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Thelma Aldana y la Reconciliación Nacional.

Redacción República
23 de mayo, 2014

Es la oportunidad que todos los ciudadanos guatemaltecos con visión de nación, estamos esperando, alcanzar la paz, firme y duradera. Aunque algunos crean que es una falacia, el Ejército de Guatemala y la mayoría de nuestros ciudadanos, principalmente en el interior de la Republica, se vieron favorecidos por dicha firma, en todos los ámbitos, especialmente, desde una perspectiva económica y social, pues la ausencia de la guerra, permitió libertad de movilización y tranquilidad para desarrollarse en todo sentido. 

Es importante resaltar que al Ejército de Guatemala, se le dieron las órdenes de reducirse, y retornar a sus cuarteles, órdenes que fueron cumplidas a su cabalidad. Para estos señores finalizaba la guerra, se terminaban los muertos, los heridos, los huérfanos, las viudas y viudos; se ponía fin al sufrimiento de abandonar la familia, el miedo a no retornar vivo después de los patrullajes, todo esto llegaba a su fin. 
Para ellos y para la ciudadanía se iniciaba una nueva vida, un nuevo amanecer, las mejores cartas se habían jugado su destino, vivir en paz, en una Guatemala pujante. Los hombres de uniforme podían estudiar una carrera universitaria, gozar del reencuentro familiar, el reordenamiento militar, mejorar las condiciones de vida de los soldados, modernizar el Ejército, grandes sueños, termina la guerra, 36 años de conflicto armado, al fin una luz al final del túnel, así nos parecía. 
Muchos de los integrantes del Ejército no pudieron llegar a esta fase, murieron sirviendo a la nación, que muy pronto los traicionaría. 
De héroes a villanos 
Todo marcha a la perfección, renace la vida del cuartel, los fusiles y cañones al fin callan, pero el enemigo, los marxistoides, los empedernidos, los incapaces de vivir de otro manera más que extorsionando, asesinando, masacrando, estos infelices llamados izquierdistas, populistas, comunistas, maestros del oscurantismo, continuaron, se reagrupan, reorganizan y se posesionan del poder en Guatemala. 
La Corte de Constitucionalidad, La Corte Suprema de Justicia, El Ministerio Publico, y muchas dependencias más del Estado, fueron copados por esto individuos que no cesaron de querer implantar su sistema obsoleto. Para nombres de quienes participaron en el conflicto armado y tienen apresado el sistema, no son suficiente los ya divulgados y señalados por Ricardo Méndez Ruiz de la fundación contra el Terrorismo y la verdad escrita por el Capitán Oscar Platero Trabanino, en sus libros “Las Batallas por Guatemala”
Siempre ocultos, iniciaron sus acciones. Primero juzgando a Comisionados Militares, luego a especialistas del Ejército. Continuaron con algunos oficiales, tenientes y coroneles. Cuando detectaron que nadie les paraba bola, nadie interfería con su accionar, determinaron dar el zarpazo final, lograr lo que habían esperado tantos años, decretar que en Guatemala hubo Genocio. De todos es sabida la payasada que se articularon, el papel de Claudia Paz y Paz, en su ineptitud de combatir al crimen organizado, y su embeleso en dar el zarpazo, polarizó la sociedad, y malgastó los impuestos de los guatemaltecos en casos ya juzgados por una firma de la paz. 
A Thelma Aldana le corresponde corregirle la plana a Paz y Paz. Primero, inhibiéndose de toda injerencia de cualquier índole, lo que nos permitirá la dignificación no solo de los organismos del Estado, sino la de todos los guatemaltecos. Segundo, velando el accionar de la Cicig, pues hay casos emblemáticos que han salido a luz y que ponen en tela de juicio su función. Tercero, actuar con imparcialidad y velar porque la Institución que le toca ahora dirigir, proceda en cada caso, apegada al debido proceso.
Si la doctora Aldana lo logra, estaremos dando los primeros pasos para una reconciliación nacional, lo que, como se mencionó al principio, beneficiaria a miles de familias guatemalteca, esperanzadas en la convivencia de una paz firme y duradera.

