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CI-GUATEMALA

Carolina Castellanos
21 de septiembre, 2018

Empiezo con un poquito de historia.  Una explicación del nombre de Guatemala proviene de la palabra Quauhtlemallan que significa muchos árboles en lengua náhuatl —macrolengua yutoazteca hablada en México—,  y que de ahí surge que comúnmente se haga referencia al “país de la eterna primavera“. Los primeros documentos históricos en los que aparece mencionado el nombre Guatemala, ya con la escritura que conocemos actualmente, son las cartas que envió Pedro de Alvarado a Hernán Cortés, el 11 de abril de 1524. En el texto expresaba: «yo me parto para la Ciudad de Guatemala el lunes once de abril donde pienso detenerme poco a causa del pueblo que está asentado en el agua que se dice Atitlán».(Fuente: www.guatemala.com).

Siendo así la historia, y sin haber hecho una consulta popular para preguntarnos a toda la población si estamos de acuerdo en cambiarle el nombre a nuestro país, ¿por qué se le ha dado tanto poder e importancia a la CICIG como para que seamos ahora CI-GUATEMALA?

Hace once años llegó a NUESTRA Guatemala este experimento socialista de Naciones Unidas.  En todo este tiempo lo único que ha generado es un montón de pruebas falsas, montajes, presentaciones en power point y, en los últimos tres años, shows mediáticos que violan el artículo 13 de la Constitución de la República de Guatemala (no de CI-GUATEMALA).  Este artículo dice textualmente, en su segundo párrafo: “Las autoridades policiales no podrán presentar de oficio, ante los medios de comunicación social, a ninguna persona que previamente no haya sido indagada por tribunal competente”.

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Ahora resulta que lo más importante para los medios de comunicación y del cooptado sistema de justicia es la permanencia de iván velásquez (ha causado tanto daño a mi país que no merece mayúsculas).  No es si él debe quedarse o no, es cómo retorcer las cosas para hacer casi mandatorio su permanencia en el país.

La Corte de Constitucionalidad, ante la debacle que ha ocasionado por seguir los designios de CICIG, específicamente de iván, se ha excedido “supremamente” en sus funciones, ha destruido las posibilidades de inversión y su consecuente generación de empleos, ha desbaratado cualquier intento de justicia pronta y cumplida y ha roto todos los lineamientos jurídicos de emitir fallos apegados a derecho, claros y definidos.

Las últimas semanas han sido dedicadas casi exclusivamente a este tema.  Trascendió fronteras con la esperanza que Naciones Unidas pusiera orden.  Eso es pedir “peras al olmo” pues su director máximo, Antonio Gutérrez, insulta a Guatemala insistiendo en que iván sea el comisionado, cuando Guatemala ya le prohibió su ingreso.  Somos soberanos y tenemos el derecho de hacerlo.  Para “salvar” el asunto, Gutérrez inventa una figura que no existe: “subcomisonado”.  Es el colmo del cinismo, de la imposición y de la falta de respeto a la soberanía de Guatemala.

Insisto, ¡no nos llamamos CI-GUATEMALA!

Ya quedaron en el olvido los temas realmente trascendentales, como el alto índice de desnutrición que causa que la mitad de los niños menores de cinco años no tengan capacidad de aprender.  Ya no le pusimos atención al pésimo sistema educativo que causa que los niveles de matemáticas y de lectoescritura sean de los más bajos en América Latina.  Ya no nos quejamos por el patético estado de la red vial que causa incrementos significativos en los costos a los transportistas (sean grandes contenedores o un pick-up), con el consecuente incremento en los precios de los productos.

Tampoco estamos buscando formas de reducir la pobreza en la que vive la mayoría de la población, derivado en gran parte por el abandono del Estado en las áreas rurales, en todos sus aspectos: salud, educación, seguridad, justicia, etc.  Este mismo abandono es la causa de raíz de la conflictividad pues los vividores ofrecen sacar de la pobreza a los pobladores de estas áreas abandonadas. Les dan Q100 por manifestar (como vimos ayer, y la semana pasada y las últimas “n” veces), les dan su almuerzo y con esto los han vuelto sus esclavos.

Se viene el proceso eleccionario en el que, nuevamente, iván quiso meter sus narices para tener control de quién ganará las elecciones.  Como sucede cada cuatro años, los guatemaltecos tenemos la oportunidad de elegir, libre y democráticamente, a quién queremos que sea nuestro Presidente, nuestros diputados y nuestros alcaldes.  Tenemos que luchar, con todo, para que esto se lleve a cabo.  CICIG, con apoyo de la izquierda  vividora, quieren interrumpir el proceso.  Es nuestra obligación defender el sistema democrático en el que vivimos.

¿Qué nos toca? Elegir con la cabeza, no con la emoción ni las canciones ni los ofrecimientos.  Solo así tendremos de presidente a alguien que de verdad pueda dirigir Guatemala hacia el futuro, no hacia el pasado destructivo que ofrecen los socialistas que dirige George Soros, Gutérrez, velásqez y un grupúsculo de seguidores chapines que hacen mucho ruido y no construyen absolutamente nada.

¡Despertemos y recuperemos a nuestro país, a nuestra GUATEMALA!

