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Los políticos ausentes y callados

Los excandidatos, políticos y líderes partidarios, han estado callados desde el día siguiente de la segunda vuelta, algunos apareciendo brevemente esos primeros días sólo para gritar “fraude” y retrasar la oficialización de los resultados.

Ilustración: Gabriel López
Alejandro Palmieri
26 de julio, 2023

Los que perdieron las elecciones presidenciales son, o diputados actuales, o secretarios generales de partidos políticos.  Los que no, igual son líderes políticos que comandarán bancadas importantes en la próxima legislatura.  Sea el caso del que se trate, luego de haber asimilado una derrota, se esperaría que se pronunciasen sobre los eventos que han sucedido desde la noche del 25 de junio.

Y lo que pasa es que tenemos políticos muy cómodos y acomodadizos, que no arriesgan beneficios personales; desde aquella noche y hasta ahora solamente Edmond Mulet, excandidato de CABAL, se ha pronunciado ofreciendo usar su fuerza política (51 alcaldes y 18 diputados) en pro de los guatemaltecos en el próximo gobierno.  

Desde el 25 de junio, Manuel Conde, excandidato del partido de gobierno (Vamos) y que tendrá la bancada más numerosa en la próxima legislatura (39 diputados) no ha externado opinión.  

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El partido Valor, solo emitió escueto un comunicado en donde afirma que no apoyará a nadie en segunda vuelta., excandidata de la coalición Valor-Unionista, no ha vuelto a aparecer en público, ni ha publicado en sus redes sociales.  La coalición -que ya se desarmó- tendrá 7 diputados, más 5 propios de Valor.

Todos, el partido que postuló a Ricardo Sagastume, pero que es feudo de Felipe Alejos, tampoco ha manifestado su opinión, más allá de un comunicado emitido a fines del mes pasado. 

Otros, como Manuel Villacorta, excandidato de VOS, quedó tan afectado luego de su segunda derrota que anunció su retiro de la política.  Cuando menos, su silencio está así justificado.

Pero, tal vez el caso más patético sea el del partido que lo postuló -a Villacorta- que luego de publicar en sus redes sociales que pedía cotejo de actas y un recuento, voto por voto, emite otro comunicado (12 días después) donde se desdice. Lo peor estaba por venir, pues el 24 de julio emite otro comunicado, pero esta vez pronunciándose sobre las elecciones en España, que para ese partido es una República y no un reino, como en efecto lo es.  Decir provocó alipori es poco. 

Fidel Reyes Lee, diputado reelecto por su partido BIEN (tendrán 4 diputados), también se encuentra desaparecido.

Así, los “líderes” políticos escogen las sombras mientras en los guatemaltecos nos jugamos el futuro.  Sin importar a qué partido o candidato se haya votado, es evidente que la discusión del futuro político inmediato debiese incluir a quienes hace tan solo un mes buscaron el voto de los ciudadanos.  Salvo las excepciones ya mencionadas, los políticos han dejado a la buena de Dios a sus electores; como que resintieran no haber sido favorecidos y ahora toman venganza.

Y es que en una nación que se aferra a la democracia y a mantener un régimen republicano de gobierno, que los líderes políticos se ausenten habla mucho de ellos y de sus intereses.  Es precisamente por ello que la ciudadanía escogió mayoritariamente anular su voto por encima de cualquier otro candidato y darle a alguien como Bernardo Arévalo, candidato de Movimiento Semilla, en 12% de los votos que, aunque exiguo, suficiente para pasar a segunda vuelta; Arévalo se pintó como una alternativa distinta a “la vieja política”.  Si lo es, se sabrá si queda electo como presiente y gobierna de forma distinta.

Es precisamente esa actitud de los políticos tradicionales, de estar ausentes y solo aparecer cuando buscan que los voten lo que hizo a la ciudadanía a rechazarlos en las urnas.  Más allá de que caciques y líderes locales sigan acaparando el voto mediante propuestas populistas y programas clientelares, a nivel nacional, los políticos deben enterarse de que los guatemaltecos quieren un cambio, no solo de autoridades, sino de actitud de parte de los políticos.

En otras latitudes, los políticos que no ganan las elecciones, pero que mantienen una fuerza política importante, luego de lamerse las heridas, regresan a la arena y se mantienen vigentes.  Eso es algo que Sandra Torres ha hecho muy bien durante 12 años, pero parece que esa racha le ha ocasionado un desgaste del que ya no se recuperará.

En estos momentos de incertidumbre, de ánimos caldeados y de tribulación, algunos pocos individuos y grupos de ciudadanos son los que han sido vocales en relación con los intentos de socavar el régimen democrático y en contra de los intentos de algunos para manipular las cortes en contra de un candidato.

Destaca, eso sí, la pronta y decidida posición del sector privado organizado en ese sentido, en contra de cualquier intento de irrespetar la voluntad popular.  El empresariado parece haber aprendido la lección que los políticos desechan. Esta debe ser la lección que aprenda un empresariado renovado que lo haga ganar el curso.  Por el contrario, el pueblo parece haber reprobado a los políticos tradicionales que pierden el año y, con suerte, serán expulsados de la escuela.

