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Un México impertérrito hará enojar a Estados Unidos

.
Sebastián Gennari
23 de enero, 2024

México celebrará elecciones el 2 de junio. El resultado está cantado: ganará Claudia Sheinbaum (MORENA, izquierda), la heredera designada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el presidente saliente. Se prevé que se imponga con un amplio margen, convirtiéndose en la primera presidenta mexicana.  

  • Sheinbaum, otrora jefa de Gobierno de la Ciudad de México, venció a Marcelo Ebrard en la pugna interna por ser el candidato de MORENA. El excanciller amenazó con postularse por otro partido y dividir el electorado de MORENA, pero desistió.
  • Un sondeo publicado el 22 de enero afirma que el 61.1% de los encuestados se decantan por Sheinbaum, frente al 29.6% que prefiere a Xóchitl Gálvez (Fuerza y Corazón por México, atrapalotodo). La oposición, sumamente indecisa en términos ideológicos, ha sido incapaz concretar una visión.
  • AMLO ha logrado mantener su popularidad a pesar de una gestión mediocre; la popularidad de Sheinbaum se debe a su sintonía ideológica con el presidente, quien promete retirarse de la escena política. El relevo, que se producirá el 1 de diciembre, no traerá grandes cambios.

¿Doctrina Estrada? AMLO es un mandatario provinciano. En sus más de cinco años en el poder, ha salido de México pocas veces, nunca fuera del hemisferio occidental; esperó hasta 2023 para viajar a Sudamérica, visitando a sus aliados ideológicos en Chile y Colombia. De Sheinbaum se puede esperar una presidencia más cosmopolita.

  • AMLO no ha sabido entenderse con EE. UU., que tiene dos prioridades: migración y narcotráfico. Los diplomáticos mexicanos también reconocen –discretamente– que las disputas con España en torno al “perdón” por la Conquista han sido, cuando menos, desconcertantes.
  • La relajada política antidrogas de AMLO se resume en una frase de su autoría: “abrazos, no balazos”. El senador Chuck Grassley (republicano, Iowa) opina que México está librando una guerra “imaginaria” contra las drogas, cuyo propósito es más bien dar la impresión de que se está haciendo algo.
  • Esto ha causado disgusto en EE. UU., donde casi 110,000 personas mueren cada año a causa de sobredosis. El Gobierno estadounidense afirma que, en casos como el del fentanilo, la materia prima se exporta de China a México. Washington también sospecha que parte de los US$64,000M que México recibe en remesas está vinculada al narcotráfico.  

Entre líneas. Coincidentemente, este año el fin del sexenio mexicano coincide con el fin del período de gobierno estadounidense. El acontecimiento más relevante en la política de EE. UU. —y el menos conocido en Latinoamérica— es que la migración ha monopolizado la atención del electorado. Dominará la campaña en EE. UU.

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  • La Casa Blanca, avergonzada por el caos en la frontera, empieza a pronunciarse en términos menos comprensivos con los migrantes. El senador John Fetterman (demócrata, Pensilvania) afirma que la crisis migratoria amenaza con destruir el sueño americano.
  • Los republicanos, en tanto, tienen a los demócratas cautivos; no financiarán las demás prioridades —como Ucrania— hasta no “resolver” la trama fronteriza. El Gobierno aún carece de un presupuesto definitivo y se mantiene mediante modestas y efímeras leyes de erogaciones.
  • Se vislumbra la reforma o eliminación del programa “parole”, que permite a los migrantes sin visado entrar al país. México, que ya no es la principal fuente de migrantes, se vería obligado a limitar los cruces de su frontera sur, para así no tener que lidiar con migrantes sin posibilidad de llegar a EE. UU.

Lo que sigue. México, en resumen, caminará por la misma senda del último lustro. No se producirá un cataclismo, pues debe recordarse que AMLO empezó su gestión durante la presidencia de Trump. México es, según la mayoría de las fuentes, el principal socio comercial de EE. UU., lo que obliga a ambas partes a dialogar, sobre todo si el nearshoring continúa siendo una prioridad de la Casa Blanca.

  • Más allá de la deficiente política antidrogas, México se ha vuelto más estricto con la migración. Esto no sólo se da en su frontera con Guatemala; el país escudriña los documentos y visados de los turistas que arriban por vía aérea, para asegurarse de que México no les sirva de trampolín.
  • El país se arriesga, como ha venido ocurriendo, a seguir viviendo un aumento en la criminalidad. Debe recordarse que, aunque ha habido una ligera caída en la tasa de homicidios, se ha registrado un repunte en los secuestros y extorsiones.
  • Sea como fuere, el Gobierno guatemalteco tiene un aliado en AMLO y, después del 1 de diciembre, Sheinbaum. Arévalo necesitará el apoyo: independientemente del resultado de las elecciones estadounidenses, Washington, su mecenas, lo instará a controlar la migración.