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

CI-GUATEMALA

Carolina Castellanos
21 de septiembre, 2018

Empiezo con un poquito de historia.  Una explicación del nombre de Guatemala proviene de la palabra Quauhtlemallan que significa muchos árboles en lengua náhuatl —macrolengua yutoazteca hablada en México—,  y que de ahí surge que comúnmente se haga referencia al “país de la eterna primavera“. Los primeros documentos históricos en los que aparece mencionado el nombre Guatemala, ya con la escritura que conocemos actualmente, son las cartas que envió Pedro de Alvarado a Hernán Cortés, el 11 de abril de 1524. En el texto expresaba: «yo me parto para la Ciudad de Guatemala el lunes once de abril donde pienso detenerme poco a causa del pueblo que está asentado en el agua que se dice Atitlán».(Fuente: www.guatemala.com).

Siendo así la historia, y sin haber hecho una consulta popular para preguntarnos a toda la población si estamos de acuerdo en cambiarle el nombre a nuestro país, ¿por qué se le ha dado tanto poder e importancia a la CICIG como para que seamos ahora CI-GUATEMALA?

Hace once años llegó a NUESTRA Guatemala este experimento socialista de Naciones Unidas.  En todo este tiempo lo único que ha generado es un montón de pruebas falsas, montajes, presentaciones en power point y, en los últimos tres años, shows mediáticos que violan el artículo 13 de la Constitución de la República de Guatemala (no de CI-GUATEMALA).  Este artículo dice textualmente, en su segundo párrafo: “Las autoridades policiales no podrán presentar de oficio, ante los medios de comunicación social, a ninguna persona que previamente no haya sido indagada por tribunal competente”.

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Ahora resulta que lo más importante para los medios de comunicación y del cooptado sistema de justicia es la permanencia de iván velásquez (ha causado tanto daño a mi país que no merece mayúsculas).  No es si él debe quedarse o no, es cómo retorcer las cosas para hacer casi mandatorio su permanencia en el país.

La Corte de Constitucionalidad, ante la debacle que ha ocasionado por seguir los designios de CICIG, específicamente de iván, se ha excedido “supremamente” en sus funciones, ha destruido las posibilidades de inversión y su consecuente generación de empleos, ha desbaratado cualquier intento de justicia pronta y cumplida y ha roto todos los lineamientos jurídicos de emitir fallos apegados a derecho, claros y definidos.

Las últimas semanas han sido dedicadas casi exclusivamente a este tema.  Trascendió fronteras con la esperanza que Naciones Unidas pusiera orden.  Eso es pedir “peras al olmo” pues su director máximo, Antonio Gutérrez, insulta a Guatemala insistiendo en que iván sea el comisionado, cuando Guatemala ya le prohibió su ingreso.  Somos soberanos y tenemos el derecho de hacerlo.  Para “salvar” el asunto, Gutérrez inventa una figura que no existe: “subcomisonado”.  Es el colmo del cinismo, de la imposición y de la falta de respeto a la soberanía de Guatemala.

Insisto, ¡no nos llamamos CI-GUATEMALA!

Ya quedaron en el olvido los temas realmente trascendentales, como el alto índice de desnutrición que causa que la mitad de los niños menores de cinco años no tengan capacidad de aprender.  Ya no le pusimos atención al pésimo sistema educativo que causa que los niveles de matemáticas y de lectoescritura sean de los más bajos en América Latina.  Ya no nos quejamos por el patético estado de la red vial que causa incrementos significativos en los costos a los transportistas (sean grandes contenedores o un pick-up), con el consecuente incremento en los precios de los productos.

Tampoco estamos buscando formas de reducir la pobreza en la que vive la mayoría de la población, derivado en gran parte por el abandono del Estado en las áreas rurales, en todos sus aspectos: salud, educación, seguridad, justicia, etc.  Este mismo abandono es la causa de raíz de la conflictividad pues los vividores ofrecen sacar de la pobreza a los pobladores de estas áreas abandonadas. Les dan Q100 por manifestar (como vimos ayer, y la semana pasada y las últimas “n” veces), les dan su almuerzo y con esto los han vuelto sus esclavos.

Se viene el proceso eleccionario en el que, nuevamente, iván quiso meter sus narices para tener control de quién ganará las elecciones.  Como sucede cada cuatro años, los guatemaltecos tenemos la oportunidad de elegir, libre y democráticamente, a quién queremos que sea nuestro Presidente, nuestros diputados y nuestros alcaldes.  Tenemos que luchar, con todo, para que esto se lleve a cabo.  CICIG, con apoyo de la izquierda  vividora, quieren interrumpir el proceso.  Es nuestra obligación defender el sistema democrático en el que vivimos.

¿Qué nos toca? Elegir con la cabeza, no con la emoción ni las canciones ni los ofrecimientos.  Solo así tendremos de presidente a alguien que de verdad pueda dirigir Guatemala hacia el futuro, no hacia el pasado destructivo que ofrecen los socialistas que dirige George Soros, Gutérrez, velásqez y un grupúsculo de seguidores chapines que hacen mucho ruido y no construyen absolutamente nada.

¡Despertemos y recuperemos a nuestro país, a nuestra GUATEMALA!

República es ajena a la opinión expresada en este artículo