Thelma Aldana y la Reconciliación Nacional.

Redacción República
23 de mayo, 2014

Es la oportunidad que todos los ciudadanos guatemaltecos con visión de nación, estamos esperando, alcanzar la paz, firme y duradera. Aunque algunos crean que es una falacia, el Ejército de Guatemala y la mayoría de nuestros ciudadanos, principalmente en el interior de la Republica, se vieron favorecidos por dicha firma, en todos los ámbitos, especialmente, desde una perspectiva económica y social, pues la ausencia de la guerra, permitió libertad de movilización y tranquilidad para desarrollarse en todo sentido. 

Es importante resaltar que al Ejército de Guatemala, se le dieron las órdenes de reducirse, y retornar a sus cuarteles, órdenes que fueron cumplidas a su cabalidad. Para estos señores finalizaba la guerra, se terminaban los muertos, los heridos, los huérfanos, las viudas y viudos; se ponía fin al sufrimiento de abandonar la familia, el miedo a no retornar vivo después de los patrullajes, todo esto llegaba a su fin. 
Para ellos y para la ciudadanía se iniciaba una nueva vida, un nuevo amanecer, las mejores cartas se habían jugado su destino, vivir en paz, en una Guatemala pujante. Los hombres de uniforme podían estudiar una carrera universitaria, gozar del reencuentro familiar, el reordenamiento militar, mejorar las condiciones de vida de los soldados, modernizar el Ejército, grandes sueños, termina la guerra, 36 años de conflicto armado, al fin una luz al final del túnel, así nos parecía. 
Muchos de los integrantes del Ejército no pudieron llegar a esta fase, murieron sirviendo a la nación, que muy pronto los traicionaría. 
De héroes a villanos 
Todo marcha a la perfección, renace la vida del cuartel, los fusiles y cañones al fin callan, pero el enemigo, los marxistoides, los empedernidos, los incapaces de vivir de otro manera más que extorsionando, asesinando, masacrando, estos infelices llamados izquierdistas, populistas, comunistas, maestros del oscurantismo, continuaron, se reagrupan, reorganizan y se posesionan del poder en Guatemala. 
La Corte de Constitucionalidad, La Corte Suprema de Justicia, El Ministerio Publico, y muchas dependencias más del Estado, fueron copados por esto individuos que no cesaron de querer implantar su sistema obsoleto. Para nombres de quienes participaron en el conflicto armado y tienen apresado el sistema, no son suficiente los ya divulgados y señalados por Ricardo Méndez Ruiz de la fundación contra el Terrorismo y la verdad escrita por el Capitán Oscar Platero Trabanino, en sus libros “Las Batallas por Guatemala”
Siempre ocultos, iniciaron sus acciones. Primero juzgando a Comisionados Militares, luego a especialistas del Ejército. Continuaron con algunos oficiales, tenientes y coroneles. Cuando detectaron que nadie les paraba bola, nadie interfería con su accionar, determinaron dar el zarpazo final, lograr lo que habían esperado tantos años, decretar que en Guatemala hubo Genocio. De todos es sabida la payasada que se articularon, el papel de Claudia Paz y Paz, en su ineptitud de combatir al crimen organizado, y su embeleso en dar el zarpazo, polarizó la sociedad, y malgastó los impuestos de los guatemaltecos en casos ya juzgados por una firma de la paz. 
A Thelma Aldana le corresponde corregirle la plana a Paz y Paz. Primero, inhibiéndose de toda injerencia de cualquier índole, lo que nos permitirá la dignificación no solo de los organismos del Estado, sino la de todos los guatemaltecos. Segundo, velando el accionar de la Cicig, pues hay casos emblemáticos que han salido a luz y que ponen en tela de juicio su función. Tercero, actuar con imparcialidad y velar porque la Institución que le toca ahora dirigir, proceda en cada caso, apegada al debido proceso.
Si la doctora Aldana lo logra, estaremos dando los primeros pasos para una reconciliación nacional, lo que, como se mencionó al principio, beneficiaria a miles de familias guatemalteca, esperanzadas en la convivencia de una paz firme y duradera.