La capital de El Salvador amanece con mayor tensión. El Centro de Gobierno se encuentra custodiado por militares a pocas horas de la convocatoria realizada por el presidente Nayib Bukele.
Mientras tanto, los diputados se quejan en sus redes sociales que son objeto de seguimiento por parte de las autoridades.
El llamado de Bukele, considerado una convocatoria para la insurrección por diversos sectores, mantiene en alerta a la comunidad nacional e internacional.
La embajada de Estados Unidos, la Organización de Estados Americanos y la Organización de las Naciones Unidas, han pedido que prevalezca el diálogo.
Mientras tanto, el presidente salvadoreño insiste en presionar a los diputados para que aprueben un préstamo de US$109 millones.
El dinero es para continuar el plan de seguridad de Bukele, pero más que esos recursos, lo que se observa es una medición de fuerzas entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Restricción previo a llamado de Bukele
Al menos 15 soldados del Estado Mayor Presidencial y cinco agentes de la Policía Nacional Civil custodiaban el acceso habilitado para la entrada de los asistentes a la concentración convocada por Bukele, indica el Diario de Hoy.
Vehículos con placas oficiales y varios soldados a bordo, hacen ronda en el área, mientras que otros patrullas los alrededores del Centro de Gobierno.
También empleados de gobierno tuvieron acceso desde temprano. A los medios de comunicación se les restringió la entrada, hasta que la unidad de prensa de la Presidencia lo autorice.
Tres pantallas Led están ubicadas entre la entrada principal de la Asamblea Legislativa y la Alameda Juan Pablo ll, una de ellas, incluso sobre esa arteria, con vista a los conductores que transitan por la zona, indica el medio de comunicación salvadoreño.
Dos guardias de seguridad, con indicativos del gobierno, realizan una revisión a todos los que ingresan y, además de la revisión militar, todos los asistentes deberán pasar por un arco detector de metales y abrir sus bolsos o maletas para ser registrados por agentes de seguridad privada.
La capital de El Salvador amanece con mayor tensión. El Centro de Gobierno se encuentra custodiado por militares a pocas horas de la convocatoria realizada por el presidente Nayib Bukele.
Mientras tanto, los diputados se quejan en sus redes sociales que son objeto de seguimiento por parte de las autoridades.
El llamado de Bukele, considerado una convocatoria para la insurrección por diversos sectores, mantiene en alerta a la comunidad nacional e internacional.
La embajada de Estados Unidos, la Organización de Estados Americanos y la Organización de las Naciones Unidas, han pedido que prevalezca el diálogo.
Mientras tanto, el presidente salvadoreño insiste en presionar a los diputados para que aprueben un préstamo de US$109 millones.
El dinero es para continuar el plan de seguridad de Bukele, pero más que esos recursos, lo que se observa es una medición de fuerzas entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Restricción previo a llamado de Bukele
Al menos 15 soldados del Estado Mayor Presidencial y cinco agentes de la Policía Nacional Civil custodiaban el acceso habilitado para la entrada de los asistentes a la concentración convocada por Bukele, indica el Diario de Hoy.
Vehículos con placas oficiales y varios soldados a bordo, hacen ronda en el área, mientras que otros patrullas los alrededores del Centro de Gobierno.
También empleados de gobierno tuvieron acceso desde temprano. A los medios de comunicación se les restringió la entrada, hasta que la unidad de prensa de la Presidencia lo autorice.
Tres pantallas Led están ubicadas entre la entrada principal de la Asamblea Legislativa y la Alameda Juan Pablo ll, una de ellas, incluso sobre esa arteria, con vista a los conductores que transitan por la zona, indica el medio de comunicación salvadoreño.
Dos guardias de seguridad, con indicativos del gobierno, realizan una revisión a todos los que ingresan y, además de la revisión militar, todos los asistentes deberán pasar por un arco detector de metales y abrir sus bolsos o maletas para ser registrados por agentes de seguridad privada.