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Euro Digital ¿Oportunidad o Peligro?

Daniel Lacalle
16 de marzo, 2021

En las últimas semanas, Jerome Powell de la Reserva Federal y Christine Lagarde del Banco Central Europeo han comentado sobre la probabilidad de implementar monedas digitales en los próximos años. Los aspectos positivos se han explicado bien. Más transparencia, facilidad de uso y menor coste.

El Banco Central Europeo ha declarado que “un euro digital garantizaría que los ciudadanos de la zona del euro puedan mantener un acceso gratuito a un medio de pago sencillo, universalmente aceptado, seguro y fiable. El euro digital seguiría siendo un euro: como los billetes, pero digital. Sería una forma electrónica de dinero emitida por el Eurosistema (el BCE y los bancos centrales nacionales) y accesible a todos los ciudadanos y empresas. Un euro digital no reemplazaría al efectivo, sino que lo complementaría. El Eurosistema seguirá asegurándose de que tenga acceso al efectivo en euros en toda la zona del euro. Un euro digital le daría una opción adicional sobre cómo pagar y facilitaría hacerlo, contribuyendo a la inclusión financiera junto con el efectivo”.

Todo esto suena bien. Entonces, ¿por qué deberíamos preocuparnos por una “moneda digital” del banco central?

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Hay importantes factores de riesgo a considerar.


El primero es la privacidad. El banco central controlaría todas las transacciones en la moneda y
tendría toda la información de cómo se mantienen los depósitos y ahorros. La implementación de la moneda digital del banco central implicaría importantes riesgos de privacidad, pero también dudas puesto que el banco central podría controlar la cantidad de ahorros y su forma y además dirigir la moneda de nueva creación directamente a las áreas que el gobierno de turno considere, limitando o impidiendo el flujo a los sectores o personas que desee. Un banco central que controla todas las transacciones y cómo se guardan los ahorros también puede actuar contra esos ahorros “disolviéndolos” con la política monetaria.


El riesgo más importante de una moneda digital es que proporcionaría poder ilimitado a los bancos centrales para aumentar la oferta monetaria y dirigirla hacia donde los gobiernos lo deseen.


La moneda digital eliminaría a los bancos como intermediarios en el mecanismo de transmisión de la política monetaria. Estos “frenos” son y han sido esenciales para contener la inflación y el control gubernamental excesivo de la creación de dinero. En la expansión cuantitativa, el sistema crediticio funciona como una herramienta para limitar el exceso de dinero en la economía y prevenir las presiones inflacionarias de la oferta monetaria. Cuando los bancos centrales aumentan su balance, no se traduce inmediatamente en inflación porque nosotros, los ciudadanos y las empresas, limitamos el riesgo de la oferta monetaria de destruir el poder adquisitivo de la moneda tomando menos crédito si no lo deseamos. En la expansión cuantitativa la demanda de dinero, los ciudadanos y las empresas, son el freno y el escudo que impide que caigamos en una espiral a la venezolana o argentina.

En el sistema actual, si los ciudadanos y las empresas no demandan más crédito, el mecanismo de transmisión de la política monetaria tiene suficientes contrapesos que impiden que el exceso de dinero cree presiones inflacionarias masivas en bienes y servicios. Eso no lo hace perfecto ni siquiera adecuado. Sí, la flexibilización cuantitativa genera una inflación masiva en los precios de los activos al encarecer mucho el activo más seguro -los bonos soberanos-, pero ciertamente funciona adecuadamente como freno a los riesgos inflacionarios. Los gobiernos, además, también están limitados en sus deseos de endeudamiento por sus presupuestos y controles financieros internos.

La creación de dinero nunca es neutral y beneficia masivamente a los primeros receptores del nuevo dinero creado, los gobiernos, mientras que perjudica masivamente a los últimos receptores, ahorradores y salarios reales.

La moneda digital no solo abriría las puertas a un crecimiento mucho mayor de la oferta monetaria, sino que destruiría todos los mecanismos que impiden que el dinero nuevo sea absorbido por completo por el gasto político y erosione el poder adquisitivo de los sueldos y salarios.


La moneda digital de un banco central puede ser una herramienta muy peligrosa en manos de un planificador central que busque la expropiación de la riqueza y tomar el control de una economía para ponerla completamente en manos de los gobiernos.

