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El contrato social

Es imperante renovar la educación, trabajar en equipo para participar integralmente en el futuro; reconfigurar y fortalecer la educación pública, como parte esencial de un contrato social...

educación
Diana Brown |
10 de octubre, 2022

El contrato social es una teoría referente al compromiso adquirido por el ciudadano con su Estado; la teoría establece que las personas que viven juntas en una sociedad deben acatar a las normas colectivas de comportamiento moral y político; no se firma un documento con tal fin, es un pacto voluntario entre la persona y la comunidad, para alcanzar a una democracia ética.

El filósofo Thomas Hobbes (1588-1679) indicó que para establecer la paz, ese contrato de convivencia entre hombres es necesario. El concepto no lo propuso in ese término. John Locke (1632-1704) si estableció el concepto de contrato social per se, en el cual se crea la relación entre gobernante y gobernado.  Se presenta como un contrato que instituya un orden social o civil que atienda exclusivamente a las carencias de la ciudadanía, por medio de la aplicación de una justicia o una autoridad que indique las normas que seguir. El más conocido propulsor del contrato social es Jean-Jacques Rousseau, (1712-1778) quien propuso la teoría política: origen y propósito del Estado. “Para vivir en sociedad los seres humanos acuerden un contrato social implícito que les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la libertad completa.”  Cláusulas del contrato: derechos y deberes.

Y el último filósofo que se considera hoy, John Dewey (1859-1952), enfoca un contrato social hacia la educación, considerando a la escuela como elemento para la reconstrucción del orden social. Su visión social aportó que la educación esencialmente no se limita a la comprensión de hechos establecidos, sino que una respuesta adaptativa a la necesidad de la resolución de problemas, y un currículo integrado a las ocupaciones.

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Estableciendo el concepto de contrato social, se examina el documento de la UNESCO (United Nations Educational. Scientific and Cultural Organization) Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación.  

La visión de contrato social educativo ha evolucionado; desde la pre-pandemia, por medio de la tecnología, se iniciaba el concepto de la ciudadanía global, con visitas virtuales a otros países, combinado ejercicios académicos con intercambios sociales. A partir de marzo 2020, y a nivel mundial, la modalidad educativa se tornó  a distancia, con el apoyo de la herramienta de la tecnología, y los dispositivos que se tuvieran al alcance, desde computadoras de escritorio, laptops, tabletas, y teléfonos inteligentes.

El reto de la continuidad en el proceso educativo, ya no solo de país, ni de región, llego a ser a nivel global; requería de otra figura, basándose en la innovación y una capacitación docente instantánea y constante. Se cumplió; y aunque se considera que la crisis de salubridad haya pasado, la crisis educativa, no.  A pesar de los más sinceros esfuerzos por la continuidad del aprendizaje, los procesos si fueron cumplidos, pero sin llegar a la meta deseada del nivel de aprendizaje.

Esta observación, no acusación, ni asignación de culpabilidad, es resultado de los comentarios de los sistemas educativos que han iniciado esfuerzos de recuperación para llenar las brechas, y luego continuar en la ruta del apoyo a la formación académica del alumnado mundial.

Necesariamente, la nueva educación debe responder a una combinación de herramientas, destrezas docentes, metodologías novedosas, pero sobre todas las cosas, una abierta actitud y aceptación al cambio, templada por experiencia, sabiduría y paciencia.

A estos retos se debe responder, de acuerdo con entornos culturales y distintos niveles de necesidad, con una visión mundial, porque los alumnos, al finalizar su carrera académica en el nivel que desearán, vivirán y laborarán en un entorno globalizado. Es imperante renovar la educación, trabajar en equipo para participar integralmente en el futuro; reconfigurar y fortalecer la educación pública, como parte esencial de un contrato social; las metodologías deben basarse en la cooperación, la colaboración con miras a la transformación necesaria; fortalecer la investigación y promover esfuerzos colectivos para forjar una visión compartida, explorando nuevas modalidades de pensamiento en la redefinición de los propósitos de la educación.

El contrato social es un compromiso adquirido para apoyar a la resolución de las necesidades de la ciudadanía. La educación no solo es una necesidad, es un derecho. Cambios fueron impuestos de golpe; hubo adaptación y apertura. Y ahora es cuando integrar lo aprendido y aprehendido en una marcha forzada, a perspectivas amplias, universales, mundiales, enriqueciendo las vías educativas hacia esa integración global, que no es el futuro, es el ahora.

El contrato social inicia y es de cada persona; el involucrarse, buscar soluciones creativas, crear oportunidades antes no contempladas. Se retorna a una actitud imperante: la voluntad. Voluntad para cambiar, voluntad para compartir, voluntad para aprender del par, indistintamente si son del país propio o a ultramar. El contrato social es la respuesta de las necesidades de los individuos, y estos individuos, los alumnos, requieren una nueva educación.

El mundo está abierto y presto a una educación verdaderamente revolucionaria. Y jamás hay que olvidar…

¡La educación es prioridad nacional!

