El domingo 14 de enero de 2024 posiblemente tome posesión de la presidencia de la república Bernardo Arévalo; y al partido con el que fue electo “se le fue la media”.
Entre propios porque siendo Semilla un movimiento, y no un partido propiamente dicho, la organización está integrada por la más variopinta colección de intereses particulares que deseaban verse sentados a la mesa con el presidente. Porque había elevadísimas en cuanto al nivel de “wokismo” que debería haber entre los ministros. Porque los semilleros “de hueso colorado” de verdad se creían las consignas electorales como la de #UnFuturoSinCacif. Porque para aquel “mix” de intereses no es suficiente un equipo de ministros en el que la mitad sean hombres y la mitad mujeres, ¿dónde están los indígenas? Ah, sí, hay una; pero por puro “virtue signaling”...lo que incomodó a la dirigencias indigenistas que tantas “yemas” le hicieron a los bloqueos de octubre pasado.
Entre extraños porque muchos de los votantes de Arévalo en realidad no votaron por él y el movimiento que lo acompaña; sino que votaron contra Sandra Torres -como ha ocurrido en las dos elecciones anteriores-, y/o votaron contra el oficialismo que dio toda la impresión de que estaba allanándose el camino para quedarse con la Presidencia sin oposición significativa. Entre extraños porque muchos de los que votaron por Semilla, sin conocer sus entrañas y más con el higado que con la cabeza, descubrieron que “a la hora de rajar ocote” la nueva política no es distinta a la vieja política.
A Semilla “se le fue la media” porque sus dirigentes y su clientela descubrieron que no es lo mismo hacer memes y tiktoks, ni es lo mismo pintar paredes y gritar consignas, ni es lo mismo hacer sonar vuvuzelas y armar barricadas, que organizar un gobierno y armar un equipo…sin cuadros. El “wokismo” estaba bien para los que dicen “todes”; pero es impráctico a la hora de generar confianza desde el gobierno. Un futuro sin Cacif no tiene sentido cuando haces cuentas y descubres que las empresas que son miembros de las cámaras que tienen silla en la sede de la cúpula empresarial son las que pagan los impuestos y sostienen a toda la burocracia y amortizan el endeudamiento.
A mí no me incomoda tanto que haya ministras vinculadas con el Cacif, o con cualquiera otra organización. Pero lo que no debería ser aceptable es que tengan conflictos de intereses. Como la ministra que, habiendo sido ejecutiva de la organización que reúne a los generadores con energía renovable fuera la titular de la cartera que controla la generación de energía y la explotación de petróleo y la comercialización de hidrocarburos. Ella paró renunciando porque no aguantó la presión…política…y porque, de verdad no era prudente su nominación.
¿Qué va a pasar con la ministra que se hará cargo de comunicaciones, infraestructura y vivienda y fue ejecutiva del gremio de constructores?
No es extraño que el titular de Desarrollo sea alguien de adentro de Semilla porque ese ministerio es de muchísima utilidad política/electoral. Tampoco es raro que el ministro que controlará el tesoro sea uno “de la foto”. De hecho, así debe ser…desde una perspectiva política, si entendemos que la política es el arte de conseguir, o conservar el poder en función de intereses.
Se fue la media
Que a Semilla “se le fuera la media” no sorprende; pero lo que si deja pasmado es que fuera así de rápido. Fue nomás anunciando a los ministros y tanto dentro, como fuera del movimiento surgieron los reclamos, los resentimientos, la amargura y el desencanto. Las celebraciones del 20 de agosto y poco después, hoy son un encontronazo con la realidad. A fin de cuentas, es proverbial aquello de que donde hay tres izquierdistas chapines reunidos, hay cuatro, o cinco organizaciones en pugna.
Si Bernardo Arévalo llega a la presidencia llegará con un partido que no lo es; llegará con un movimiento que fue inscrito arbitraria e ilegalmente -por orden superior, porque nadie tomaba en serio y por la irresponsabilidad del Tribunal Supremo Electoral-; llegará por despecho; y llegará con un equipo, que no lo es y está pegado con cinta adhesiva. Aun así, uno no querría que su administración fracasara en mejorar la seguridad y la justicia para los guatemaltecos; uno no querría que fracasara en no estorbar para elevar el nivel de vida y el bienestar de los chapines. Uno no querría que tuvieran éxito los planes alocados -de algunos de sus miembros- en cuanto a una revolución. Uno no quiere que tuvieran éxito los sueños engasados de los admiradores de AMLO, Lula, Xiomara, Maduro, Petro, Correa, y otros de esa especie, ni los de China popular y los de Hamas.
Si tomara posesión, a Bernardo Arévalo y a su administración les deseo éxitos si su compromiso es con la protección absoluta de los derechos individuales de todos los habitantes de la república, sin privilegios; y si se compromete a no expoliar más a la gente y a no causar más inflación.
