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Los quejosos versus los productivos

Carolina Castellanos
27 de julio, 2018

Todos conocemos y hasta tenemos amigos quejosos.  De todo alegan, todo lo critican, todo es malo y, si es bueno, podría haber sido mejor.  También conocemos y tenemos amigos productivos. Se mantienen ocupados aún si no trabajan.  Andan viendo qué hacen, reciben cursos, leen, cocinan, lo que sea.  Estoy segura que usted, al igual que yo, prefiere compartir su tiempo con los productivos.

Lamentablemente, los quejosos hacen mucho ruido.  En una reunión de amigos, acaparan la atención alegando de todo.  En cambio los productivos están platicando con un grupo más reducido, enfocados en temas interesantes.

A nivel de nuestra sociedad, los quejosos hacen demasiado ruido.  Son todos esos que bloquean, que acaparan los medios de comunicación, insultan en las redes sociales, andan buscando qué “trapitos al sol” le sacan a los que consideran malos, oponentes o lo que sea.  A mi criterio, los motiva la envidia.

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Todos esos oenegeros que causan disturbios, invaden fincas, queman maquinaria, bloquean las calles y carreteras impidiendo que usted vaya a trabajar, reclaman “sus derechos”, critican a los empresarios “oligarcas”, son los clásicos quejosos y envidiosos, incapaces de producir algo, lo que sea, incluyendo una idea, buena o mala.  Entonces, se dedican a copiar discursos, buscan en internet qué están diciendo en Naciones Unidas (son expertos) y salen gritándolo a los cuatro vientos.

Dice Thomas Sowell: “hubo una época en la que honrábamos a aquellos que creaban prosperidad y la libertad que disfrutamos.  Ahora honramos a los quejosos y demandamos a los creadores. De pronto eso es inevitable en una era en la que ya no podemos contar nuestras bendiciones sino que contamos todos nuestros deseos insatisfechos”.

Un ejemplo reciente: la oposición que presentó la fundación myrna mack (no se merecen mayúsculas) en contra de Conrado Reyes cuando la Corte Suprema de Justicia lo nombró magistrado suplente de la corte de constitucionalidad (tampoco merece mayúsculas).  La envidia brota por las venas, pero por los poros sale todo tipo de insultos porque “no es idóneo”.

La misma corte de constitucionalidad tiene paralizada la Mina San Rafael desde hace 385 días, dejando a miles de personas sin ingresos y estancando al país completo por esa falta absoluta de certeza jurídica, tan necesaria para poder ser productivo, hacer negocios, vivir dignamente (con poco o con mucho).

Y usted, que es productivo recibe, directa o indirectamente, las consecuencias de esos quejosos magistrados, que no han producido “una arveja” en su vida pero tienen la hidalguía y el descaro de atacar un proyecto productivo y paralizarlo por el tiempo que se les dé la gana.

Usted, que “no le salen las cuentas” a fin de mes, que no está llegando a sus metas de ventas, que está preocupado por llevar el sustento a su familia, no entiende por qué está estancado el país.  Bueno, pues la próxima vez que vea a un quejoso de éstos, hay le reclama.

El próximo año será electoral desde enero hasta septiembre, y después iniciará el traspaso que nunca sucede.  Los quejosos abundarán, y tratarán de engañarlo, de convencerlo que vote por uno o por otro, de desprestigiar a los adversarios, y muchas tácticas más.  Recuerde que éstos son los que no producen nada.  Ponga atención a los argumentos y no se deje llevar por tanto ruido.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Los quejosos versus los productivos

Carolina Castellanos
27 de julio, 2018

Todos conocemos y hasta tenemos amigos quejosos.  De todo alegan, todo lo critican, todo es malo y, si es bueno, podría haber sido mejor.  También conocemos y tenemos amigos productivos. Se mantienen ocupados aún si no trabajan.  Andan viendo qué hacen, reciben cursos, leen, cocinan, lo que sea.  Estoy segura que usted, al igual que yo, prefiere compartir su tiempo con los productivos.

Lamentablemente, los quejosos hacen mucho ruido.  En una reunión de amigos, acaparan la atención alegando de todo.  En cambio los productivos están platicando con un grupo más reducido, enfocados en temas interesantes.

A nivel de nuestra sociedad, los quejosos hacen demasiado ruido.  Son todos esos que bloquean, que acaparan los medios de comunicación, insultan en las redes sociales, andan buscando qué “trapitos al sol” le sacan a los que consideran malos, oponentes o lo que sea.  A mi criterio, los motiva la envidia.

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Dice Thomas Sowell: “hubo una época en la que honrábamos a aquellos que creaban prosperidad y la libertad que disfrutamos.  Ahora honramos a los quejosos y demandamos a los creadores. De pronto eso es inevitable en una era en la que ya no podemos contar nuestras bendiciones sino que contamos todos nuestros deseos insatisfechos”.

Un ejemplo reciente: la oposición que presentó la fundación myrna mack (no se merecen mayúsculas) en contra de Conrado Reyes cuando la Corte Suprema de Justicia lo nombró magistrado suplente de la corte de constitucionalidad (tampoco merece mayúsculas).  La envidia brota por las venas, pero por los poros sale todo tipo de insultos porque “no es idóneo”.

La misma corte de constitucionalidad tiene paralizada la Mina San Rafael desde hace 385 días, dejando a miles de personas sin ingresos y estancando al país completo por esa falta absoluta de certeza jurídica, tan necesaria para poder ser productivo, hacer negocios, vivir dignamente (con poco o con mucho).

Y usted, que es productivo recibe, directa o indirectamente, las consecuencias de esos quejosos magistrados, que no han producido “una arveja” en su vida pero tienen la hidalguía y el descaro de atacar un proyecto productivo y paralizarlo por el tiempo que se les dé la gana.

Usted, que “no le salen las cuentas” a fin de mes, que no está llegando a sus metas de ventas, que está preocupado por llevar el sustento a su familia, no entiende por qué está estancado el país.  Bueno, pues la próxima vez que vea a un quejoso de éstos, hay le reclama.

El próximo año será electoral desde enero hasta septiembre, y después iniciará el traspaso que nunca sucede.  Los quejosos abundarán, y tratarán de engañarlo, de convencerlo que vote por uno o por otro, de desprestigiar a los adversarios, y muchas tácticas más.  Recuerde que éstos son los que no producen nada.  Ponga atención a los argumentos y no se deje llevar por tanto ruido.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo