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Cómo nos mienten algunos medios de comunicación

Juan Diego Godoy
11 de septiembre, 2018

Río revuelto, ganancia de pescadores. Y así como este viejo refrán, nuevamente Guatemala se encuentra salpicando en este el “río” que con una clara crisis política, temas polémicos en la opinión pública, manifestaciones ciudadanas y falta de certeza jurídica para las inversiones extranjeras (entre otras cosas), está más que revuelto. Los “pescadores” deberíamos ser nosotros, la ciudadanía activa, consciente y presente y tenemos que abrir los ojos para ubicar dónde está nuestra “ganancia”.

Toda crisis o época difícil solamente se supera cuando comienzan a encontrarse soluciones y a reparar los daños aprendiendo de la historia y el ejemplo. Una de las lecciones (ganancia de pescadores) para nosotros está en elaborar un nuevo mapa de inclinaciones, ideologías y sesgos de los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales. Podemos descubrir mucho si analizamos cómo ha sido la cobertura de los medios con relación a lo que está sucediendo en el país. ¿Se han puesto a pensar cómo nos mienten algunos medios de comunicación? ¿Han sido víctimas de información tergiversada o de las fake news? Es muy probable. Pero aunque sea cierto, quien tiene la información tiene mucho poder, es quien sabe cómo extraerla, de dónde buscarla, con quién consultarla y contrastarla y para qué utilizarla, el más inteligente. Recordemos que el “poder” poco dura sin inteligencia.

Estudiar y ejercer el periodismo me ha llevado a una conclusión, por el momento, muy acertada y no única: el periodismo objetivo no existe, es una utopía y exigirlo ha sido un cómodo cliché. Todo lo que sea manejado por el hombre jamás será cien por ciento objetivo, porque una vez pasa el filtro humano, la información toma un desvío. Esa es la realidad. Sin embargo, aunque partamos de esta premisa, cabe aclarar que si es posible exigir información verídica, datos sin alteraciones, declaraciones sin manipulaciones, titulares claros no engañosos y redacción firme. Porque una cosa es buscar un periodismo que no existe, no existió y nunca existirá (el “objetivo”) y otra es exigir un periodismo veraz; las cosas como son. ¡Y cada vez hay menos periodismo así!

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Los medios de comunicación deben presentarse ante sus lectores sin pelos en la lengua. Si son fieles seguidores de la ideología de género y todas sus atrocidades, o si son defensores de la vida y la familia; si siguen pensando que el fracasado socialismo puede instaurarse en los gobiernos actuales o si son defensores del libre mercado y la propiedad privada; si responden  sin chistar a los intereses de sus financistas o si defienden sus principios aunque eso signifique molestar a algún “allegado” con alguna noticia. Somos libres, aunque a veces esa definición sea tergiversada, y por eso es imperativo que sean cuáles sean los principios y valores del medio de comunicación (porque todos los tienen) los dejen claros desde un principio a los lectores. ¡De lo contrario supone un engaño! ¿Cómo hacerlo? He ahí la importancia del tan olvidado “editorial”, en el que el periódico expresa su postura ante alguna realidad, deja en claro su inclinación ideológica, no se acobarda ante el lector, y lo hace periódicamente, reforzando algunas posturas y renovando otras.

Ahora bien, no basta solo con lo anterior. El siguiente paso es el manejo acertado de la información. Porque una cosa es, siendo un medio, autodenominarse “feminista y liberal” y otra es tergiversar datos sobre el aborto, por ejemplo, para ver de qué manera le ganan la batalla a la vida; una que pierden algo así como 300 mil a 200. Una cosa es declararse “investigativo”, pero otra muy distinta en manipular las declaraciones de quienes piensan contrario a la inclinación de un reportaje solo para hacerlas “quedar mal” y reforzar erróneamente la columna vertebral de dicho “trabajo periodístico”. Una cosa es decir lo que está sucediendo y otra es recurrir al sensacionalismo de Hearst para atraer más clics y generar inestabilidad.

No me malinterpreten: necesitamos medios de comunicación que piensen distinto. Esa diferencia de posturas enriquecen a la sociedad. El trabajo de los medios es comunicarlas con base en argumentos firmes y certeros, y luego es trabajo de los lectores, radioescuchas y televidentes absorber la información, contrastarla, consultarla, dialogar y formar criterio para después tomar una decisión. Pero se piense como se piense, mentir nunca debe ser una opción. Queridos medios, en otras palabras, si no encuentran datos que fundamenten su postura y su única opción es la mentira, va llegando el momento de replanteárselo todo, ¿no? ¡Medios de comunicación sean valientes, íntegros y honestos! El país los necesita. La ciudadanía activa, consciente y presente se los suplica. Si la realidad es que tenemos dos brazos, una izquierdo y un derecho, el éxito está en saber cuál es el indicado para realizar las labores más importantes y cuál lo utilizamos para metérnoslo en la bolsa del pantalón.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Cómo nos mienten algunos medios de comunicación

Juan Diego Godoy
11 de septiembre, 2018

Río revuelto, ganancia de pescadores. Y así como este viejo refrán, nuevamente Guatemala se encuentra salpicando en este el “río” que con una clara crisis política, temas polémicos en la opinión pública, manifestaciones ciudadanas y falta de certeza jurídica para las inversiones extranjeras (entre otras cosas), está más que revuelto. Los “pescadores” deberíamos ser nosotros, la ciudadanía activa, consciente y presente y tenemos que abrir los ojos para ubicar dónde está nuestra “ganancia”.

Toda crisis o época difícil solamente se supera cuando comienzan a encontrarse soluciones y a reparar los daños aprendiendo de la historia y el ejemplo. Una de las lecciones (ganancia de pescadores) para nosotros está en elaborar un nuevo mapa de inclinaciones, ideologías y sesgos de los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales. Podemos descubrir mucho si analizamos cómo ha sido la cobertura de los medios con relación a lo que está sucediendo en el país. ¿Se han puesto a pensar cómo nos mienten algunos medios de comunicación? ¿Han sido víctimas de información tergiversada o de las fake news? Es muy probable. Pero aunque sea cierto, quien tiene la información tiene mucho poder, es quien sabe cómo extraerla, de dónde buscarla, con quién consultarla y contrastarla y para qué utilizarla, el más inteligente. Recordemos que el “poder” poco dura sin inteligencia.

Estudiar y ejercer el periodismo me ha llevado a una conclusión, por el momento, muy acertada y no única: el periodismo objetivo no existe, es una utopía y exigirlo ha sido un cómodo cliché. Todo lo que sea manejado por el hombre jamás será cien por ciento objetivo, porque una vez pasa el filtro humano, la información toma un desvío. Esa es la realidad. Sin embargo, aunque partamos de esta premisa, cabe aclarar que si es posible exigir información verídica, datos sin alteraciones, declaraciones sin manipulaciones, titulares claros no engañosos y redacción firme. Porque una cosa es buscar un periodismo que no existe, no existió y nunca existirá (el “objetivo”) y otra es exigir un periodismo veraz; las cosas como son. ¡Y cada vez hay menos periodismo así!

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Ahora bien, no basta solo con lo anterior. El siguiente paso es el manejo acertado de la información. Porque una cosa es, siendo un medio, autodenominarse “feminista y liberal” y otra es tergiversar datos sobre el aborto, por ejemplo, para ver de qué manera le ganan la batalla a la vida; una que pierden algo así como 300 mil a 200. Una cosa es declararse “investigativo”, pero otra muy distinta en manipular las declaraciones de quienes piensan contrario a la inclinación de un reportaje solo para hacerlas “quedar mal” y reforzar erróneamente la columna vertebral de dicho “trabajo periodístico”. Una cosa es decir lo que está sucediendo y otra es recurrir al sensacionalismo de Hearst para atraer más clics y generar inestabilidad.

No me malinterpreten: necesitamos medios de comunicación que piensen distinto. Esa diferencia de posturas enriquecen a la sociedad. El trabajo de los medios es comunicarlas con base en argumentos firmes y certeros, y luego es trabajo de los lectores, radioescuchas y televidentes absorber la información, contrastarla, consultarla, dialogar y formar criterio para después tomar una decisión. Pero se piense como se piense, mentir nunca debe ser una opción. Queridos medios, en otras palabras, si no encuentran datos que fundamenten su postura y su única opción es la mentira, va llegando el momento de replanteárselo todo, ¿no? ¡Medios de comunicación sean valientes, íntegros y honestos! El país los necesita. La ciudadanía activa, consciente y presente se los suplica. Si la realidad es que tenemos dos brazos, una izquierdo y un derecho, el éxito está en saber cuál es el indicado para realizar las labores más importantes y cuál lo utilizamos para metérnoslo en la bolsa del pantalón.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo