00 en ese momento.

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         El punto es que lo que pasó con United Airlines pasa con cualquier otra aerolínea del mundo entero ya que por ley tienen el derecho de sacar a la fuerza a cualquier pasajero por la causa que ellos, los de la aerolínea consideren justificable.  El problema es que podrían hacerlo voluntariamente si las ofertas de la cantidad de dinero hubieran podido seguir incrementándose, pero las aerolíneas, en complicidad con el gobierno Federal de Estados Unidos, han acordado un tope y al llegar a ese tope optan por la fuerza.

         De nuevo vemos que estos abusos de parte de las aerolíneas están amparados por el gobierno y legalmente pueden hacerlo.  Es puro mercantilismo en acción.   Y por eso este caso violento es pura coerción legalizada.  Coerción que no tendría una aerolínea sin el apoyo total del aparato de coerción por excelencia que es el gobierno.  Si a Ud. le ocurre algo similar le sugiero que haga caso y se baje por el avión, aunque sea injusto y aunque esté molesto, pero no podrá hacer nada ya que la ley les ampara.

         La solución la propuso Julian Simon hace muchos años cuando e dio cuenta de que las aerolíneas tenían el problema del espacio limitado en los aviones y a veces sobrevendían los pasajes precisamente porque hay un porcentaje que normalmente decido no volar a última hora.  Eso lo hacía para optimizar el número de asientos en cada vuelo.  Pero el inconveniente era que tenían que dejar en tierra a pasajeros muy molestos porque no se les permitía abordar.

         A mí me ocurrió una vez, hace años, en Iberia.  Venía de regreso de un vuelo de España y simplemente no nos dejaron abordar indicando claramente que la culpa no era nuestra, sino que habían sobrevendido el vuelo.  Nos colocaron en otro vuelo y nos compensaron, pero no nos dieron opción a venir en el vuelo que teníamos y perdimos tiempo.

         La forma de solucionar este problema de dejar a pasajeros por la fuerza es precisamente el sistema voluntario de ofertas monetarias que el profesor Simon había diseñado para que voluntariamente la gente que quisiera pudiera dejar ese espacio para otros.  Esas ofertas funcionan bastante bien.  El problema es que las aerolíneas tienen este tope.  United Airlines no hubiera tenido problema si hubiera seguido pujando hacia arriba la oferta monetaria para que los cuatro pasajeros se bajaran voluntariamente.  No sabemos que pasajeros hubieran sentido que el costo de oportunidad de lo ofertado hubiera sido mayor que quedarse en el vuelo, pasar la noche en Chicago y volar al día siguiente.  Lo cierto es que siempre se llega a algún punto en que alguien considera más valioso lo ofrecido que la alternativa y todos hubieran estado contentos.   

         Si de algo ha de servir este caso es para que eliminen esas trabas y que las aerolíneas sigan utilizando el mecanismo más eficiente que existe que es el mercado libre.  De esta forma, los pasajeros estarían contentos, la aerolínea no tendría que salir pidiendo disculpas, ni perdería tanto valor por un incidente de este tipo, ni tendría que recurrir a la policía para usar la fuerza y en el futuro ganaría más clientes que estarían contentos.

         Hoy solo hablo de este caso donde la colusión entre las aerolíneas y el gobierno sustituye por la fuerza al mercado libre donde las transacciones son voluntaria y pacíficas además de ser más eficientes.   En otra ocasión escribiré sobre el mercado de cielos que en general es muy cerrado en muchos lugares del mundo.  Es un mercantilismo horrible donde las aerolíneas de cada país buscan para sí mismas el apoyo del gobierno para que puedan sobrevivir a costa de los pasajeros y no sirviendo como debe ser a los pasajeros.  Por suerte han comenzado a surgir aerolíneas muy competitivas y de bajo costo en algunos países donde más se están acercando a cielos abiertos, aunque todavía falta mucho para ello.  En Centro América hemos visto como los precios en los pasajes a Costa Rica han caído enormemente gracias a Volaris que vino a competir con bajos precios.   Lo mismo en los pasajes a ciertos lugares de México y Estados Unidos.  En Europa, varias aerolíneas de bajo costo vuelan a aeropuertos secundarios por unos pocos euros.   

República es ajena a la opinión expresada en este artículo