 

 

Los políticos ausentes y callados

Los excandidatos, políticos y líderes partidarios, han estado callados desde el día siguiente de la segunda vuelta, algunos apareciendo brevemente esos primeros días sólo para gritar “fraude” y retrasar la oficialización de los resultados.

Ilustración: Gabriel López
Alejandro Palmieri
26 de julio, 2023

Los que perdieron las elecciones presidenciales son, o diputados actuales, o secretarios generales de partidos políticos.  Los que no, igual son líderes políticos que comandarán bancadas importantes en la próxima legislatura.  Sea el caso del que se trate, luego de haber asimilado una derrota, se esperaría que se pronunciasen sobre los eventos que han sucedido desde la noche del 25 de junio.

Y lo que pasa es que tenemos políticos muy cómodos y acomodadizos, que no arriesgan beneficios personales; desde aquella noche y hasta ahora solamente Edmond Mulet, excandidato de CABAL, se ha pronunciado ofreciendo usar su fuerza política (51 alcaldes y 18 diputados) en pro de los guatemaltecos en el próximo gobierno.  

Desde el 25 de junio, Manuel Conde, excandidato del partido de gobierno (Vamos) y que tendrá la bancada más numerosa en la próxima legislatura (39 diputados) no ha externado opinión.  

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El partido Valor, solo emitió escueto un comunicado en donde afirma que no apoyará a nadie en segunda vuelta., excandidata de la coalición Valor-Unionista, no ha vuelto a aparecer en público, ni ha publicado en sus redes sociales.  La coalición -que ya se desarmó- tendrá 7 diputados, más 5 propios de Valor.

Todos, el partido que postuló a Ricardo Sagastume, pero que es feudo de Felipe Alejos, tampoco ha manifestado su opinión, más allá de un comunicado emitido a fines del mes pasado. 

Otros, como Manuel Villacorta, excandidato de VOS, quedó tan afectado luego de su segunda derrota que anunció su retiro de la política.  Cuando menos, su silencio está así justificado.

Pero, tal vez el caso más patético sea el del partido que lo postuló -a Villacorta- que luego de publicar en sus redes sociales que pedía cotejo de actas y un recuento, voto por voto, emite otro comunicado (12 días después) donde se desdice. Lo peor estaba por venir, pues el 24 de julio emite otro comunicado, pero esta vez pronunciándose sobre las elecciones en España, que para ese partido es una República y no un reino, como en efecto lo es.  Decir provocó alipori es poco. 

Fidel Reyes Lee, diputado reelecto por su partido BIEN (tendrán 4 diputados), también se encuentra desaparecido.

Así, los “líderes” políticos escogen las sombras mientras en los guatemaltecos nos jugamos el futuro.  Sin importar a qué partido o candidato se haya votado, es evidente que la discusión del futuro político inmediato debiese incluir a quienes hace tan solo un mes buscaron el voto de los ciudadanos.  Salvo las excepciones ya mencionadas, los políticos han dejado a la buena de Dios a sus electores; como que resintieran no haber sido favorecidos y ahora toman venganza.

Y es que en una nación que se aferra a la democracia y a mantener un régimen republicano de gobierno, que los líderes políticos se ausenten habla mucho de ellos y de sus intereses.  Es precisamente por ello que la ciudadanía escogió mayoritariamente anular su voto por encima de cualquier otro candidato y darle a alguien como Bernardo Arévalo, candidato de Movimiento Semilla, en 12% de los votos que, aunque exiguo, suficiente para pasar a segunda vuelta; Arévalo se pintó como una alternativa distinta a “la vieja política”.  Si lo es, se sabrá si queda electo como presiente y gobierna de forma distinta.

Es precisamente esa actitud de los políticos tradicionales, de estar ausentes y solo aparecer cuando buscan que los voten lo que hizo a la ciudadanía a rechazarlos en las urnas.  Más allá de que caciques y líderes locales sigan acaparando el voto mediante propuestas populistas y programas clientelares, a nivel nacional, los políticos deben enterarse de que los guatemaltecos quieren un cambio, no solo de autoridades, sino de actitud de parte de los políticos.

En otras latitudes, los políticos que no ganan las elecciones, pero que mantienen una fuerza política importante, luego de lamerse las heridas, regresan a la arena y se mantienen vigentes.  Eso es algo que Sandra Torres ha hecho muy bien durante 12 años, pero parece que esa racha le ha ocasionado un desgaste del que ya no se recuperará.

En estos momentos de incertidumbre, de ánimos caldeados y de tribulación, algunos pocos individuos y grupos de ciudadanos son los que han sido vocales en relación con los intentos de socavar el régimen democrático y en contra de los intentos de algunos para manipular las cortes en contra de un candidato.

Destaca, eso sí, la pronta y decidida posición del sector privado organizado en ese sentido, en contra de cualquier intento de irrespetar la voluntad popular.  El empresariado parece haber aprendido la lección que los políticos desechan. Esta debe ser la lección que aprenda un empresariado renovado que lo haga ganar el curso.  Por el contrario, el pueblo parece haber reprobado a los políticos tradicionales que pierden el año y, con suerte, serán expulsados de la escuela.