Si te interesan estos temas visita luisfi61.com/
A Semilla “se le fue la media” en tiempo récord
El domingo 14 de enero de 2024 posiblemente tome posesión de la presidencia de la república Bernardo Arévalo; y al partido con el que fue electo “se le fue la media”.
Entre propios porque siendo Semilla un movimiento, y no un partido propiamente dicho, la organización está integrada por la más variopinta colección de intereses particulares que deseaban verse sentados a la mesa con el presidente. Porque había elevadísimas en cuanto al nivel de “wokismo” que debería haber entre los ministros. Porque los semilleros “de hueso colorado” de verdad se creían las consignas electorales como la de #UnFuturoSinCacif. Porque para aquel “mix” de intereses no es suficiente un equipo de ministros en el que la mitad sean hombres y la mitad mujeres, ¿dónde están los indígenas? Ah, sí, hay una; pero por puro “virtue signaling”...lo que incomodó a la dirigencias indigenistas que tantas “yemas” le hicieron a los bloqueos de octubre pasado.
Entre extraños porque muchos de los votantes de Arévalo en realidad no votaron por él y el movimiento que lo acompaña; sino que votaron contra Sandra Torres -como ha ocurrido en las dos elecciones anteriores-, y/o votaron contra el oficialismo que dio toda la impresión de que estaba allanándose el camino para quedarse con la Presidencia sin oposición significativa. Entre extraños porque muchos de los que votaron por Semilla, sin conocer sus entrañas y más con el higado que con la cabeza, descubrieron que “a la hora de rajar ocote” la nueva política no es distinta a la vieja política.
A Semilla “se le fue la media” porque sus dirigentes y su clientela descubrieron que no es lo mismo hacer memes y tiktoks, ni es lo mismo pintar paredes y gritar consignas, ni es lo mismo hacer sonar vuvuzelas y armar barricadas, que organizar un gobierno y armar un equipo…sin cuadros. El “wokismo” estaba bien para los que dicen “todes”; pero es impráctico a la hora de generar confianza desde el gobierno. Un futuro sin Cacif no tiene sentido cuando haces cuentas y descubres que las empresas que son miembros de las cámaras que tienen silla en la sede de la cúpula empresarial son las que pagan los impuestos y sostienen a toda la burocracia y amortizan el endeudamiento.
A mí no me incomoda tanto que haya ministras vinculadas con el Cacif, o con cualquiera otra organización. Pero lo que no debería ser aceptable es que tengan conflictos de intereses. Como la ministra que, habiendo sido ejecutiva de la organización que reúne a los generadores con energía renovable fuera la titular de la cartera que controla la generación de energía y la explotación de petróleo y la comercialización de hidrocarburos. Ella paró renunciando porque no aguantó la presión…política…y porque, de verdad no era prudente su nominación.
¿Qué va a pasar con la ministra que se hará cargo de comunicaciones, infraestructura y vivienda y fue ejecutiva del gremio de constructores?
No es extraño que el titular de Desarrollo sea alguien de adentro de Semilla porque ese ministerio es de muchísima utilidad política/electoral. Tampoco es raro que el ministro que controlará el tesoro sea uno “de la foto”. De hecho, así debe ser…desde una perspectiva política, si entendemos que la política es el arte de conseguir, o conservar el poder en función de intereses.
Se fue la media
Que a Semilla “se le fuera la media” no sorprende; pero lo que si deja pasmado es que fuera así de rápido. Fue nomás anunciando a los ministros y tanto dentro, como fuera del movimiento surgieron los reclamos, los resentimientos, la amargura y el desencanto. Las celebraciones del 20 de agosto y poco después, hoy son un encontronazo con la realidad. A fin de cuentas, es proverbial aquello de que donde hay tres izquierdistas chapines reunidos, hay cuatro, o cinco organizaciones en pugna.
Si Bernardo Arévalo llega a la presidencia llegará con un partido que no lo es; llegará con un movimiento que fue inscrito arbitraria e ilegalmente -por orden superior, porque nadie tomaba en serio y por la irresponsabilidad del Tribunal Supremo Electoral-; llegará por despecho; y llegará con un equipo, que no lo es y está pegado con cinta adhesiva. Aun así, uno no querría que su administración fracasara en mejorar la seguridad y la justicia para los guatemaltecos; uno no querría que fracasara en no estorbar para elevar el nivel de vida y el bienestar de los chapines. Uno no querría que tuvieran éxito los planes alocados -de algunos de sus miembros- en cuanto a una revolución. Uno no quiere que tuvieran éxito los sueños engasados de los admiradores de AMLO, Lula, Xiomara, Maduro, Petro, Correa, y otros de esa especie, ni los de China popular y los de Hamas.
Si tomara posesión, a Bernardo Arévalo y a su administración les deseo éxitos si su compromiso es con la protección absoluta de los derechos individuales de todos los habitantes de la república, sin privilegios; y si se compromete a no expoliar más a la gente y a no causar más inflación.
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