Una moneda digital podría abrir el riesgo de eliminar todos los controles sobre el gasto público, ya que los políticos serían los primeros receptores de todo el dinero recién creado y podrían hacerlo sin control presupuestario. Como tal, una moneda digital podría ser utilizada para la nacionalización de la economía.

Cuando los bancos y el mecanismo crediticio se borran de la transmisión de la política monetaria, el riesgo de inflación y destrucción del poder adquisitivo de la moneda aumenta masivamente. Eliminaría la parte de demanda del mecanismo crediticio como freno a la inflación.


Si a los gobiernos se les da una herramienta que les permita gastar todo lo que quieran y tomar el control de la economía, ¿realmente creemos que no la usarán? El lector puede decir que los bancos centrales son independientes y que esta independencia evita que los gobiernos desplacen toda la oferta monetaria y asuman riesgos ilimitados. Lamentablemente, la independencia de los bancos centrales se cuestiona cada vez más y la política monetaria ha pasado de ser una herramienta para ayudar a realizar reformas estructurales a una herramienta para evitarlas. El hecho de que casi en todas las ocasiones los bancos centrales estén tomando medidas para facilitar un mayor desplazamiento del sector privado a favor del público y un mayor control y gasto del gobierno tampoco ayuda.

Una moneda digital solo puede ser una buena idea si los bancos centrales no tuvieran poder en el aumento de la oferta monetaria, si tuvieran reglas claras e irrompibles -como una regla de Taylor- en cuanto a su política, y las medidas discrecionales fueran imposibles. Imposible hoy en día.


Una moneda digital del banco central eliminaría los pocos límites restantes al control gubernamental de la economía.


La privacidad podría desaparecer y se eliminarían los límites al gasto público. Peor aún, el poder de los gobiernos para decidir quién y por qué recibe nuevas unidades de este dinero sería indiscutible.


Eliminaría todos los límites restantes al control gubernamental de la economía.

En un mundo como el actual no se debería plantear ninguna herramienta que pueda abrir la puerta para dar aún más poder y control de la economía, los salarios y los ahorros a los gobiernos, sino avanzar en los mecanismos de control, la independencia de los bancos centrales y fortalecer los límites de la política monetaria.

Euro Digital ¿Oportunidad o Peligro?

Daniel Lacalle
16 de marzo, 2021

En las últimas semanas, Jerome Powell de la Reserva Federal y Christine Lagarde del Banco Central Europeo han comentado sobre la probabilidad de implementar monedas digitales en los próximos años. Los aspectos positivos se han explicado bien. Más transparencia, facilidad de uso y menor coste.

El Banco Central Europeo ha declarado que “un euro digital garantizaría que los ciudadanos de la zona del euro puedan mantener un acceso gratuito a un medio de pago sencillo, universalmente aceptado, seguro y fiable. El euro digital seguiría siendo un euro: como los billetes, pero digital. Sería una forma electrónica de dinero emitida por el Eurosistema (el BCE y los bancos centrales nacionales) y accesible a todos los ciudadanos y empresas. Un euro digital no reemplazaría al efectivo, sino que lo complementaría. El Eurosistema seguirá asegurándose de que tenga acceso al efectivo en euros en toda la zona del euro. Un euro digital le daría una opción adicional sobre cómo pagar y facilitaría hacerlo, contribuyendo a la inclusión financiera junto con el efectivo”.

Todo esto suena bien. Entonces, ¿por qué deberíamos preocuparnos por una “moneda digital” del banco central?

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Hay importantes factores de riesgo a considerar.


El primero es la privacidad. El banco central controlaría todas las transacciones en la moneda y
tendría toda la información de cómo se mantienen los depósitos y ahorros. La implementación de la moneda digital del banco central implicaría importantes riesgos de privacidad, pero también dudas puesto que el banco central podría controlar la cantidad de ahorros y su forma y además dirigir la moneda de nueva creación directamente a las áreas que el gobierno de turno considere, limitando o impidiendo el flujo a los sectores o personas que desee. Un banco central que controla todas las transacciones y cómo se guardan los ahorros también puede actuar contra esos ahorros “disolviéndolos” con la política monetaria.


El riesgo más importante de una moneda digital es que proporcionaría poder ilimitado a los bancos centrales para aumentar la oferta monetaria y dirigirla hacia donde los gobiernos lo deseen.


