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Circo del presupuesto

Carlos Díaz-Durán
19 de noviembre, 2020

El pasado septiembre el Ministerio de Finanzas Públicas presentó al Congreso para su aprobación un proyecto de Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado levemente debajo de los Q.100 millardos. Para ese momento, ya existían serios cuestionamientos sobre la necesidad de un presupuesto tan holgado, especialmente por la calidad de gasto que ha habido este año en el que el gobierno disponía de una gran cantidad de recursos extraordinarios que fueron solicitados en el marco de la crisis sanitaria. En el último mes, el país ha sido afectado por fenómenos naturales que han causado grandes estragos que continúan afectando muchas familias, lo que fue utilizado por el gobierno como justificación para requerir aún más fondos extraordinarios. 

Tras una penosa sesión que estuvo cargado de una gran cantidad de malas prácticas políticas el presupuesto para el año 2021 fue aprobado por el Congreso. El presupuesto aprobado requerirá el financiamiento de alrededor de Q.32 millardos con deuda pública que debemos pagar todos los guatemaltecos a través de nuestros impuestos. Una vez más, el Congreso dejó mucho que desear con la aprobación del presupuesto. Más allá de cumplir con la labor de fiscalización que debería tener frente al ejecutivo, el legislativo dio vía libre a la aprobación de un presupuesto que no es justificable, especialmente cuando vemos la calidad de gasto público que ha habido en el último año. 

Un presupuesto tan grande como el que fue aprobado aunado a la baja recaudación que ha habido por la reducción en la actividad económica este año, abrirá la puerta para que el año que viene las autoridades pretendan aprobar nuevos impuestos “extraordinarios” o aumentar los impuestos ya existentes. Lo último que necesitaríamos en este momento es aumentar la carga fiscal, pues esto dificultaría aún más la recuperación económica, sin embargo, el presupuesto del estado no se paga solo; lo pagamos todos. 

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Mientras que el presupuesto continúa creciendo, las deficiencias del estado son cada vez más grandes. Las carreteras se encuentran en condiciones preocupantes, el sistema educativo y los servicios de salud son sumamente deficientes y no contamos con seguridad y justicia. El manejo de los fondos públicos y la aprobación de un presupuesto tan inflado provocan que los ciudadanos perdamos cada vez más confianza en el gobierno. Como ciudadanos no podemos permitir que se sigan malgastando de esta forma nuestros recursos. Una vez más, recordemos que el presupuesto del estado no se paga solo, lo pagamos todos con nuestros impuestos. 

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Carlos Díaz-Durán
19 de noviembre, 2020

El pasado septiembre el Ministerio de Finanzas Públicas presentó al Congreso para su aprobación un proyecto de Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado levemente debajo de los Q.100 millardos. Para ese momento, ya existían serios cuestionamientos sobre la necesidad de un presupuesto tan holgado, especialmente por la calidad de gasto que ha habido este año en el que el gobierno disponía de una gran cantidad de recursos extraordinarios que fueron solicitados en el marco de la crisis sanitaria. En el último mes, el país ha sido afectado por fenómenos naturales que han causado grandes estragos que continúan afectando muchas familias, lo que fue utilizado por el gobierno como justificación para requerir aún más fondos extraordinarios. 

Tras una penosa sesión que estuvo cargado de una gran cantidad de malas prácticas políticas el presupuesto para el año 2021 fue aprobado por el Congreso. El presupuesto aprobado requerirá el financiamiento de alrededor de Q.32 millardos con deuda pública que debemos pagar todos los guatemaltecos a través de nuestros impuestos. Una vez más, el Congreso dejó mucho que desear con la aprobación del presupuesto. Más allá de cumplir con la labor de fiscalización que debería tener frente al ejecutivo, el legislativo dio vía libre a la aprobación de un presupuesto que no es justificable, especialmente cuando vemos la calidad de gasto público que ha habido en el último año. 

Un presupuesto tan grande como el que fue aprobado aunado a la baja recaudación que ha habido por la reducción en la actividad económica este año, abrirá la puerta para que el año que viene las autoridades pretendan aprobar nuevos impuestos “extraordinarios” o aumentar los impuestos ya existentes. Lo último que necesitaríamos en este momento es aumentar la carga fiscal, pues esto dificultaría aún más la recuperación económica, sin embargo, el presupuesto del estado no se paga solo; lo pagamos todos. 

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