El contrato social

Es imperante renovar la educación, trabajar en equipo para participar integralmente en el futuro; reconfigurar y fortalecer la educación pública, como parte esencial de un contrato social...

Diana Brown |
10 de octubre, 2022
educación

El contrato social es una teoría referente al compromiso adquirido por el ciudadano con su Estado; la teoría establece que las personas que viven juntas en una sociedad deben acatar a las normas colectivas de comportamiento moral y político; no se firma un documento con tal fin, es un pacto voluntario entre la persona y la comunidad, para alcanzar a una democracia ética.

El filósofo Thomas Hobbes (1588-1679) indicó que para establecer la paz, ese contrato de convivencia entre hombres es necesario. El concepto no lo propuso in ese término. John Locke (1632-1704) si estableció el concepto de contrato social per se, en el cual se crea la relación entre gobernante y gobernado.  Se presenta como un contrato que instituya un orden social o civil que atienda exclusivamente a las carencias de la ciudadanía, por medio de la aplicación de una justicia o una autoridad que indique las normas que seguir. El más conocido propulsor del contrato social es Jean-Jacques Rousseau, (1712-1778) quien propuso la teoría política: origen y propósito del Estado. “Para vivir en sociedad los seres humanos acuerden un contrato social implícito que les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la libertad completa.”  Cláusulas del contrato: derechos y deberes.

Y el último filósofo que se considera hoy, John Dewey (1859-1952), enfoca un contrato social hacia la educación, considerando a la escuela como elemento para la reconstrucción del orden social. Su visión social aportó que la educación esencialmente no se limita a la comprensión de hechos establecidos, sino que una respuesta adaptativa a la necesidad de la resolución de problemas, y un currículo integrado a las ocupaciones.

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Estableciendo el concepto de contrato social, se examina el documento de la UNESCO (United Nations Educational. Scientific and Cultural Organization) Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación.  

La visión de contrato social educativo ha evolucionado; desde la pre-pandemia, por medio de la tecnología, se iniciaba el concepto de la ciudadanía global, con visitas virtuales a otros países, combinado ejercicios académicos con intercambios sociales. A partir de marzo 2020, y a nivel mundial, la modalidad educativa se tornó  a distancia, con el apoyo de la herramienta de la tecnología, y los dispositivos que se tuvieran al alcance, desde computadoras de escritorio, laptops, tabletas, y teléfonos inteligentes.

El reto de la continuidad en el proceso educativo, ya no solo de país, ni de región, llego a ser a nivel global; requería de otra figura, basándose en la innovación y una capacitación docente instantánea y constante. Se cumplió; y aunque se considera que la crisis de salubridad haya pasado, la crisis educativa, no.  A pesar de los más sinceros esfuerzos por la continuidad del aprendizaje, los procesos si fueron cumplidos, pero sin llegar a la meta deseada del nivel de aprendizaje.

Esta observación, no acusación, ni asignación de culpabilidad, es resultado de los comentarios de los sistemas educativos que han iniciado esfuerzos de recuperación para llenar las brechas, y luego continuar en la ruta del apoyo a la formación académica del alumnado mundial.

Necesariamente, la nueva educación debe responder a una combinación de herramientas, destrezas docentes, metodologías novedosas, pero sobre todas las cosas, una abierta actitud y aceptación al cambio, templada por experiencia, sabiduría y paciencia.

A estos retos se debe responder, de acuerdo con entornos culturales y distintos niveles de necesidad, con una visión mundial, porque los alumnos, al finalizar su carrera académica en el nivel que desearán, vivirán y laborarán en un entorno globalizado. Es imperante renovar la educación, trabajar en equipo para participar integralmente en el futuro; reconfigurar y fortalecer la educación pública, como parte esencial de un contrato social; las metodologías deben basarse en la cooperación, la colaboración con miras a la transformación necesaria; fortalecer la investigación y promover esfuerzos colectivos para forjar una visión compartida, explorando nuevas modalidades de pensamiento en la redefinición de los propósitos de la educación.

El contrato social es un compromiso adquirido para apoyar a la resolución de las necesidades de la ciudadanía. La educación no solo es una necesidad, es un derecho. Cambios fueron impuestos de golpe; hubo adaptación y apertura. Y ahora es cuando integrar lo aprendido y aprehendido en una marcha forzada, a perspectivas amplias, universales, mundiales, enriqueciendo las vías educativas hacia esa integración global, que no es el futuro, es el ahora.

El contrato social inicia y es de cada persona; el involucrarse, buscar soluciones creativas, crear oportunidades antes no contempladas. Se retorna a una actitud imperante: la voluntad. Voluntad para cambiar, voluntad para compartir, voluntad para aprender del par, indistintamente si son del país propio o a ultramar. El contrato social es la respuesta de las necesidades de los individuos, y estos individuos, los alumnos, requieren una nueva educación.

El mundo está abierto y presto a una educación verdaderamente revolucionaria. Y jamás hay que olvidar…

¡La educación es prioridad nacional!