La moneda digital eliminaría a los bancos como intermediarios en el mecanismo de transmisión de la política monetaria. Estos “frenos” son y han sido esenciales para contener la inflación y el control gubernamental excesivo de la creación de dinero. En la expansión cuantitativa, el sistema crediticio funciona como una herramienta para limitar el exceso de dinero en la economía y prevenir las presiones inflacionarias de la oferta monetaria. Cuando los bancos centrales aumentan su balance, no se traduce inmediatamente en inflación porque nosotros, los ciudadanos y las empresas, limitamos el riesgo de la oferta monetaria de destruir el poder adquisitivo de la moneda tomando menos crédito si no lo deseamos. En la expansión cuantitativa la demanda de dinero, los ciudadanos y las empresas, son el freno y el escudo que impide que caigamos en una espiral a la venezolana o argentina.

En el sistema actual, si los ciudadanos y las empresas no demandan más crédito, el mecanismo de transmisión de la política monetaria tiene suficientes contrapesos que impiden que el exceso de dinero cree presiones inflacionarias masivas en bienes y servicios. Eso no lo hace perfecto ni siquiera adecuado. Sí, la flexibilización cuantitativa genera una inflación masiva en los precios de los activos al encarecer mucho el activo más seguro -los bonos soberanos-, pero ciertamente funciona adecuadamente como freno a los riesgos inflacionarios. Los gobiernos, además, también están limitados en sus deseos de endeudamiento por sus presupuestos y controles financieros internos.

La creación de dinero nunca es neutral y beneficia masivamente a los primeros receptores del nuevo dinero creado, los gobiernos, mientras que perjudica masivamente a los últimos receptores, ahorradores y salarios reales.

La moneda digital no solo abriría las puertas a un crecimiento mucho mayor de la oferta monetaria, sino que destruiría todos los mecanismos que impiden que el dinero nuevo sea absorbido por completo por el gasto político y erosione el poder adquisitivo de los sueldos y salarios.


La moneda digital de un banco central puede ser una herramienta muy peligrosa en manos de un planificador central que busque la expropiación de la riqueza y tomar el control de una economía para ponerla completamente en manos de los gobiernos.

Una moneda digital podría abrir el riesgo de eliminar todos los controles sobre el gasto público, ya que los políticos serían los primeros receptores de todo el dinero recién creado y podrían hacerlo sin control presupuestario. Como tal, una moneda digital podría ser utilizada para la nacionalización de la economía.

Cuando los bancos y el mecanismo crediticio se borran de la transmisión de la política monetaria, el riesgo de inflación y destrucción del poder adquisitivo de la moneda aumenta masivamente. Eliminaría la parte de demanda del mecanismo crediticio como freno a la inflación.


Si a los gobiernos se les da una herramienta que les permita gastar todo lo que quieran y tomar el control de la economía, ¿realmente creemos que no la usarán? El lector puede decir que los bancos centrales son independientes y que esta independencia evita que los gobiernos desplacen toda la oferta monetaria y asuman riesgos ilimitados. Lamentablemente, la independencia de los bancos centrales se cuestiona cada vez más y la política monetaria ha pasado de ser una herramienta para ayudar a realizar reformas estructurales a una herramienta para evitarlas. El hecho de que casi en todas las ocasiones los bancos centrales estén tomando medidas para facilitar un mayor desplazamiento del sector privado a favor del público y un mayor control y gasto del gobierno tampoco ayuda.

Una moneda digital solo puede ser una buena idea si los bancos centrales no tuvieran poder en el aumento de la oferta monetaria, si tuvieran reglas claras e irrompibles -como una regla de Taylor- en cuanto a su política, y las medidas discrecionales fueran imposibles. Imposible hoy en día.


Una moneda digital del banco central eliminaría los pocos límites restantes al control gubernamental de la economía.


La privacidad podría desaparecer y se eliminarían los límites al gasto público. Peor aún, el poder de los gobiernos para decidir quién y por qué recibe nuevas unidades de este dinero sería indiscutible.


Eliminaría todos los límites restantes al control gubernamental de la economía.

En un mundo como el actual no se debería plantear ninguna herramienta que pueda abrir la puerta para dar aún más poder y control de la economía, los salarios y los ahorros a los gobiernos, sino avanzar en los mecanismos de control, la independencia de los bancos centrales y fortalecer los límites de la política monetaria.