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Corre y va de nuevo

¿Los gobernantes realmente quieren que las personas ganen más? Lo que tienen que hacer es generar mejores condiciones para los emprendimientos.

Carolina Castellanos |
17 de diciembre, 2021

 

Parece que ya es costumbre el incremento del salario mínimo cada año. Sin ninguna duda, la presión sindical es la que mueve voluntades. Política es política, traidora, sucia, infame y se mueve por conveniencia. No hay principios que se respeten ni visión más allá de la punta de la nariz de quienes toman las decisiones.

Al final del día, no hay nada nuevo bajo el sol. Año tras año, los empresarios ya sabemos que habrá un incremento. La anquilosada “comisión tripartita”, conformada por sector privado, sindicatos y gobierno, no sirve para nada. Le toca al presidente de turno decidir el porcentaje de incremento. Y así, la historia se repite y seguirá así para la eternidad.

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Ya se ha comprobado, una y otra vez, que este incremento, aunque pareciera poco (4.75% para 2,022), causa desempleo.
Hay muchísimas empresas que no tienen la capacidad económica para hacerle frente al incremento. Adicionalmente, la inflación se incrementa, manifestada con un incremento generalizado de los precios. O sea, a las familias beneficiadas con este incremento no les tardará mucho la alegría porque, dos o tres meses después, su ingreso ya no les dará esa mayor capacidad de compra. Como se titula el libro de Henry Hazlitt, esto es “economía en una lección”.

La solución para esto requiere de una valentía al estilo de los héroes de Marvel ®. Se enfrentan a los peores enemigos (sindicatos del Estado), utilizan herramientas súper poderosas (el imperio de la ley) y logran la tan anhelada paz (calidad de vida).

La razón detrás de esta decisión es que la economía se está recuperando y tendremos un crecimiento del PIB de 7.5%, y que nuestros socios comerciales también se están recuperando. O sea, pongamos la carreta adelante del caballo.

Eso de ser empresario no es tarea fácil. Tampoco lo es gobernar. En países como el nuestro, donde la pobreza sigue siendo extrema en muchas regiones, las medidas populistas, cuyo aparente beneficio es de corto plazo, son las que prevalecen. El siguiente gobierno hará lo mismo.

Las medidas beneficiosas en el largo plazo son aquellas enfocadas a mejorar todo lo que sea necesario para promover un sólido crecimiento empresarial. Esto genera ese anhelado incremento del PIB, que no es más que la suma de todo lo que produjimos en el sector privado. Medidas como tener salario mínimo y, encima de todo, incrementarlo cada año, van en contra de ese crecimiento.

¿Los gobernantes realmente quieren que las personas ganen más? Lo que tienen que hacer es generar mejores condiciones para los emprendimientos. Esto no implica “apoyos económicos”. Sí implica reducir tanta carga impositiva para que los empresarios tengamos más recursos para invertir en los negocios y generar empleos. 

La reacción inmediata de los políticos será “¡no nos alcanzará el dinero!” Ni modo, con un gobierno tan gigante y funcionarios regalando pisto por todos lados para ganar admiración, nunca habrá dinero que alcance. Cada año crece el presupuesto pero nunca hemos visto que se mejoren las condiciones de tanta gente que vive en pobreza extrema, con ese montón de dinero adicional.  Como dijo alguien, “el mejor apoyo social es un empleo”.

Corre y va de nuevo

¿Los gobernantes realmente quieren que las personas ganen más? Lo que tienen que hacer es generar mejores condiciones para los emprendimientos.

Carolina Castellanos |
17 de diciembre, 2021

 

Parece que ya es costumbre el incremento del salario mínimo cada año. Sin ninguna duda, la presión sindical es la que mueve voluntades. Política es política, traidora, sucia, infame y se mueve por conveniencia. No hay principios que se respeten ni visión más allá de la punta de la nariz de quienes toman las decisiones.

Al final del día, no hay nada nuevo bajo el sol. Año tras año, los empresarios ya sabemos que habrá un incremento. La anquilosada “comisión tripartita”, conformada por sector privado, sindicatos y gobierno, no sirve para nada. Le toca al presidente de turno decidir el porcentaje de incremento. Y así, la historia se repite y seguirá así para la eternidad.

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Ya se ha comprobado, una y otra vez, que este incremento, aunque pareciera poco (4.75% para 2,022), causa desempleo.
Hay muchísimas empresas que no tienen la capacidad económica para hacerle frente al incremento. Adicionalmente, la inflación se incrementa, manifestada con un incremento generalizado de los precios. O sea, a las familias beneficiadas con este incremento no les tardará mucho la alegría porque, dos o tres meses después, su ingreso ya no les dará esa mayor capacidad de compra. Como se titula el libro de Henry Hazlitt, esto es “economía en una lección”.

La solución para esto requiere de una valentía al estilo de los héroes de Marvel ®. Se enfrentan a los peores enemigos (sindicatos del Estado), utilizan herramientas súper poderosas (el imperio de la ley) y logran la tan anhelada paz (calidad de vida).

La razón detrás de esta decisión es que la economía se está recuperando y tendremos un crecimiento del PIB de 7.5%, y que nuestros socios comerciales también se están recuperando. O sea, pongamos la carreta adelante del caballo.

Eso de ser empresario no es tarea fácil. Tampoco lo es gobernar. En países como el nuestro, donde la pobreza sigue siendo extrema en muchas regiones, las medidas populistas, cuyo aparente beneficio es de corto plazo, son las que prevalecen. El siguiente gobierno hará lo mismo.

Las medidas beneficiosas en el largo plazo son aquellas enfocadas a mejorar todo lo que sea necesario para promover un sólido crecimiento empresarial. Esto genera ese anhelado incremento del PIB, que no es más que la suma de todo lo que produjimos en el sector privado. Medidas como tener salario mínimo y, encima de todo, incrementarlo cada año, van en contra de ese crecimiento.

¿Los gobernantes realmente quieren que las personas ganen más? Lo que tienen que hacer es generar mejores condiciones para los emprendimientos. Esto no implica “apoyos económicos”. Sí implica reducir tanta carga impositiva para que los empresarios tengamos más recursos para invertir en los negocios y generar empleos. 

La reacción inmediata de los políticos será “¡no nos alcanzará el dinero!” Ni modo, con un gobierno tan gigante y funcionarios regalando pisto por todos lados para ganar admiración, nunca habrá dinero que alcance. Cada año crece el presupuesto pero nunca hemos visto que se mejoren las condiciones de tanta gente que vive en pobreza extrema, con ese montón de dinero adicional.  Como dijo alguien, “el mejor apoyo social es un empleo”.