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Ama la verdad… vive la verdad

Las elecciones que han permitido, para un servidor, sobreanaturalmente, poner por delante la posibilidad de volver a empezar hoy con mayor entendimiento que ayer, esa idea de una República sustentada en la vivencia del Estado de Derecho, es eso: Una nueva oportunidad para un nuevo comienzo...

.
Juan Francisco Callejas |
13 de septiembre, 2023

Ama la VERDAD, vive la VERDAD, lucha por la VERDAD. No existe otro camino para quien persigue ser algo más que un accidente en la alegre realidad de esta vida y estoy seguro de que usted amado lector, persigue ser bastante más que un accidente. Es por ello por lo que teniendo los dones con que ha sido creado tiene la opción en el mejor uso de su vida y su libertad, de escoger influir con sus perspectivas de futuro, la ruta que como individuo que se entiende parte de una familia y dentro de ella, parte de un clan familiar y a su vez parte viva de la vida y el destino de su comunidad y su nación.

Sin duda, la invasión de esa mentalidad de la corrección política que atrapó – y que aún mantiene atrapado a muchos - al individuo, a la familia y a las organizaciones intermedias en la sociedad, tanto en el ámbito empresarial como político, religioso y social, nos llevó al más profundo estado de mediocridad que quizá hayamos vivido y que aún nos mantiene capturado en un letargo mental, físico y hasta espiritual.

Este letargo no solo nos tiene frenados como individuos, familias y nación, sino que impide que asumamos la cuota de responsabilidad que la libertad de la cual gozamos demanda; estamos igualmente aletargados y quizá valga la analogía, drogados, a tal punto que somos partícipes de escoger en un marco jurídico poco demandante a pseudo líderes que han usado el poder político para adueñarse de uno de los tesoros más preciados en la vida del ser humano: su esperanza.

Hemos llegado a un estado tal de aletargamiento que solamente la misericordia de Dios mantiene vivo nuestro espíritu, puesto que hasta este extremo se ha llegado a que somos cautivos y esclavos de la religión, en lugar de ser verdaderamente libres puesto que decimos responder a la existencia de Cristo en nuestras vidas y hacemos invalida la hermosa idea central de las palabras del mismo Jesús: “conoceréis la Verdad, y la verdad os hará libres”.

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Los nuevos gobernantes, tienen la expectativa de contar con el apoyo necesario del soberano que les eligió – no por amplia mayoría, pero finalmente electos legalmente -  y resulta ser que al día de hoy, son muy pocas y quizás llegan a centenas, los ciudadanos guatemaltecos que se reconocen parte viva del pueblo soberano que pueda delegar sin relegar el poder, el control y el mandato de su soberanía en una República democrática y Constitucional como pretendemos vivir en Guatemala.

Estar atrapados como individuos, aletargados por temor y/o hasta por comodidad y no dudo en algunos casos especiales por conveniencia económica de corto plazo, ha echado por la borda los primeros 38 años de esta, la más larga experiencia en la nación para construir una democracia de verdad. Las elecciones que han permitido, para un servidor, sobreanaturalmente, poner por delante la posibilidad de volver a empezar hoy con mayor entendimiento que ayer, esa idea de una República sustentada en la vivencia del Estado de Derecho, es eso: Una nueva oportunidad para un nuevo comienzo.

Es indispensable, necesaria y obligada nuestra participación. Pero, debe ser una participación en la que entendemos verdades que dolorosas, deben impulsarnos por amor a nuestro hijos y nietos a exigir y participar activamente en cambios necesarios en nuestro comportamiento.

Hablarnos con claridad, reconocer nuestras verdades y trabajar para corregir con urgencia lo que verdaderamente nos corrompe, se hace indispensable. Para iniciar este proceso al cual le estoy invitando y si desea escribirme al respecto hágalo, le dejo algunas interrogantes:

 ¿Es de sentirnos orgullosos como nación y más aun como parte de la iniciativa privada saber que vivimos del trabajo, sudor y sangre de los miles de connacionales que mandan sus remesas al país – 20% del valor del Producto Interno Bruto - ?, ¿Es de sentirnos bien, orgullosos y muy listos saber que el monto de lavado de dinero mal habido en el país, si, ese que circula en nuestra economía diariamente, puede equivaler anualmente según las fuentes del Global Financial Integrity (GIF) a US$ 3.8 mil millones al año?, ¿Hemos de sentirnos felices y exitosos por el magro desarrollo económico que tenemos, basado en un monto que no debe bajar de US$  23.8 mil millones de dólares norteamericanos – Q 184.45 miles de millones - y con esto, sustentar una balanza cambiaría muy positiva, aunque una balanza comercial cada vez más deficitaria?

Para reiterar la necesidad de vivir nuestras verdades, cierro por ahora este artículo, citando a Martín Niemoller, a quien se le atribuye este poema reflexión: “Vinieron por los socialistas y dije nada, porque no era socialista. Luego por los sindicalistas y dije nada, porque no era sindicalista. Luego por los judíos y dije nada, porque no era judío. Luego vinieron por mí y no quedó nadie para hablar por mí”. Ánimo y bendiciones, busquemos la verdad, vivamos la verdad y luchemos por la verdad.

