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Indicadores del doctor Asturias para reabrir el país son poco claros y probables

Luis Gonzalez
12 de junio, 2020

De la forma en que se vea, la reapertura de un país es favorable luego de 90 días de confinamiento, pero genera debate cómo realizar la desescalada. Los criterios varían entre lo técnico científico y lo económico.

El Ministerio de Salud y la Comisión contra el Covid-19, que preside el médico Edwin Asturias, avalan el plan para volver a la normalidad.

Sin embargo, analistas lo cuestionan por poco claro, por no especificar qué sectores retornarán en cada fase, carente de información, extenso y por incluir condiciones que le competen al Gobierno.

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Guatemala publicó el acuerdo 146-2020 que contiene la planificación de reapertura del país, por medio de cuatro fases que comienzan con una preparación. El Gobierno utilizará indicadores como contagios nuevos, sospechosos, ocupación hospitalaria e insumos médicos.

“Los que han abierto con un patrón técnico, han tenido mejores resultados que quienes abren apresuradamente”, explica Rodolfo Mendoza, analista y director de Diestra, una consultora enfocada en el análisis de políticas públicas.

Mendoza considera que en América se ha politizado el retorno a la “nueva normalidad”, según la prioridad de cada gobierno, en muchos casos sin criterios epidemiológicos.

Propuesta de Guatemala

Las fases de la propuesta de Guatemala comenzarán solo si hay descenso de los casos nuevos, sospechosos y de pruebas positivas en un periodo de 14 días. Además, la disminución gradual de la ocupación de camas hospitalarias y que haya equipos de protección para el personal por cinco días.

Fase cero: La Preparación para la desescalada contempla la relajación de medidas de confinamiento para ciudadanos y empresas, permitiendo mayor movilidad, después de 14 días en la que los indicadores anteriores haya estado en descenso.

Fase 1: Es el inicio de la desescalada con la apertura parcial de actividades económicas y empresas como restaurantes y cafeterías, también deportes profesionales y alojamientos turísticos sin uso de zonas comunes.

Fase 2: Apertura intermedia es la autorización para reaperturar las actividades económicas y centros de trabajo restringidos en las fases anteriores.

Fase 3: Apertura a la nueva modalidad es el restablecimiento de todas las actividades económicas y laborales con las medidas de distanciamiento social.

Para esta última etapa debe haber incidencia cero de nuevos casos, de la misma forma con los casos sospechosos, pruebas positivas y disminución de la ocupación de camas en el intensivo de los hospitales.

Tabla elaborada por Diestra con datos del Ministerio de Salud. (Foto República)

Sin claridad y mucho tiempo

El director de Diestra explica que países como México, Panamá y Ecuador, han abierto sin criterios epidemiológicos teniendo un repunte de casos.

Guatemala se coloca del lado técnico. “Lo positivo es que permite una apertura más cautelosa, prepara mejor como país para tratar la inevitable segunda ola de casos que vendrá más adelante, como en octubre y noviembre”, considera Mendoza.

Sin embargo, en la propuesta de Guatemala para la desescalada, no se mencionan en específico las actividades o sectores que retornarán en cada etapa.

“No se habla del sistema educativo, el momento de regreso del transporte, eventos sociales y culturales, así como apertura de fronteras”.

Rodolfo Mendoza, director de Diestra

Otro aspecto sin aclarar es qué empresas abren en cada una de las fases. En otros países lo hacen por sector, tipo de comercio o peso en la economía. “Solo hablan de comercios con mostrador. En la fase dos dicen los que estaban cerrados en la fase uno”, cuestiona el analista.

“Ningún país del mundo”

El director de Diestra señala que no hay información pública de varios medidores que el Gobierno tomará para condicionar la reapertura, como los casos sospechosos o la ocupación de camas en los intensivos.

Además, la existencia de equipo de protección para el personal de salud no debería ser indicador para mantener encerrada a la población, ya que eso depende del Gobierno.

“En 14 días debe haber una tendencia a la baja y no significa que los 14 días sean de menos casos”, aclaró Mendoza, ya que en ningún país ha habido una reducción ininterrumpida por 14 días.

Otra crítica al plan nacional es que Guatemala tardaría 28 días para llegar a la primera fase de reapertura.

Ni siquiera Italia o España tardaron 28 días desde el pico alto hasta la fase 1 de reapertura”, señala.

El analista considera que la parte técnica que optó la administración de Alejandro Giammattei es buena, pero la duración no necesariamente va en la línea con el tiempo que en que ha estado confinada la población y la economía de forma parcial.

Epidemia continúa en escalada

Se buscó la opinión del comisionado presidencial contra el Covid-19, Edwin Asturias, pero no respondió las llamadas. Por ello se añaden declaraciones anteriores.

“Nos hemos trazado como indicador el porcentaje de pruebas positivas. Este nos dice qué tanta intensidad de contagio hay en la población. Hemos estado por arriba del 20 por ciento, es decir, 1 de cada 5 personas que se hace la prueba es positiva a coronavirus”, explicó.

Asturias dice que en la preparación para la reapertura, el indicador debe bajar del 20% al 15 y sucesivamente. Otro procedimiento establecido es la realización de cinco mil pruebas diarias en las próximas semanas, para lo cual tiene un protocolo que combina una prueba de antígeno para coronavirus con una prueba molecular.

Para cumplir con el indicador de ocupación de camas en los hospitales, que también se incluye en el plan de reactivación, funcionará un sistema de reorganización de pacientes.

Los hospitales como Roosevelt, San Juan de Dios, Regional de Occidente y otros, deben ser para pacientes más críticos, y el resto para moderados y leves.

