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Carolina Castellanos
23 de agosto, 2019

Donde no hay visión, no hay esperanza.

George Washington Carver

Han empezado a pasar cosas positivas en nuestra Guate. Hace menos de dos semanas la incertidumbre estaba al tope y el temor a perder nuestra libertad, propiedad, trabajo y mucho más, era enorme.  Guatemala nuevamente dijo ¡NO! al socialismo y también a Sandra Torres. Ya con eso empezó el sentimiento de esperanza.

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La Real Academia Española define ese término como “estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea”.  En este corto tiempo, me parece que ese ha sido el sentimiento predominante.  

Además de la contundente derrota a esa reciclada y rechazada candidata, tenemos ahora la esperanza que lo poco que dejó CICIG del sistema de justicia sea suficiente para que se emita la orden de captura contra ella, por cualquiera de los más de veinte delitos por los que está acusada.  Adicionalmente, la FECI (lo que queda de esa fiscalía) anunció que iniciaría el proceso de anulación de la UNE. Ojalá el MP actúe de inmediato.

Lo anterior puede suceder porque, finalmente y con muchos días de retraso, el nefasto y desastroso tribunal supremo electoral (en minúsculas, a propósito) dio oficialmente los resultados de la segunda vuelta electoral. Ese retraso es ilegal, así que es una acusación más que el MP debería presentar en contra de esos funcionarios, y luego seguir el debido proceso.

La mejor de las noticias es que se acerca el fin de la peor organización que ha existido, CICIG. El principio del fin empezó en septiembre de 2018 cuando el Presidente Jimmy Morales anunció que no renovaría esa cosa.  El tiro de gracia lo dio unos días después cuando le canceló la visa a Iván Velásquez, impidiéndole su regreso a Guatemala. Imagino que alguien debió tener que empacar sus enseres personales, meterlos en una o varias cajas y enviárselos a San Salvador.  La arrogancia y la vanidad, y el sentimiento de ser supremo que llegó a tener ese personaje, se acabaron en cinco minutos con el anuncio del Presidente, y se terminó de derrumbar cuando habrá destapado las cajas con sus cosas, ante la imposibilidad de salir con aires de grandeza, como seguramente hubiera querido.

El Presidente electo, Alejandro Giammattei, ha dado buenas señales.  Ha demostrado que sí tenía un plan pues inmediatamente empezó a ejecutarlo una vez el conteo del 11 de agosto le daba la victoria.  Nuevamente tenemos esperanza pues, dando la vuelta a lo que dijo George Washington Carver, científico y botánico estadounidense, si hay visión, ha esperanza.  Es lo mínimo que podemos tener.

El tiempo transcurrido entre la primera y la segunda vueltas electorales se caracterizó por una apatía descomunal, temor, como ya lo mencioné, y todo esto se tradujo en un estancamiento de la economía.  Nada se movió. La gran mayoría estuvimos en “modo de supervivencia”, esperando a ver qué pasaba. Una vez ganó el binomio Giammattei-Castillo, mucho empezó a moverse, lentamente, pero ya empezó. Esto debe darle esperanzas a quienes siguen buscando trabajo y a aquellas empresas cuyas ventas no estaban en su mejor momento.  Esperamos, con fe y entusiasmo, que ese estancamiento haya quedado en el pasado y que terminemos este 2019 con crecimiento y desarrollo.

Hay mucho que resolver en nuestra Guate.  Mi positivismo de hoy no pretende cerrar los ojos ante esto.  Solo busca levantar los ánimos para que podamos empezar el proceso de reconstrucción. 


Carolina Castellanos
23 de agosto, 2019

Donde no hay visión, no hay esperanza.

George Washington Carver

Han empezado a pasar cosas positivas en nuestra Guate. Hace menos de dos semanas la incertidumbre estaba al tope y el temor a perder nuestra libertad, propiedad, trabajo y mucho más, era enorme.  Guatemala nuevamente dijo ¡NO! al socialismo y también a Sandra Torres. Ya con eso empezó el sentimiento de esperanza.

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La Real Academia Española define ese término como “estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea”.  En este corto tiempo, me parece que ese ha sido el sentimiento predominante.  

Además de la contundente derrota a esa reciclada y rechazada candidata, tenemos ahora la esperanza que lo poco que dejó CICIG del sistema de justicia sea suficiente para que se emita la orden de captura contra ella, por cualquiera de los más de veinte delitos por los que está acusada.  Adicionalmente, la FECI (lo que queda de esa fiscalía) anunció que iniciaría el proceso de anulación de la UNE. Ojalá el MP actúe de inmediato.

Lo anterior puede suceder porque, finalmente y con muchos días de retraso, el nefasto y desastroso tribunal supremo electoral (en minúsculas, a propósito) dio oficialmente los resultados de la segunda vuelta electoral. Ese retraso es ilegal, así que es una acusación más que el MP debería presentar en contra de esos funcionarios, y luego seguir el debido proceso.

La mejor de las noticias es que se acerca el fin de la peor organización que ha existido, CICIG. El principio del fin empezó en septiembre de 2018 cuando el Presidente Jimmy Morales anunció que no renovaría esa cosa.  El tiro de gracia lo dio unos días después cuando le canceló la visa a Iván Velásquez, impidiéndole su regreso a Guatemala. Imagino que alguien debió tener que empacar sus enseres personales, meterlos en una o varias cajas y enviárselos a San Salvador.  La arrogancia y la vanidad, y el sentimiento de ser supremo que llegó a tener ese personaje, se acabaron en cinco minutos con el anuncio del Presidente, y se terminó de derrumbar cuando habrá destapado las cajas con sus cosas, ante la imposibilidad de salir con aires de grandeza, como seguramente hubiera querido.

El Presidente electo, Alejandro Giammattei, ha dado buenas señales.  Ha demostrado que sí tenía un plan pues inmediatamente empezó a ejecutarlo una vez el conteo del 11 de agosto le daba la victoria.  Nuevamente tenemos esperanza pues, dando la vuelta a lo que dijo George Washington Carver, científico y botánico estadounidense, si hay visión, ha esperanza.  Es lo mínimo que podemos tener.

El tiempo transcurrido entre la primera y la segunda vueltas electorales se caracterizó por una apatía descomunal, temor, como ya lo mencioné, y todo esto se tradujo en un estancamiento de la economía.  Nada se movió. La gran mayoría estuvimos en “modo de supervivencia”, esperando a ver qué pasaba. Una vez ganó el binomio Giammattei-Castillo, mucho empezó a moverse, lentamente, pero ya empezó. Esto debe darle esperanzas a quienes siguen buscando trabajo y a aquellas empresas cuyas ventas no estaban en su mejor momento.  Esperamos, con fe y entusiasmo, que ese estancamiento haya quedado en el pasado y que terminemos este 2019 con crecimiento y desarrollo.

Hay mucho que resolver en nuestra Guate.  Mi positivismo de hoy no pretende cerrar los ojos ante esto.  Solo busca levantar los ánimos para que podamos empezar el proceso de reconstrucción.