Ama la verdad… vive la verdad

Las elecciones que han permitido, para un servidor, sobreanaturalmente, poner por delante la posibilidad de volver a empezar hoy con mayor entendimiento que ayer, esa idea de una República sustentada en la vivencia del Estado de Derecho, es eso: Una nueva oportunidad para un nuevo comienzo...

Juan Francisco Callejas |
13 de septiembre, 2023
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Ama la VERDAD, vive la VERDAD, lucha por la VERDAD. No existe otro camino para quien persigue ser algo más que un accidente en la alegre realidad de esta vida y estoy seguro de que usted amado lector, persigue ser bastante más que un accidente. Es por ello por lo que teniendo los dones con que ha sido creado tiene la opción en el mejor uso de su vida y su libertad, de escoger influir con sus perspectivas de futuro, la ruta que como individuo que se entiende parte de una familia y dentro de ella, parte de un clan familiar y a su vez parte viva de la vida y el destino de su comunidad y su nación.

Sin duda, la invasión de esa mentalidad de la corrección política que atrapó – y que aún mantiene atrapado a muchos - al individuo, a la familia y a las organizaciones intermedias en la sociedad, tanto en el ámbito empresarial como político, religioso y social, nos llevó al más profundo estado de mediocridad que quizá hayamos vivido y que aún nos mantiene capturado en un letargo mental, físico y hasta espiritual.

Este letargo no solo nos tiene frenados como individuos, familias y nación, sino que impide que asumamos la cuota de responsabilidad que la libertad de la cual gozamos demanda; estamos igualmente aletargados y quizá valga la analogía, drogados, a tal punto que somos partícipes de escoger en un marco jurídico poco demandante a pseudo líderes que han usado el poder político para adueñarse de uno de los tesoros más preciados en la vida del ser humano: su esperanza.

Hemos llegado a un estado tal de aletargamiento que solamente la misericordia de Dios mantiene vivo nuestro espíritu, puesto que hasta este extremo se ha llegado a que somos cautivos y esclavos de la religión, en lugar de ser verdaderamente libres puesto que decimos responder a la existencia de Cristo en nuestras vidas y hacemos invalida la hermosa idea central de las palabras del mismo Jesús: “conoceréis la Verdad, y la verdad os hará libres”.

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Estar atrapados como individuos, aletargados por temor y/o hasta por comodidad y no dudo en algunos casos especiales por conveniencia económica de corto plazo, ha echado por la borda los primeros 38 años de esta, la más larga experiencia en la nación para construir una democracia de verdad. Las elecciones que han permitido, para un servidor, sobreanaturalmente, poner por delante la posibilidad de volver a empezar hoy con mayor entendimiento que ayer, esa idea de una República sustentada en la vivencia del Estado de Derecho, es eso: Una nueva oportunidad para un nuevo comienzo.

Es indispensable, necesaria y obligada nuestra participación. Pero, debe ser una participación en la que entendemos verdades que dolorosas, deben impulsarnos por amor a nuestro hijos y nietos a exigir y participar activamente en cambios necesarios en nuestro comportamiento.

Hablarnos con claridad, reconocer nuestras verdades y trabajar para corregir con urgencia lo que verdaderamente nos corrompe, se hace indispensable. Para iniciar este proceso al cual le estoy invitando y si desea escribirme al respecto hágalo, le dejo algunas interrogantes:

 ¿Es de sentirnos orgullosos como nación y más aun como parte de la iniciativa privada saber que vivimos del trabajo, sudor y sangre de los miles de connacionales que mandan sus remesas al país – 20% del valor del Producto Interno Bruto - ?, ¿Es de sentirnos bien, orgullosos y muy listos saber que el monto de lavado de dinero mal habido en el país, si, ese que circula en nuestra economía diariamente, puede equivaler anualmente según las fuentes del Global Financial Integrity (GIF) a US$ 3.8 mil millones al año?, ¿Hemos de sentirnos felices y exitosos por el magro desarrollo económico que tenemos, basado en un monto que no debe bajar de US$  23.8 mil millones de dólares norteamericanos – Q 184.45 miles de millones - y con esto, sustentar una balanza cambiaría muy positiva, aunque una balanza comercial cada vez más deficitaria?

Para reiterar la necesidad de vivir nuestras verdades, cierro por ahora este artículo, citando a Martín Niemoller, a quien se le atribuye este poema reflexión: “Vinieron por los socialistas y dije nada, porque no era socialista. Luego por los sindicalistas y dije nada, porque no era sindicalista. Luego por los judíos y dije nada, porque no era judío. Luego vinieron por mí y no quedó nadie para hablar por mí”. Ánimo y bendiciones, busquemos la verdad, vivamos la verdad y luchemos por la verdad.