Indicadores del doctor Asturias para reabrir el país son poco claros y probables

Luis Gonzalez
12 de junio, 2020

De la forma en que se vea, la reapertura de un país es favorable luego de 90 días de confinamiento, pero genera debate cómo realizar la desescalada. Los criterios varían entre lo técnico científico y lo económico.

El Ministerio de Salud y la Comisión contra el Covid-19, que preside el médico Edwin Asturias, avalan el plan para volver a la normalidad.

Sin embargo, analistas lo cuestionan por poco claro, por no especificar qué sectores retornarán en cada fase, carente de información, extenso y por incluir condiciones que le competen al Gobierno.

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Guatemala publicó el acuerdo 146-2020 que contiene la planificación de reapertura del país, por medio de cuatro fases que comienzan con una preparación. El Gobierno utilizará indicadores como contagios nuevos, sospechosos, ocupación hospitalaria e insumos médicos.

“Los que han abierto con un patrón técnico, han tenido mejores resultados que quienes abren apresuradamente”, explica Rodolfo Mendoza, analista y director de Diestra, una consultora enfocada en el análisis de políticas públicas.

Mendoza considera que en América se ha politizado el retorno a la “nueva normalidad”, según la prioridad de cada gobierno, en muchos casos sin criterios epidemiológicos.

Propuesta de Guatemala

Las fases de la propuesta de Guatemala comenzarán solo si hay descenso de los casos nuevos, sospechosos y de pruebas positivas en un periodo de 14 días. Además, la disminución gradual de la ocupación de camas hospitalarias y que haya equipos de protección para el personal por cinco días.

Fase cero: La Preparación para la desescalada contempla la relajación de medidas de confinamiento para ciudadanos y empresas, permitiendo mayor movilidad, después de 14 días en la que los indicadores anteriores haya estado en descenso.

Fase 1: Es el inicio de la desescalada con la apertura parcial de actividades económicas y empresas como restaurantes y cafeterías, también deportes profesionales y alojamientos turísticos sin uso de zonas comunes.

Fase 2: Apertura intermedia es la autorización para reaperturar las actividades económicas y centros de trabajo restringidos en las fases anteriores.

Fase 3: Apertura a la nueva modalidad es el restablecimiento de todas las actividades económicas y laborales con las medidas de distanciamiento social.

Para esta última etapa debe haber incidencia cero de nuevos casos, de la misma forma con los casos sospechosos, pruebas positivas y disminución de la ocupación de camas en el intensivo de los hospitales.

Tabla elaborada por Diestra con datos del Ministerio de Salud. (Foto República)

Sin claridad y mucho tiempo

El director de Diestra explica que países como México, Panamá y Ecuador, han abierto sin criterios epidemiológicos teniendo un repunte de casos.

Guatemala se coloca del lado técnico. “Lo positivo es que permite una apertura más cautelosa, prepara mejor como país para tratar la inevitable segunda ola de casos que vendrá más adelante, como en octubre y noviembre”, considera Mendoza.

Sin embargo, en la propuesta de Guatemala para la desescalada, no se mencionan en específico las actividades o sectores que retornarán en cada etapa.

“No se habla del sistema educativo, el momento de regreso del transporte, eventos sociales y culturales, así como apertura de fronteras”.

Rodolfo Mendoza, director de Diestra

Otro aspecto sin aclarar es qué empresas abren en cada una de las fases. En otros países lo hacen por sector, tipo de comercio o peso en la economía. “Solo hablan de comercios con mostrador. En la fase dos dicen los que estaban cerrados en la fase uno”, cuestiona el analista.

“Ningún país del mundo”

El director de Diestra señala que no hay información pública de varios medidores que el Gobierno tomará para condicionar la reapertura, como los casos sospechosos o la ocupación de camas en los intensivos.

Además, la existencia de equipo de protección para el personal de salud no debería ser indicador para mantener encerrada a la población, ya que eso depende del Gobierno.

“En 14 días debe haber una tendencia a la baja y no significa que los 14 días sean de menos casos”, aclaró Mendoza, ya que en ningún país ha habido una reducción ininterrumpida por 14 días.

Otra crítica al plan nacional es que Guatemala tardaría 28 días para llegar a la primera fase de reapertura.

Ni siquiera Italia o España tardaron 28 días desde el pico alto hasta la fase 1 de reapertura”, señala.

El analista considera que la parte técnica que optó la administración de Alejandro Giammattei es buena, pero la duración no necesariamente va en la línea con el tiempo que en que ha estado confinada la población y la economía de forma parcial.

Epidemia continúa en escalada

Se buscó la opinión del comisionado presidencial contra el Covid-19, Edwin Asturias, pero no respondió las llamadas. Por ello se añaden declaraciones anteriores.

“Nos hemos trazado como indicador el porcentaje de pruebas positivas. Este nos dice qué tanta intensidad de contagio hay en la población. Hemos estado por arriba del 20 por ciento, es decir, 1 de cada 5 personas que se hace la prueba es positiva a coronavirus”, explicó.

Asturias dice que en la preparación para la reapertura, el indicador debe bajar del 20% al 15 y sucesivamente. Otro procedimiento establecido es la realización de cinco mil pruebas diarias en las próximas semanas, para lo cual tiene un protocolo que combina una prueba de antígeno para coronavirus con una prueba molecular.

Para cumplir con el indicador de ocupación de camas en los hospitales, que también se incluye en el plan de reactivación, funcionará un sistema de reorganización de pacientes.

Los hospitales como Roosevelt, San Juan de Dios, Regional de Occidente y otros, deben ser para pacientes más críticos, y el resto para moderados y leves.