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Aunque lo vistan de seda

María Dolores Arias
07 de agosto, 2018

A finales del mes pasado, Andrés Manuel López Obrador, AMLO, virtual  presidente electo en México anunció que cambiará el nombre de la Secretaría de Desarrollo Social, Sedesol a Secretaría del Bienestar.  Cualquiera puede pensar que el cambio de nombre obedece a cambios de fondo en dicha secretaría y que por tanto es necesario renombrarla, sin embargo la realidad es que no dio mayores detalles del motivo.

Este anuncio me hizo recordar en el cambio de nombre en los programas sociales, secretarías, organizaciones e incluso impuestos en los gobiernos chapines.  Un ejemplo de ellos fue el Impuesto a las Empresas Mercantiles y Agropecuarias, IEMA, que después se convirtió en el Impuesto Extraordinario y Temporal de Apoyo a los Acuerdos de Paz, IETAAP y que actualmente lo conocemos como Impuesto de Solidaridad, ISO.

Otro ejemplo fue cuando, en el gobierno de los Torres-Colom, a todos los programas sociales les agregaron el apellido de “solidario”. De este modo, el programa de bolsas de alimentos ya no sólo eran alimentos per se sino que tenía el componente “solidario”.

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Muchos politiqueros pensaban que con sólo agregar la palabra “solidario”, podían ocultar la realidad de dichos programas. Primero, que no eran “solidarios” ya que se financiaban con impuestos y segundo, que el sólo hecho de usar esa palabra, los convertía en buenos y que, su único objetivo era ayudar a los más pobres.

Con estas premisas falsas, surgieron infinidad de programas populistas que sirvieron para beneficiar con contratos a los financistas y allegados del gobierno de turno. En la era Torres-Colom surgieron programas como el comedor “solidario” o becas “solidarias”, además de los programas de Mi familia progresa, aunque nunca aclararon si se referían a su familia en particular.

El gobierno que los sucedió en el poder, el de Pérez Molina y Baldetti Elías, ni tardos ni perezosos aprovecharon el camino abierto por los Torres-Colom y lo ampliaron a autopista al crear un Ministerio especializado supuestamente en desarrollar a los pobres.

Con ello sólo cambiaron el nombre de algunos programas y crearon otros, ahora ya no serían solidarios sino seguros, como el caso de la bolsa “segura”, por solo mencionar algunos de ellos.

El hecho de cambiar el nombre o desvirtuar conceptos como “solidario” no le cambian la esencia a dichos programas u organizaciones. La mayoría de estos programas, secretarías o ministerios sólo han servido para perpetuar la pobreza de quienes menos tienen y para aumentar la fortuna de quienes llegan al poder y sus allegados en casi cualquiera de los países en lo que se han implementado.

No se deje engañar por las apariencias, pregúntese si para implementarlo se necesita de más poder discrecional para el burócrata o político, así como de mayores recursos del tributario. Recuerde que cambiarle el nombre a estos programas es sólo una estrategia  y que “aunque lo vistan de seda, corrupto se queda”.

@Md30

Facebook.com/Mda30

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Aunque lo vistan de seda

María Dolores Arias
07 de agosto, 2018

A finales del mes pasado, Andrés Manuel López Obrador, AMLO, virtual  presidente electo en México anunció que cambiará el nombre de la Secretaría de Desarrollo Social, Sedesol a Secretaría del Bienestar.  Cualquiera puede pensar que el cambio de nombre obedece a cambios de fondo en dicha secretaría y que por tanto es necesario renombrarla, sin embargo la realidad es que no dio mayores detalles del motivo.

Este anuncio me hizo recordar en el cambio de nombre en los programas sociales, secretarías, organizaciones e incluso impuestos en los gobiernos chapines.  Un ejemplo de ellos fue el Impuesto a las Empresas Mercantiles y Agropecuarias, IEMA, que después se convirtió en el Impuesto Extraordinario y Temporal de Apoyo a los Acuerdos de Paz, IETAAP y que actualmente lo conocemos como Impuesto de Solidaridad, ISO.

Otro ejemplo fue cuando, en el gobierno de los Torres-Colom, a todos los programas sociales les agregaron el apellido de “solidario”. De este modo, el programa de bolsas de alimentos ya no sólo eran alimentos per se sino que tenía el componente “solidario”.

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Muchos politiqueros pensaban que con sólo agregar la palabra “solidario”, podían ocultar la realidad de dichos programas. Primero, que no eran “solidarios” ya que se financiaban con impuestos y segundo, que el sólo hecho de usar esa palabra, los convertía en buenos y que, su único objetivo era ayudar a los más pobres.

Con estas premisas falsas, surgieron infinidad de programas populistas que sirvieron para beneficiar con contratos a los financistas y allegados del gobierno de turno. En la era Torres-Colom surgieron programas como el comedor “solidario” o becas “solidarias”, además de los programas de Mi familia progresa, aunque nunca aclararon si se referían a su familia en particular.

El gobierno que los sucedió en el poder, el de Pérez Molina y Baldetti Elías, ni tardos ni perezosos aprovecharon el camino abierto por los Torres-Colom y lo ampliaron a autopista al crear un Ministerio especializado supuestamente en desarrollar a los pobres.

Con ello sólo cambiaron el nombre de algunos programas y crearon otros, ahora ya no serían solidarios sino seguros, como el caso de la bolsa “segura”, por solo mencionar algunos de ellos.

El hecho de cambiar el nombre o desvirtuar conceptos como “solidario” no le cambian la esencia a dichos programas u organizaciones. La mayoría de estos programas, secretarías o ministerios sólo han servido para perpetuar la pobreza de quienes menos tienen y para aumentar la fortuna de quienes llegan al poder y sus allegados en casi cualquiera de los países en lo que se han implementado.

No se deje engañar por las apariencias, pregúntese si para implementarlo se necesita de más poder discrecional para el burócrata o político, así como de mayores recursos del tributario. Recuerde que cambiarle el nombre a estos programas es sólo una estrategia  y que “aunque lo vistan de seda, corrupto se queda”.

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República es ajena a la opinión expresada en este artículo