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¿Tenemos en Guatemala un equilibrio de corrupción?

Redacción
23 de marzo, 2021

En las últimas dos columnas que he publicado he abordado un breve resumen de 5 factores claves para reducir la corrupción y el cómo diseñar una Agencia Anticorrupción efectiva. Sin embargo, es necesario también comprender qué modelos existen para reducir la corrupción y cómo pueden ser herramientas útiles para aquellos que tienen un interés en el tema.

Explicar la corrupción por medio de modelos o enfoques de equilibrio se ha vuelto una de las formas más reciente de comprender este fenómeno. Contrario a otras teorías o enfoques que se basan en factores históricos/culturales o de agente-principal (incentivos), el enfoque de la corrupción como un equilibrio permite tener un balance entre una comprensión individual y la colectiva de por qué ocurre la corrupción, evitando caer en explicaciones deterministas o individualistas de por qué algunos países tienen mayor corrupción que otros. 

Un primer enfoque de equilibrio parte de una explicación de acción colectiva en la que las expectativas y las normas influyen (más no determinan) el comportamiento individual relacionado a la corrupción. Si la expectativa de los distintos actores involucrados en transacciones públicas es que la corrupción es generalizada y que los demás actores van a actuar de forma corrupta, es muy probable que un actor decida no participar o participe bajo esa expectativa.

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Estas expectativas pueden ir desde lo que los servicios más básicos que debe tener cualquier persona como educación, salud y seguridad hasta la corrupción más grande que puede ocurrir en las altas esferas públicas. Para salir de una situación en la que el equilibrio, o en este caso la norma es la corrupción, es necesario modificar las expectativas de la sociedad para que la corrupción deje de ser tolerada.

Otra forma un poco más compleja de analizar la corrupción como un equilibrio es nuevamente evitar un modelo simplista de principal-agente y prestarle más atención a la capacidad colectiva de exigir que exista una gobernanza basada en universalismo ético. Universalismo ético es que todos seamos tratados de igual forma ante el Estado y la sociedad y que no existan privilegios basados en cualquier razón o motivo. 

Para alcanzar o mantener ese universalismo ético, la autora Mungiu-Pippidi propone la siguiente fórmula: Control de Corrupción = Restricciones (Legales + Normativas) – Oportunidades (Poder de Discreción + Recursos Materiales). Este modelo permite incluir una serie de variables que pueden ser modificadas por medio de la acción colectiva para romper un equilibrio de mucha corrupción y moverlo hacia un equilibrio de menor corrupción, siempre reconociendo que ningún país esta libre de sufrir de este mal.

Combatir la corrupción es un asunto complejo que requiere de mucho conocimiento sobre cuáles son las debilidades institucionales que cada uno de los países tiene. No existe una sola receta para combatir la corrupción y replicar instituciones o modelos de otros países suele ser una estrategia equivocada e incluso contraproducente. Es por eso que estos modelos de equilibrio son bastante sensibles al contexto social y político de un país.

¿Cómo podemos aplicar este modelo a Guatemala? Pienso que primero debemos tener un buen diagnóstico de a lo que nos estamos enfrentando. Creo que cualquiera puede argumentar que en este país tenemos un equilibrio de alta corrupción, sin embargo, es necesario explicar más profundamente qué significa esto y cómo se manifiesta. En segundo lugar, es necesario que se encaminen acciones concretas que permitan modificar dicho equilibrio hacia uno en el que la corrupción esté mejor controlada. A mi me gusta decir que Guatemala lo que necesita es que muchas cosas buenas ocurran en muy poco tiempo, identificar cuáles son esas cosas buenas es el siguiente reto.

¿Tenemos en Guatemala un equilibrio de corrupción?

Redacción
23 de marzo, 2021

En las últimas dos columnas que he publicado he abordado un breve resumen de 5 factores claves para reducir la corrupción y el cómo diseñar una Agencia Anticorrupción efectiva. Sin embargo, es necesario también comprender qué modelos existen para reducir la corrupción y cómo pueden ser herramientas útiles para aquellos que tienen un interés en el tema.

Explicar la corrupción por medio de modelos o enfoques de equilibrio se ha vuelto una de las formas más reciente de comprender este fenómeno. Contrario a otras teorías o enfoques que se basan en factores históricos/culturales o de agente-principal (incentivos), el enfoque de la corrupción como un equilibrio permite tener un balance entre una comprensión individual y la colectiva de por qué ocurre la corrupción, evitando caer en explicaciones deterministas o individualistas de por qué algunos países tienen mayor corrupción que otros. 

Un primer enfoque de equilibrio parte de una explicación de acción colectiva en la que las expectativas y las normas influyen (más no determinan) el comportamiento individual relacionado a la corrupción. Si la expectativa de los distintos actores involucrados en transacciones públicas es que la corrupción es generalizada y que los demás actores van a actuar de forma corrupta, es muy probable que un actor decida no participar o participe bajo esa expectativa.

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Estas expectativas pueden ir desde lo que los servicios más básicos que debe tener cualquier persona como educación, salud y seguridad hasta la corrupción más grande que puede ocurrir en las altas esferas públicas. Para salir de una situación en la que el equilibrio, o en este caso la norma es la corrupción, es necesario modificar las expectativas de la sociedad para que la corrupción deje de ser tolerada.

Otra forma un poco más compleja de analizar la corrupción como un equilibrio es nuevamente evitar un modelo simplista de principal-agente y prestarle más atención a la capacidad colectiva de exigir que exista una gobernanza basada en universalismo ético. Universalismo ético es que todos seamos tratados de igual forma ante el Estado y la sociedad y que no existan privilegios basados en cualquier razón o motivo. 

Para alcanzar o mantener ese universalismo ético, la autora Mungiu-Pippidi propone la siguiente fórmula: Control de Corrupción = Restricciones (Legales + Normativas) – Oportunidades (Poder de Discreción + Recursos Materiales). Este modelo permite incluir una serie de variables que pueden ser modificadas por medio de la acción colectiva para romper un equilibrio de mucha corrupción y moverlo hacia un equilibrio de menor corrupción, siempre reconociendo que ningún país esta libre de sufrir de este mal.

Combatir la corrupción es un asunto complejo que requiere de mucho conocimiento sobre cuáles son las debilidades institucionales que cada uno de los países tiene. No existe una sola receta para combatir la corrupción y replicar instituciones o modelos de otros países suele ser una estrategia equivocada e incluso contraproducente. Es por eso que estos modelos de equilibrio son bastante sensibles al contexto social y político de un país.

¿Cómo podemos aplicar este modelo a Guatemala? Pienso que primero debemos tener un buen diagnóstico de a lo que nos estamos enfrentando. Creo que cualquiera puede argumentar que en este país tenemos un equilibrio de alta corrupción, sin embargo, es necesario explicar más profundamente qué significa esto y cómo se manifiesta. En segundo lugar, es necesario que se encaminen acciones concretas que permitan modificar dicho equilibrio hacia uno en el que la corrupción esté mejor controlada. A mi me gusta decir que Guatemala lo que necesita es que muchas cosas buenas ocurran en muy poco tiempo, identificar cuáles son esas cosas buenas es el siguiente reto.