Después de la segunda vuelta electoral, el clima de confianza empezó a surgir derivado de la aplastante derrota a la implantación del socialismo en Guatemala. Sin embargo, no podemos descansar en nuestros laureles pues los vividores de esa ideología (la usan para vivir de ello), dedican todo su tiempo a planificar para destruir. 

De  cualquier forma, estamos viendo cambios, empezando por la actitud del Presidente Jimmy Morales. Su discurso en el Congreso con motivo de las fiestas patrias fue contundente. Ojalá las palabras referentes a CICIG queden grabadas en piedra en la historia de nuestro país, así nos recordamos que nada ni nadie puede ser superior a la Constitución y que la soberanía recae sobre cada uno de nosotros. 

La implantación del estado de sitio en una gran parte del territorio nacional es otro cambio que estamos viendo. El narcotráfico ha tomado posesión de Guatemala y, consecuentemente, ha afectado negativamente la vida de muchísimas personas que ni siquiera están involucradas en este ilícito. Tomará mucho tiempo, esfuerzo, dinero, apoyo internacional y quién sabe qué más, para retomar el control de los territorios, aunque sea de forma parcial. Guatemala es una ruta necesaria para el trasiego de droga. Nuestra ubicación geográfica  es una gran ventaja para el comercio, lícito o no. 

La corte de constitucionalidad (sigo escribiéndolo en minúsculas, a propósito) parece que se dio cuenta que se le acabaron sus días de juerga. Han hecho pedazos la jurisprudencia que se había logrado pues nuestras leyes son extremadamente interpretativas, dejando a cada juez la libertad de decidir según su criterio. Sin embargo, los tres nefastos magistrados llegaron a extremos, retorciendo la ley para cumplir con el mandato del colombiano. Felices estaban, creyendo que estarían protegidos. 

Lo mismo sucede en otras cortes. Ya hay acusaciones en contra de dos de las juezas más nefastas que hemos tenido. Esperamos que sigan surgiendo acusaciones en contra de ellas y de muchos otros jueces. Su infame labor no puede quedar impune. 

Las expectativas de generación de empleos empiezan a resurgir. Tardará un poco de tiempo pues el sector empresarial está retomando la confianza en el país y en un futuro promisorio. Sin esto no hay inversión y, sin inversión, no hay generación de empleos. Las decisiones empresariales se toman según  la visión de país que se tenga. La derrota, aplastante además, de Sandra Torres y la salida de CICIG, lo que pone fin al acoso que tenía en contra del empresariado, dan una buena luz en el camino. 

Las actividades que ha estado desarrollando el Presidente electo, Alejandro Giammattei, demuestran que sí, efectivamente, tiene un plan. Digo esto porque no siempre ha sido así. De hecho, el Presidente actual no muy tenía nada. El Dr. Giammattei está dando buenas señales en cuanto a su postura referente a gran diversidad de temas importantes. Uno de ellos es la importancia que tiene el sector empresarial. Otro, el Parlacen, entidad inútil que sirve de resguardo a delincuentes que tuvieron la banda presidencial colocada sobre sus costosos trajes. Los viajes que ha hecho al exterior dan confianza, ubicando a Guatemala en el mapa de los paises que de verdad quieren salir del atolladero de pobreza y subdesarrollo. Esperamos que continúe así y, más aún, cuando tenga ya la banda colocada. 

Hay mucho trabajo por delante, para todos, pues reconstruir el país y mantenerse vigilante ante las amenazas de los chairosque no dejarán de querer apoderarse de todo, no es fácil. Como dijo Thomas Jefferson, el precio de la libertad es su eterna vigilancia.