Un México impertérrito hará enojar a Estados Unidos

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Sebastián Gennari
23 de enero, 2024

México celebrará elecciones el 2 de junio. El resultado está cantado: ganará Claudia Sheinbaum (MORENA, izquierda), la heredera designada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el presidente saliente. Se prevé que se imponga con un amplio margen, convirtiéndose en la primera presidenta mexicana.  

  • Sheinbaum, otrora jefa de Gobierno de la Ciudad de México, venció a Marcelo Ebrard en la pugna interna por ser el candidato de MORENA. El excanciller amenazó con postularse por otro partido y dividir el electorado de MORENA, pero desistió.
  • Un sondeo publicado el 22 de enero afirma que el 61.1% de los encuestados se decantan por Sheinbaum, frente al 29.6% que prefiere a Xóchitl Gálvez (Fuerza y Corazón por México, atrapalotodo). La oposición, sumamente indecisa en términos ideológicos, ha sido incapaz concretar una visión.
  • AMLO ha logrado mantener su popularidad a pesar de una gestión mediocre; la popularidad de Sheinbaum se debe a su sintonía ideológica con el presidente, quien promete retirarse de la escena política. El relevo, que se producirá el 1 de diciembre, no traerá grandes cambios.

¿Doctrina Estrada? AMLO es un mandatario provinciano. En sus más de cinco años en el poder, ha salido de México pocas veces, nunca fuera del hemisferio occidental; esperó hasta 2023 para viajar a Sudamérica, visitando a sus aliados ideológicos en Chile y Colombia. De Sheinbaum se puede esperar una presidencia más cosmopolita.

  • AMLO no ha sabido entenderse con EE. UU., que tiene dos prioridades: migración y narcotráfico. Los diplomáticos mexicanos también reconocen –discretamente– que las disputas con España en torno al “perdón” por la Conquista han sido, cuando menos, desconcertantes.
  • La relajada política antidrogas de AMLO se resume en una frase de su autoría: “abrazos, no balazos”. El senador Chuck Grassley (republicano, Iowa) opina que México está librando una guerra “imaginaria” contra las drogas, cuyo propósito es más bien dar la impresión de que se está haciendo algo.
  • Esto ha causado disgusto en EE. UU., donde casi 110,000 personas mueren cada año a causa de sobredosis. El Gobierno estadounidense afirma que, en casos como el del fentanilo, la materia prima se exporta de China a México. Washington también sospecha que parte de los US$64,000M que México recibe en remesas está vinculada al narcotráfico.  

Entre líneas. Coincidentemente, este año el fin del sexenio mexicano coincide con el fin del período de gobierno estadounidense. El acontecimiento más relevante en la política de EE. UU. —y el menos conocido en Latinoamérica— es que la migración ha monopolizado la atención del electorado. Dominará la campaña en EE. UU.

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  • La Casa Blanca, avergonzada por el caos en la frontera, empieza a pronunciarse en términos menos comprensivos con los migrantes. El senador John Fetterman (demócrata, Pensilvania) afirma que la crisis migratoria amenaza con destruir el sueño americano.
  • Los republicanos, en tanto, tienen a los demócratas cautivos; no financiarán las demás prioridades —como Ucrania— hasta no “resolver” la trama fronteriza. El Gobierno aún carece de un presupuesto definitivo y se mantiene mediante modestas y efímeras leyes de erogaciones.
  • Se vislumbra la reforma o eliminación del programa “parole”, que permite a los migrantes sin visado entrar al país. México, que ya no es la principal fuente de migrantes, se vería obligado a limitar los cruces de su frontera sur, para así no tener que lidiar con migrantes sin posibilidad de llegar a EE. UU.

Lo que sigue. México, en resumen, caminará por la misma senda del último lustro. No se producirá un cataclismo, pues debe recordarse que AMLO empezó su gestión durante la presidencia de Trump. México es, según la mayoría de las fuentes, el principal socio comercial de EE. UU., lo que obliga a ambas partes a dialogar, sobre todo si el nearshoring continúa siendo una prioridad de la Casa Blanca.

  • Más allá de la deficiente política antidrogas, México se ha vuelto más estricto con la migración. Esto no sólo se da en su frontera con Guatemala; el país escudriña los documentos y visados de los turistas que arriban por vía aérea, para asegurarse de que México no les sirva de trampolín.
  • El país se arriesga, como ha venido ocurriendo, a seguir viviendo un aumento en la criminalidad. Debe recordarse que, aunque ha habido una ligera caída en la tasa de homicidios, se ha registrado un repunte en los secuestros y extorsiones.
  • Sea como fuere, el Gobierno guatemalteco tiene un aliado en AMLO y, después del 1 de diciembre, Sheinbaum. Arévalo necesitará el apoyo: independientemente del resultado de las elecciones estadounidenses, Washington, su mecenas, lo instará a controlar la migración.